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Rev Esp Med Legal. 2010;36(3):104-109
ISSN: 0377-4732
PUBLICACIÓN OFICIAL
REVISTA ESPAÑOLA DE
MEDICINA LEGAL
DE LA
ASOCIACIÓN NACIONAL
DE
MÉDICOS FORENSES
REVISTA ESPAÑOLA DE
MEDICINA
LEGAL
36
3
Volumen
Número
Septiembre-Diciembre 2010
Fundada en 1974
Monográico sobre violencia de género
EDITORIAL
Medicina legal y forense y violencia de género
ORIGINALES
Perspectiva judicial de la violencia de pareja y doméstica
en España
Violencia del compañero íntimo contra la mujer: una mirada
desde la Salud Pública
Detección de la violencia de género en atención primaria
Valoración médico-forense de la mujer maltratada
Peril psicopatológico e intervención terapéutica con los agresores
contra la pareja
Asklepios y violencia de género: utilidad de una aplicación
informática
MEDICINA LEGAL EN IMÁGENES
www.elsevier.es/ mlegal
Violencia de género: lesiones incisas múltiples, a propósito
de un caso que se asemeja a la tortura
www.elsevier.es/mlegal
ORIGINAL
Detección de la violencia de género en atención primaria
Mireia Sansa, * y Jaume Sellarésb
a
b
Medicina de Familia, ABS El Cast ell, ICS, Cast elldef els, Barcelona, España
Medicina de Familia, CAP Sardenya, EBA, Barcelona, España
Recibido el 1 de j ulio de 2010; acept ado el 15 de oct ubre de 2010
PALABRAS CLAVE
Violencia de género;
At ención primaria;
Cribado
KEYWORDS
Gender violence;
Primary care;
Screening
Resumen
La violencia cont ra la muj er es un problema de salud pública. No hay un perfi l de víct ima
ni de persona agresora, sino que cualquiera puede sufrir una sit uación de malt rat o o ser
el causant e. La consult a de las muj eres se realiza a t ravés de demandas inespecífi cas sobre su salud, lo que debería hacer pensar en el malt rat o como problema de fondo. Es muy
import ant e que los profesionales de la at ención primaria se impliquen en la det ección
precoz de dicho problema de salud y se est ablezcan circuit os de coordinación ent re t odas
las inst it uciones implicadas con la fi nalidad de dar una respuest a int egral e int egrada a
est e t ipo de sit uaciones.
© 2010 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L.
Todos los derechos reservados.
Detection of gender violence in primary care
Abstract
Violence against women is a public healt h problem. There is no profi le on t he vict im or
aggressor; anyone may be a vict im of abuse or an aggressor. When women come int o
cont act wit h primary care due t o unspecifi c sympt oms of illness, we should t hink abuse
problems. It is very import ant t hat professionals of primary care are involved in t he early
det ect ion of t his healt h problem and coordinat ion syst ems of all inst it ut ions involved are
est ablished, wit h t he aim of giving a comprehensive and int egrat ed response t o t hese
sit uat ions.
© 2010 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Published by Elsevier España, S.L.
All right s reserved.
* Aut or para correspondencia
Correo elect rónico: 32423msc@comb.cat (M. Sans).
0377-4732/ $ - see front mat t er © 2010 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
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Det ección de la violencia de género en at ención primaria
Magnitud y consecuencias de la violencia
de género
La violencia cont ra la muj er es un problema de salud pública, t al y como det erminó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 19981. Todos los informes y est udios, t ant o de
ámbit o nacional como int ernacional, reit eran los alt os índices de prevalencia, así como la gravedad de sus consecuencias (en 2007, murieron 71 muj eres en España y se int erpusieron 126.293 denuncias por violencia de género2, lo que
represent a t an sólo un 5-10%de los casos reales de las muj eres afect adas; hast a j unio de 2010, 32 víct imas mort ales
y sólo en 5 de los casos hubo denuncias, lo que supone el
15,6%denunciado). Aproximadament e, un t ercio de las muj eres de t odo el mundo han sufrido alguna vez malt rat o por
part e de sus parej as; son víct imas y/ o supervivient es de
malt rat os, violaciones y asesinat os.
En el ámbit o sanit ario, algunos est udios han encont rado
que el 28,1% de las muj eres que visit an los servicios de salud ment al, el 48,6%de las que visit an la at ención primaria
y el 20% de las at endidas en urgencias hospit alarias sufren
malt rat os.
