A Alonso de Ovalle, S.J. Histórica relación del Reyno de Chile El Mercurio, Universidad de Salamanca, Banco Santander Chile y Corporación del Patrimonio Cultural de Chile, 2012 (reedición), 612 páginas 56 440 l cumplirse doscientos años de la restauración de la Compañía de Jesús, suprimida en el mundo por el papa Clemente XIV en 1773, el padre Adolfo Nicolás, Superior General de la Congregación, ha invitado a los jesuitas a volver la mirada a su historia. Se trata no solo de recordar este aniversario, sino también de revisar y poner al día sus esfuerzos al servicio de la evangelización. Esto no significa que la Compañía deba disponerse a acumular elogios sobre sus predecesores. Es más bien una invitación a que examine lo recibido, profundizando con gratitud y humildad lo que ha hecho bien y, sobre todo, a que enmiende aquello en lo que no ha sido fiel. El mismo padre Nicolás ha alertado sobre la frecuente tentación que han sufrido los jesuitas a lo largo de su historia de celebrar tan solo los éxitos. Es que a veces es necesario fracasar para seguir más fielmente el Reino de Dios. En esta perspectiva, celebrar la reedición de la Histórica relación del Reyno de Chile del padre Alonso Ovalle, S.J., debe ayudarnos a los miembros de esta Congregación a una reflexión orante que permita percibir con mayor claridad la realidad de nuestro país para entregarnos con más generosidad a lo que el Señor pide de nosotros en el momento presente. El autor de la Histórica relación… ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en 1618, cuando tenía 15 años. Su familia se opuso tenazmente a este ingreso, recurriendo a todos los medios para disuadirlo, pasando por los judiciales e incluso la fuerza. Todo fue en vano. Durante su formación como religioso y sacerdote fue testigo de los esfuerzos de la Orden por defender los derechos de los indios. En particular la Guerra Defensiva, propiciada por el padre Luis de Valdivia, S.J., que mejoraba las relaciones de los pueblos originarios con los españoles, reconociendo a los primeros autonomía y soberanía en sus territorios. Esta era una preocupación de toda la Compañía de Jesús. Por eso los jesuitas de Chile suprimieron para sus obras en 1607 el llamado “servicio personal” de los indígenas y, mediante declaración ante notario, en 1608 se obligó a pagar a los indios empleados por la Compañía una remuneración que en muchos aspectos resulta precursora del llamado “salario justo” que la Iglesia católica propiciaría a partir del siglo XIX como respuesta a los abusos que se cometían contra trabajadores y obreros durante la Revolución Industrial. Sin embargo, es justo, y a la vez triste, reconocer que durante el mismo período los jesuitas utilizábamos en Chile el trabajo de esclavos; un trabajo que había sido propuesto por eminentes teólogos, como fray Bartolomé de las Casas, para evitar que se abusara de los indígenas. Nuestro historiador sirvió también en el llamado “apostolado de los morenos”, es decir, precisamente con los esclavos negros y sus familias. Es probable que conociera su idioma. En la Cofradía de los Morenos bautizó, confesó y acompañó a muchos moribundos. Organizó fiestas y utilizó las representaciones como modos de evangelización. Alonso Ovalle fue elegido por sus compañeros jesuitas como representante para informar a la Congregación General en Roma de la marcha de la Compañía en Chile y recibió también encargos del Cabildo de Santiago para tramitar en la Corte de Madrid y en la curia papal. En su larga estadía en Roma, le pidieron a Ovalle que contara algo sobre su lejano país. Entonces Chile era prácticamente desconocido. Usando su memoria y la documentación existente en los archivos jesuitas, escribió su Histórica relación. Esos archivos contenían las “cartas annuas”, que todos los misioneros enviaban anualmente a Roma, informando de sus actividades y de las características de los lugares que misionaban. Los expertos consideran que su obra es la primera historia propiamente tal de Chile, y para los hombres y mujeres de fe, decir historia es traer a la memoria la acción de Dios y su respuesta ante sus llamados. El texto tiene no solo un gran valor histórico, y una enorme calidad y pureza del lenguaje, sino que también permite seguir cómo los trazos de Dios iban contribuyendo a la construcción de nuestro país. El padre Ovalle cuenta todo al modo y con las exigencias propias del género histórico de su época, pero sin complejidades que alejasen a los lectores. Por eso, en la narración incorpora refranes y dichos populares como, por