República restructurada en el Estado de México: agitación política y

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República restaurada en el Estado de México...
República restaurada en el Estado de
México: agitación política y avances
económicos
María del Carmen Salinas Sandoval*
36
1999
La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El Colegio
Mexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Se
agradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente el
texto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidad
exclusiva del(de los) autor(es). D.R. © El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec,
México. Teléfonos: (722) 279-99-08, 218-01-00 y 218-00-56; fax: ext. 200; E-mail: ui@cmq.edu.mx Correspondencia: Apartado
postal 48-D, Toluca 50120, México.
*E-mail: csalinas@cmq.edu.mx
María del Carmen Salinas Sandoval
RESUMEN
Con el triunfo de la nación mexicana sobre el ejército francés, el Imperio de
Maximiliano de Habsburgo y los conservadores mexicanos, se confirmaron los
principios republicanos, que se querían imponer en el país, desde 1824. A partir
de ese triunfo hasta que tomó el poder el general Porfirio Díaz se conoce como
«República Restaurada» (entre 1867 y 1876). Periodo en el cual se centra este Documento de Investigación, como época histórica imprescindible para analizar, por
una parte, los logros económicos y políticos que se dieron durante la administración porfirista y por otra, los asuntos que esta administración desdeñó, pero que ya
daban aviso de su gravedad.
El trabajo está dividido en dos partes, en la primera se trata la situación nacional,
que se desarrolló con los gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada;
y en la segunda el acontecer estatal, con los principales sucesos ocurridos en el
Estado de México.
Las administraciones de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada se desenvolvieron entre: los problemas electorales, las ambiciones militares, la constante actividad legislativa, los requerimientos de infraestructura, la falta de comunicaciones,
la necesidad de educación pública, las revueltas políticas en busca del poder y los
levantamientos de indígenas. Estas problemáticas fueron atendidas en el Estado de
México, como en otros estados de la República, principalmente en los siguientes
puntos: la sucesión de las autoridades, los fundamentos para impulsar los cambios
económicos, educativos y en infraestructura, la erección de los estados de Morelos
e Hidalgo y las alteraciones de la paz pública.
La República Restaurada fue una época de transición y agitación política, que buscó crear los fundamentos legales impregnados de derechos liberales, para terminar con los restos coloniales.
La modernización impulsada durante esa época fue un objetivo de sumo interés,
que se retomó en el régimen de Porfirio Díaz, alcanzando importantes logros; sin
embargo el ideal republicano de aquel momento se vio opacado con las prácticas
políticas de los gobiernos porfiristas.
2
3
República restaurada en el Estado de México...
INTRODUCCIÓN
E
l fin de la guerra de intervención fran
cesa y del imperio de Maximiliano de
Habsburgo, en junio de 1867, representó
un triunfo de la nación mexicana; no sólo por la
derrota de un poderoso ejército europeo, sino por
el predomino de las instituciones republicanas
y por la comunión de diferentes voluntades, que
habían estado dispersas en el país, para enfrentarse al enemigo extranjero. Con este triunfo se
complementaron las ideas y leyes reformistas dadas por los liberales mexicanos, antes y después
de la Constitución de 1857, dirigidas a edificar
una patria nueva, tratando de derruir restos de
un pasado colonial que detenía el progreso y la
modernidad.
Con la victoria de la nación sobre sus opresores franceses y los conservadores mexicanos,
se confirmó la República y las ideas que la sustentaban, que habían estado en peligro. De ahí
el nombre de «República Restaurada» como se
conoce al periodo de gobierno que presidió al
Imperio de Maximiliano, entre 1867 y 1876.
Presentamos un breve recorrido sobre este
importante periodo de nuestra historia. Iniciamos
con un panorama a nivel nacional de las administraciones de Benito Juárez y de Sebastián
Lerdo de Tejada, que marcaron la dirección del
acontecer de la República; para después centrarnos en el rumbo que tomó el Estado de México. La pregunta que motivó este Documento
de Investigación es ¿Qué representó la República
Restaurada en el advenimiento del porfiriato?
1. ADMINISTRACIONES
DE JUÁREZ Y LERDO
En julio de 1867, el gobierno legalmente establecido representado por Benito Juárez, Sebastián
Lerdo de Tejada, José María Iglesias e Ignacio
Mejía entró triunfante en la ciudad de México,
después de cuatro años de peregrinar por el país.
El presidente Juárez, con la autoridad moral que
tenía como defensor de la República y como
Presidente Constitucional de la República Mexicana, dirigió a los mexicanos un manifiesto. En
el cual, se comprometía a cooperar al bienestar
y a la prosperidad del país e invitaba a los ciudadanos a respetar las leyes y a obedecer a las
autoridades elegidas por el pueblo. Juárez había terminado de enfrentarse a los imperialistas,
pero le esperaba una lucha igualmente importante, la difícil situación interna, económica,
política y social.
Si las armas habían desarticulado los baluartes reaccionarios, aún quedaban grupos descontentos que añoraban restaurar un régimen conservador, y junto a ellos muchas gavillas de
asaltantes, secuestradores, malhechores que sin
bandera alguna robaban. También existía una
clase militar ambiciosa, ansiosa de recompensa
y de mando. Los oficiales del país, en la mayor
parte de los casos, tenían un influjo considera-
María del Carmen Salinas Sandoval
ble en sus provincias de origen o en las que
habían actuado.1
Otra faceta importante a observar era la actitud de autonomía de los parlamentarios del Congreso, que se había disuelto durante la lucha, y
que ahora reclamaban no sólo participar en el
gobierno, sino decidir por sí solos cuanto debería hacerse.
Una de las primera tareas de Juárez fue convocar a elecciones generales en las que el pueblo pudiera libremente elegir al presidente de
la República, a los diputados federales y a los
magistrados. Juárez y Lerdo propusieron una serie
de reformas a la Constitución y a la ley electoral, en agosto de 1867. La polémica se centró en
torno a si debían o no ser restringidas las atribuciones del poder Legislativo en favor del poder
Ejecutivo. El primero se dividiría en dos cámaras, y el Presidente podría poner veto suspensivo
a las resoluciones del Legislativo. Esta medida fue
considerada por los opositores como un deseo
de convertir al parlamento en un cuerpo dócil.
Sin embargo, los gobernantes sólo pretendieron
dar equilibrio a la organización de los poderes
públicos. Las reformas fracasaron despertando una
feroz oposición, aunque fueron presentadas a toda
la nación en forma plebiscitaria.2
En diciembre se efectuaron las elecciones,
y aun cuando las propuestas enunciadas mermaron la popularidad de Juárez, éste triunfó frente
al general Porfirio Díaz, postulado por el Partido Constitucionalista. En el Congreso, también logró una mayoría, pero ésta se manifestó poco dispuesta a ceder ante las consignas presidenciales
y a probar todos sus actos. Fue electo presidente de la Suprema Corte de Justicia Sebastián Lerdo
de Tejada.
El gobierno, a través del ministro de Guerra Ignacio Mejía, organizó al ejército, licenciando
a todos los contingentes que no se creyeron necesarios. Informó, en julio de 1867, que el ejército quedaría reducido a 20,000 hombres, de un
1
González, 1981, pp. 899-908.
La administración Pública en la Época de Juárez, 1974, vol.
3, pp. 47-49.
2
4
total de 60 a 80 mil efectivos.3 Las tres figuras
más importantes del mundo militar fueron: Jesús
González Ortega, Mariano Escobedo y Porfirio
Díaz. Este último apoyado por liberales que poco
a poco se iban separando de Juárez: Manuel
María de Zamacona, José María del Río, Francisco
Gochicoa, Lorenzo Elízaga, Felipe Buenrostro,
José Valente Baz, Ignacio Ramírez el Nigromante,
Ignacio Manuel Altamirano, Justo Benítez y Vicente Riva Palacio.
Las ambiciones militares representaban uno
de los problemas más graves. Éstas se transformaron en sublevaciones, que se reprimieron con
fuerza; entre ellas las rebeliones del general
Miguel Negrete de 1868 y 1869, y las del estado de San Luis Potosí con ramificaciones en otras
ciudades Zacatecas, Guadalajara y Orizaba. Estas últimas encabezadas por los generales Francisco Aguirre, Pedro Martínez y Trinidad García
de la Cadena y el coronel Jorge García Granados,
quienes en un plan lanzado en San Luis desconocían a Juárez, pero no al Congreso ni a la Corte.