En España, según la III macroencuest a del Inst it ut o de la
Muj er 3, en 2006 el 9,3% de la población femenina consideraba que padecía algún t ipo de malt rat o, dent ro o fuera del
hogar. Y, según la president a del observat orio cont ra la violencia de género y domést ica, en España, el 11%de las denuncias present adas se acaban ret irando.
Lo ciert o es que t odos est os dat os sólo nos dan una visión orient at iva de la sit uación act ual, ya que normalment e la violencia de género se da en el seno del hogar y est o
propicia que se considere una cuest ión “ privada” , en la
cual f amiliares, amigos y aut oridades son ret icent es a int ervenir; se mant iene en secret o y muchas muj eres niegan
que son víct imas, ya que la ident idad f emenina t radicional
se basa en la sumisión, la disponibilidad y la supedit ación
al varón. A menudo sient en miedo, vergüenza, minimizan
la gravedad y peligrosidad de su sit uación, se resist en a
reconocerlo y pueden llegar a aut oculparse, con lo que
result a muy dif ícil ident ifi car dichas sit uaciones de malt rat o cuando no hay lesiones f ísicas; aunque af ort unadament e, cada vez menos, gracias a la mayor sensibilidad
social en ref erencia a est e problema, las campañas públicas y la dif usión realizada por los dif erent es medios de
comunicación.
Debemos t ener present e que la violencia de género se da
en t odas las clases sociales, religiones y niveles educat ivos;
no hay un perfi l t ípico de muj er malt rat ada. Cualquier muj er, y más si acude con frecuencia a su médico de familia,
puede est ar siendo víct ima de violencia.
Así pues, vemos que se t rat a de un problema de salud
import ant e, por su magnit ud y sus consecuencias (t abla 1).
105
Tabla 1
Consecuencias en la salud
Consecuencias fat ales
Muert e (por homicidio, suicidio, et c.)
Consecuencias en la salud física
Lesiones diversas en det erminadas part es del cuerpo
(cabeza, cuello y ext remidades): cont usiones,
t raumat ismos, heridas, quemaduras, que pueden
producir discapacidad o det erioro funcional
Sínt omas físicos inespecífi cos y/ o t rast ornos
psicosomát icos (cefaleas, lumbalgias, dolor
abdominal, palpit aciones, fat iga, dolor generalizado,
molest ias urinarias, colon irrit able, et c.)
Consecuencias en salud sexual y reproduct iva
Por relaciones sexuales forzadas: pérdida de deseo
sexual, t rast ornos menst ruales, enfermedades
de t ransmisión sexual, incluidos VIH/ sida,
sangrado y fi brosis vaginal, dispareunia, dolor
pelviano crónico, infección urinaria, embarazo
no deseado, et c.
Por malt rat o durant e el embarazo: hemorragia vaginal,
amenaza de abort o, muert e fet al, part o premat uro,
baj o peso al nacer, et c.
Consecuencias en la salud psíquica
Depresión
Ansiedad, afl icción, baj a aut oest ima, desvalorización
Trast ornos del sueño
Trast orno por est rés post raumát ico; anest esia
emocional, sensación de irrealidad, reacción
emocional desmesurada, irrit abilidad, t emor
Trast ornos de la conduct a aliment aria
Ideas de suicidio, int ent o de suicidio
Abuso de alcohol, drogas y psicofármacos
Consecuencias en la salud social
Aislamient o social
Pérdida de empleo
Absent ismo laboral
Disminución del número de días de vida saludable
Consecuencias en la salud de las hij as y los hij os
Riesgo de alt eración de su desarrollo int egral
Sent imient os de amenaza
Difi cult ades de aprendizaj e y socialización
Adopción de comport amient os de sumisión o violencia
con sus compañeros y compañeras
Mayor frecuencia de enfermedades psicosomát icas
Con frecuencia son víct imas de malt rat o por part e del
padre
Violencia t ransgeneracional con alt a t olerancia a
sit uaciones de violencia
La violencia t ambién puede afect ar a ot ras personas
dependient es de la muj er y que convivan con ella
Contextualización y concepto
La violencia, desde una perspect iva general, se puede defi nir como la acción u omisión innecesaria y dest ruct iva de
una persona hacia ot ra.
La Organización de las Naciones Unidas defi ne la violencia de género como los act os hacia las muj eres que pueden
t ener como result ado un daño o sufrimient o físico, psíquico
sexual para la muj er, así como las amenazas de est os act os,
la coacción o la privación arbit raria de la libert ad, t ant o en
la vía pública como privada. Y la violencia domést ica, cuando est os act os los realizan miembros de la familia o persona
de relación de afect ividad análoga.