ejemplo, “abarcó más de lo que pudo apretar”, “donde esperaban hallar oro, hallaron el lloro”, “la codicia rompe el saco”, “todo tiene remedio si no es la muerte”, que junto a otros recursos estilísticos amenizan la lectura y le dan un tono vivaz. Leyendo esta obra, impresiona el nivel que tenía la educación que se impartía en Chile en SEPTIEMBRE 2012 LIBROS esos años. Toda su formación la recibió Ovalle en Chile, estudiando con los jesuitas, quienes junto con los padres dominicos fueron los primeros en dar títulos universitarios en esta parte del mundo. Por su lenguaje, las referencias y la concepción de la obra, queda claro que estamos ante un hombre muy culto. Una dimensión muy jesuita en Ovalle es su profunda y atenta observación a todo lo que lo rodea, valorando no solo los acontecimientos de la historia, sino también la maravilla y belleza de la Creación. Ovalle era fiel hijo de Ignacio, encontrando y amando a Dios en todas las cosas. Para los cristianos, el Señor de la historia no es un ser lejano y arbitrariamente todopoderoso, sino un Dios encarnado, que por amor asumió nuestra naturaleza en todo lo que es verdaderamente humano. Es por eso que nada en la Creación nos puede resultar indiferente. Por lo mismo, aunque los creyentes no tenemos fronteras y vivimos en una dimensión universal de fraternidad, ello no se contrapone al amor particular por las personas, la cultura, la historia y la tierra en la que nacemos o vivimos. Más bien supone el arraigo profundo del corazón al lugar en el que se sirve, como exigencia de concreción, porque es en esa concreción, en esa realidad palpable, donde se transparenta la acción de Dios. Todo lo anterior se manifiesta de manera notable en Ovalle, en quien es evidente la universalidad de su perspectiva, que va más allá de ideas, corrientes de pensamiento o nacionalidades, y, a la vez, manifiesta un profundo apego a esta tierra que lo vio nacer y crecer. Universalidad y arraigo en la propia cultura, por su capacidad para vivir en medio de esa tensión, su trabajo ha conservado relevancia a través del tiempo. Este amor por su tierra es lo que lo lleva a querer dar a conocer lo que ama: por una parte, la misión y trabajos de la Compañía de Jesús en el anuncio del Evangelio, y, por otra, las características de Chile mismo. En la Histórica relación abundan las descripciones detalladas y casi poéticas de la naturaleza: la Cordillera de los Andes, las corrientes de agua, el mar, la música, los perfumes y aromas, los alimentos. Ciertamente, Ovalle deseaba no solo que se valorara nuestro país, sino que pretendía que otros muchos quisieran venir a sumarse a este proyecto de nación. Así, el autor puede contarSEPTIEMBRE 2012 se entre los precursores de los grandes proyectos para poblar nuestro vasto territorio. A esto se deben las alusiones a temas que no dejan de ser curiosos, como la ausencia de chinches, el uso de hierbas medicinales, la efectividad de la medicina de las machis, el clima, las estaciones, etc. Sin dejar de mencionar, por otra parte, algunas “dificultades”, como los volcanes y terremotos. Su deseo de ponderar las bondades del Reyno de Chile lo lleva prácticamente a silenciar los antecedentes de su estadía en Roma, lo que resulta sorprendente, atendida su sensibilidad y gran cultura que lo harían sorprenderse y emocionarse con los personajes, acontecimientos y obras de arte de la ciudad eterna. Ovalle es fiel testimonio de que los jesuitas deseamos ser colaboradores en la misión de Cristo. No tenemos un programa propio, sino que buscamos hacer en todo la voluntad de aquel que nos eligió como compañeros suyos, para que todos tengan vida, y la tengan en plenitud. Deberíamos estar donde haya situaciones de muerte, de discriminación, de falta de dignidad o cualquier otra vulneración de la dignidad de los hijos e hijas de Dios. Por eso, Ovalle apreció la obra incomprendida del padre Luis de Valdivia, S.J., fundador de la misión jesuita en Chile y gran defensor de los Mapuche, dándose tiempo en su apretada agenda para visitar al viejo misionero que vivía sus últimos años ignorado en Valladolid. Si recordamos al padre Alonso de Ovalle, S.J., es por su fidelidad a esta misión, porque consagró su vida al servicio de sus hermanos y hermanas chilenos, especialmente a los más débiles. Desgraciadamente, no pudo volver a su patria. En su largo viaje de regreso, murió en Lima, lejos de las montañas, los ríos y el pueblo que él amaba, cuya historia inmortalizó y dio a conocer en Europa. Para un jesuita de estos tiempos y para la formación que damos a nuestros jóvenes, es un enorme desafío alcanzar una actitud semejante a la de nuestro antecesor. Está claro que su visión de lo religioso es más amplia que lo meramente devocional o sacramental. Para él todo lo propiamente humano tiene importancia. El desarrollo integral de la patria, la paz, el cuidado de la naturaleza, son parte esencial del mensaje cristiano. Un lugar destacado en su visión es la dimensión social y las relaciones justas entre los Los expertos consideran que su obra es la primera historia propiamente tal de Chile, y para los hombres y mujeres de fe, decir historia es traer a la memoria la acción de Dios y su respuesta ante sus llamados. 