ORIENTACIONES SOBRE ACTITUDES Y CONDUCTAS Cuando

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C/ Camino Viejo de Monteagudo, 109.
Región de Murcia
Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica
30.007-Murcia.
Consejería de Educación, Específico de Autismo y otros Trastornos Graves del
Tfn. y Fax nº.: 968-234860
Formación y Empleo
Desarrollo
E-mail: equipoautismo@yahoo.es
ORIENTACIONES SOBRE ACTITUDES Y CONDUCTAS
Cuando hablamos de las actitudes y
encontramos, a veces, ante actuaciones
nuestro punto de vista y forma de pensar
intentar normalizarlas, en la medida de lo
se producen.
conductas de niños con TGD, nos
que no consideramos adecuadas bajo
pero para trabajarlas educativamente e
posible, hemos de comprender porqué
El autismo implica una forma diferente de percibir y pensar, mientras que la
discapacidad intelectual por si misma, en los casos en que se da sin autismo,
implica una mayor lentitud en el procesamiento de la información pero con una
forma de percibir y pensar similar a la del desarrollo típico.
Esta particular forma de pensar de las personas con TGD “no es culpa de nadie” y
menos de ellos, por esto debemos partir inicialmente de nuestra capacidad de
comprensión ante sus dificultades para adoptar nuestras pautas educativas.
En resumen concretaríamos que el pensamiento de una persona con TGD es
diferente al de las demás personas, debido a que su acercamiento a la realidad
tiene las siguientes características:
Diferente percepción: Básicamente su percepción está restringida a los
detalles fragmentados (especialmente aquellos que llaman poderosamente
su atención).
Funcionan organizando la información con “significados privados”. Esto está
en relación con la percepción en detalles que acabamos de explicar, para
ellos las cosas están en relación con acontecimientos personales. Por eso
casi tienen “un manual del usuario”, cada autista interpreta o actúa en
función de su experiencia o el sentido que haya dado a los detalles. Nuestro
trabajo debe consistir en intentar descubrir cuales son estos pequeños
detalles que explican su comportamiento, por difíciles de detectar que para
nosotros pueda ser.
Diferente captación sensorial: En algunos casos por exceso -tienen
hipersensibilidad a los estímulos visuales, sonoros, táctiles, etc.- y otros por
defecto, como por ejemplo las grandes dificultades que tienen con la
recepción o asimilación de estímulos propioceptivos (relativos a los mensajes
que emite nuestro cuerpo, por ejemplo saciedad, temperatura, dolor…).
Escasa Teoría de la Mente: Ésta teoría consiste en la capacidad de ponernos
en lugar de otra persona, así como de entender el impacto de nuestro
comportamiento en los demás. En consecuencia presentan problemas
sociales y de falta de comprensión de los puntos de vista o sentimientos de
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los otros, por otra parte su comunicación es funcional (centrada en sus
necesidades o intereses) y poco afectiva.
En relación al punto anterior señalamos que también presentan dificultades
en la estructuración espaciotemporal. Por ello para no estresarse se
mantienen “aferrados” a los patrones estables que le son conocidos y les
permiten comprender sus rutinas. Para modificarlos es necesario
organizarles el cambio.
Falta de coherencia central, presentando dificultades en el procesamiento de
la globalidad y la generalización de la información. A esto se debe que su
pensamiento no sea fácil de cambiar.
Pensamiento fundamentalmente visual, en ocasiones con gran dificultad para
la comprensión verbal. La información verbal les resulta muy compleja de
asimilar y más cuando se utiliza el lenguaje en sentido figurado o menos
funcional. Sin embargo hay un aspecto visual que no son capaces de
procesar, nos referimos a la mirada, los ojos y en conjunto el rostro
humano, ya que tiene una gran cantidad de información variable, subjetiva y
compleja sobre los estados de ánimo.
No organiza el pensamiento con palabras por ello tienen dificultades para
seguir una conversación, lo que afectará a la organización de las relaciones
sociales y vitales.
La información, tal y como nos llega a nosotros para ellos es muy
complicada, por ejemplo, comer y hablar a un tiempo es muy difícil de seguir
porque es demasiada información la que llega del plato y la auditiva, por ello
a veces eligen o necesitan comer solos. Esto parece una conducta asocial,
desde nuestro punto de vista, pero no lo es tanto si comprendemos su
ansiedad ante la dificultad para manejar esta cantidad de información.
Buena memoria, especialmente sensorial (visual, auditiva…), pero escasa
imaginación, por eso sus actividades y juegos suelen ser restrictivos y
repetitivos siendo fuente tanto de estimulo como de relajación.