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M. Sans y J. Sellarés
Tipos de violencia
Detección en atención primaria
— Física: daños en el cuerpo de una persona (bofet ones,
golpes, empuj ones, quemaduras, et c.) que pueden dar
como result ado fract uras, heridas, cont usiones, hemat omas o incluso la muert e.
—Psicológica: act o o conduct a int encionados y prolongados
en el t iempo, que at ent an cont ra la int egridad psíquica
y emocional de la muj er y cont ra su dignidad como persona, y que t ienen como obj et ivo imponer las paut as de comport amient o que el hombre considera que debe t ener su
parej a. Sus manifest aciones son amenazas, insult os, coacciones, descalifi caciones, humillaciones o vej aciones, exigencia de obediencia, aislamient o social, culpabilización,
privación de libert ad, cont rol económico, chant aj e emocional, rechazo o abandono. Est e t ipo de violencia no es t an
visible como la física o la sexual, es más difícil de demost rar, y en muchas ocasiones la víct ima no la ident ifi ca como
t al, sino como manifest aciones propias del caráct er del
agresor. Además, en el caso de la violencia ej ercida cont ra
las muj eres por la parej a o la ex parej a, deben t enerse en
cuent a dos element os import ant es: la reit eración de los
act os violent os y la sit uación de dominio del agresor, que
ut iliza la violencia para somet er y cont rolar a la víct ima.
— Sexual: imposición de una relación sexual cont ra la volunt ad (agresión, abuso, t ocamient os, inducción a la prost it ución, et c.). Las agresiones sexuales comprenden cualquier at ent ado cont ra la libert ad sexual de ot ra persona,
realizado con violencia o int imidación. Ent re est as se encuent ra la violación: cuando la agresión sexual consist e
en la penet ración con el órgano sexual por vía vaginal,
anal o bucal o la int roducción de cualquier clase de obj et o o miembros corporales (por ej emplo, los dedos) por vía
vaginal o anal. Pero t ambién hay agresión sexual cuando
se at ent a cont ra la libert ad sexual de la muj er, aunque
ello no implique cont act o físico ent re est a y el agresor
(obligarla a mast urbarse o a mant ener relaciones sexuales con t erceros). Los abusos sexuales comprenden t ambién cualquier at ent ado cont ra la libert ad sexual de ot ra
persona, pero realizado sin violencia ni int imidación,
aunque siempre sin que medie el consent imient o de dicha persona. Se consideran abusos sexuales no consent idos (además de los que se ej ecut an sobre menores de 13
años) aquellos en que el consent imient o se obt iene prevaleciéndose el responsable de una sit uación de superioridad manifi est a que coart e la libert ad de la víct ima. En
el ámbit o laboral, el acoso sexual es t ambién una forma
de violencia cont ra la muj er. Exist e cuando se solicit a a la
muj er (para sí o para un t ercero) favores de nat uraleza
sexual, que con ello se genera en la víct ima una sit uación
obj et iva y gravement e int imidat oria, host il o humillant e.
Además, hay ot ras formas de violencia sexual menos est udiadas en nuest ro país que no pueden obviarse, como,
por ej emplo, las mut ilaciones sexuales, el t ráfi co de niñas y muj eres o el t urismo sexual, ent re ot ras. Est as formas de violencia t ambién son violencia de género.
La at ención primaria (AP) de salud es el nivel del sist ema
sanit ario accesible a cualquier necesidad y problemas nuevos, que da una at ención cent rada en la persona, que at iende t odos los problemas y coordina e int egra la at ención de
salud prest ada en ot ros lugares o por ot ros profesionales, t al
y como indicó Barbara St arfi eld4. Es evident e que en la AP
confl uyen una serie de caract eríst icas, como la accesibilidad,
el cont act o direct o y cont inuado con las pacient es y el hecho
de cont ar con equipos int erdisciplinarios, que pueden facilit ar que la pacient e malt rat ada sient a confi anza para cont ar
su problema, dent ro de un cont ext o de confi dencialidad.
Todavía son muchas las muj eres que acuden a nuest ras
consult as por sínt omas inespecífi cos y quej as repet idas que
hacen sospechar, a veces, que se las est á malt rat ando; sobre t odo, cuando est os sínt omas se producen de forma persist ent e sin obj et ivar una causa clínica clara, persist en en
el t iempo, se cronifi can, hay una disonancia ent re sínt omas
y signos y no se resuelven.