441 57 seres humanos que ocupamos este territorio. Ciertamente, si él escribiese hoy otra Histórica relación se ocuparía del problema mapuche, de los desafíos ecológicos que enfrentamos, de la justicia de los sueldos, de la situación de los migrantes, de la realidad de los hombres y mujeres que viven privados de libertad, del malestar de los jóvenes. Con la agudeza de su mirada, y el amor que despliega en sus líneas, Ovalle no tendría problemas en dar cuenta de las injusticias que hoy se perpetúan y que impiden que todos quienes habitan este territorio puedan tener vida plena. Debemos hoy tener el oído y el ojo atento para grabar en nuestra memoria y en nuestro corazón lo que pasa entre nosotros. Esa manera de comprender el cristianismo pertenece a la tradición jesuita; una tradición que no siempre es bien entendida y que a veces genera problemas, pero que tiene que actualizarse así, día a día, para responder fielmente al Señor y a la misión que se nos ha encomendado. Con muchos menos medios, aislados por la distancia, jesuitas como Luis de Valdivia, Alonso Ovalle, los mártires de Elicura y aquellos que realizaban las misiones circulares en Chiloé, entre tantos otros, supieron ser fieles a una vocación de servicio, de propagación de la fe y la justicia en diálogo con las diversas culturas que hoy debemos asumir y renovar. Ciertamente, es en esa tradición donde se insertó Alberto Hurtado, cuyo libro Humanismo social podría ser también parte de una colección que marca la identidad y el desafío actual que enfrenta nuestra patria. Debemos agradecer en nombre de los jesuitas de Chile al diario El Mercurio, la Universidad de Salamanca, el Banco Santander y la Corporación de Patrimonio Cultural de Chile por esta reedición. Deseamos de todo corazón que sirva para que, amando más nuestra tierra y nuestra historia, crezca la fraternidad entre todos los que habitamos este país. Ojalá que, recordando los esfuerzos y sufrimientos de nuestros mayores, sepamos cuidar a nuestros jóvenes y ancianos, estudiantes y trabajadores, nuestro medio ambiente y los recursos naturales, y nos esforcemos cada día por hacer de Chile un país en que todos los nacidos en él y los que por diversas razones han migrado a esta tierra, podamos sentarnos a la misma mesa, sin excluir a nadie. Eugenio Valenzuela Lang, S.J. 58 442 E Fernando Atria La mala educación. Ideas que inspiran al movimiento estudiantil en Chile Catalonia – Ciper, Santiago, 184 páginas l artículo principal de este libro (“Lugares comunes falsos sobre educación en Chile”, pp. 31-84) apareció en CIPER —www.ciperchile.cl— como un conjunto de columnas, entre julio y agosto de 2011, en el momento más álgido del movimiento estudiantil. A este artículo principal lo acompañan otros cuatro artículos: uno que lo antecede y que se refiere al marco político de crisis de representatividad en el que se produce el movimiento estudiantil y otros tres, que se le suman. El tercero analiza la educación como un derecho; el cuarto reflexiona críticamente sobre la propuesta gubernamental de financiamiento de la educación superior y el último defiende la importancia y necesidad de la discusión pública acerca de la educación, comentando el libro La buena educación del Instituto Libertad y Desarrollo. El libro se propone “intentar ofrecer una articulación del descontento manifestado por el movimiento estudiantil” (p. 173) y lo logra. Como lo resalta Giorgio Jackson en la introducción, que lleva el sugestivo título “Con Atria en la mochila”, el autor desentraña la manera en que funciona el sistema educacional chileno en forma, a la vez, clara y profunda. Además, es un texto entretenido y provocador. Entra en la polémica y subraya su necesidad: “No hay escapatoria al desacuerdo político para solucionar el problema de la educación en Chile (…): en algún momento tendremos que enfrentar la pregunta por cómo queremos que este país