Correo de los lectores Bloqueo de rama izquierda. Un hallazgo casual, pero en ningún caso un hallazgo baladí Sr. Director: La Scottish Intercollegiate Guidelines Network, en su guía de práctica clínica sobre el síndrome coronario agudo publicada en febrero 20071, establece la aparición de novo en un paciente de un bloqueo de rama izquierda del haz de his como uno de los criterios para determinar que un paciente padece un síndrome coronario agudo. Presentamos el caso de una paciente de 60 años sin factores de riesgo cardiovascular que, a raíz de un episodio vasovagal, el electrocardiogama practicado en el servicio de urgencias hospitalario detectó un bloqueo de rama izquierda del haz de his sin otra patología destacable. El electrocardiograma en nuestro centro, a los siete días, nos mostró un ritmo sinusal con conducción intraventricular normal, sin bloqueos. El Eco-Doppler cardíaco practicado a los 30 días evidenció una aurícula izquierda discretamente dilatada, pero con un aneurisma del septo interauricular (ASI) sin shunt a través de él, con el resto de cavidades y parámetros de función cardíaca dentro de la normalidad. Un ASI es una malformación congénita del septo atrial, caracterizada por la protusión del septo que epiteliza la región del foramen oval hacia cualquiera de las dos aurículas, en muchas ocasiones, asociada a prolapso mitral o a foramen oval permeable2. Inmediatamente, comenzamos antiagregación con ácido acetilsalicílico 100 mg/día y protección gástrica con omeprazol 20 mg/día, ya que interpretamos que dicho ASI podía haber sido la causa de la embolia intracoronaria —bloqueo de rama izquierda— de una manera puntual y no masiva, dado el carácter reversible de dicho bloqueo. De este modo, pretendimos evitar posibles episodios embólicos sistémicos posteriores. En efecto, en un estudio etiológico prospectivo efectuado a 114 pacientes, de edades comprendidas entre los 14 y 45 años, con patología isquémica cerebral3, a un total de 31 se les descubrió, mediante ecografía transtorácica y/o transesofágica, una patología cardioembolígena no conocida previamente. En patología única o concomitante, se evidenciaron 14 casos con prolapso mitral, 8 con foramen oval permeable, 5 con estenosis mitral y 5 con ASI. En los cinco casos con ASI, se descartó específicamente cualquier otra patología cardioembolígena. Hay constancia angiográfica del rol embolígeno del ASI en la oclusión de una rama septal coronaria4. Varios estudios, entre ellos el de Zabalgoita M et al2, enfatizan la necesidad de tratar a los pacientes con ASI con antiagregación/anticoagulación, o si el paciente lo amerita, mediante la reparación endovascular. El caso que aquí presentamos abunda en la praxis médica habitual actual de estudiar cardiológicamente cualquier bloqueo de rama izquierda del haz de his de los pacientes de nuestra consulta, como epifenómeno siempre que es de una patología de base que conviene elucidar. Iris Ojeda Cuchillero y Josep Verdú Solans Medicina Familiar y Comunitaria. CAP La Gavarra. Cornellà de Llobregat. Barcelona. España. Bibliografía 1. Scottish Intercollegiate Guidelines Network. Disponible en: http://www. sign.ac.uk 2. Zabalgoita M, Norris LP, García M. Atrial septal aneurysm as a potential source of neurological ischemic events. Am J Card Imaging. 1994;8:39-44. 3. Soler-González R, Muñoz-Torrero JJ, Domínguez F, Oliver J, Díez-Tejedor E. Analysis of the echocardiographic findings in young patients with cerebral isquemia. Rev Neurol. 1999;29:972-6. 4. Guarino L, Baudouy M, Camous JP, Patouraux G, Varenne A, Guiran JB. Aneurysm of the interauricular septum by hernia de Vieussens’ valve, and suspected coronary embolism. Arch Mal Coeur Vaiss. 1979;72:1390-4. Parestesias, hipomagnesemia y omeprazol Sr. Director: Presentamos el caso de un paciente de 76 años con antecedentes personales de hemorragia digestiva alta en cuatro ocasiones (la última, en 1997) por ulcus duodenal, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y dislipemia, en tratamiento con omeprazol 20 mg, candersantan-hidroclotiazida 16 mg/12,5 mg y atorvastatina 10 mg, que acudió a la consulta de atención primaria en 2008 al presentar parestesias en manos y pies y calambres en miembros inferiores. En la analítica efectuada encontramos un nivel de calcio de 7,8 mg/dl (normal 8,8-10,8 mg/dl), fósforo 3,1 mg/dl (normal 2,5-4,5 mg/dl) y magnesio de 0,9 mg/dl (normal 1,8-2,6 mg/dl); el resto de la bioquímica y el hemograma fueron normales, así como el electrocardiograma efectuado. Se le deriva a urgencias del hospital, donde se confirman las alteraciones analíticas, se le realiza un electrocardiograma y se le da el alta con calcio y magnesio vía oral, retirándosele el diurético que tomaba. En la analítica de control realizada en atención primaria, una semana después, se volvió a confirmar la hipocalcemia, con unos valores de 8,5 mg/dl, y la hipomagnesemia de 1 mg/dl, a pesar del tratamiento por vía oral y la retirada del diurético. También se solicitó calcio en orina de 24 h, que fue normal, hormona paratiroidea de 22 pg/ml (normal 10-65 pg/ml) y vitamina D de 25 ng/ml (normal 18-30 ng/ml), por lo que se le deriva a medicina interna en 2009, donde se le realizan las siguientes pruebas complementarias: hemograma y coagulación normales; bioquímica: glucosa 140 mg/dl, calcio 9,1 mg/dl, fósforo 2,9 mg/dl, magnesio 1,3 mg/dl. Sistemático de orina normal, aclaramiento de creatinina 106 ml/min, magnesio en orina de 24 h 4,5 mg/día con una excreción fraccional de 0,41% que excluía la perdida renal de magnesio. Tránsito intestinal: hernia hiatal axial sin reflujo, bulbo duodenal deformado, divertículo en asa yeyunal. Ecografia abdominal: esteatosis hepática grado 1, signos de colecistitis crónica. Inhibidores de la bomba de protones (IBP) grado II. Gastroscopia: imagen sugestiva de gastritis antral, bulbo posulceroso. Anatomía patológica: mucosa gástrica de cuerpo con lesiones sugestivas de tratamiento prolongado con IBP, ausencia de Helicobacter pylori, mucosa de intestino delgado sin alteraciones. Se le diagnostica de hipocalcemia secundaria a hipomagnesemia e hipomagnesemia severa por probables pérdidas digestivas no filiadas, en tratamiento con calcio y magnesio vía oral. Los siguientes análisis que se hicieron de control en atención primaria fueron realizados cada seis meses, persistiendo la hipomagnesemia, aunque más leve, en casi todos ellos, a pesar del tratamiento con los suplementos orales de magnesio y calcio. En abril de 2011, tras leer unos artículos que relacionan IBP e hipomagnesemia, se suspende el tratamiento con omeprazol que estaba realizando y se sustituye por famotidina 40 mg. La analítica efectuada de control, cuatro semanas después de la supresión de omeprazol, demostró unos niveles de magnesio normales de 2 mg/dl (normal 1,8-2,6 mg/dl); sin embargo, el paciente empeoró de su dispepsia, teniendo que asociarse antiácidos, tipo almagato, al tratamiento; cinco semanas después de la sustitución del IBP por famotidina, el FMC. 2012;19(5):310-6 315