Como la mayoría de las muj eres pasan en algún moment o
de su vida por nuest ras consult as (embarazo, part o, pospart o, menopausia, cuidado de las personas mayores, et c.), es
muy import ant e que los médicos y enfermeras de AP est emos
sensibilizados y aprovechemos est e cont act o con nuest ro servicio para realizar una det ección precoz, una criba oport uníst ica del malt rat o; siempre debemos t ener una act it ud
de alert a ant e conduct as, sínt omas o signos de sospecha.
La OMS recomienda que en la primera visit a de cada muj er, al iniciar la hist oria clínica, se realicen pregunt as explorat orias de abordaj e biopsicosocial; es decir, que pregunt emos con regularidad, y cuando sea fact ible, a t odas las
muj eres sobre la violencia domést ica, como t area habit ual
dent ro de las act ividades prevent ivas en AP. Obviament e,
según el conocimient o que t engamos de la muj er, deberemos ant es cont ext ualizar las pregunt as y hacer una breve
int roducción del t ema (t abla 2).
Para ello, es import ant e que t odos los profesionales seamos conscient es del problema que represent a, que est emos
formados y que sigamos un prot ocolo de act uación en cuant o a det ección (indicadores de sospecha, indicadores de la
sit uación de violencia y del riesgo de dicha violencia) e int ervención sobre él (ofrecer at ención sanit aria, ayudar a
ent ender su malest ar y sus problemas de salud como una
consecuencia de la violencia y el miedo, informar y remit ir
a las pacient es a los recursos disponibles de la comunidad,
mant ener la privacidad y la confi dencialidad de la información obt enida, est imular y apoyar a la muj er a lo largo de
t odo el proceso, respet ando su propia evolución, est ablecer
una coordinación con ot ros profesionales e inst it uciones,
realizar el part e de lesiones e informe médico correspondient e, et c.).
El art iculo 15 de la Const it ución española garant iza el
derecho fundament al a la int egridad física y moral. Los
malt rat os físicos o psíquicos est án t ipifi cados como delit o
de lesiones.
Indicadores de sospecha
Los profesionales que t rabaj amos en el campo de la at ención primaria debemos saber que hay una serie de signos y
sínt omas que pueden hacer pensar que una muj er sufre violencia de género y debemos saberlos det ect ar, mant eniendo
siempre una act it ud de alert a en la consult a para ident ifi carlos (t abla 3).
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Det ección de la violencia de género en at ención primaria
Tabla 2
Cont ext ualización y pregunt as generales
1. Cont ext ualización
“ La violencia en la vida de las muj eres es un problema
muy común y puede ser muy grave. Por eso, de
forma habit ual, pregunt o a t odas mis pacient es
sobre ello…”
“ Ya sabe que ahora se habla mucho de los malt rat os.
Son un problema común y pueden ser muy graves.
Por eso, de forma habit ual pregunt o a t odas mis
pacient es sobre ello…”
“ Muchas muj eres experiment an algún t ipo de malt rat o
a lo largo de su vida; por eso, de forma habit ual
pregunt o a t odas mis pacient es sobre ello…”
2. Pregunt as generales
¿Cómo descansa por la noche?
¿Cómo van las cosas por casa? ¿Le preocupa alguna
cosa? ¿A qué cree que se debe su malest ar?
¿Est á viviendo alguna sit uación problemát ica que la
haga sent ir así?
¿Cómo resuelve sus diferencias con su marido/ muj er?
¿Alguna vez en su casa se ha sent ido amenazada?
¿Le t iene miedo?
¿La ha amenazado, insult ado o dado empuj ones?
¿Le ha llegado a pegar?
Entrevista clínica
La ent revist a clínica es nuest ra principal herramient a para
la det ección, el diagnóst ico y la at ención a est as muj eres5,6.
En primer lugar, debemos est ablecer un clima de confi anza
y respet o que facilit e la ent revist a clínica dirigida a la muj er con sospecha de malt rat os. Para ello, es import ant e que
veamos a la muj er a solas, le aseguremos la confi dencialidad de sus declaraciones, le facilit emos la expresión de sus
sent imient os, mant engamos una act it ud empát ica con una
escucha act iva y sigamos una secuencia lógica de pregunt as
más generales e indirect as a ot ras más concret as y direct as
(t abla 4).