sea en el futuro. Y la respuesta a esta pregunta no está en los hechos ni en la evidencia empírica, sino en la política” (p. 136). Sería pretensioso intentar resumir en unas líneas un libro hecho de prolijas y condensadas argumentaciones, pero es —por otra parte— inevitable para dar cuenta de su contenido referirse a ellas. Para hacer el ejercicio de señalar el contenido del texto de Atria parece posible preguntarse cuál es, para él, el mayor problema del actual sistema educacional chileno y cómo interpreta las principales demandas del movimiento estudiantil, tales como el reclamo por más y mejor educación pública, el rechazo al lucro y la petición de gratuidad de la educación. “El problema central del sistema educacional —para Atria— es su segregación social” (p. 79). “Lo verdaderamente escandaloso del sistema educacional chileno no es que sea desigual, porque es difícil lograr en el mundo que las cosas sean verdaderamente como deben ser. SEPTIEMBRE 2012 Que la educación sea desigual es solo injusto. Lo escandaloso iguales que buscan intercambiar con otros para lograr así sus es que el sistema educacional chileno aplaude las diferencias propios fines; ninguno está al servicio del otro, el intercambio y, cuando no se han producido espontáneamente con la rapidez se producirá solamente en la medida en que él sea del interés suficiente, cambia las reglas para que se produzcan” (p. 70). de las partes. El hecho de que alguien obtenga en el mercado lo Este diagnóstico es repetido a lo largo del libro; en otros luga- que quiere o necesita depende de lo que tenga para dar a camres señala que “el sistema (educacional) chileno es casi perfecto bio. “El ciudadano, a diferencia de un contratante en el mercado, para asegurarle al que tiene privilegio que lo mantendrá”, que “la tiene derecho a recibir lo que el Estado provee” (p. 93). Importa ley no hace siquiera el intento de limitar la meaclarar que esta exigencia no significa que no dida en que el privilegiado puede usar sus venpueda haber educación privada, lo que reclaLa pregunta obligada tajas para favorecer su descendencia” (p. 33), ma es que la educación, ya sea provista por o que “es un sistema rigurosamente segregaentidades públicas ya por entidades privadas, es ¿cómo un do, en el cual la libertad estará estrechamenesté sujeta al régimen de lo público y no a la sistema con estas te correlacionada con la clase” (p. 46). Frente versatilidad del mercado. a la constatación del hecho se toma posición No al lucro. ¿Por qué prohibir la educación características con claridad: “Es inaceptable sostener que no con fin de lucro? Para lograr que la persona se mantiene? es un problema público que un sistema provea jurídica que entrega educación se vincule con educación de buena calidad para los ricos y de la educación de un modo sustantivo y no insmala calidad para los pobres” (p. 53). trumental a la obtención de ganancias econóLa pregunta obligada es ¿cómo un sistema con estas caracte- micas. En un establecimiento sin fines de lucro “estudiantes, rísticas se mantiene? ¿Cómo resiste a la angustia que asedia al profesores y autoridades pueden asumir que a todos les inteprivilegiado “por saber que las posibilidades de vida de uno se resa el desarrollo de la institución en tanto establecimiento construyen mediante la negación de esas posibilidades a otros” educacional”, en cambio, “en un establecimiento con fines de (p. 34)? ¿Y cómo se defiende del análisis de la mayoría? Para Atria, lucro no hay esta comunidad de propósitos (…) y lo que mueesto se logra mediante un conjunto de inversiones de la realidad ve a los dueños es obtener la tasa más alta posible de retorno que se han transformado en “lugares comunes”, esto es, en afir- para su capital” (p. 52). maciones que se dan por verdaderas sin mayor reflexión, porque Gratuidad. El tema de la gratuidad y del cobro por educación, conviene creer en ellas, y que poseen una función común: “Con- tanto a nivel de la educación escolar, como a nivel de la eduvencer al privilegiado que su privilegio es una carga, y convencer cación superior se liga íntimamente con la segregación social al que carece de privilegio de que el modelo actual es el mejor del sistema educacional chileno. De hecho, la segregación se de los mundos para él” (p. 36). Tres ejemplos: Se afirma que “el produce por permitir el cobro, por lo cual, para avanzar hacia actual sistema permite a las familias decidir la educación de sus un sistema integrado “lo primero es proscribir el gasto privado hijos y protege, así, la libertad de cada uno