El presidente Juárez decretó en diciembre
de 1867 el Estado de Sitio en Yucatán por intentos
de restauración imperialista; en abril de 1868
suspendió las garantías constitucionales, de mayo
a diciembre. En 1869 suspendió esas garantías
para acabar con plagiarios y salteadores. En 1870
y 1871 gozó también de esas facultades; y se
arrogó facultades en materia de hacienda y guerra
que creyó necesario tener.4
La pobreza crearía inquietud y rebeldía. Los
grupos políticos ajenos al poder tenderían a fomentarlas, al igual que el motín y el plagio. Por
ello, consolidar la paz y cuidar los intereses privados, fueron el objetivo prioritario del programa de la República Restaurada. Así lo reiteró
Juárez en la clausura de sesiones del Congreso,
en diciembre de 1867.5
La actividad legislativa en este periodo fue
intensa y valiosa. Se dictaminó la ley del 25 septiembre de 1873, sobre adiciones y reformas a
3
La administración pública en la época de Juárez, 1974, vol.
III, p. 24.
4
Cosío Villegas, 1984, vol. I, pp. 227-282.
5
La administración pública en la Época de Juárez, 1974, vol.
3, pp. 63-64.
5
República restaurada en el Estado de México...
la Constitución y la ley reglamentaria del 14 de
diciembre de 1874. Buena parte se centró en un
vasto y ambicioso sistema educativo, impregnado de una filosofía pedagógica liberal.
El Ejecutivo consiguió, impulsado por Lerdo
establecer el Senado, asegurando que de esa manera estaría asegurada la voluntad nacional. Esta
iniciativa fue aprobada en diciembre de 1874,
y la división del Congreso de la Unión en diputados y senadores empezaría a regir hasta septiembre de 1875.
Si el país tenía una organización política
que le daba su constitución era preciso completar esa estructura mediante la elaboración de los
códigos que rigieran los derechos civiles de las
personas y que velaran por su libre y legal ejercicio. Los códigos civil de 1870 y el Penal de
1871, se habían comenzado a elaborar antes de
la intervención. Con ellos el país contó con una
vasta y eficaz legislación, que mostró el anhelo
de los reformistas por hacer de México un país
que al amparo de sabias y modernas instituciones ingresara en la modernidad y asegurara su
progreso.
Aunada a la falta de relaciones con las potencias europeas, estaba el problema de cubrir
la deuda externa, originada desde los primeros
años de nuestra vida independiente, que se había acrecentado y dado lugar a la intervención
tripartita (España, Francia e Inglaterra). José María
Iglesias se enfrentó a una deuda pública externa de $375,493, 256 y una interna de $78,669,604,
lo que daba un total de $454,162,860. Los ingresos federales eran de $18,537,794. La gestión
hacendaria de Iglesias tuvo éxito, pues logró
reducir a 87 millones los 454 de la deuda, de
ellos correspondían a la extranjera 84 millones,
que sometidos a convenciones trataron de irse
pagando posteriormente.
Al Abandonar Iglesias el Ministerio de Hacienda fue sustituido por Matías Romero quien
reorganizó la administración pública hacendaria.
Se negó a celebrar contratos de agiotistas, no impuso gravamen alguno a la nación, reconociendo reclamaciones exageradas; no hizo exacción
extraordinaria de dinero; amortizó más de 20
millones de pesos de la deuda pública; hizo los
pagos de los impuestos con mayor regularidad
que en épocas anteriores; estableció el imperio
de las leyes fiscales en todo el país; regularizó
la contabilidad fiscal de la federación e introdujo adelantos desconocidos hasta ese momento;
mejoró la disciplina de las oficinas a su mando;
y sentó las bases para la moderna hacienda pública mexicana con sus reformas al arancel y con
la ley del timbre.6
Las comunicaciones ocuparon lugar preferente en el progreso material de México. El telégrafo introducido en 1849, por Juan de la Granja,
contaba en 1867 con 1,874 kilómetros de líneas.
Veinte años después, habían aumentado a 4,189
kilómetros y en 1872 sumaban 7,776, más 1,321
que se tendían en varias direcciones. Los caminos formaban en 1865 una red, aunque todavía
elemental.
Al iniciar el Presidente Juárez su administración, consciente de la necesidad de construir
ferrocarriles otorgó, en noviembre de 1867, una
amplia concesión a una Compañía Inglesa para
continuar con la construcción del ferrocarril MéxicoVeracruz. Concesión que provocó fuerte oposición
en el Congreso, pero que a la postre fue aprobada (noviembre de 1868). El 16 de septiembre de
1869 se inauguraba el tramo Apizaco a Puebla y
el 20 de diciembre de 1872 fue concluida esa obra
extraordinaria para su época.7
En 1871, se presentaron en la palestra para
ocupar el Ejecutivo federal tres candidatos, el presidente Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada
y Porfirio Díaz. Juárez tenía un gran prestigio,
debido a que durante muchos años había planeado un programa de gobierno que se empezaba a
ver cristalizado, con el respeto internacional, en
la creación de instituciones firmes y efectivas. Se
sentía un leve mejoramiento de la economía y en
la realización de obras públicas.
Lerdo de Tejada había realizado directa e indirectamente su candidatura influyendo en el Congreso, en los gobiernos locales, en los jefes militares y en el periodismo, y permitiendo la
formación de grupos políticos que trabajaban con
astucia y eficacia para conseguir adeptos.
6
7
De la Torre Villar, 1987, p. 198
González, 1981, pp. 921-922.
María del Carmen Salinas Sandoval
Porfirio Díaz, derrotado en las anteriores
elecciones, comenzó a hacer preparativos para
organizar una revuelta en caso de que las elecciones fueran fraudulentas. En noviembre de
1871, el general Díaz publicó en el Diario Oficial de Oaxaca el Plan de revuelta, firmado en
La Noria, su hacienda del Valle de Oaxaca. Estuvo presionado por sus partidarios, principalmente por Justo Benítez y Félix Díaz, quien como
gobernador declaró que Oaxaca reasumía su soberanía e independencia. Porfirio Díaz enarbolaba la Constitución de 1857 como bandera, criticaba la labor política y administrativa del
régimen y la negación de la libertad ciudadana,
y proponía un programa cuya elaboración confiaba a una convención de tres representantes por
estado, la cual designaría al presidente constitucional.8
En la elaboración del plan de La Noria intervinieron, además de Justo Benítez, las pretensiones o agravios de un grupo de importantes militares que se dirigieron a Díaz en septiembre de
1871, conminándole que encabezara la rebelión
que derrocara a Juárez. El plan se convirtió en
la bandera del descontento. Los resultados electorales fueron: Juárez 5,837 votos, Díaz 3,555 y
Lerdo 2,874. Las elecciones habían terminado en
violencia y fraudes que preludiaban ese resultado.
La revuelta de la Noria fue vencida tanto
por el ejército juaristas como por fallecer Juárez
el 18 de julio de 1872, víctima de un infarto del
miocardio. Las leyes fundamentales del país señalaban que en ausencia o desaparición del presidente, sería el presidente de la Suprema Corte de Justicia quien le sucediera interinamente.
Así llegó súbitamente Lerdo de Tejada al poder
el 19 de julio de 1872.
Convocó elecciones para presidente constitucional; el Congreso declaró el 16 de noviembre 10,502 votos para Lerdo, contra 680 de Díaz
y 136 en favor de otros candidatos. Lerdo era el
presidente electo para gobernar el cuatrienio
correspondiente del 1º de dic. de 1872 al 31 de
nov. de 1876.9 Lerdo ejerció una injerencia pre8
9
De la Torre Villar, 1987, p. 190.
De la Torre Villar, 1987, p. 193.
6
ponderante sobre su ministerio. Su gobierno se
caracterizó por ser de carácter personal, en el
que su inteligencia alternaba con su negligencia
en la atención de los negocios, lo que le causó
enemistades.
Decretó amnistía a los sublevados de La
Noria para restablecer la paz. Empezaron a hacerlo: Miguel Negrete, Luis Mier y Terán, José
Cosío Pontones, Aureliano Rivera, Pedro Martínez,
Jerónimo Treviño y Donato Guerra escogieron
el camino de la paz. Porfirio Díaz fue el último
en pedir su amnistía en octubre.
