8 LA VANGUARDIA MONOGRÁFICO ESPECIAL LUNES, 25 ENERO 2016 Sa lu d ¿Por qué ya no huelo? aumatismo, Infección, inflamación y tr ida del olfato rd pé la de as us ca s le pa ci prin H ay quien jura por sus ojos, porque sabe que, sin ellos, su vida cambiaría por completo. Pero, ¿existe alguien que jure por su olfato? Y, sin embargo, el eterno olvidado de los cinco sentidos desempeña un papel fundamental en la percepción del sabor. O, dicho de otro modo, en una de las actividades más placenteras para el ser humano: la de comer. La pérdida total del olfato –la anosmia– mella la calidad de vida de quien la padece; e incluso puede ponerle en riesgo en ciertas situaciones: a través de la nariz, detectamos los escapes de gas o sabemos si la comida está en mal estado. En este brete se hallan, según el estudio Olfacat, una de cada 300 personas. Y casi una de cada cinco padece algún trastorno de pérdida de olfato, un sentido discreto pero clave para el bienestar. Tres causas principales “Es precisamente al comer cuando se suele detectar una alteración en el olfato: las cosas no saben como antes”, explica el Dr. Joaquim Mullol, miembro de la Societat Catalana d’Otorinolaringologia de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya. Las principales causas de la pérdida olfativa, añade, son tres: las infecciones víricas, la inflamación nasosinusal y los traumatismos craneoencefálicos. “Entre las tres, suman alrededor del 70% de los casos”, afirma Mullol. Las infecciones víricas son las responsables de la mayoría de anosmias. “Los resfriados acarrean alteraciones en el olfato por la inflamación de la nariz. Pero, a veces –y p scado Nuueecceess y pe para no dejar de oler La pérdida de olfato puede desembocar en trastornos de ansiedad o incluso depresión. Para mucha gente, la comida es un aliciente. Si el paciente es, además, una persona mayor, puede dejar de sentir apetencia por la comida y ver perjudicada su nutrición. Para prevenir esta situación, algunos expertos recomiendan el consumo de pescado y nueces, ya que algunos estudios recientes han determinado que estos alimentos proporcionan una mayor conservación del olfato. Sin antibiótico L a sinusitis o rinosinusitis bacteriana representa entre el 5% y el 10% de las infecciones del tracto respiratorio superior en niños. Se puede resolver sin tratamiento, igual que la de origen viral, que suele remitir en siete o 10 días. Es por eso que desde el proyecto Essencial, de la Generalitat de Catalunya, se ha desaconsejado recientemente el uso de antibióticos para combatir esta dolencia, a menos que se trate de casos graves, que empeoran o con persistencia de síntomas importantes de las vías respiratorias altas. Y es que el uso injustificado de antibióticos contribuye al sin que se sepa por qué; tal vez por predisposición genética o lesiones en el epitelio neuro olfativo–, lo transitorio se hace permanente. La lesión neuronal no se puede tratar, así que lo único que se puede hacer es estimular la percepción olfativa mediante entrenamiento olfativo”, agrega Mullol. Si, en cambio, el origen es una inflamación nasosinusal –una rinitis alérgica grave o una rinosinusitis crónica con poliposis nasal, por ejemplo–, los antiinflamatorios –básicamente los corticoides intranasales u orales– permiten recuperar el olfato en la medida en que mitigan la inflamación crónica que ha provocado su pérdida. Y es que no hay un tratamiento que mejore la pérdida del olfato, sino tratamientos que desarrollo de infecciones resistentes a estos medicamentos, y acarrea efectos adversos evitables y costes innecesarios. ¿Cuándo se aconsejan? Según las guías de la American Academy of Pediatrics y la Infectious Diseases Society of America, la rinosinusitis aguda bacteriana se diagnostica si persisten los síntomas sin mejora –descarga nasal o tos diurna más de 10-14 días–, empeoramiento –descarga tras la mejora del cuadro viral– o síntomas graves –fiebre de 39ºC o superior y descarga nasal purulenta tres días seguidos–. mejoran la enfermedad que la causa. Si la causa es tratable, el olfato se puede mejorar. Si no, no. En cuanto a los trastornos por traumatismos, se producen, en general, por un movimiento brusco del cerebro dentro del craneo, lo cual ocasiona un fregado de la zona olfativa, que queda dañada. Los latigazos, tan comunes en los accidentes de tráfico, parecen ser una causa habitual de pérdida del olfato –casi un tercio de quienes sufren un accidente de coche pierden olfato–. El tratamiento, en este caso, vuelve a ser la estimulación olfativa: exponer al paciente a diferentes olores durante un tiempo. Así se puede mejorar, aunque sea ligeramente, las puntuaciones de la percepción olfativa. n N. Bogajo ORIGEN } La sinusitis aguda bacteriana es la inflamación de los senos paranasales producida por la infección de las vías aéreas superiores Los expertos desaconsejan tratar la sinusitis en niños con antibiótic os