de elegir”, cuando en educación” (p. 80). en realidad, en Chile, son los establecimientos educacionales En la educación escolar, lo anterior implica terminar con el quienes, mediante su precio y distintos mecanismos de selec- financiamiento compartido. A este nivel, la gratuidad también ción, eligen a sus alumnos (p. 39). Se sostiene que “prohibir la es una condición necesaria para proteger, de verdad, el derecho selección de estudiantes y el financiamiento privado de la edu- de los padres a elegir la educación de sus hijos. Muchas veces cación es nivelar hacia abajo” y se oculta que “tender hacia la se defiende el cobro con “la retórica de la libertad”, sin embarintegración del sistema escolar es organizar el sistema escolar go, es claro que se trata de la barrera de entrada más potente de modo que haya (o tienda a haber) entre todos comunidad de para decidir quiénes pueden y quiénes no pueden ingresar a intereses, de modo que lo que sirve a uno le sirva al otro y todos un establecimiento, lo que limita drásticamente la libertad de ganen (p. 60). Se suele enfatizar que “no importa si el estable- elección de los padres. cimiento es público o privado, o si persigue o no fines de lucro, Para la educación universitaria se ha planteado que la grao si sus alumnos son vulnerables o no: lo importante es que la tuidad sería regresiva; Atria rebate esta opinión señalando que educación que provee sea de calidad” (p. 71); con este énfasis “la ‘gratuidad’ de la educación no es regresiva en la medida en se pretende ocultar que hoy el sistema educacional agudiza la que los más ricos pagan mediante impuestos mucho más de desigualdad y que en educación es imposible separar la calidad lo que reciben, y la gratuidad impide la segregación por nivel del producto de los atributos del proceso. de ingreso” (p. 114). Por la educación pública. Atria funda la ineludible centralidad En suma, un libro grato de leer, oportuno y que ayuda a democrática de la educación pública en la consideración de la pensar la educación y, desde ella, el sistema social y político educación como un derecho ciudadano que, como tal, debe ser que nos hemos dado. provisto en forma segura. Garantía que solo puede salvaguardar el Estado y nunca el mercado. Al mercado concurren sujetos Juan Eduardo García - Huidobro SEPTIEMBRE 2012 443 59 LIBROS C Andrés Solimano Chile and the Neoliberal Trap Cambridge University Press, Cambridge, 2012, 182 páginas hile es frecuentemente presentado como un caso emblemático en las nuevas democracias de la “tercera ola” por haber tenido una exitosa transición desde el régimen autoritario del general Augusto Pinochet (1973-1990), logrando consolidar el orden político y alcanzando un importante crecimiento económico. Se habla del “modelo” chileno, que entregaría lecciones a otros países acerca de cómo avanzar a la democracia y salir del subdesarrollo. Se destacan especialmente los resultados económicos1, con un crecimiento del PIB promedio de 5% en los veinte años comprendidos entre 1990 y 2009, y un PIB por habitante que se expandió a una tasa anual de 3,6%, en comparación con el 1,3% registrado durante el régimen militar. El mejoramiento real de los salarios promedios ha sido impresionante: el año 2009 eran 74% superiores a los de dos décadas antes, mientras el sueldo mínimo se había multiplicado por 2,37. Esto es un claro contraste con los salarios durante la dictadura, pues en 1989 eran menores a los de 1970. Al mismo tiempo, se redujo en forma considerable la pobreza, de un 40% de la población que vivía en ella en 1989 a solo un 15,1% el 2009. Estos resultados contrastan con el estancamiento económico de la antigua democracia. Entre 1963 y 1973 el crecimiento de la economía chilena fue inferior al 2%, por debajo del que tuvieron Argentina, Brasil y México, así como menor al de la economía mundial, cercano al 3%2. Los gobiernos democráticos desde 1990 ubicaron al crecimiento en el centro de su estrategia de consolidación de la democracia, porque sería necesario para consolidar el sistema político y mostrar eficacia en su gestión. Ello significó que la política se subordinara a la economía, se priorizaran los criterios “técnicos” al adoptar decisiones ante opciones enfrentadas y se siguiera la práctica del consenso, inclu Estos datos económicos son tomados de Ffrench-Davis, Ricardo, “Avances y retrocesos del desarrollo económico de Chile en los gobiernos de la Concertación por la Democracia”, por aparecer en el libro Le Chili Post-Pinochet, París, Editorial L´Harmattan. 