En 1873 hubo elecciones para la séptima
legislatura del Congreso de la Unión, los candidatos gobiernistas obtuvieron mayoría, no por el
voto del pueblo sino por fraudes realizados al
violar la Ley Electoral. La misma actitud de imposición de funcionarios se siguió en la sustitución de algunos gobernantes. Iglesias, como Presidente de la Suprema Corte de Justicia, no
soportó las violaciones al sufragio, la imposición
de autoridades y la destitución caprichosa; se
separó de la administración de Lerdo llegando a
ser su opositor político.10
También hubo otro tipo de opositores: el
movimiento rebelde de Manuel Lozada que fue
el líder de los grupos indígenas coras y huicholes
de la Sierra de Nayarit; y se desarrolló la revolución cristera en Michoacán y Jalisco entre 187576, que tuvo como causa principal protestar por
la aplicación de las medidas reformistas que herían
la sensibilidad de los católicos mexicanos. Éstos
se sublevaron desconociendo la Constitución de
1857 y los poderes de la nación, mezclándose
problemas agrarios. Para combatir esta revuelta,
que al final degeneró en un bandolerismo, fue
designado el general Mariano Escobedo.
Otro movimiento opositor estuvo encabezado por Vicente Riva Palacio, enemigo de Lerdo, y los generales Sostenes Rocha y Francisco
Carrión, bautizado como «la Revolución soñada».
Riva Palacio desde El Ahuizote mantuvo una campaña de oposición contra Lerdo. Como resultado de la oposición era explicable que apoyara
el grupo opositor más fuerte que era el de Porfirio
10
De la Torre Villar, 1987, pp. 194-195.
República restaurada en el Estado de México...
Díaz. Riva Palacio formó un Plan revolucionario
desconociendo a los tres poderes y a sus funcionarios. Desarticulado este movimiento en las
postrimerías del régimen lerdista, sus dirigentes
sólo observaron con paciencia.
En 1872, Francisco Mejía, como Ministro de
Hacienda, se enfrentó a una hacienda pública
deficitaria por la revuelta de la Noria. Se propuso hacer más eficiente la administración fiscal,
mantuvo un sistema de vigilancia hacendaria
continua, organizó a los funcionarios e impuso
orden. En 1873-1874 aparecía un déficit de 6
millones, pero señalaba que el ministerio cubriría todos los gastos con las rentas naturales de
la República, sin tener que recurrir al agio. Mejía
evitaba comprometer sus finanzas realizando
obras públicas, como los ferrocarriles.11
Los avances en las comunicaciones fueron:
la red telegráfica se incrementó de 1872 a 1875
en 2,600 km. alcanzando más de 9,000 km.; los
caminos aumentaron; el ferrocarril MéxicoVeracruz quedó inaugurado el 1° de enero de
1873; y parte de la línea al norte, hasta León se
comenzó en 1875 por los señores Camacho y
Mendizábal. Se inició así lo que sería el Ferrocarril Central.
También las administraciones de Juárez y
de Lerdo tuvieron interés en iniciar una reforma
educativa, que creó todo un sistema educativo
que tuvo trascendencia durante varias décadas
posteriores.
En las postrimerías de 1875 la agitación política se acrecentó. Los opositores porfiristas vigilaban todos los actos del gobierno, particularmente los electorales. En la renovación del
Congreso de 1875 se dio el triunfo de lerdistas
bajo el fraude electoral, reflejándose con esto las
pretensiones releeccionistas de Lerdo.
Consolidar el poder como había hecho
Juárez, aún a costa del relajamiento constitucional, significaba el principio de la estabilidad. Sin
embargo, verificados los comicios electorales para
presidente, en junio y julio de 1876, hubo abstenciones e irregularidades. El triunfo favoreció
a Lerdo, pero no fue reconocido por sus adver11
De la Torre Villar, 1987, pp. 198-199.
7
sarios, quienes decidieron la rebelión armada.
Entre los enemigos más importantes de Lerdo
estaban: Pedro Ogazán, Ignacio Luis Vallarta,
Potasio Tagle, Vicente Riva Palacio e Irineo Paz,
que con sus medios de difusión influyeron en el
pueblo en contra del presidente. Muchos militares y caciques de varias provincias aspiraban
ambiciosamente un cambio que les beneficiara.
Díaz al aceptar encabezar el movimiento adoptó el plan y el ideario que tenían muchos de los
descontentos. Elaborado por Vicente Riva Palacio, el Plan de Tuxtepec cuya primera versión
es de diciembre de 1875 fue firmado por Porfirio
Díaz. Éste modificó el Plan de Tuxtepec, en Palo
Blanco el 21 de marzo de 1876, señalando que
la presidencia se confiaría interinamente al presidente de la Suprema Corte. Esta modificación
pretendía atraer a los seguidores de Iglesias (que
también contaba con un grupo de opositores) y
dar al movimiento el carácter de legalidad. Iglesias no lo aceptó, porque quedaría sometido a
los designios de los revolucionarios.
El 1º de octubre, Iglesias abandonó la ciudad de México y se dirigió a Toluca, para manifestarse abiertamente contra la elección de Lerdo para presidente de la República.
El 19 de noviembre, Díaz entró en Puebla
y el 20 Lerdo salió a Toluca autorizado para cambiar la residencia del gobierno. Lerdo fue vencido por el movimiento tuxtepecano, por lo que
dejó el mando militar de la capital al general
Francisco Loaeza y entregó el gobierno del Distrito Federal al licenciado Potasio Tagle, uno de
los porfiristas más destacados. De Toluca partió
a Acapulco, en donde embarcó el 25 de enero
de 1877 rumbo a San Francisco.
El 23 de noviembre, Díaz entró triunfante
a la ciudad de México, para empezar una nueva etapa de la historia mexicana: el porfiriato.
Las administraciones de Juárez y Lerdo dieron vida
a la República Restaurada, que sentó algunos
avances en el desarrollo económico del país, que
se fortalecerían durante el régimen de Porfirio
Díaz. En cuanto al acontecer político resultaba
necesario un poder Ejecutivo fuerte para enfrentar los trastornos, creados por el descontento entre
diversos colaboradores, principalmente entre mi-
María del Carmen Salinas Sandoval
litares y políticos liberales. A continuación apreciaremos la manera en que las condiciones que
cambiaron el ámbito nacional, se desarrollaron
en el Estado de México, en los diez años previos al régimen del general Porfirio Díaz.
2. EL
ESTADO DE MÉXICO DENTRO DEL REPU-
BLICANISMO Y LA MODERNIDAD
El ejército francés entró a la ciudad de Toluca el
5 de julio de 1862 dejando de existir el Estado
de México para volver a convertirse en Departamento (como en la República centralista). En
esta región, la guerra de guerrillas fue la principal arma de los republicanos, al mando de Vicente Riva Palacio, quien rescató la ciudad de
Toluca en febrero de 1867.12 Después de casi
cinco años de estar bajo la mando del invasor,
el Estado de México recuperaba su autonomía y
se empezaba a organizar como parte de la República Mexicana. Estaba constituido, en 1871,
por 16 distritos y éstos estaban integrados por
81 municipalidades y 28 municipios. Con una
población de 650,663 habitantes que para 1874
habían aumentado a 683,323.13
¿De qué manera se vio afectado el Estado
de México durante el restablecimiento de la República, en cuanto a las pugnas políticas y cómo
participó de los beneficios económicos? Es la
pregunta que nos proponemos contestar siguiendo cinco problemáticas: elección de autoridades,
importancia de la base legal, avances económicos, creación de los estados de Morelos e Hidalgo
y sublevaciones por asuntos políticos y por tierras.
12
Colín, 1974, pp. 77-78.
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Cuadro de Gobernación, núm. 3». Los 16 distritos en
que estaba dividido el Estado de México eran: Toluca, Ixtlahuaca,
Tenango, Chalco, Jilotepec, Texcoco, Lerma, Tlalnepantla, Sultepec,
Villa del Valle, Temascaltepec, Tenancingo, Otumba, Cuautitlán,
Zumpango y Zacualpan. Memoria presentada a la H. Legislatura
del Estado de México, 1872, «Noticia que manifiesta el número
de habitantes».
13
8
Elección de autoridades
Los tres poderes estatales mostraron continuidad
en el cambio de sus representantes; sin embargo hubo un constante cambio de personas en el
Ejecutivo y en el Judicial, más allá que el señalado constitucionalmente. En la elección de los
diputados locales es donde se presentó mayor
apego legal.
