Domingo, 3 de octubre de 2004 PORTADA ÚLTIMA HORA [EDICIÓN IMPRESA] Portada Ciudadanos Política Opinión Mundo Economía Deportes Sociedad Cultura Televisión Gente [MULTIMEDIA] Fotos del día Especiales Gráficos Documentos [PARTICIPA] Foros Chat Videochats [CANALES] Amistad Aula de cultura Bodas Bolsa directa Canal Meteo Cibernauta Ciclismo Cine Deporte XXI Ekoplaneta Empleo Evasión Formación ECONOMÍA Webmail DEPORTES OCIO Alertas CLASIFICADOS Envío de titulares SERVICIOS Página de inicio CENTRO COMERCIAL VIZCAYA VIZCAYA Casi cuarenta vizcaínos de la tercera edad alojan en sus domicilios a estudiantes El programa de estancia gratuita depende de los servicios sociales de la Universidad de Deusto, y pretende que los mayores no se sientan solos La mayoría son mujeres y la iniciativa retrasa su ingreso en residencias LORENA GIL/BILBAO El inicio de un nuevo curso universitario, sobre todo si es fuera de casa, implica muchas incógnitas. Una de ellas es el alojamiento. Residencias de estudiantes, colegios mayores y pisos de alquiler. Una cuestión muy importante que hay que solucionar lo antes posible. El área de servicios de asistencia social de la Universidad de Deusto cuenta con un programa «alternativo»: la convivencia con personas de la tercera edad. Casi cuarenta familias vizcaínas se han DE PASEO. Esteban y Fernando beneficiado de este servicio desde que aprovechan el buen tiempo para conversar y estirar las piernas. / JORDI ALEMANY comenzó, de forma experimental, en 1998. Con una media de participación que ronda los diez estudiantes al año. Alumnos de la Imprimir Enviar universidad bilbaína, en su mayoría procedentes de países de Latinoamérica y de «Siempre me gana a las cartas» provincias como Guipúzcoa, Álava o Cantabria, son los que más se animan a tomar parte en esta iniciativa de «solidaridad mutua». Aunque, como reconoce la trabajadora social responsable del programa, Rosi Etxeandia, «sin una demanda generalizada pero muy representativa». La convivencia La estancia es gratuita. Sólo se comparten, y no en todos los casos, los gastos de luz, agua y recogida de basura, lo que supone un importante ahorro económico. Pero no es el único factor a tener en cuenta. «Al estudiante le supone mucha entrega», explica Etxeandia. Hacerles compañía, colaborar en las tareas domésticas, respetar los horarios -comidas, etc.- del dueño o dueña del piso son algunos de los compromisos que debe mantener el joven. Del mismo modo, la otra parte involucrada debe entender que su inquilino está allí para estudiar. Por ello, existen algunos requisitos que los interesados deben superar. Entre ellos, una entrevista con los familiares de la persona mayor «para que tengan conocimiento de la situación y estén más tranquilos» y un mes de prueba. El número de personas de la tercera edad que se interesa por este programa es alto. «Llaman de todas partes de Vizcaya, pero los universitarios prefieren vivir cerca del campus». Esta es la razón por la que la mayoría de los pisos se encuentran ubicados en el centro de Bilbao, Deusto, San Ignacio y Getxo. En cuanto al perfil de los solicitantes, suelen ser chicas que cursan tercero de carrera. Y es que las personas mayores que ofrecen sus domicilios son por lo general mujeres. De ahí, que, según la responsable del programa, prefieran vivir con compañeras del mismo sexo. «Se sienten más cómodas», explica. Aunque, para ella, lo que está claro es que los que se embarcan en esta experiencia son «personas con inquietudes y ganas de ayudar». Beneficio mutuo Este programa de convivencia intergeneracional crea, además, importantes lazos afectivos entre ambas partes. De ahí, que muchos de los estudiantes repitan la experiencia al año siguiente. «Se ha dado algún caso en el que la persona mayor, con una enfermedad en proceso degenerativo, ha tenido que ser ingresada en una residencia y le ha 'cedido' el piso al estudiante, con la condición de que vaya a PORTALES Fútbol Gastronomía Guggenheim Hator (Nuevo) Infantil Juegos Libros Mh Mujer Moda hacerle visitas», destaca Rosi Etxeandia. «Dos chicas que estaban con una señora mayor iban todos los días a hablar un poco con ella y, la verdad, es que conseguían alegrarla un montón», apunta. Además, cuenta a su favor con el hecho de que ningún estudiante ha cambiado de opinión una vez iniciada la convivencia. Una media de dos años de estancia compartida que desarrolla un «doble beneficio social». Según la trabajadora social, «los jóvenes toman contacto con esa realidad que no es tan idílica y que muchos desconocen». Por otro lado, «gracias a la ayuda que reciben por parte de los estudiantes, se retrasa el ingreso de estas personas en residencias de la tercera edad». Subir Motor Seguros TVInteligente Vehículos ocasión Viajes © Copyright EL CORREO DIGITAL, S.L., Sociedad Unipersonal Domicilio c/ Pintor Losada, 7 (48004) Bilbao Inscrita en el RM de Vizcaya: Diario 229, Asiento 159, Tomo 3823, Libro 0, Folio 200, Sección 8, Hoja BI-26064 C.I.F.: B-95050357 Contactar / Mapa web / Aviso legal / Política de privacidad / Publicidad / Master El Correo