Matías Quero Exposición al margen de la voluntad personal y colectiva 10. El plano abarca distintas circunstancias, las que como una totalidad otorgan un espacio libre, de exposición. 11. El estar de la espera al estar en movimiento. Resulta como una panorámica que contrasta el acuerdo colectivo con la contemplación del viaje. 12. La mirada al exterior acentúa esta diferencia del estar. La ubicación dispone al cuerpo a una cierta altura de mira. El estar en la ciudad comprende una relación entablada entre el sujeto y el ritmo del entorno. Esta relación hace del sujeto un participante en el desenvolvimiento de este ritmo, teniendo la capacidad de regular su nivel de exposición en el plano público. Hablamos del estar como la forma en como se disponen los cuerpos en relación con la plenitud y pertenencia que entablan con el entorno. La forma del estar se rige por la constitución de la vía transitable, la cual es una extensión limitada por la realidad estacionaria, la pausa del ritmo público. Es en esta pausa donde caemos en la realidad del sujeto y su privacidad inserta en el espacio público. Su exposición es acorde a la contemplación personal manifestada en su postura. La persona se encierra o extiende de acuerdo a su interés revelador. Estas alternativas de disposición no son excluyentes entre si, más bien potencian aquella apreciación de lo público, la cual tiene que ver con el tránsito, aquello que se percibe por un instante pero que no se mantiene eternamente. La voluntad colectiva dentro de este plano transitorio no es más que una convergencia de las disposiciones individuales. Estas por si solas perciben y se ajustan a las condiciones del momento que disponen el entorno. Bajo estas condiciones encontramos por ejemplo la dirección de la vía transitable, presentada de igual forma para todos. Bajo la dirección el sujeto se dispone a contemplarla desde su límite o aprovecha su forma para privar su exposición en el entorno. 13. Existe la posibilidad del bienestar al margen de la exposición. El mostrarse es entonces un inconsciente revelador. 14. La calle pone de frente disposiciones contrarias, las que por un instante transforman lo propio del diseño a su origen, la vía peatonal. 15. El estar ordena el espacio de tránsito. La postura se orienta hacia cierta dirección, la que queda expuesta al observar de las personas. 16. El plano de la plaza sitúa para quienes se reconocen como parte de ella una atribución espectadora. 17. La instalación convoca a una pausa dentro del espacio. Esta pausa a su vez da cabida a una estar de interacción. 18. La sombra dispuesta en el espacio muchas veces acuerda con la persona un área de bienestar para la espera. Así también lo hace para lo escondido.