Al restablecerse el orden constitucional, el
primer gobernador electo fue el licenciado José
María Martínez de la Concha que tomó posesión
en diciembre de 1867. Tuvo varias licencias por
su avanzada edad, en las cuales fue sustituido
provisionalmente por los licenciados Cayetano
Gómez Pérez y Antonio Zimbrón. Para septiembre
de 1869, el estado tuvo nuevo gobernador constitucional, Mariano Riva Palacio, quien fue sustituido temporalmente por los licenciados Valentín
Gómez Tagle, Urbano Lechuga y Antonio
Zimbrón y el señor Manuel Zomera y Peña. Todos ellos cubrieron el poder ejecutivo durante
el cuatrienio de la administración de Benito Juárez.
En el periodo de la presidencia de Sebastián Lerdo
de Tejada gobernaron el Estado de México el
licenciado Jesús Alberto García como gobernador constitucional (de 1872 a 1876), quien fue
sustituido en sus licencias por los licenciados
Celso Vicencio, Dionisio Villarello, Nolasco Cruz
y Gumersindo Enriquez. Este último fue el gobernador constitucional durante el movimiento de
Tuxtepec. Doce personas ocuparon el Ejecutivo estatal en los diez años de la República Restaurada, a pesar que constitucionalmente se debía elegir un gobernador cada cuatro años.14
En cuanto al poder legislativo hubo mayor
estabilidad, ya que se eligieron cinco legislaturas entre noviembre de 1867 y noviembre de
1876, cuyo número correspondía a lo estipulado por la ley, en donde el Congreso se renovaba en su totalidad cada dos años. Su número fue
cambiante, varió entre 14 y 28 diputados, uno
por cada 40,000 habitantes o por una fracción
sobrante que pasara de 20,000 habitantes. Durante las elecciones de diputados se registraron
14
Venegas, 1912, pp. 71-74.
República restaurada en el Estado de México...
varios actos ilegales como la presencia e injerencia
de la fuerza armada en las cabeceras de los distritos electorales, motivando la intervención de otras
autoridades estatales y federales para reparar los
daños y cumplir con los requisitos electorales.15
Entre enero de 1868 y marzo de 1877, hubo
nueve presidentes del Tribunal Superior de Justicia. Los cambios se centraron en 1868, 1870 y
1876 correspondiendo a los años con mayores
problemas para lograr la estabilidad política. En
cuatro ocasiones se nombraron a los magistrados
siendo que debería ser cada seis años.
A pesar de los constantes cambios en los
representantes hubo medidas gubernativas importantes, particularmente en el aspecto legal. Fue
una necesidad de los gobernantes estatales de reafirmar su apego a la federación y a las medidas
liberales. La observancia constitucional los orilló
a intentar llenar los espacios normativos.
Nuevos fundamentos legales.
De igual forma que en el ámbito federal, en el
estatal ocupó la atención de legisladores la revisión general de la legislación estatal. Entre los
asuntos aprobados destacaron: la Constitución de
1870, el Código Civil, el Código Penal, la reglamentación de los Jefes Políticos, nuevas disposiciones sobre las tierras de común repartimiento
adjudicadas según la ley de desamortización, las
reformas a la educación pública, tanto elemental
como técnica, y la ley electoral y sus modificaciones que disponían la elección directa para gobernador y ayuntamientos. Ampliaremos algunas
de estas disposiciones.
Hubo varias diferencias entre la Constitución
estatal de 1861 y la de 1870, que estuvo vigente
hasta 1917. El proyecto de esta última fue presentado por los diputados Manuel Alas, García y
Alcantara. Entre los aspectos más importantes que
se cambiaron en ese Código fundamental, que
introdujeron modificaciones en la organización
política, señalamos: se suprimieron los artículos
que reproducían los derechos del hombre consignados en la Constitución federal de 1857 ex15
Venegas, 1912, pp. 20-25.
9
plicándolo así el gobernador Riva Palacio: «porque siendo superior la fuerza de la Constitución
general a la de toda ley que el estado pudiera
dictar, las prescripciones de aquélla obligan a éste
sin necesidad de ser consignadas en sus leyes
particulares».16 Sin embargo la población no lo
apreció así, ya que cuando se apoyaron en esos
derechos para demandar solución a algún problema
lo hicieron refiriéndose a la Constitución federal,
pensando que era olvido o desdeño de las autoridades estatales para no incluir los derechos del
hombre en la Constitución local.
Se reconocieron como principios constitucionales las garantías individuales: primero, todos
los habitantes que litigaban en los Tribunales tenían el derecho de terminar sus diferencias en materia civil por medio de «jueces árbitros»; y segundo, se reconocía el libre culto religioso. Esta última
disposición abrió el camino a los protestantes para
disminuir la fuerza de los católicos.
Sustituyó la clasificación de natural, vecino
y ciudadano por la de vecino, ciudadano y
transuente. Aumentó los derechos de los vecinos
permitiéndoles participar en las elecciones y ser
votados para desempeñar cargos municipales, con
la excepción de que los extranjeros podían votar, pero no ser presidentes municipales.17
Otra reforma importante fue adoptar la elección directa para el cargo de gobernador, dejando la indirecta para elegir a los diputados, medida que acercó el ejercicio del poder a los
ciudadanos. Se reglamentó en la «Ley orgánica para
las elecciones políticas y municipales del estado»,
en octubre de 1871, la cual se modificó cuatro años
después para otorgar la misma gracia a los ayuntamientos.18
Los cambios en el ámbito municipal se empezaron a decretar en 1870, los electores de los
municipios podían elegir ayuntamiento, en lugar
de municipales (como se había dispuesto en
16
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Gobernación y policía. Constitución del Estado». s.p.
17
Constituciones del Estado de México, 1974, pp. 107, 170171.
18
Constituciones del Estado de México, 1974, pp. 180-181.
AHEM, C.011.0, 1871, V.36, Exp. 3, «Ley electoral para las elecciones políticas y municipales del estado», 13 de octubre de 1871.
María del Carmen Salinas Sandoval
1852). A partir de esa fecha, elegirían sus autoridades locales de la misma manera que se hacía en las municipalidades. Los ciudadanos que
votaban en las secciones electorales debían elegir
siete electores por lo menos en todo el municipio o municipalidad para elegir ayuntamiento, independientemente del número de habitantes.
De acuerdo con la ley electoral de 1871,
los electores de los municipios y municipalidades debían seguir eligiendo como autoridades
municipales a ciudadanos con algún capital, profesión o industria «honesta», vecinos del territorio que iban a gobernar, que supieran leer y escribir y no fueran jornaleros.19
En 1875, la participación ciudadana en las
elecciones de ayuntamientos cambió notablemente, porque pasaba a ser una elección directa. Era
la primera ocasión que bajo el régimen federal
se autorizaba y practicaba, a nivel municipal, este
tipo de elección en el Estado de México. Los
ciudadanos de las secciones elegían a los integrantes del ayuntamiento, ya no a un elector. Las
secciones electorales de los municipios fueron
aumentaron, de 500 habitantes que las comprendían pasaron a 1,000 habitantes.20
Otra reforma importante en la Constitución
de 1870, se dio en la organización del Poder Judicial. Se disminuyeron los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de nueve a seis. Se
marcó el término de seis años para sus funciones, que antes eran inamovibles; y señaló dos
tercios de los votos de los diputados que los
elegían cuando fuera un candidato propuesto por
el Ejecutivo. Antes sólo se requería la simple
mayoría. Los jueces de primera instancia que antes
elegía el Ejecutivo ahora se haría por el Tribunal Superior, para asegurar la separación de los
poderes.21
19
Colección de los decretos..., 1872, vol. IX, pp. 178-212, «Ley
orgánica para las elecciones políticas y municipales del estado»,
13 de octubre de 1871.
20
Colección de los decretos..., 1867, V.11, pp. 224-27, «Decreto reformando y modificando los artículos respectivos de la
ley orgánica electoral, expedida en octubre de 1871», 17 de octubre
de 1875.
21
Constituciones del Estado de México, 1974, p. 185.
