LA CASA DE LAS DONCELLAS. Desde hace algunos años es frecuente que algún forastero o incluso vecino de Los Barrios, pregunte por la historia de la Casa de las Doncellas, ocurriendo, en más de una ocasión, que no se encuentra a quien atinadamente le de noticia acerca de la misma. En cierto modo es comprensible la ignorancia colectiva en el ámbito local, ya que el nombre de Casa de las Doncellas es relativamente reciente. Por tanto, no viene mal que se dediquen unas palabras para puntualizar o aclarar lo que se pueda sobre el particular. Quien escribe oyó decir a su abuela paterna y a otras personas mayores que cuando la “guerra contra los franceses” muchas “mujeres” y “mozas” del pueblo, buscando protección contra los posibles desmanes de la tropa “gabacha”, se refugiaron en una casa de la calle Santísimo. Me imagino que otras muchas personas habrán oído de sus mayores relato semejante. Pero estoy convencido que nunca entonces se le dio la denominación de Casa de las Doncellas. Si no recuerdo mal, tampoco nunca se dijo que esa “guerra contra los franceses” necesariamente fuese la Guerra de la Independencia (1804 – 1814), aunque todo hacía pensar que no podría tratarse de ninguna otra aparte de la misma. La primera vez que aparece publicada una breve referencia sobre dicho suceso fue en Memoria Reglamentaria del Ayuntamiento de Los Barrios de 1959, impresa en Cádiz al año siguiente, donde el secretario municipal Pedro Dávila Carrizosa, basándose en los datos históricos que le ofreció Vicente de Urrutia y Gómez, en sus páginas 11 y 12 escribe: “Otro edificio de carácter histórico es la casa que ocupó don Pedro Gómez Calvo, quien desempeñó importantes cargos de Real nombramiento, entre ellos Alcalde Mayor, Diputado del común por el Ramo de Guerra, General Director de la Yeguada Militar, situada en la calle Santísimo, propiedad de varios copartícipes, y donde está instalada la carnicería de Don Nicolás Ortega Blanco y la Peluquería de Don Juan Gutiérrez García. En esta casa fueron encerrada las doncellas del pueblo, para salvarlas de los atropellos y violaciones de las tropas de la invasión francesa.” Desconozco si la palabra “doncellas”, sustituyendo a la palabra “mujeres” o “mozas” fue introducida por el secretario municipal o si bien éste se limitó a transcribir la información ofrecida por Urrutia. Quienes conocimos personalmente a uno y otro, nos resulta más fácil pensar que la palabra “doncella”, usada ahí para designar a las “mujeres” barreñas y más concretamente aquellas jóvenes solteras que en cuanto a su sexualidad aun conservaban la virginidad, era más propia de Urrutia, cuyas ansias de grandeza y su obsesión por pertenecer a un antiguo linaje hidalgo, se proyectaba con bastante frecuencia en el empleo que hacía en su lenguaje de palabras altisonantes. De cualquier forma fue Vicente de Urrutia quien apuntó que la citada casa había sido morada de su antepasado Pedro Gómez Calvo, a quien ensalzó quizá en demasía, atribuyéndole una destacada categoría social en Los Barrios, que no del todo es conforme con la realidad, como más adelante se advierte. Luego sería Juan Gutiérrez García, funcionario municipal y gran aficionado a la historia local, quien dejó escrita como trabajo póstumo una pequeña obra sobre Los Barrios, que, en homenaje a su persona, fue publicada por el Ayuntamiento de Los Barrios en 1981 y en cuya página 14 se reproducía parcialmente lo que años antes se decía en la citada memoria municipal: “Cuenta la tradición que la casa situada en la calle Santísimo, nº 24, fue reducto para cobijar a las doncellas y mujeres, contra la villanía y los ultrajes que cometían los ejércitos franceses. En esta casa de recios muros y fuertes puertas, y de una estructura muy buena, aparece una inscripción en el dintel de su puerta principal y esculpida en la piedra, que es como sigue: BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO.1779”. Juan Gutiérrez García, a través de dicha obra póstuma, pone de manifiesto que consultó y leyó algunas de las memorias municipales entre las que se debía encontrar la antes citada. Pero, por razones que desconocemos, omitió