Es muy import ant e que en est a ent revist a expresemos clarament e que nunca est á j ust ifi cada la violencia en las relaciones humanas y, sobre t odo, que creamos lo que nos cuent a
la muj er, sin poner en duda la int erpret ación de los hechos,
sin emit ir j uicios, int ent ando quit ar miedo a la revelación del
abuso. Y en el caso de que lo reconozca, hacer sent ir a la
muj er que no es culpable de la violencia que sufre. Ayudarla
a pensar, ordenar sus ideas y t omar decisiones. Alert ar a la
muj er de los riesgos y acept ar su elección. No dar la impresión de que t odo se va a arreglar fácilment e. Evit ar dar falsas
esperanzas y crit icar la act it ud o ausencia de respuest a de la
muj er con frases como: “ ¿Por qué sigue con él? Si ust ed quisiera acabar, se iría…” . No desvalorar la sensación de peligro
expresada por la muj er y no imponer crit erios o decisiones.
Intervención y seguimiento
Cuando hemos confi rmado la sospecha de malt rat os a una
muj er, debemos int ervenir rápidament e, informándola ade-
107
cuadament e y derivándola cuando las caract eríst icas del
caso lo requieran. Lo ciert o es que no act uaremos igual en
t odos los casos, de ello dependerá si la muj er reconoce o no
el malt rat o y según la sit uación de riesgo en que se encuent re. Deberemos seguir los prot ocolos int ernos de cada cent ro, servicio o est ament o público de los diferent es ámbit os:
sanit ario7,8, social, policial, j urídico, et c. Y en cualquier
caso, es fundament al y básico t ener en cuent a un aspect o
esencial, la confi dencialidad.
Teniendo en cuent a est os aspect os, y con el fi n de act uar
homogéneament e, se est ablecen paut as de act uación, en la
misma visit a y/ o en las siguient es, en función de la sit uación en que se encuent re la muj er:
— Muj er de quien sospechamos que sufre malt rat os.
— Muj er que reconoce sufrir malt rat os pero no se encuent ra
en peligro ext remo.
— Muj er que reconoce sufrir malt rat os y se encuent ra en
peligro ext remo.
En t odos los casos, deberemos realizar el regist ro en la
hist oria clínica (est e regist ro puede servir como prueba en
un proceso j udicial). En el caso de sospecha de malt rat os,
se regist ra y, en caso de confi rmación por part e de la muj er,
t ranscribiremos los hechos que refi era en cuant o a fechas,
lugar, t ipo de agresión y riesgo y at enderemos los problemas
físicos, psíquicos y sociales encont rados mediant e una at ención int egral e int erdisciplinaria.
Asimismo, informaremos a la muj er de la sit uación en
que se encuent ra. En el caso de la muj er de quien sospechamos que sufre malt rat os, la acompañaremos en el reconocimient o de la sit uación de violencia y en la t oma de decisiones, de manera empát ica y, en caso de que acabe
reconociéndolos y no quiera denunciar, deberemos dar la
información básica sobre sus derechos y sobre los servicios
donde puede acudir con la fi nalidad de obt ener más información, asesoramient o y asist encia, y ofert ar, si es posible,
la part icipación en int ervenciones grupales (grupos de muj eres en el cent ro o en ot ros recursos de la zona). En el caso
de la muj er que reconoce sufrir malt rat os pero no se encuent ra en peligro ext remo, plant earemos la elaboración
de una est rat egia de seguridad ant e una posible sit uación
ext rema y est ableceremos un plan de consult as de seguimient o para ayudarla en el afront amient o de su sit uación y
favorecer la t oma de decisiones para iniciar cambios en su
sit uación, previniendo nuevas sit uaciones de violencia hacia ella o sus hij os y familiares. Derivaremos (si se est ima
necesario y previo consent imient o de la muj er) a los recursos más adecuados, adj unt ando un informe médico o un
part e de lesiones, cuando proceda.
En el caso de la muj er que reconoce sufrir malt rat os y se
encuent ra en peligro ext remo, debemos informarle de la
sit uación de peligro en que se encuent ra, t ransmit irle que
no est á sola y plant earle las posibles est rat egias a seguir. Es
import ant e conocer la sit uación familiar, personas dependient es y los recursos con que cuent a y emit ir el part e de
lesiones e informe médico, además de ent regarle una copia
e informarle de sus implicaciones.