10
Esta separación de poderes también se señaló cuando se otorgó al Congreso la obligación
de revisar las cuentas de gastos del estado y le
encomendó el nombramiento del Contador de
Glosa, actividades que antes estaban a cargo del
Ejecutivo.22
Las modificaciones al Código estatal de
1870 son de tinte más liberal, que la anterior constitución, admitiendo otros cultos religiosos. Es más
republicana abriendo la participación ciudadana
y especificando los límites de las facultades de
las autoridades. Es más federal determinando la
división de poderes. Todo fue producto de la lucha contra el imperialismo francés y los conservadores mexicanos.
Un problema importante en las municipalidades y municipios representó el de los terrenos de común repartimiento de los pueblos, el
cual se enfrentó desde el Congreso estatal. Los
diputados decretaron disposiciones derivadas de
la Ley de Desamortización de Bienes de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas (erigida en 1856).
Primero fue el decreto, de octubre de 1868, que
eximía a los adjudicatarios de terrenos de común
repartimiento del censo a que estaban obligados,
con el fin de pagar al municipio el valor del
terreno otorgado en propiedad privada. Con esta
nueva disposición sólo pagarían como contribuciones municipales el 3 % anual sobre el valor
del terreno, en lugar del 6 % anual que había
dispuesto la ley de 1856.23
El Congreso estatal aceptó posteriormente que con esas medidas se dañaba la hacienda
pública de los municipios, porque se reducían
sus rentas, según lo habían denunciado varios
ayuntamientos.24 También se pensó, en 1868, en
los beneficios que se provocarían si se seguía
disminuyendo el porcentaje de dinero, que pagaban los adjudicados a los municipios por concepto del lote de tierra; sería un aliciente para
22
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Constitución del Estado», s.p.
23
Colección de los decretos...1868, V.6, pp.400-401, decreto
del 20 de octubre de 1868.
24
BCEM (Biblioteca del Congreso del Estado de México), Actas
de Sesiones del Congreso del Estado de México, Leg. V, 1875-76,
sesión del 13 de septiembre de 1875.
República restaurada en el Estado de México...
que los pueblos agilizaran la desamortización de
sus terrenos de común repartimiento y, con ello,
subirían los impuestos municipales. Esta política económica no dio los resultados esperados
porque continuaron los problemas por la manera en que se aplicaba la legislación y las finanzas municipales no se pudieron equilibrar.
En 1871, el gobernador volvió a incitar infructuosamente a los pueblos y a las autoridades
municipales, para que se agilizara la repartición
de los terrenos comunales, con el fin de: proporcionar mayores ingresos a los municipios,
cumplir con las disposiciones liberales y evitar
los problemas sociales que los pueblos afrontaban.25
Por las constantes quejas de los habitantes
al Congreso estatal fue derogado el decreto de
1868 buscando terminar con los abusos en su aplicación. Se expidieron en su lugar nuevas normas (abril de 1875) que disminuyeron el monto
de las contribuciones que pagaban los
adjudicatarios. Se pagaba el 8 al millar anual en
lugar del 3% sobre el valor del terreno adjudicado.26 Sus objetivos: el reconocimiento de los
terrenos de común repartimiento como propiedad de los indígenas; la división y adjudicación
de los terrenos de comunidad que aún no se
repartían exceptuando montes, ejidos y aguajes;
y atender las necesidades de los más pobres.27
La importancia del decreto de 1875 (que tuvo
vigencia durante la mayor parte del régimen de
Porfirio Díaz) radicó en que precisaba tres asuntos
que habían sido muy controvertidos en la aplicación de la ley de desamortización: a) la alta
tributación fiscal sobre los terrenos adjudicados,
que disminuyó al 8 al millar sobre su valor; b)
el tipo de terreno que era propio para la adjudicación de lotes, que era el menor a $200 del valor
del terreno; y c) el papel de las autoridades
municipales en la adjudicación de los terrenos
y en el cobro de contribuciones.
25
Memoria del gobierno del estado de México, 1871, «Terrenos de repartimiento».
26
Colección de los decretos...1876, V.11, pp. 125-128, decreto del 2 de abril de 1875.
27
BCEM, Actas de Sesiones del Congreso del Estado de
México, Leg. V, 1875-76, sesión del 10 de abril de 1875.
11
Aunque el monto total de las contribuciones por terrenos de común repartimiento disminuyó por los cambios legales siguió existiendo
oposición de los habitantes para pagar. Sin embargo, los legisladores siguieron promoviendo el
reparto de tierras comunales, que estuvo acompañado de constantes problemas por la aplicación de la ley de desamortización, hasta finales
del siglo XIX.
Para consolidar la institucionalización municipal, en la segunda mitad del siglo, se impuso la presencia de un delegado del poder Ejecutivo, quien debería presidir los ayuntamientos:
el jefe político. Este cumplía con las funciones
otorgadas por los diputados para gobernar los
distritos y para que hubiera articulación entre el
pensar del gobernador y el actuar de los ayuntamientos. A partir de la Constitución estatal de
1861, se reconoció la autoridad ejecutiva de los
jefes políticos (como antes la de los prefectos y
subprefectos), quienes eran elegidos por el gobernador.
La ley que respaldó la jurisdicción de los jefes
políticos en política, hacienda y administración de
los municipios fue la «Ley orgánica para el gobierno y administración interior de los distritos políticos del estado» decretada por el congreso estatal
el 21 de abril de 1868. El antecedente de esta
norma fue la «Ley reglamentaria de las atribuciones de los prefectos y subprefectos» expedida en
1852. Las atribuciones concedidas a prefectos y
subprefectos fueron reproducidas en la ley para
jefes políticos; sin embargo, pero esta ley aumentaba sus facultades en los ramos de educación,
registro civil, finanzas municipales, cárceles, guardia nacional, comercio, fomento económico y
organización del gobierno municipal. Estos ramos
apoyaban las metas más apremiantes del gobierno: desarrollo económico, eficacia administrativa
y seguridad pública. Se precisaba la manera de
atender los diversos aspectos municipales, para
no dejar espacios donde se aplicaran decisiones
autónomas.28
28
Colección de los decretos..., 1868, V.6, pp. 177-194, Decreto núm. 26 del 21 de abril de 1868, «Ley orgánica para el
gobierno y dministración interior de los distritos políticos del
estado».
María del Carmen Salinas Sandoval
Para terminar con disposiciones aisladas
sobre la administración municipal, el gobernador Riva Palacio llamó la atención de los legisladores, en 1871, sobre la necesidad de expedir un «Código Municipal», que sustituyera el de
la época centralista, de 1845. Para el gobernador era imprescindible consolidar el sistema
político desde la base, el municipio; sin embargo, no se realizó ese código hasta después de
la Constitución de 1917.29
Avances económicos
Entre los tareas del gobierno para impulsar el
desarrollo económico destacaron: el ferrocarril
de Toluca a México y a Cuautitlán, se formó para
ello una Compañía encargada de la construcción
y explotación de la vía férrea; su contrato se
aprobó en enero de 1871. Para ampliar la zona
beneficiada por el ferrocarril se empezaron a
construir nuevos caminos carreteros para unir
los pueblos más remotos. Se hicieron trabajos
en Temascaltepec, Otzoloapan, Sultepec, Santiago Tianguistenco, Tenango y Tenancingo, Villa
del Valle y Chalco. Se pretendía luchar contra
la falta de comunicaciones, que era el principal obstáculo para solucionar los problemas para
la circulación de los productos y la integración
regional.30
Se concedió en septiembre de 1869, una
subvención de $3,600 para ayudar a los vecinos de Ixtapan de la Sal a la construcción de
un acueducto, ya que no contaban con agua
potable; estos trabajos los habían iniciado desde 1808, y se habían entorpecido por los trastornos políticos.
También hubo inquietud de iniciar el desagüe del Valle de México (en los distritos de
Chalco, Texcoco y Zumpango) y de las lagunas
de Lerma, para evitar las inundaciones de la ciudad de México y la de Toluca, respectivamente.31
29
Discurso Pronunciado por el C. Mariano Riva Palacio, 1871,
p. 8
30
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Mejoras materiales», s/p.
31
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Mejoras materiales», s/p.
