08-tu.qxd 7/10/04 8:46 PM Page 1 8 La Plata, domingo 11 de julio de 2004 HISTORIAS DEL CRIMEN: DONATO BILANCIA LA PRENDIO FUEGO Y LA ACUCHILLO Mataba por dinero, por deudas de juego y también por placer Asesina a su esposa como ofrenda Confesó haber asesinado a 17 personas, en el Norte de Italia, entre octubre de 1997 y abril de 1998. Siempre con la misma modalidad y el mismo revólver. Lo condenaron en abril de 2000, a 13 penas de prisión perpetua “Salía de casa y decidía matar, de la misma manera que habría podido decidir ir al restaurante”. En abril último, cuatro años después de ser condenado a 13 cadenas perpetuas por 17 crímenes, Donato Bilancia explicaba ante una cámara de televisión “las razones ocultas” que habían dirigido su vida. De esta manera, el ahora condenado de 53 años desataba la polémica en medio de la misma sociedad a la que durante doce años había mantenido inmersa en el terror. Sus crímenes tuvieron epicentro en el norte de Italia entre 1997 y 1998. Las al menos 17 víctimas de Donato -prostitutas, otras mujeres que viajaban en tren o jugadores de azarmurieron todas de la misma manera: arrodilladas, con dos tiros en la nuca de un revolver Smith & Wesson. Finalmente, el 14 de febrero de 2001 el Tribunal de Apelación de Génova lo sentenció a 13 cadenas perpetuas y 26 años de reclusión, tras confesarse el autor de 17 homicidios. Trabajos para la Cosa Nostra No todas las víctimas de Donato Bilancia era conocidas o estaban vinculadas a su vida. Algunos de los crímenes fueron cometido como sicario de la filiar genovesa de un clan mafioso de Cosa Nostra. Había ingresado a ese circulo desesperado por conseguir dinero tras graves deudas de juego. Cuerdo y consciente de sus actos Durante el juicio que se le siguió la defensa aseguró que Bilancia es un enfermo mental incapaz de entender sus acciones. La fiscalía solicitó que se aplicaran numerosos análisis psicológicos, en los cuales se determinó que Donato Bilancia lejos de estar loco está muy sano de mente, es consciente de todo lo que hace y actúa con determinación y frialdad. Un criminal en el tren Empedernido jugador en casinos de Italia y el extranjero, Donato Bilancia contrajo deudas millonarias que lo llevaron a robar a gente conocida, a las que luego mató para que no lo denunciaran. Algunos de estos crímenes los habría perpetrado también como sicario a sueldo de la filial genovesa de un clan mafioso de Cosa Nostra. Otros crímenes de mujeres habrían sido sólo para calmar la ira que le provocaba perder jugando al póker o a la ruleta. El asesino comenzó su cadena de crímenes con el homicidio de una prostituta el 24 de octubre de 1997 y sembró durante seis meses el pánico en Liguria, Italia, especialmente entre las mujeres, que fueron su principal objetivo. Al principio se atribuyeron los homicidios a reyertas entre bandas Algunas veces mataba porque sí, como una manera de descargar su ira tras perder en algún juego de azar rivales que integraban el mundo de la prostitución y las drogas, pero más adelante se comprobó que el homicida seguía pautas muy concretas que daban cuenta de un asesino en serie. Sólo cuando dos mujeres jóvenes aparecieron muertas en baños de trenes de la zona, también arrodilladas y con un tiro en la nuca disparado por la misma arma, la policía se alarmó y dio comienzo a la una pesquisa más seria. La entrevista que desató el escándalo Las víctimas. Donato las obligaba a arrodillarse y luego les disparaba Las dos últimas víctimas, una enfermera y una empleada domestica, ambas de 32 años, fueron asesinadas siguiendo el mismo ritual: las obligaba a arrodillarse para pegarles un tiro en la nuca. Alarma El hecho desató una verdadera psicosis tan grande que la gente ya no quería usar los ferrocarriles estatales. Incluso el fiscal de Génova llegó a pedir a las mujeres que viajaran en tren “sólo lo necesario y siempre acompañadas”. La policía había empezado a advertir a la gente sobre un posible agresor de mujeres después de que se confirmase la búsqueda de un presunto autor o autores de tres homicidios no resueltos en los últimos cuatro meses. En sus comunicados advertían: “Es mejor que todos los