Finalment e, conviene insist ir en que la primera act uación que realizar será siempre la prot ección de la int egridad física de la víct ima y los familiares en peligro y, segui-
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Tabla 3
M. Sans y J. Sellarés
Signos y sínt omas de sospecha
Ant ecedent es de haber sufrido o presenciado malt rat os
en la infancia
Ant ecedent es personales y de hábit os de vida
Lesiones frecuent es
Abuso de alcohol u ot ras drogas
Abuso de medicament os, sobre t odo, psicofármacos
Problemas ginecológicos u obst ét ricos
Ausencia de cont rol de la fecundidad (muchos embarazos,
embarazos no deseados o no acept ados)
Presencia de lesiones en genit ales, abdomen o mamas
durant e los embarazos
Dispareunia, dolor pelviano, infecciones ginecológicas de
repet ición, anorgasmia, dismenorrea
Hist oria de abort os repet idos
Hij os con baj o peso al nacer
Ret raso en la solicit ud de at ención prenat al
Sínt omas psicológicos frecuent es
Insomnio
Depresión
Ansiedad
Trast orno de est rés post raumát ico
Int ent os de suicidio
Baj a aut oest ima
Agot amient o psíquico
Irrit abilidad
Trast ornos de la conduct a aliment aria
Labilidad emocional
Sínt omas físicos frecuent es
Cefalea
Cervicalgia
Dolor crónico en general
Mareo
Molest ias gast roint est inales (diarrea, est reñimient o,
dispepsia, vómit os, dolor abdominal)
Molest ias pelvianas
Difi cult ades respirat orias
Ut ilización de servicios sanit arios
Exist encia de periodos de hiperfrecuent ación y ot ros de
abandono (largas ausencias)
Incumplimient o de cit as o t rat amient os
Uso repet it ivo de los servicios de urgencias
Frecuent es hospit alizaciones
Acudir con la parej a cuando ant es no lo hacía
Sit uaciones de mayor vulnerabilidad y dependencia de la
muj er
Sit uaciones de cambio vit al: embarazo y puerperio,
noviazgo, separación, j ubilación propia o de la parej a
Sit uaciones que aument an la dependencia: aislamient o
t ant o familiar como social, migración, t ant o int erna o
nacional como ext ranj era, enfermedad discapacit ant e,
dependencia física o económica, difi cult ades laborales
y desempleo, difi cult ades de formación y de ascenso en
el t rabaj o, ausencia de habilidades sociales
Sit uaciones de exclusión social (reclusas, prost it ución,
indigencia)
Información de familiares, amist ades o de ot ros
profesionales e inst it uciones de que la muj er est á
siendo víct ima de malt rat os
Tabla 4 Pregunt as para valorar t ipo de violencia,
inseguridad y riesgo
Violencia física
¿Su parej a la empuj a o agarra?
¿Su parej a la golpea, le da bofet adas o cualquier ot ra
agresión?
Violencia sexual
¿Su parej a la obliga a t ener relaciones sexuales cont ra
su volunt ad?
¿Le fuerza a llevar a cabo alguna práct ica sexual que
ust ed no desea?
Violencia psicológica
¿Le grit a a menudo o le habla de manera aut orit aria?
¿Amenaza con hacerles daño a ust ed, a las hij as o los
hij os, ot ras personas o animales domést icos?
¿La insult a, ridiculiza o menosprecia, a solas o delant e
de ot ras personas?
¿Se pone celoso sin mot ivo?
¿Le impide o difi cult a ver a su familia o a sus amist ades?
¿La culpa de t odo lo que sucede?
¿Le cont rola el dinero y la obliga a rendir cuent a de los
gast os?
¿Le impide t rabaj ar fuera de casa o est udiar?
¿La amenaza con quit arle a los hij os o hij as si lo
abandona?
¿Ignora sus sent imient os, su presencia, et c.?
Inseguridad y riesgo
¿Se sient e segura?
¿Tiene miedo?
¿Hay armas de fuego en casa?
¿Su parej a/ marido rompe obj et os en casa?
¿Corren peligro sus hij os?
dament e, se derivará con caráct er urgent e a t rabaj o social
o a los servicios de apoyo de 24 horas de emergencias sociales para muj eres malt rat adas: 016 (at ención a víct imas de
malt rat os por violencia de género, 900 116 016 para personas con discapacidad audit iva y/ o del habla) o, en su defect o, a los Servicios de At ención de Urgencias y Emergencias
(112) o a los t eléfonos de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Bibliografía
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1193049890202&pagename=Minist erioIgualdad%2FMIGU_Mult imedia_FP%2FMIGU_list adoSubcat egoria
3. Inst it ut o de la Muj er. III Macroencuest a sobre la Violencia cont ra
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