12
El Estado de México era una de las entidades de mayor actividad agrícola en el país, pues
en gran parte surtía las demandas de la ciudad
de México. Su producción principal era de maíz,
cebada y trigo y en menor cantidad arvejón, frijol y haba. También tenía una importante distribución de pulque, madera, leña y carbón. Un dato
que sobresale es el valor de la producción de la
leña y el carbón, que alcanzaba a ser la mitad
del de la cosecha del maíz. La suma de valor de
la producción agrícola del estado se estimó, en
1868, en $5,515,000, como producto del trabajo en haciendas y ranchos; ya que los productos
de los pueblos eran esencialmente para
autoconsumo o un mercado local.32
En las décadas de 1860 y 1870 fue la industria textil la más importante en la entidad. La
de hilados progresó más que la de tejidos. Las
principales fábricas de hilados y tejidos de algodón y lana eran la de Miraflores en Chalco, La
Colmena, San Ildefonso y San José Río Hondo
en Tlalnepantla. Paralelamente trabajaban los telares de mantas, rebozos, sarapes y frazadas, principalmente en Toluca, Ixtlahuaca, Tejupilco,
Tenango, Sultepec y Valle de Bravo. Por las malas
condiciones de trabajo surgieron asociaciones de
trabajadores para su mutuo socorro e instrucción.
En 1868, surgió la Unión de trabajadores de
Miraflores y en 1873 las sociedades mutualistas
de las fábricas de San Ildefonso y La Colmena,
así como la Unión de Resistencia de Tejedores
del Valle de México. Los trabajadores textiles de
estas asociaciones se integraron a la asociación
nacional: el Gran Círculo de Obreros de México. Esta tendencia de agruparse siguió
practicándose durante todo el porfiriato.
Dentro de los actos de resistencia los trabajadores organizaron huelgas, por ejemplo, en
1872 se declaró en huelga La Colmena y en 1873
y en 1875 San Ildefonso, las tres por problemas
salariales y por «despotismo y tiranía» con que se
les trataba. En 1874, como parte de su lucha las
Fábricas Unidas del Valle de México aprobaron un
reglamento que pretendía regular las relaciones
obrero-patronales pare evitar los abusos de los
32
Cosío Villegas, 1984, vol. 2, 39-40.
13
República restaurada en el Estado de México...
dueños. Este reglamento fue uno de los primeros en su género en el país. La textil era la industria más importante, que se esforzaba por ser competitiva, pero se encontraba en el proceso inicial
para pertenecer al mundo capitalista. Sus trabajadores estaban construyendo su cultura obrera impregnada aún de fuertes características agrícolas
y artesanales.33
Los poderes legislativo y ejecutivo tuvieron
especial empeño en analizar la hacienda pública
del estado, para ofrecer modificaciones en los presupuestos, impuestos y gastos, mediante iniciativas de decretos. Entre 1868 y 1871, hubo una reestructuración del régimen fiscal del Estado de
México, provocado por la separación de los distritos que integraron los nuevos estados de Hidalgo
y Morelos. El estado perdió parte importante de
su territorio y sobre todo perdió los recursos fiscales correspondientes a los ingresos de la producción de azúcar y aguardiente de las haciendas que formaron Morelos, y de las minas y
haciendas agrícolas y ganaderas del territorio que
se erigió como Hidalgo. Con la erección de los
estados de Morelos e Hidalgo se afectó el presupuesto para el año fiscal desde junio de 1868 a
junio de 1869.34
La reestructuración de los ramos fiscales fue
un proceso difícil, que recuperó viejas leyes de
la época federalista y centralista (restablecimiento de las alcabalas que se habían derogado entre
1847 y 1852); además se llevaron a cabo nuevas
disposiciones en la contribución predial o directa, aumentando el impuesto de tres al ocho o diez
al millar, y la contribución personal se aumentaba al salario que se generara en un día al mes. El
total de ingresos dependía de las alcabalas, la
contribución directa y la personal. Hubo una combinación de impuestos antiguos con modernos, que
se complementó con la intención de disminuir los
costos de recaudación y hacerla más real; así también se hizo la precisión de los diferentes montos de recaudación en cada distrito político. En
1871, una ley se ocupó de la reorganización ad33
García Luna, 1984, pp. 53- 89, 254-266. Baranda, 1987,
pp. 218-222.
34
Marichal, 1994, vol. I, pp. 142-144.
35
Marichal, 1994, vol. I, pp. 142-144. Riguzzi, 1994, vol. I,
pp. 191-234.
ministrativa de la hacienda pública: en el gobernador recaía la función directiva y en el Legislativo
la contabilidad. Se hacía un esfuerzo legal por
alcanzar el equilibrio hacendario dentro de la
administración.35
Entre 1868 y 1876, la regulación y unificación de la hacienda pública estaba muy lejos de
efectuarse, por los conflictos con la esfera fiscal
federal y por las diferentes instancias de poder
internas, como las jefaturas políticas y las administraciones de rentas. El gobierno no tenía el
control del destino y empleo de los fondos
erogados, había desigualdad territorial y arbitrariedades en el pago de contribuciones.36 Sin embargo, como un aspecto favorable de la época,
se volvía a tomar el proyecto de modernizar la
hacienda pública (interrumpido en 1853) y atacar los resabios coloniales. Las autoridades tuvieron que adaptar su política hacendaria a los recursos y habitantes que le quedaban después de
las segregaciones, a las desigualdades sociales y
territoriales, a las determinaciones jurídicas y administrativas en materia fiscal. El gobernador Riva
Palacio, expresaba que «la situación hacendaria del
estado, ha sido y sigue siendo satisfactoria», no
reunía los requisitos de la modernidad, pero sí
podía atender las necesidades de la administración.37 La anhelada modernización hacendaria fue
un largo proceso, cuyos objetivos se acercaron más
a su culminación en los últimos años del porfiriato.
Dentro de la República Restaurada, este proceso
tuvo la capacidad de retomarse como una prioridad en el gobierno estatal, tanto como en el federal.
En el estado hubo moderados avances económicos, como resultado de la lenta transformación en: las vías de comunicación, la exportación
de cereales, leña y carbón a la ciudad de México, la organización de la hacienda pública y las
relaciones laborales obrero-patronales. Siguió habiendo rasgos profundos, como el carácter predominante agrícola de la economía concentrado
en el cultivo del maíz y destinado al consumo local.
36
37
p. 14.
Riguzzi, 1994, pp. 191-253.
Discurso pronunciado por el C. Mariano Riva Palacio, 1871,
María del Carmen Salinas Sandoval
Erección de los estados de Morelos e Hidalgo
Desde 1824, preocupó a las autoridades estatales
la desmembración de su territorio. Fue un proceso que culminó en 1869, durante la República restaurada. En 1871, Mariano Riva Palacio se lamentaba de la creación de los estados de Hidalgo y
Morelos, que fueron erigidos formalmente por el
Presidente Juárez en 1869, separándolos del de
México. Los antecedentes más directos se remontan a junio de 1862, fecha en que se decretó que
el Estado de México se dividiría en tres distritos
militares: Toluca, Actopan y Cuernavaca, para incrementar la lucha contra los conservadores e
imperialistas franceses.38 Durante cinco años cada
distrito tuvo vida autónoma, con gobernador militar, tribunal y jueces, designados por las mismas
autoridades militares. También se derivó de tal
medida la pérdida de la municipalidad de
Calpulalpan (perteneciente al distrito de Texcoco),
que pasó al estado de Tlaxcala.
En el caso de Hidalgo, desde octubre de 1861
empezaron opiniones encontradas entre los pueblos y ayuntamientos de los distritos políticos de
Tulancingo, Tula y Huejutla y el partido de
Teotihuacán del distrito de Texcoco, sobre la pertinencia o no de la erección de un nuevo estado.
Problemática que se mezcló con el avance del ejército francés y sus aliados mexicanos.39 La «primera iniciativa» la presentaron, en noviembre de 1861,
Justino Fernández, José Luis Revilla y Alejandro
Garrido (representantes de una junta de vecinos)
a las autoridades y habitantes de los lugares afectados. Basaban su iniciativa en la mala administra-
38
El decreto del 7 de junio de 1862 establecía: «Art. 1º. Se
formarán tres distritos militares en el territorio del Estado de
México. Art. 2º. El primero se compondrá de los actuales distritos de Sultepec, Temascaltepec, Tenango del Valle, Tenancingo,
Toluca, Villa del Valle, Ixtlahuaca y Jilotepec, considerándose como
capital Toluca. Art. 3º. El segundo de los actuales distritos de Tula,
Ixmiquilpan, Zimapan, Huichapan, Actopan, Huascazaloya,
Pachuca, Huejutla, Zacualtipan y el antiguo distrito de Apam,
considerando como capital Actopan. Art. 4º. El tercero, de los
distritos de Jonacatepc, Yautepec, Morelos, Cuernavaca y Tetecala,
considerándose como capital Cuernavaca.» Baranda, 1987, p. 153.
