4. LA ESCUELA Y LA FORMACION DEL GRUPO DE AMIGOS Desaparecido el trabajo de los niños, la escuela es el espacio público más importante de socialización. Las amistades, que en otros tiempos se hacían en los lugares de trabajo y en las calles o fincas en las que se residía, se encuentran hoy en la escuela. En ella coinciden todos los niños del pueblo; pero es entre los compañeros de clase, independientemente de que sean o no vecinos, entre los que se seleccionarán principalmente los amigos. Lo que no significa que no se juegue con otros niños, de la vecindad por ejemplo. Igual que ocurre en el caso de los adultos entre los que como hemos visto las mujeres son más selectivas que los hombres para elegir sus relaciones y tomarse una copa con alguien'$, lo son también en el momento de seleccionar sus amistades de niñas. Un hombre de 25 años, que tuvo que repetir varios cursos en la escuela, me decía bromeando que toda la escuela eran amigos suyos -niños y niñas- porque había coincidido en la misma clase con muchos de ellos. Ninguna de las mujeres considera amigos a los que van con ellas a la escuela, pueden decir que se llevaban bien con todos, pero cuando se les pregunta por sus amigos, enumeran sólo a unas pocas mujeres19; aunque puedan reconocer que se relacionaban con otros niños y jugaban con sus vecinos. Niños y niñas juegan juntos sólo en los primeros años, pero pronto se separan. Nadie ha podido hablarme de edades exactas; pero por lo que he observado creo que 1e Ver el apartado "La comunidad de palabras". " Dar una cifra exacta no creo que sea importante, depende del carácter de cada una, en cualquier caso ninguna de las entrevistadas ha nombrado a más de 5 muchachas, que hacían en general el mismo curso. 259 es a partir de los 10 u l l años cuando eligen personas del mismo sexo para jugar. Los que prefieren a muchachos del otro sexo como compañeros de juegos suelen ser presionados por vecinos y parientes para que dejen de hacerlo, esto es especialmente claro en el caso de las niñas. Un hombre me contaba que a una muchacha que a los 12 ó 13 años "se juntaba" con sus vecinos -varones- para jugar, los hombres jubilados que se sentaban en la calle a tomar el sol o a la sombra, la llamaban "muchachera" que es una forma de insulto dedicado a las niñas más mayores que prefieren jugar con los muchachos, o practican juegos considerados más propios de ellos. El grupo de amigas perdura en la vida adulta y reúne entorno a él a los novios y maridos. Durante el noviazgo y los primeros años del matrimonio, las amigas se juntarán de vez en cuando y saldrán algún fin de semana. Alguna de las mujeres entrevistadas me ha dicho que desde que está casada queda con sus amigas, ^uando puede, para tomar café en diferentes casas. El reconocimiento de la amistad no implica, de cualquier modo, que tengan que verse tan a menudo como ven a una hermana o a la madre; pero las amigas se tienen presentes especialmente en celebraciones como la romería, San Juan o en las fiestas de agosto20, y las fiestas de fin de año. En estas festividades colectivas, entre otras, es normal -no obligatorio- que se reúnan, también pueden hacerlo en algunas celebraciones familiares. La salida del pueblo para estudiar suele significar un primer paso para el abandono del pueblo, tanto de mujeres como de hombres. Una mujer de 26 años me decía que si ella quisiera salir "a dar una vuelta por el pueblo", no podría hacerlo nada más que con su marido o con su hermana, un poco mayor que ella, porque todas sus amigas están trabajando y viviendo fuera de Balalaita. Los hermanos de las amigas son a menudo elegidos como novios. La relación de amistad entre dos muchachas, o entre dos muchachos, está presente en el inicio de algunos de los noviazgos que me han sido relatados tanto "por las mujeres más mayores como por las más jóvenes a las que he entrevistado: "Yo conocí a mi marido porque era amiga de su hermana", o porque "trabajaba con (o era amigo de), mis hermanos". Como si para conocer a alguien no fuera suficiente con "conocerlo de vista" y saber de "qué familia es". 20 Sobre todo cuando alguna de las amigas ya no vive en el pueblo. 260 El encontrar a los novios en ambientes tan próximos se convierte a menudo en un problema, a no ser que la muchacha esté dispuesta a distanciarse del medio en el que lo ha encontrado. Una tnujer joven me contaba las complicaciones que había tenido por seguir entrando en la casa de su novio (cuya hermana era amiga suya) una vez que la relación con el muchacho fue del dominio público. Las vecinas de la calle de él decían que "no se hacía de merecer" al entrar en la casa. Estos comentarios servían a la abuela de la muchacha, (que vivía con su familia y era la que se había ocupado de su educación), para recriminarle su comportamiento y tener continuas discusiones con ella sobre el particular. Es como si encontrando a los futuros maridos en lo próximo, tuvieran que distanciarse "para hacerse valer"Z'. Tiene que ser él quien dé los pasos necesarios para acercarse. El novio sí puede entrar en casa de la novia -es lo que se espera- previa aceptación de los padres de ella, es la demostración de que "va en serio". Si no directamente con los hermanos, los pretendientes suelen tener relaciones con alguien próximo a las muchachas, pero ellas deben "hacerse de rogar"; la resistencia parece menor en la actualidad que en tiempos pasados, o así lo perciben los más viejos cuando comparan los noviazgos actuales con los del pasado. Por la diferencia de edad que suele haber en las parejas, ninguno de los novios o maridos de los hombres y mujeres con los que he hablado era un compañero de colegio, ni estaba entre sus compañeros de juegos. Como si la diferencia de edad fuera un requisito necesario para establecer la distancia y el "respeto" que debe haber entre los miembros de la pareja, a partir de los cuales empezarán a hacer "el cariño" necesario para formar una familia. En esto no parece haber diferencias entre las más jóvenes y las más viejas de las mujeres con las que he hablado. Una de 90 años me contaba su enfado de varios meses con su futuro marido cuando la pretendió, incluso le retiró "la palabra": "Me supo de mal aquello...; éramos como hermanos." Finalmente, cedió a las presiones de los padres de ambos y basaba la poca duración de su noviazgo en que "el cariño lo teníamos hecho; nos habíamos criado juntos." No obstante, ella tenía 25 años cuando se inició el noviazgo. Z' Otra expresión que se usa con frecuencia para explicar la resistencia que suelen poner las jóvenes a la aproximación de los pretendientes. 261