Antes de la concentración del 13-D me asaltaron bastantes

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Antes de la concentración del 13-D de 2009 me asaltaron bastantes dudas sobre qué
me encontraría ese día frente al Ministerio de Defensa, pues acudía con mi familia, que
como todas las familias de los compañeros son sensibles a nuestros problemas por la
propia convivencia, pero tenía un cierto resquemor por lo que me pudiera encontrar allí.
Ciertas maniobras e insinuaciones realizadas en algún cuartel (lo cierto es que lo
hicieron pocos) llamaban al temor por alguna posible represalia. También es cierto, que
ante mi ignorancia pensé que quizás estuviera allí la policía para disolvernos o, incluso,
la policía militar. Ya sabéis, el miedo es libre.
El día amaneció frío y tras un viaje de dos horas llegamos a las cercanías del
Ministerio, aparcamos sin ninguna dificultad, tomamos un café y bollería recién hecha
en Castellana y desde el primer momento pude adivinar que los que allí se encontraban
eran compañeros; militares con sus familias, niños de todas las edades, maridos,
esposas, que ya charlaban antes de la concentración sobre cómo se desarrollarían los
actos. La confianza con que les vi, me dio mucha tranquilidad; aunque seguía
temblando…de frio.
Y así fue como, diez minutos antes de la hora, mi sorpresa fue mayúscula cuando, sin
saber de dónde salían tantas personas, las calles que desembocaban en el lugar de la
concentración fueron llenando el espacio como afluentes de un río; no éramos cientos,
sino miles, los que con sus respectivas familias (niños incluidos), nos dirigíamos a una
concentración donde, en una jornada reivindicativa pero festiva, íbamos a vivir uno de
los momentos más emocionantes que recuerdo; la petición, por fin colectiva, de
dignidad, éramos miles de personas con una sola voz, reivindicando pacíficamente con
nuestros seres queridos ser titulares de derechos como cualquier ciudadano español.
Algo que me entusiasmó, a continuación, fue ver que no estaba ante personas
desconocidas. Empecé a reconocer a compañeros y amigos y enseguida empezaron los
abrazos a los que uno no veía desde hace tiempo y esas miradas cómplices de estar
asistiendo por fin, a un esfuerzo colectivo que nos llenaba de emoción; estábamos
participando en un acto del que hablaría la historia de España; militares en democracia
alzando la voz y pidiendo libertad y derechos. Quien nos lo habría dicho, hace unos
años o, tan siquiera unos pocos meses antes.
Las fuerzas de seguridad dieron ejemplo de cómo se protege un acto de estas
características, y se notaba que no sólo estaban allí por obligación, algunos agentes nos
manifestaron su apoyo explícito y la mañana se desarrolló en un ambiente festivo pero
reivindicativo.
Los que allí estuvimos, aunque la mañana fue fría, nos marchamos con un calor
reconfortante, el de haber perdido el miedo a expresarnos juntos en libertad, el de
habernos sacudido, al fin, el polvo anquilosante de quien jamás ha podido expresarse
libremente. Hubo discursos, pancartas, se corearon gritos pidiendo justicia; pero aún me
emociono al recordar a mis compañeros y sus familias con un brillo especial en los ojos
y una forma de mirarnos desconocida para mí, ese día se vivió una jornada histórica, un
hito en la trayectoria democrática de España y de sus Fuerzas Armadas. Además
hicimos gala de nuestro saber estar y la organización y el comportamiento fueron
exquisitos.
Alguien llegó a insinuar, que nos pasaría el día de después en nuestros destinos.
NO PASÓ ABSOLUTAMENTE NADA.
Yo este año repito, es mi derecho y me lo pide mi dignidad y por lo que nos jugamos
con la futura ley de derechos y por lo que está suponiendo la aplicación de la Ley de la
carrera militar os animo a acudir a la concentración del 16 de octubre, por que seremos
más, por lo tanto más corazones y más emociones, para que se oiga nuestra voz.
Me pregunto y os pregunto; ¿Quién obtiene la victoria de nuestro miedo?, los que
quieren acabar con las asociaciones y con las acciones reivindicativas, ¡Nuestro miedo
es su victoria!
Esta batalla se pierde con resignación y se gana con acción.
Todos a Madrid el 16 de octubre. Vivamos, de forma masiva esta vez, una nueva
jornada histórica para que se haga justicia con los militares españoles y sus familias. El
16 de octubre, a Madrid a vivir una jornada pacífica, reivindicativa y festiva.
¡YO ESTUVE ALLÍ, YO ESTARÉ ALLÍ!
www.aume.org
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