39
«Solicitud de las autoridades y vecinos del pueblo de Barranca, del distrito de Huejutla, al Presidente de la República, 15
de octubre de 1861», en Lugo Pérez, 1994, pp. 213-217.
14
ción de su territorio y en la pobreza de sus habitantes. Invitaban a los pueblos a formar sus actas de adhesión y proponían que llevara el nombre de estado de Hidalgo.40
Entre los que promovían el nuevo estado
estaban varios diputados que representaban los
distritos en disputa, quienes pretendían tener la
influencia necesaria y levantar las actas de apoyo.
Un año después, llegaron las solicitudes de
erección del estado de Hidalgo al Congreso Constitucional de la República Mexicana hechas por
ayuntamientos y vecinos. Se suspendieron los
trabajos del Congreso por la invasión francesa,
hasta julio de 1867. Los pueblos que buscaban
la segregación del Estado de México quedaron
congregados en el Segundo Distrito Militar, en
1862, de acuerdo a los decretos del Ejecutivo
Federal. Cinco años después, 24 municipios
solicitaron que mientras el Congreso de la Unión
resolvía el asunto de erección se les conservara
como Segundo Distrito Militar, para gozar de sus
«libertades».41 En agosto de ese año, se formó un
programa de acción, de la Comunión Progresista del Distrito de Tulancingo, dirigida a todos los
ciudadanos del Estado de México, para que aceptaran y promovieran la división territorial del
estado y la libertad de las municipalidades.
Ante esas presiones de la sociedad y de las
autoridades locales, los legisladores federales acordaron la erección del estado de Hidalgo, en mayo
de 1868, después de recibir argumentos en favor y en contra de las actas de adhesión. El acuerdo
se formalizó en enero de 1869, con lo que concluyó un anhelo de ocho años, primero de un
40
«Primera iniciativa. Documento por medio del cual los CC.
Justino Fernández, José Luis Revilla y Alejando Garrido se dirigen a las autoridades y vecinos...para crear el estado de Hidalgo, exhortándolos a trabajar por su concreción, 13 de noviembre de 1861»; en Lugo Pérez, 1994, pp. 233-239.
41
Los municipios que hicieron solicitudes al Congreso de la
Unión para seguir formando el Segundo Distrito Militar fueron:
Actopan, El Arenal, Mixquiahuala, Santiago Tlachichilco, San Salvador, Ixcuinquitlapilco, Mineral del Chico, Omitlán, Ixmiquilpan,
Pachuca, Tianguistengo, Epazoyucan, Molango, Zacualtipan, Mineral del Monte, Tolcayuca, Xochicoatlán, Zempoala, Zimapán,
San Juan Bautista Yahualica, Tizayuca, Tezontepec, Nopala y
Tecozautla. Lugo Pérez, 1994, pp. 251-323.
15
República restaurada en el Estado de México...
pequeño grupo de ciudadanos y después de
varios ayuntamientos y habitantes.42
La segregación de la región morelense del
Estado de México se empezó a tratar en el Congreso Constituyente de 1856-57; cuando los representantes del recién erigido estado de Guerrero pidieron que los distritos de Cuernavaca y
Cuautla, del Estado de México, pasaran a formar
parte de su territorio, para resarcirlo económicamente de los gastos que tuvo en la Revolución
de Ayutla. Esta propuesta fue impugnada principalmente por el diputado Prisciliano Díaz
González, representante del Estado de México.
Esta misma Legislatura rechazó la propuesta de
Guillermo Prieto para que los distritos de
Cuernavaca y Cuautla formaran un nuevo estado de la federación.43
Al ser integrado el distrito militar de
Cuernavaca, en 1862, se creó realmente el estado de Morelos, con los distritos de Jonacatepec,
Yautepec, Morelos, Tetecala y Cuernavaca. Al
restablecerse la República no se conformó, al igual
que los distritos de Hidalgo, con volver a depender del gobierno del Estado de México. El Congreso federal y el Presidente recibieron, en 1867,
un gran número de solicitudes para mantener el
decreto de junio de 1862 mientras se erigía el
nuevo estado. El Congreso recibió actas en favor de la separación y también actas unionistas,
principalmente del distrito militar de Toluca, que
pugnaban por la unión del Estado de México. Esto
creó discrepancia entre los diputados, tanto federales como estatales. En 1868, los separatistas argumentaban que reunían los requisitos que
fijaba la Constitución federal: tenían 142,174 habitantes, suficientes recursos de más de siete millones de pesos provenientes de las haciendas
cañeras, un promedio de rentas públicas cercano a los 200,000 pesos indispensables para emprender las mejoras materiales, y un extenso territorio.44 Los hacendados argumentaban que no
podían disfrutar de sus recursos al estar unidos
al resto del Estado de México, porque se entregaban a la capital del estado todos sus impues42
43
44
Lugo Pérez, 1994, pp. 322-357.
López González, 1988, pp. 33-34.
López González, 1988, pp. 34-41.
tos. Quizá fue este interés de los dueños de las
haciendas cañeras el que promovió principalmente la segregación para tener pleno dominio de
la región.
En septiembre de 1868, el Congreso de la
Unión acordó que se formará el nuevo estado de
Morelos y que el acuerdo pasara a las legislaturas estatales para su discusión. Esto ocasionó que
la legislatura del Estado de México se enfrentara al Congreso federal. El estado perdía cinco distritos, cinco administraciones de rentas y 22 municipalidades. Al paso de los años la protesta de
los diputados del Estado de México se fue debilitando, mientras que la posición de la federación se vio reforzada por el apoyo de otras entidades y por las constantes actas de los pueblos
y de particulares.
En marzo de 1869, aún no se aprobaba la
erección del nuevo estado, y ya existía en la
región agitación electoral para nombrar candidatos
para ocupar el poder ejecutivo. Entre ellos destacaron los generales Porfirio Díaz y Francisco
Leyva. Finalmente se publicó el decreto, en abril
de ese año, que aprobaba la erección de Morelos.
Tres meses después hubo elecciones resultando gobernador el general Leyva.45
En enero de 1863, la Secretaría de Gobernación dictó la anexión de la municipalidad de
Calpulalpan al estado de Tlaxcala, que había sido
parte del distrito de Texcoco. Era una medida
provisional mientras duraba la guerra contra las
tropas francesas; sin embargo la anexión fue
permanente. Debido a ello, en julio de 1871, los
dos estados involucrados realizan un convenio
donde el Estado de México renuncia en favor del
de Tlaxcala todos los derechos en favor de la municipalidad de Calpulalpan. Convenio ratificado
por las legislaturas locales (en octubre de 1871
y febrero de 1872) y por el Congreso de la Unión
(octubre de 1874).
La separación de los distritos que formaron los estados de Hidalgo y Morelos y de la municipalidad de Calpulalpan fueron una expresión
de la fuerte división de intereses entre los grupos dominantes, de diversos zonas del Estado de
45
López González, 1988, pp. 43-53.