2 Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas: El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas. Buenos Aires, Ariel, 1998, p. 311. 1 60 444 so cuando la democracia estaba consolidada. Esto restringió el ámbito de acción de la política y de los partidos, pues significó que se diera una práctica de colusión en el tratamiento de los principales temas económicos y sociales. Sin embargo, como ha advertido Ricardo Ffrench-Davis, el crecimiento fue diferente en cada Gobierno, muy alto durante el de Patricio Aylwin (PDC), con un promedio anual de 7,2%, para disminuir en los otros: 5.4% en el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), 4,3% en el de Ricardo Lagos (2000-2006) y apenas 2,8% en el de Michelle Bachelet (2006-2010). También hubo diferentes resultados en la disminución de la pobreza, que cayó drásticamente en los años noventa, del 45% al 21%, pero que en la siguiente década se redujo solo seis puntos. Ello da cuenta de distintas calidades en la gestión de los cuatro equipos económicos y el correspondiente presidente del Banco Central. Además, los resultados económicos no provocaron los bienes políticos aspirados, con una ciudadanía crítica, especialmente por no sentirse beneficiada del crecimiento y considerar que sus frutos favorecen a los ricos. El desplome electoral de la Concertación en la primera vuelta del año 2009 y las protestas estudiantiles de 2011 no pueden analizarse sin considerar la evaluación de los chilenos sobre el sistema económico y su legitimidad. Se agrega la crisis de representación. Los jóvenes estuvieron fuera del sistema político al no inscribirse en los registros electorales y no hubo voluntad política para corregir esta situación: recién el año 2009 se dio un acuerdo por consenso entre el Gobierno de Bachelet y la oposición, que adoptó la inscripción automática, pero eliminó el voto obligatorio e introdujo el voluntario. Esto último fue una exigencia de la oposición de entonces, la Alianza, que debilita la participación electoral y aumenta las desigualdades porque la experiencia comparada demuestra que la menor participación no es homogénea en la sociedad, pues es más acentuada entre los pobres. Es en este contexto que el libro de Andrés Solimano, publicado por la prestigiosa editorial de SEPTIEMBRE 2012 LIBROS la Universidad de Cambridge, es muy bienvenido. El autor, economista con un doctorado y largos años como investigador del Banco Mundial y la Cepal, ha hecho un análisis de la evolución de la economía de Chile y se ha alejado de la complacencia que predomina en gran parte del establishment de su disciplina. En 9 capítulos y 162 páginas, el autor presenta los antecedentes de la economía chilena, la transformación económica neoliberal del régimen autoritario, que incluyó producir un cambio cultural, y el análisis de la gestión macroeconómica y las políticas sociales de los Gobiernos de la Concertación, incluyendo las principales reformas, como la previsional y el plan Auge en la política de salud. Solimano se detiene en algunas de las sombras del “modelo chileno”, entre las que destacan las desigualdades en el ingreso, con un coeficiente Gini de 0,52 —uno de los más altos en América Latina y los países de la OCDE— y la concentración de la riqueza, de la cual poco se habla porque es un tema que afecta la economía y la política. “La desigualdad estructural del ingreso y la distribución de los activos es el principal rasgo que caracteriza a la sociedad chilena” (p. 161). Esto último sobresale en el contexto latinoamericano, con cuatro chilenos en la lista de los súper ricos del mundo, según la revista Forbes, además de la familia Angelini, no mencionados por esta, constituyendo una cifra mayor que la que se da en Argentina, Colombia o Brasil. Esto adquiere mayor dimensión porque ha habido cuatro administraciones de centro-izquierda y dos presidentes socialistas que se propusieron alcanzar un “crecimiento con equidad”, pero que evolucionó hacia un crecimiento sin apellido. La desigualdad de ingresos y la concentración de la riqueza tienen repercusiones negativas en el sistema político. La primera perjudica principios fundamentales de la democracia, como “un hombre, un voto” o “la igualdad ante la ley”, porque quienes tienen más altos ingresos poseen mayor poder e influencia. La otra representa una amenaza a la autonomía de la política, pues, como advirtió Colin Crouch, “es muy difícil impedir que la riqueza económica no sea aprovechada para convertirla en poder político. Los SEPTIEMBRE 2012 ricos pueden usar sus recursos para financiar a políticos