decir que en la referida casa, de la que entonces eran copropietarios sus padres, en un tiempo lejano había sido propiedad de un antepasado de Urrutia, denominado Pedro Gómez Calvo, tal como se decía en la aludida memoria municipal del año 1959. Tampoco especifica si la “guerra contra los franceses” correspondía a la Guerra de la Independencia. Unos años mas tarde, en 1984, se publicó en Cádiz un libro sobre Los Barrios, que formaba parte de la Colección Los Pueblos de la Provincia de Cádiz, editada por la Diputación Provincial, bajo la dirección de Ramón Corzo Sánchez, que entonces también era director del Museo Histórico Provincial. Es en dicho libro, página 54, donde, al referirse a los sucesos ocurridos durante la Guerra de la Independencia en Los Barrios, por primera vez aparece escrita la denominación de Casa de las Doncellas, cometiendo el error de extrapolar las noticias al respecto suponiendo que con tal nombre ya era conocida en Los Barrios: “Es de reseñar que durante una de las incursiones francesas, en la casa de Don Pedro Gómez Calvo – que fue Alcalde Mayor y ocupó otros importantes cargos de rango nacional – situada en la calle Santísimo nº 22, fueron encerradas las doncellas del pueblo para salvarlas de los atropellos y violaciones de las tropas francesas, por lo que se conoce a esa casa como Casa de las Doncellas.” Y más adelante en la página 89 vuelve a mencionarla: “La casa de las Doncellas está situada en la calle Santísimo nº24, en ella protegían a las mujeres contra el ultraje del ejército francés. Esculpida en la piedra que forma el dintel de la fachada puede leerse la siguiente inscripción: BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO. 1779”. No cabe duda que de ahí proviene la actual denominación de la Casa de las Doncellas. Sin embargo, poca novedad se añadía acerca de la veracidad del suceso, origen de la casa o primer propietario conocido. Dicha tarea de investigación histórica aun sigue sin realizar. Por el texto grabado sobre el dintel de la puerta no cabe duda que esa casa fue construida en 1779, año en que Los Barrios alcanza un fuerte auge urbanístico debido al comienzo del Gran Sitio de Gibraltar (1779 – 1783). Como consecuencia del mismo un crecido número de fuerza militar, principalmente de caballería, se estableció en la población, lo que motivó la construcción de nuevas viviendas, entre otras la que ahora interesa, aunque se desconoce si su primer propietario era un militar de graduación o simplemente un vecino civil de Los Barrios. Tampoco se sabe en la actualidad si la invocación religiosa que contiene su dintel está motivada: a) bien para manifestar una mera devoción personal de su propietario hacia el culto del Santísimo Sacramento de la Eucaristía; b) bien por estar edificada en la propia calle Santísimo; c) o tal vez para resaltar su cercanía al pozo del Santísimo, que según la tradición popular era el pozo más antiguo que existía en la población, incluso anterior a la ermita de San Isidro, ya que se consideraba que tenía un origen árabe; d) tampoco debe olvidarse la devoción hacia el Santísimo que profesaba tanto el canónigo y chantre de la catedral de Cádiz Bartolomé de Escoto y Bohorquez, que fue quien erigió la ermita de San Isidro en Los Barrios hacia 1698, ya que desde hace tiempo relaciono la fundación de la ermita con una antigua y gruesa lápida de mármol que rescaté del antiguo cementerio cuyo texto dice: ALABADO / SEA EL SAN / TISSIMO SACRAMENTO / DE 1698; e) asimismo en su día propuse que podría estar relacionada con la cofradía del Santísimo o con la obra pía denominada en la documentación antigua como “caudal del santísimo” que instituyó el también canónigo y chantre de la Catedral de Cádiz Juan Felipe García de Ariño y Escoto que era sobrino y sucesor del anteriormente citado y que fue quien permitió que los primeros exiliados gibraltareños se estableciesen en torno a la ermita; f) por último, aunque se sabe que el administrador de dicho Caudal del Santísimo, Martín Muñoz Lozano, antes de morir en 1762, mostró su intención de intervenir parte del dinero perteneciente a dicha obra pía