DOCUMENTO DE TRABAJO N 6 “FEUDALISMO” LA EDAD MEDIA Y EL FEUDALISMO Una nueva organización política, económica y social A partir del s. IX se inicia en la Europa occidental un proceso de feudalización que continuará y se ampliará en los siglos siguientes. Este nuevo sistema se basa en la constitución del feudo y el señorío y se caracteriza por su situación espacial y temporal específicas, por las estrictas relaciones sociales jerárquicas y de dependencia que generó, por el retorno a una economía agraria y por el predominio cultural de la Iglesia Católica. Invasión de pueblos germanos Los pueblos germánicos venían acosando el Imperio Romano desde el s. I. Eran pueblos nómadas con una sociedad estratificada: nobles, libres, libertos y esclavos. Muchos germanos se establecieron como colonos en el territorio del imperio. Sin embargo, las grandes invasiones comenzaron en el 401 d.C. con la irrupción de los vándalos y ya para el 476 el Imperio Romano de Occidente había sucumbido. El emperador Carlomagno En el año 800 Carlomagno fue coronado emperador. Conquistó toda la Europa central y estableció marcas en los territorios de frontera. Adaptó y desarrolló las instituciones de administración y gobierno desde el modelo germánico y romano. Con ello las instituciones feudales se expandieron rápidamente, principalmente porque hubo una cierta continuidad entre los grandes terratenientes romanos y los nuevos propietarios feudales. Por otro lado, con la coronación de Carlomagno se restituye el Imperio Romano en términos políticos territoriales, pero en el ámbito espiritual el antiguo imperio pagano asume la fe cristiana y pasa a denominarse Imperium christianum. Desde entonces y hasta comienzos de la Edad Moderna, el poder y la influencia de la iglesia católica apostólica romana irá creciendo sustantivamente hasta llegar a dominar todos los ámbitos de la vida cultural y política feudal de Occidente. Causas económicas Como en esta época la tierra constituía la única riqueza, los propietarios de tierras buscaron quien los protegiese a ellos y a sus tierras, reconociéndose así vasallos de un señor. De esta forma la tierra pasaba a manos de ese señor, el cual dejaba el goce de ella al antiguo dueño, a cambio del juramento de fidelidad. De esta forma, llegó un momento en que ya no hubo ninguna tierra que no dependiese de un señor. Las tierras en estas condiciones se llamaron feudos. Por otro lado, como los obispados y abadías poseían tierras, los obispos y los abades fueron señores feudales de esas tierras, con los mismos deberes y derechos de los señores no eclesiásticos. Bases de la organización social del feudalismo La nueva administración territorial del imperio impuesta por Carlomagno, tenía en su base a los condes. Éstos recibían su feudo (contrato por el cual los soberanos y los grandes señores concedían tierras o rentas en usufructo, obligándose a quien las recibía a guardar fidelidad de vasallo al donante, prestarle el servicio militar y acudir a las asambleas políticas y judiciales que el señor convocaba) en la investidura. El juramento de fidelidad se daba en el homenaje. Por su parte, los condes nombraban vizcondes, quienes gobernaban el feudo en su ausencia. En las zonas limítrofes, en lugar de condados se crearon marcas, al frente de las cuales se nombraba a un marqués. La administración se desarrollaba en torno a la corte del emperador, el Palatium, y se confundía con los servicios personales. El relativo poder del rey en la sociedad feudal Luego de la muerte de Carlomagno el gran Imperio se disgrega y los condes, vizcondes y reyes avasallados pasan a constituir el fuerte de las autoridades desde sus respectivos feudos. El monarca era un soberano feudal de sus vasallos a quienes estaba ligado por vínculos recíprocos de fidelidad. Los recursos económicos del rey residían casi exclusivamente en sus dominios personales como señor, y sus llamadas a sus vasallos tenían una naturaleza esencialmente militar. El monarca sólo era señor de sus propios dominios; en el resto de su imperio era en gran medida una figura ceremonial. Sin embargo, en la práctica hubo señores feudales tan poderosos como el monarca. Fidelidad al señor feudal Toda la organización social se basaba en el juramento de fidelidad que se daba al hombre que detentaba un grado inmediatamente superior en la escala de la nobleza feudal. Tal compromiso fue denominado vasallaje. El vasallaje se define como un conjunto de instituciones que crean o rigen obligaciones de obediencia y servicio, principalmente de orden militar, por parte de un hombre libre llamado vasallo, hacia otro hombre libre llamado señor y obligaciones de protección y sostenimiento por parte del señor respecto del vasallo. Nominalmente todos los señores eran vasallos del rey. La obligación de sostenimiento del señor implicaba que éste otorgara al vasallo la posesión de una extensión de tierra llamada “feudo”. El feudo o propiedad territorial fue la pieza clave de los lazos de dependencia entre un señor y un vasallo. Trabajar la tierra para el señor del feudo En el feudo vivían campesinos que no eran propiedad personal del señor feudal, pero tampoco eran hombres libres sino “siervos”, condición a la que pertenecían por no poseer tierras. Los siervos estaban obligados a entregar parte de su trabajo agrícola y a realizar determinadas obligaciones laborales para su señor. Hacia el siglo X la gran mayoría del campesinado vivía en condiciones de servidumbre, es decir, los campesinos que ocupaban y cultivaban la tierra no eran sus propietarios. El campesino que era siervo de un señor feudal estaba totalmente sometido a la voluntad de su señor. El poder de la tierra En una sociedad esencialmente agrícola como la feudal, la principal fuente de riqueza y poder la constituye la posesión de tierra. Quien posee la propiedad absoluta es dueño de hacer con su tierra lo que le plazca: distribuirla en su totalidad o sólo en parte o también puede concederla en feudo (ceder su posesión a otra persona mediante el compromiso del vasallaje). Quien obtenía un territorio debía pensar en hacerlo producir, porque la fuente más inmediata de riqueza era la agricultura y, en especial, la producción de cereales, que constituían la base alimenticia. El poder de la Iglesia Católica La Iglesia estuvo íntimamente relacionada con la sociedad feudal. El Papado alcanzó una gran autoridad y prestigio. Generalmente los señoríos contaban con la presencia de un cura que se ocupaba de las cuestiones religiosas dentro de los feudos. Los obispos y abades comenzaron a interesarse más por cuestiones mundanas que por sus obligaciones religiosas: los cargos eclesiásticos eran comprados y vendidos, la vida de los clérigos era fastuosa y los bienes materiales cobraban mayor importancia que la espiritualidad. Durante los siglos X y XI, la Iglesia reaccionó ante estos hechos, intentando retomar la primera reforma eclesiástica. Además del poder eclesiástico fundado en las grandes extensiones de tierra que la iglesia poseía y que administraba como feudos, ésta también tuvo un inmenso poder moral sobre los pobladores. Fue la gran depositaria del conocimiento y de las técnicas de la época. Para una sociedad poco instruida como la feudal, donde muchas veces ni los propios monarcas sabían leer o escribir, sólo la Iglesia poseía dos valiosos tesoros culturales: la lectura y la escritura. Así, el espíritu de la Iglesia Católica dominó la cultura medieval. Pirámide feudal