ciudadanos que han acordado citas o encuentros con personas a las que no conocen presten la máxima atención y, en caso de duda, llamen a la Policía”. A las similitudes del arma utilizada y el lugar escogido para los asesinatos se había unido la tesis (sin confirmar) de que el homicida habría dejado siempre una carta en la que amenazaba con actuar de nuevo, lo que hizo crecer el pánico entre las jóvenes italianas. Luego asesinó a dos guardias que lo sorprendieron cuando estaba a punto de matar a un transexual venezolano La confesión: “Sí, he sido yo. Las he matado aunque no sé por qué, no estoy bien, ayúdenme a curarme” de nombre Julio Castro, alias Lorena, quien resultó sólo herido y fue clave para diseñar un identiquit. Italia tuvo conciencia de que estaba en presencia de un nuevo asesino en serie, el número 39 desde los años cincuenta, lo que le ha dado el quinto puesto en el mundo, tras Estados Unidos de América, Gran Bretaña, Alemania y Francia. El retrato hablado y las dos primeras letras del coche Mercedes oscuro que Uno de los peores escándalos en los 60 años de historia de la televisión italiana estalló en abril último tras la entrevista de una hora realizada a Bilancia, quien se encuentra en la cárcel de máxima seguridad de Padua. El programa que emitió la RAI despertó la crítica cuando el truculento asesino contaba que “salía de casa y decidía ir a matar”. utilizaba, que fueron vistos por testigos, cerraron el cerco sobre Donato Bilancia, un individuo violento, con antecedentes de robo y agresiones. El 6 de mayo de 1998 delante del hospital genovés de San Martino, Bilancia fue capturado por la policía italiana. Durante más de una semana guardó silencio absoluto, acogiéndose al derecho de no declarar, hasta que finalmente se derrumbó ante el juez, confesando con estas palabras escalofriantes: “Sí, he sido yo. Las he matado aunque no sé por qué, no estoy bien, ayúdenme a curarme”. El asesino contó con detalle cómo mató a 17 personas desde 1993 hasta pocas semanas antes de su detención, e incluso, le informó de otro crimen que la policía había considerado un fallecimiento natural. Además, la policía logró pruebas que lo comprometían en el asesinato de una prostituta nigeriana, Evelin Edoghaie, el 29 de marzo de 1998, quien murió en Cogoleto, un pueblo de las cercanías de Génova, tras recibir dos tiros en la nuca. Por orden de la diosa Kali Un hombre primero quemó y luego mató a cuchilladas y golpes a su esposa en el estado indio de Uttar Pradesh, como ofrenda a la diosa hindú de la destrucción, Kali, con la esperanza de que la deidad salvara a uno de sus hijos. Ocurrió en la ciudad de Rajpur, donde vivían Bharat Lal y su esposa, Kamla, de 38 años, que tenían tres hijos, de 19, 17 y 13 años. Lal y su esposa habían acudido a un curandero para que sanara a su hijo mayor, Sandip, que llevaba algún tiempo sufriendo una enfermedad desconocida, y creían que estaba poseído por espíritus malignos. Una vez en su casa, la pareja inició un ritual para la curación del chico y, en ese momento, el padre roció a su mujer con gasolina y le prendió fuego, con intención de hacer una ofrenda a la diosa Kali. Ante los gritos de la mujer, que se abrasaba, Lal la golpeó, la acuchilló y le cortó la lengua para que callara, todo ello en presencia de sus tres hijos. Según la policía de Rajput, al llegar al domicilio, Lal se encontraba “delirando”. Violan a mujeres por venganza de castas Ocho hombres fueron detenidos acusados de haber violado a tres mujeres “intocables” hindúes como venganza por la fuga de un joven “intocable” con una muchacha de una casta superior de su misma aldea, en el estado central indio de Madhya Pradesh. El joven “intocable” Umesh, de la localidad de Bhomatola, en el distrito de Seoni, se fugó con Santoshi, una chica de 15 años perteneciente a una casta superior que vivía en el mismo pueblo. Tras la fuga, el Consejo Local ordenó a los familiares de Umesh regresar al pueblo con la pareja, por lo que todos los varones de la familia salieron en su busca. Pero al ver que la pareja no regresaba, un grupo de hombres de casta superior atacó a la madre de Umesh, su tía, y su cuñada.