en construir una casa, hasta ahora no se ha podido documentar que dicha casa pudiese corresponder con la supuestamente denominada Casa de las Doncellas. Son demasiados interrogantes. Quizá algún día los libros de protocolos notariales de Algeciras desvelen la duda. Pero aun queda por analizar la veracidad del suceso bélico que supuestamente ocasionó la protección de las mujeres barreñas por parte del alcalde mayor Pedro Gómez Calvo como le atribuía su descendiente Vicente de Urrutia. En primer lugar, aunque hace algunos años, dentro de un homenaje colectivo al profesor D. Carlos Posac Mon, presenté una extensa y pormenorizada crónica de lo que aconteció en Los Barrios durante la Guerra de la Independencia, que lamentablemente todavía permanece inédita, debo advertir que en ninguno de los documentos consultados encontré la más mínima referencia acerca del citado refugio que encontraron las mujeres de Los Barrios en dicha casa en calle Santísimo, para protegerse de las posibles tropelías de los soldados invasores, aunque reconozco que entre los documentos consultados faltaban los de 1811. A pesar de todo, esa ausencia de prueba documental no necesariamente debe suponer la falsedad del suceso aludido, ya que muy bien podría haber ocurrido en una de diversas entradas que las tropas francesas hicieron en el pueblo. Ahora bien lo que no cuadra con los datos publicados en su día es que Pedro Gómez Calvo fuese alcalde mayor de Los Barrios durante la Guerra de la Independencia, ya que según consta en la relación de alcaldes de Los Barrios que se publicó en Benarax, 19 (1997) páginas 16 – 19, José Oliva y Denia fue alcalde entre 1805 – 1810, Joaquín María Eguiguren en 1812 y Jose Abreu y Orta en 1814, ocupando interinamente la alcaldía los regidores Bartolomé del Castillo en 1812 y Marín Méndez la alcaldía en 1813, desconociéndose cuál de ellos pudo desempeñar el cargo en 1811. años más tarde, en 1821, aparece como alcalde de Los Barrios, Pedro Manuel Gómez Calvo, que no cabe duda, debe tratarse de antepasado de Urrutia. Así pues surge una disyuntiva o bien cuando se refugiaron las mujeres en la Casa de Pedro Gómez Calvo durante la Guerra de la Independencia éste todavía no era alcalde de Los Barrios, o bien las tropas francesas de las que se protegieron no se trataban de los ejércitos napoleónicos que invadieron la población entre 1811 y 1812, sino el ejército de soldados franceses al mando del duque de Angulema; conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis que también invadieron España en apoyo del restablecimiento del Gobierno absolutista de Fernando VII, tras el corto paréntesis del Trienio Liberal (1820 – 1822) instaurado tras la sublevación de Riego, ejército que estuvo presente en Los Barrios como algún día pondré de manifiesto. Tampoco se ha podido confirmar que el referido Pedro Gómez Calvo fuese general director de la Yeguada Militar como pretendía Vicente de Urrutia porque hasta ahora han sido negativo los informes solicitados al respecto al Servicio Histórico Militar; tampoco el cargo de “diputado del común” que rimbombantemente le atribuía su descendiente iba más allá de la categoría municipal, semejante a la de los regidores de entonces que equivalen a los actuales concejales; además de haber confirmado esos datos el propio Vicente de Urrutia lo habría citado después en sus antecedentes familiares, con la pretensión fallida de ingresar personalmente en la Real Maestranza de Zaragoza, como se dice en una carta del mismo que afortunadamente poseemos. Algún día contaremos en Benarax lo que se sabe sobre Pedro Manuel Gómez Calvo, quizá para entonces, también estén aclarados algunos de los otros interrogantes que siguen existiendo en torno a la denominada Casa de las Doncellas. Hasta entonces, con independencia de que se confirme o no la veracidad del lejano y singular suceso que allí puedo tener lugar, confiamos, en que dicho edificio, se conserve y restaure porque tiene elementos arquitectónicos y culturales suficientes para formar parte de nuestro patrimonio urbanístico local. Extracto de la publicación revista BENARAX boletín nº 27- 1999