Las Cartas del Apóstol San Pablo Después de haber estudiado la persona de Pablo, ahora nos adentramos al análisis de sus cartas. Iniciamos ahora un ciclo de formación acerca de los escritos y enseñanzas del Apóstol san Pablo. San Pablo escribe las trece cartas más famosas que existen en el mundo y en ellas se resume todo lo que la Iglesia católica enseña acerca de la fe. I. INTRODUCCIÓN La forma literaria epistolar de la época griega y romana es actualmente muy conocida por la gran cantidad de cartas de ese período que se conservan. Esto permite ver que san Pablo asumió la forma propia de su tiempo. Introdujo, sin embargo, algunos cambios de importancia, lo que trajo como consecuencia que sus cartas pertenezcan a la literatura religiosa. II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer el núcleo del pensamiento de san Pablo. III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer y meditar las cartas de san Pablo, hasta hacerlas vida de nuestra vida. IV. TESIS: San Pablo escribió las catorce cartas más famosas que existen en el mundo y en ellas se resume todo lo que la Iglesia católica enseña acerca de la fe y la moral. Tienen dos partes: una dogmática, es decir, verdades de la fe, y otra moral, es decir, reglas de buena costumbre. La más extensa y doctrinal es la que escribió a los cristianos de Roma. La más corta, a Filemón. Las más apasionantes y fuertes son las dos que escribió a los corintios, corrigiendo algunos errores. La más elevada y difícil es la de los efesios. La más cariñosa, a los filipenses. Las últimas cartas las escribió desde la cárcel, dirigidas a Timoteo y Tito. La primera carta a los Tesalonicenses tiene el mérito de ser el primer escrito del N.T., pues fue escrita antes que los Evangelios. Todas las cartas tienen como autor, o directamente a Pablo, o a discípulos que escucharon directamente a Pablo. V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS: Las cartas las podemos dividir para su estudio en: A) CARTAS KERIGMÁTICAS: 1 y 2 Tesalonicenses (años 50-51). B) GRANDES CARTAS: A los Gálatas, Corintios y Romanos. C) CARTAS DE LA CAUTIVIDAD: Filipenses, Colosenses, Filemón, Efesios. D) CARTAS PASTORALES: Timoteo y Tito A) CARTAS KERIGMÁTICAS: 1 y 2 Tesalonicenses (años 50-51) 1. Situación de la Iglesia: es una comunidad floreciente, suficientemente organizada, firme en la fe, en la esperanza y en la caridad, a pesar de las continuas persecuciones por parte de sus conciudadanos y los judíos. Problemas: ¿qué va a ser de los difuntos sorprendidos por la muerte antes de la venida gloriosa de Cristo Jesús? ¿Cuándo tendrá lugar esta venida? 2. Contenido teológico-espiritual: En la primera: dirige palabras de aliento y consuelo, les recuerda el trato y los desvelos de su predicación y de su trabajo, trata de corregir algunos errores sobre la inminente venida del Señor, les habla de la pureza, del trabajo, del destino de los difuntos, de la vigilancia. En la segunda: puntualiza la doctrina sobre la parusía, diciendo que no es inminente, y por tanto, hay que seguir trabajando, construyendo la ciudad terrena y no dejarse atrapar en las redes de un estéril parasitismo religioso. 3. Estilo: se nota la naturalidad y sencillez, y el tono parenético, es decir, exhortativo y en forma de avisos. Tesalónica, la capital de la provincia romana de Macedonia, era un puerto importante del mar Egeo. Pablo llegó a esa ciudad en el año 50, durante su segundo viaje misionero. Allí fundó una comunidad cristiana, compuesta en su mayor parte de paganos convertidos a la fe. Pero su permanencia en Tesalónica fue muy breve, ya que debido a la oposición de los judíos debió abandonar la ciudad precipitadamente (Hech. 17. 1-15). A su salida, la comunidad quedó sola en medio de la persecución y con una insuficiente formación religiosa. Preocupado por la suerte de los cristianos, Pablo les envió a Timoteo, desde Atenas (3. 1-5). A su regreso, este trajo al Apóstol noticias muy alentadoras: la comunidad se había mantenido firme en la fe y recordaba a Pablo con afecto. Sin embargo, algunos esperaban con impaciencia la Venida del Señor y se negaban a trabajar, resultando una carga para sus hermanos. Otros estaban preocupados, porque suponían erróneamente que los cristianos que ya habían muerto no iban a estar presentes cuando viniera el Señor. Para responder a estas inquietudes, Pablo escribió poco después de su llegada a Corinto, a comienzos del año 51, su PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES: la lectura de esta Carta, como también la de la segunda a los Tesalonicenses, supone una cierta familiaridad con el estilo "apocalíptico", cargado de imágenes y símbolos, que los Profetas y los Escritores judíos solían emplear para anunciar la llegada del "Día del Señor" (5. 2). Se trata de dos cartas del corpus paulino, dirigidas a la Iglesia de Tesalónica (actual Salónica). Ha suscitado notable interés la escatología de las dos cartas (en particular, la confrontación entre los dos escritos). La 1 carta a los Tesalonicenses: es considerada como el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, compuesto probablemente poco después del año 50. En esta carta es más evidente que en otras el hecho de que hay otros remitentes junto con Pablo (en este caso, Silvano y Timoteo). Después de la dedicatoria (1,1), se recoge la acción de gracias de los remitentes (1,2-10), para detenerse luego en la actitud de los anunciadores del Evangelio (2,1-12), concluyendo con una nueva acción de gracias (2,13-16). Se trata a continuación del envío de Timoteo (2,17-3,10). Una plegaria (3,11-13) sirve de transición a la segunda parte de la carta. Siguen las exhortaciones y las enseñanzas para el progreso en la conducta cristiana (4,15): sobre la santificación y el amor fraterno (4,3-12), sobre la suerte de los que murieron antes de la parusía (4,13-18) y sobre la vigilancia con vistas al día del Señor (5,1-11). Se concluye con algunas exhortaciones (5,12-22) y saludos (5,25-28). La 2 carta a los Tesalonicenses: Se discute sobre la autenticidad paulina de 2 Tes; por consiguiente, tampoco es segura la fecha de su redacción: poco después de la 1 Tes o a finales del siglo 1. Después de la dedicatoria (1, 1s) viene una larga acción de gracias y una oración por los destinatarios (1,3- 12). El cuerpo de la carta tiene como objeto las perturbaciones dentro de la comunidad: el autor tiene que precisar que la parusía no es inmediata (2, 1 - 12) y que el creyente tiene que comprometerse en el trabajo (3,6-13). En 2,13-3,5 se repite la acción de gracias y la oración por los destinatarios, mientras que el autor pide también oraciones por él mismo. En 3,14s se ordena reaccionar con fuerza contra el que desobedece; en 3,16-18 se manifiestan los buenos deseos por la comunidad y viene un saludo final autógrafo.