María del Carmen Salinas Sandoval
16
Hubo constantes levantamientos políticos y sociales, que orillaron al gobernador a vigorizar la
acción del poder para contenerlos. En octubre
de 1869 se sublevó en el Monte de las Cruces,
una parte de la fuerza federal encargada de la
custodia de la carretera nacional que unía la ciudad
de México con la de Toluca; su objetivo fue
desconocer al Ejecutivo federal. Con ese mismo
objetivo de pretender cambios políticos, hubo
varios intentos que fueron controlados por fuerzas federales y estatales (entre 1869-1870), recibiendo en algunos casos apoyo de los vecinos,
como en la villa de Jilotepec; en donde se aprehendieron las gavillas de Abraham Plata, Bravo
y Pérez Lachaussé. Se prolongaron más los trastornos en los distritos de Tenancingo, Zacualpan,
Sultepec, Temascaltepec y Villa del Valle.46
Los movimientos con fines políticos se
mezclaron con salteadores y plagiarios, para la
obtención de recursos. La inseguridad pública
había tomado proporciones alarmantes, por lo
cual, el gobernador Riva Palacio consideró oportuno y necesario el decreto del Congreso de la
Unión sobre la suspensión de garantías para los
plagiarios y ladrones, de abril de 1869, que se
renovó un año después. Sus efectos fueron suavizados con la facultad de indultar a reos del delito
de plagio, otorgada por la Constitución estatal.47
Durante todo el año de 1872 se registraron datos de 70 asaltos y robos en caminos, en 13 de
los 16 distritos políticos, juzgados por los respectivos jefes políticos. Entre ellos destacaron los de
Lerma, Chalco y Zumpango por su número. La
mayoría de los reos juzgados fueron condenados
a muerte, pero obtuvieron indulto por el Legislativo o el Ejecutivo del estado, dándoles 10 años
de trabajo en obras públicas; casi todos los malhechores era procedentes del mismo estado o de
lugares cercanos del estado de Hidalgo. Un año
después había aumentado la cantidad de estos
delitos, llegando a 112. El incremento se dio en
el distrito de Tenango, en donde el jefe político
dictó sentencias de reos que participaron en 41
asaltos. Estos actos afectaron a todos los municipios.48
Las fuerzas con que se contaba para reprimir las gavillas de facciosos eran la gendarmería,
los celadores de cárcel, la policía municipal y las
compañías de veintenas. Sin embargo, éstos no
lograron erradicar totalmente los ataques, quizá
porque el número de gendarmes era reducido,
por ser proporcional a los recursos del estado,
según palabras del gobernador Riva Palacio, en
1871. 49
También se presentaron rebeliones de pueblos descontentos por despojos de tierras. En
marzo de 1868, los vecinos del pueblo de San
Francisco Acuautla solicitaron al presiente de la
República su intervención para que las haciendas Zoquipan, Acuautla y Jesús María les restituyeran las tierras que aseguraban les habían despojado.
Un año después, los vecinos del pueblo de
San Simonito Tlacomulco se dirigieron al Congreso de la Unión para denunciar al hacendado Iwes
Limantour propietario de la hacienda de Tenería, por haber tomado terrenos del pueblo de manera ilegal. Ante ello, solicitaron que se aprobara
un proyecto de ley que habían presentado los
diputados federales Balbotín y Elízaga sobre apeo
y deslinde de terrenos. Pretendían agilizar los trámites jurídicos que tenían que emprender cuando defendían sus derechos territoriales; sin embargo, su solicitud no fue atendida. Con estas
peticiones (que siguieron haciendo) los pueblos
mostraron su interés por seguir acudiendo a los
46
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Seguridad pública».
47
Memoria presentada a la H. Legislatura del Estado de México, 1871, «Plagios y asaltos».
48
Memoria presentada por la H. Legislatura del Estado de
México, 1872, «Noticia que manifiesta los asaltos y robos ocurridos en el estado en todo el año 1872»; «»Noticia que manifiesta
los asaltos y robos ocurridos en el estado en todo el año de 1873".
49
Baranda, 1987, pp. 183-184. Discurso pronunciado por el
C. Mariano Riva Palacio, 1871, p.5.
México. La ofensiva planeada por Benito Juárez
en el estado, contra las tropas invasoras, fue
aprovechada por esos grupos; quienes vieron la
oportunidad de aplicar su autonomía política,
económica y militar.
Alteraciones de la paz pública
17
República restaurada en el Estado de México...
juzgados en su defensa, aunque las leyes estaban dispuestas para individuos y no para colectividades. 50
En 1868, varios habitantes de Chalco y
Texcoco se unieron, como parte de una guerrilla, a la rebelión de Julio López Chávez, quien
luchaba contra los hacendados y el gobierno con
su «Manifiesto a todos los oprimidos y pobres de
México y del universo». Se pronunciaba contra
toda forma de gobierno y contra los terratenientes y los curas. Pugnaba por el derecho a la tierra de los habitantes de los pueblos, por una
religión libre de curas explotadores y por la justa
aplicación de las Leyes de Reforma. Debido a
ello expresaba Julio López: «Queremos el socialismo, que es la forma más perfecta de convivencia social; que es la filosofía de la verdad y
de la justicia, que se encierra en esa triada inconmovible: libertad, igualdad y fraternidad».51
Su cercana influencia de las ideas de Plotino
Rhodakanaty52, le permitieron proclamarse como
socialista; por lo que el gobierno lo persiguió con
mucha dureza como difusor del «comunismo» y
del reparto agrario. Como una de los objetivos
prioritarios del presidente Juárez en la República Restaurada, fue mantener la paz pública con
toda la energía que tenía en su poder, los gobernantes del Estado de México unieron sus esfuerzos a los federales, para alcanzar ese propósito. A partir de que Julio López empezó a
repartir tierras de haciendas fueron reprimidos
los habitantes de la zona por el general Rafael
Cuéllar, las principales medidas fueron las deportaciones de los involucrados a Yucatán y el
fusilamiento del cabecilla, en julio de 1868.53
En respuesta al Plan de Tuxtepec, que
inició el general Porfirio Díaz contra el gobierno de Lerdo de Tejada, en el Estado de México
hubo varios levantamientos de gavillas, encabeza50
El Hijo del Trabajo, 4 de noviembre de 1877, «Apeo y
deslinde de terrenos, 20 de octubre de 1869».
51
García Cantú, 1984, p. 60.
52
Plotino C. Rhodakanaty precursor del socialismo cristiano,
formó en 1866 una escuela en Chalco y de ahí surgieron alumnos socialistas como Francisco Zalacosta, quien influyó directamente en Julio López Chávez para que levantara, en 1868, a los
pueblos del distrito de Chalco (Estado de México) contra los
hacendados. García Cantú, 1984, pp. 57 y 176.
53
Reina, 1988, pp. 64-82.
dos por varios generales, como Vicente Riva
Palacio, José Cosío Pontones, Juan N. Mirafuentes
y Tiburcio Montiel. Riva Palacio tuvo una destacada participación tanto con las armas como con
la pluma; escribió interesantes artículos en El
Ahuizote, donde atacaba a las autoridades
lerdistas en todos los niveles de gobierno. Los
demás generales tuxtepecanos se encargaron de
buscar el apoyo de los pueblos, durante todo el
año 1876, bajo las promesas de solución a los
problemas de tierras y de autonomía municipal.
Muchos de los habitantes a los cuales se les hizo
promesas se sublevaron contra las autoridades establecidas, y con ello terminó la época de la
República Restaurada para dar paso al régimen
de Porfirio Díaz.
CONCLUSIONES
Autoridades y habitantes del Estado de México
durante la República Restaurada se enfrentaron
a los abrumadores problemas económicos y
políticos, matizados por el ambiente nacional, que
dejaba su huella indeleble en la dirección republicana del país. Hubo conflictos de toda índole: electorales, desequilibrio en la hacienda pública, enfrentamientos obrero-patronales, escasez
de vías de comunicación, leyes y decretos que
se querían modificar para reflejar el espíritu liberal y republicano de la época, segregación de
municipalidades para erigir los estados de Hidalgo
y Morelos, inseguridad pública y sublevaciones
políticas y por tierras. La estructura del gobierno estatal sobrevivió a ellos y aún logró algunos
avances, que fueron retomados por el régimen
siguiente, por ello, esta época es el antecedente obligado del porfiriato.
La victoria de la República sobre el Imperio, y del liberalismo y sobre los conservadores, fue el marco general donde gobernadores
y diputados estatales tramaron su gobierno, decidiendo cambios y actuando ante las apabullantes
presiones.
Fue una época de transición y agitación política, que varias veces desembocó en la lucha
armada, que robó la seguridad pública. Fue una
María del Carmen Salinas Sandoval
época producto de una herencia de la Reforma
y del Imperio, que exigió consolidar las bases
constitucionales, los códigos judiciales, la reorganización fiscal, la delimitación territorial y las
reformas electorales. Se buscó crear los fundamentos legales impregnados de derechos liberales, para reafirmar la república federal y construir una sociedad integrada de individuos y no
de corporaciones.
La modernización impulsada durante la República Restaurada sería la bandera de lucha que
retomaron los gobernantes de la época porfiriana.
Éstos continuaron por un camino que habían
empezado a recorrer los seguidores de Juárez y
Lerdo; con éxito en el desarrollo económico y
financiero, en la construcción de obras públicas
y en la atracción de grupos de presión (militares y clero); pero con rezagos en los procesos
electorales, en las soluciones a los conflictos de
la tenencia de la tierra y en dirimir con equidad
los problemas entre obreros y empresarios.
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