y a partidos que están de acuerdo con ellos, o disuadir a aquellos que discrepan para que cambien su posición”3. El debate tributario actual lo confirma, al existir una baja disposición a aumentar los impuestos a los que tienen más altos ingresos, actitud que no se limita a los gremios empresariales y centros de estudio vinculados a la centro-derecha. El libro concluye con observaciones sobre los principales desafíos económicos vigentes, como disminuir la dependencia de la explotación de los recursos naturales, mejorar la productividad del trabajo y disminuir las desigualdades. Se resalta que estas tareas no bastan y es necesario impulsar reformas políticas que establezcan una democracia plena, incluyendo una nueva Constitución. Este es un importante texto que resume el trabajo de años de investigación sobre la economía y el desarrollo político y social de Chile. Ha sido escrito para el público en general, especialmente los jóvenes, porque incluye buenos resúmenes de la evolución económica de Chile desde antes del régimen militar. En un contexto de crisis de representación y crisis de los partidos y las instituciones, como la Iglesia Católica, este libro es un muy valioso aporte para hacer un análisis crítico de la economía, ajeno a alabanzas que resaltan algunos logros y guardan silencio sobre sus importantes sombras. Así como es necesario secularizar la acción y el debate político, también es indispensable hacerlo con la trayectoria económica de Chile desde fines de los años ochenta. Su próxima publicación en castellano por Editorial Catalonia permitirá para un amplio público la lectura de esta obra indispensable para comprender los problemas que afectan a la economía y el modo como estos perjudican el desarrollo político. En un contexto de crisis de representación y crisis de los partidos y las instituciones, este libro es un muy valioso aporte para hacer un análisis crítico de la economía. Carlos Huneeus Crouch, Colin: The Strange Non-Death of Neoliberalism. Cambridge, Polity Press, 2011, p. 41. 3 445 61 LIBROS T Los derechos de los niños, niñas y adolescentes migrantes, refugiados y víctimas de trata internacional en Chile. Avances y desafíos. ACNUR, OIM, UNICEF, Santiago, 2012, 276 páginas. 62 446 oda sociedad guarda entre sus pertenencias un catálogo de invisibles. Junto a las constituciones, las señas históricas o las reliquias fotográficas, los países se hacen de una suerte de enciclopedia que reúne a todos aquellos que deambulan sin ser vistos o que deliberadamente desean permanecer ocultos. En ambas entradas suelen situarse personas y familias que han dejado su tierra de origen para siempre, para sobrevivir y hacer la vida en países extraños, a menudo renuentes a convivir con quienes no aparecen como semejantes. Si bien la nacionalidad legal permanece, se troquela en una categoría que supone transitoriedad indefinida, una errancia estática de suyo maltratante. Es la pertenencia a las categorías abstractas de “migrantes” o “refugiados”, palabras que difuminan el dolor, la esperanza, el desarraigo y los sueños de aquellos que son clasificados como tales. Vale decir, a quienes se mira, pero no se ve. Richard Sennett acierta cuando entiende la invisibilidad como la falta de respeto, una forma hiriente de no ver al ser humano como una presencia integral que realmente importa. Por desgracia, cuando el no visto es un niño, la ausencia de respeto se vuelve aplastante y no pocas veces devastadora. Por fortuna, cuando niños y niñas comienzan a ser vistos no solo se reparan agravios jurídicos, sino que se abre la oportunidad de hacer crecer a nuestra sociedad, transformarla y enriquecerla. Hacer visibles a los niños, niñas y adolescentes que han migrado a Chile constituye un deber. Desde esta convicción, unida a la necesidad de consolidar en nuestro país una institucionalidad integral al servicio de los derechos de los niños, ACNUR, OIM y UNICEF convocaron a destacados académicos e investigadores sociales a dar un panorama de lo que se ha profundizado y de lo que aún resta por avanzar. El resultado es un volumen que recoge un conjunto de artículos sobresalientes y esclarecedores, que sistematizan los principales estándares que involucran los derechos que protegen a niños y niñas migrantes, refugiados o víctimas de trata internacional. Cada uno de los autores realiza un análisis minucioso de las diversas medidas que ha adoptado el Estado de Chile para hacer efectivos los derechos proclamados por la comunidad internacional —a los cuales nuestro país ha adherido de manera expresa— y ofrece recomendaciones prácticas para promover, fortalecer y garantizar la vigencia y efectividad de los derechos humanos de niños y niñas. Ignacio De Ferari SEPTIEMBRE 2012 Martín Correa, Eduardo Mella George Perec Las razones del illkun/enojo. Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche de Malleco ¿Qué pequeño ciclomotor de manillar cromado en el fondo del patio? LOM Ediciones, Santiago, 2011, 322 páginas Alpha Decay, Barcelona, 2009, 89 páginas E n el trabajo de reconstrucción de derechos territoriales de las comunidades mapuche, la mayor parte de las veces las fuentes historiográficas tradicionales resultan insuficientes. Debemos acudir entonces a otros caminos de conocimiento para desvelar aquellos hechos, sentimientos, lugares y situaciones a los que la propia comunidad otorga valor y sentido, y que la memoria “oficial” no considera. Fundamental resulta la valoración de la tradición oral como fuente y como camino para recorrer el pasado mediato, y desde él mirar a otro más remoto, rescatando elementos que aparecen en los testimonios, que no tienen lugar en los documentos y que, sin embargo, explican la situación actual y dan sentido al historial comunitario. Desde el momento de su radicación/reducción, las organizaciones y comunidades mapuche han planteado su demanda frente al despojo territorial del que fueron objeto, despojo que se materializó a través de múltiples formas pero en el que siempre ha existido una constante: la opción del Estado chileno por ocupar o propiciar la ocupación de las tierras a fin de llevar a cabo diversos proyectos de desarrollo (trigueros, forestales, megaproyectos), desarrollo que ha excluido de sus beneficios a los propios mapuches. Estos siempre han asumido los costos. Lo anterior es una constante, por lo menos desde 1862, momento en que ingresa a la Araucanía el ejército chileno a “hacerse” de tierras, manteniéndose hasta nuestros días. Sin embargo, no obstante ser el pueblo mapuche el que ha sido reducido territorialmente y sojuzgado políticamente, cada vez que sus comunidades y organizaciones han planteado sus reivindicaciones, sus acciones y propuestas han sido estigmatizadas como parte del “problema mapuche”, en un principio, y del “conflicto mapuche”, de un tiempo a esta parte. El Estado chileno ha optado por ignorarlas, administrarlas o reprimirlas. Presentamos entonces la historia del despojo, la memoria de la represión. Lo hacemos con una multiplicidad de documentos y antecedentes oficiales; con juicios, títulos, prensa, cartas, pero también —y sobre todo— con la visión de los propios mapuche, y con ella las razones de su illkun, de su enojo. P erec goza de una fama que sigue su propio curso entre los seguidores de Roberto Bolaño, alimentada por el estupendo hecho de que siguen apareciendo traducciones de nuevos libros suyos que desconocíamos, lo que mantiene vivo el fuego de la novedad. ¿Qué pequeño ciclomotor…? es una obra para gozadores, para quienes ya pasaron por sus volúmenes más célebres y piensan que la veta se terminó con La vida instrucciones de uso, porque el ejercicio que presenta en esta obra retoma la creatividad que abre la mente y sorprende con permanente humor. Acá ya está todo logrado, ya no hay que demostrar habilidad alguna, sino solamente gozar de una liviandad y alegría que consumen al lector en el frenesí de la máxima libertad narrativa, lejos de cualquier consideración crítica. Es incluso un texto recomendable para un taller de escritura creativa, para redactores publicitarios, payadores y guionistas, para los que necesitan descansar la mente y los ojos, y solo dejarse llevar por un humor que perfectamente habría hecho reír a Frank Zappa. La historia es simple: un tipo es llamado a la milicia en Argelia y declara que haría cualquier cosa con tal de no ir. Sus amigos se lo toman a pecho y deciden ayudarlo. Quienes ya ubican a Perec reconocerán su estilo, sus recursos, sabrán ver en esas líneas los estímulos que el autor usa con un dominio total, pero que en este caso lleva con acierto hacia nuevas fronteras, dándose el espacio para usar el lenguaje en su máxima amplitud expresiva, jugando con el lector y sus expectativas. No importa el destino, sino el camino recorrido. Si Ud. va todos los días a su trabajo en bus o en metro, aproveche la instancia y contagie a sus vecinos con la sonrisa que saldrá de sus páginas, camine feliz luego a trabajar, que este libro nos recuerda cómo la simpleza puede obrar maravillas en nuestra vida. José Miguel de la Cruz Martín Correa Cabrera SEPTIEMBRE 2012 447 63