LA INTERCULTURALIDAD EN AYACUCHO: RETOS Y PERSPECTIVAS Proyecto Hatun Ñan-UNSCH Juan Julio Zaga1 La interculturalidad, entendida como un proceso dinámico que apunta a la instauración de relaciones democráticas, a la apertura total y a la igualdad de condiciones entre individuos distintos, avanza en un mundo globalizado donde lo local y lo variado tienen espacio y apertura suficientes. En dicho contexto, la región de Ayacucho y su institución educativa emblemática, la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, son espacios en los que el pluriculturalismo constituye la regla, no la excepción y la interculturalidad (con su respectiva cuota de afirmación) debe dejar de ser utopía para devenir en realidad. La región de Ayacucho, ubicada en la sierra centro-sur del Perú, constituye un espacio singular en el que dos culturas, la andina y la occidental, convergen históricamente y dan origen a un mestizaje que se expresa en patrones de comportamiento y formas tangibles que precisamente caracterizan a dicha región. Nos referimos al área cultural Pokra-Chanka, definida a mediados de la centuria pasada por el escritor y antropólogo José María Arguedas, caracterizada por la forma dialectal del quechua Ayacucho-Chanka, por el tipo de huayno mestizo, por los adornos de cera de las andas procesionales, por los danzantes de tijera, por el retablo ayacuchano y por el tipo particular de arquitectura mestiza. Dichos patrones se irradiaron desde la ciudad de Huamanga (el núcleo urbano del área cultural) hacia un territorio adyacente, formado por las vecinas provincias del Departamento de Huancavelica y de Chincheros y Andahuaylas, en Apurímac.2 Dicho territorio, además, fue configurado históricamente: durante la etapa prehispánica, con la formación del Imperio Huari y la reestructuración demográfica en tiempo de los Incas, y en la colonia con las reducciones del virrey Toledo y la formación del Obispado de Huamanga en 1609.3 No obstante, dicha área cultural se vio profundamente alterada desde mediados del siglo XX, por la penetración y desarrollo del capitalismo, que va llegando con las carreteras y los medios masivos de comunicación (la radio, la televisión y el internet), de tal modo que hoy es factible que los símbolos y valores de la globalización puedan coexistir con las formas tangibles de la zona Pokra-Chanka. Nos referimos al logo de la transnacional Coca Cola en las puertas de un retablo ayacuchano o al acompañamiento del huayno ayacuchano con sintetizadores y bajo electrónico. Y la Universidad de Huamanga, que es la institución educativa emblemática de la región como se señaló anteriormente, también es afectada por dicha presencia pluricultural. En efecto, la UNSCH 1 Docente y Coordinador General del Proyecto Hatun Ñan de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. 2 Cf. José María Arguedas: “Notas elementales sobre el arte popular religioso y la cultura mestiza en Huamanga” en Formación de una cultura nacional indoamericana. México D.F: Siglo Veintiuno, 1975. 3 Al respecto, cf. Jaime Urrutia: Huamanga: región e historia. Ayacucho: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, 1985. acoge en sus aulas a estudiantes que provienen de las provincias del departamento, de lugares como Andahuaylas o Acobamba, pero también de zonas vecinas como Huancayo o Ica. Es lógico suponer que estos estudiantes traen a Huamanga sus costumbres, formas de comportamiento y valores y los yuxtaponen a la cultura que encuentran en la urbe ayacuchana. Sin embargo, en nuestra localidad y en nuestra institución todavía subsisten relaciones de jerarquía y exclusión social, pese a la pluralidad cultural existente y a los intentos de democratización promovidos por el Estado. Dichas relaciones excluyentes tienen que ver con los residuos de las antiguas estructuras tradicionales y con las dificultades de autovaloración que precisamente ocasionan aquellos residuos. Iniciativas como Hatun Ñan intentan superar estas situaciones mediante la búsqueda de la acción afirmativa, que didácticamente “consiste en que B y C, que están más abajo que A, sean empujados e impulsados para equipararse con A y estar al mismo nivel de desarrollo económico y de poder”.4 Aunque esta última cita parezca una simple utopía, hay datos que nos permiten avizorar que andamos en la senda correcta. En una encuesta aplicada en el 2012 entre 371 estudiantes del Hatun Ñan-UNSCH, el 52,8 % de los encuestados cree que la discriminación en la Universidad tiende a aminorarse, mientras que sólo el 6,4 % considera que la discriminación se ha acentuado. Y el 34,7 % cree que la Universidad de Huamanga es intercultural, mientras que el 0,27 % cree que no lo es. Estas cifras sugieren que las relaciones están cambiando (aunque muy lentamente) y que los residuos se están evaporando. Ojalá que en los próximos años la horizontalidad y tolerancia entre individuos portadores de diferentes culturas sea un hecho latente y la interculturalidad nos permita imaginar y convivir en un país de todas las sangres. El Proyecto Hatun Ñan-UNSCH con su experiencia en las tres etapas de actividades, nos fortalece para intensificar esfuerzos para instituir en la universidad la interculturalidad como una práctica educativa, implementar nuevas estrategias de formación docente en temas de interculturalidad y ciudadanía, también crear espacios de reflexión y trabajo institucional aplicando los métodos ancestrales y modernos, para favorecer la formación integral de los estudiantes de educación superior. Para ello es preciso implementar la propuesta de formarlos con competencias interculturales e integrales, es menester que la propuesta debe pasar por fases de: sensibilización, revisión e interculturalización de los planes curriculares de todas las Escuelas de Formación Profesional. Para la sostenibilidad del proyecto, los integrantes de la Red de Programas Interculturales para la Justicia Social conformado por los programas Thakhi y RUPU de Chile, Hatun Ñan-Cusco y Hatun Ñan-Ayacucho de Perú, han generado un acuerdo que fue formalizado con la firma de un convenio entre los rectores de las 4 universidades involucradas, con el objetivo de conformar una red internacional de apoyo mutuo, presentándose finalmente a la Fundación Ford un nuevo Proyecto:”Facilitando el Ingreso y la Inserción Laboral de los Estudiantes Indígenas Universitarios: Un Camino Hacia La Justicia Social”. 4 Carlos Iván Degregori: Del mito de Inkarrí al mito del progreso. Migración y cambios culturales. Lima: IEP, 2013, pp. 321-322.