Si tenemos en cuenta lo anteriormente expuesto, advertimos que a menudo ellos
mismos se encuentran ante situaciones muy difíciles de asimilar, así como con
conductas también difíciles de ser comprendidas por los demás, relacionadas con
que sufren con frecuencia de un gran stres por miedos, fobias y ansiedad, lo que
tiene las siguientes consecuencias:
•
Ante situaciones nuevas y no estructuradas se bloquean, ya que no las
comprenden. Y si queremos “explicárselas” no nos siguen con facilidad,
porque no comprenden el lenguaje o tienen un uso restringido y funcional de
este.
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•
Ante estímulos fuertes o desconocidos se ponen muy nerviosos, debido a su
hipersensibilidad.
•
Organizan de forma muy básica y concreta todas sus actividades, y no les
resulta fácil cambiarlas. Por lo tanto nosotros también les debemos
simplificar al máximo las acciones (rutinas y órdenes) y organizarlas, si es
necesario “visualmente”, con sencillez y estabilidad. Anticipándole los
cambios.
•
Su interés o fijación por los detalles es una forma de desestresarse, ya que
así se centran en un estímulo y apartan los demás, que para su capacidad de
captar la realidad son excesivos y le complican la vida. Por ello si sabemos
cuales son los detalles que lo guían, nos abrirá numerosas puertas en la
comprensión de su comportamiento.
•
No es quieran “dar en cabeza” con sus caprichos, rabietas o indiferencia, es
que les cuesta ponerse en lugar de los demás.
¿Y qué hacer ante las conductas problemáticas?
A) Miedos y fobias
El miedo es un primitivo sistema de alarma que ayuda al niño a evitar situaciones potencialmente peligrosas.
Algunos miedos forman parte del desarrollo emocional del niño.
Cuando los miedos infantiles dejan de ser transitorios hablamos de fobias. Las fobias son miedos irracionales,
extremos e incontrolables que se desencadenan ante un estímulo determinado. Una persona sufre de una fobia
ante el contacto real o incluso la anticipación de encontrarse con aquello que le produce el temor, y experimenta
ansiedad con síntomas físicos tales como palpitaciones, temblores, náuseas, etc. Los niños más pequeños viven al
objeto o a la circunstancia temida como una auténtica amenaza y peligro. Aún así, si bien los adultos y los
adolescentes logran darse cuenta de que su temor es infundado, no por ello logran por si solos controlarlo.
La ansiedad es una emoción que surge cuando la persona se siente en peligro, sea real o imaginaria la amenaza.
Es una respuesta normal y adaptativa que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de peligro.
Afortunadamente, existen tratamientos terapéuticos que ayudan a los pequeños a
liberarse de sus fobias. En los chicos lo que más suele funcionar (siempre en
manos de un profesional) es la exposición progresiva al estímulo temido unido a
técnicas de continencia. Se debe recompensar todos sus esfuerzos por conseguir el
objetivo. Se deben realizar juegos y ejercicios de habituación a estímulos similares
a los temidos (habituación auditiva, visual…).
Elaborar una jerarquía de situaciones temidas o comenzar a exponer al niño a la
que menos ansiedad le genera. Ser pacientes y llevar el ritmo adecuado a la
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progresión natural del niño, cada uno va a su ritmo, lo importante es avanzar
aunque sea lentamente.
Lo importante es que poco a poco el niño se vaya desensibilizando y aprenda a
superar sus temores. El rol de sus padres como acompañantes es fundamental
para ayudarlo.
B) Rabietas y comportamientos inadecuados
Como en el caso de las fobias (y teniendo en cuenta que en muchas ocasiones
están relacionadas) para controlarlas hay que empezar por jerarquizar las
conductas que se consideran más dañinas para el niño o para las personas de su
entorno y empezar a actuar con una de ellas, ya que no se puede pensar que se
pueden atajar todas a la vez. Las más frecuentes son, tirar objetos, conductas de
escape, rabietas ante los cambios o esperas, negación…
Además de comprender las causas de su comportamiento hay que intentar
ajustar nuestra actuación para que desaparezcan en la medida de lo posible a
través de la adquisición de conductas alternativas que consideramos como
conducta adecuada. Para ello elaboraremos un Plan de Actuación.
Pautas para el Plan de Actuación:
1º Lo más indicado es que sean los padres, en colaboración con los profesionales
los que adquieran las estrategias y habilidades para manejar las situaciones
problemáticas ya que ellos son los que van a convivir más tiempo con el niño y
deben ser la principal referencia educativa.
2º Intentar averiguar la causa que le lleva a esa conducta, para modificarla a partir
de la comprensión y la presentación de alternativas relacionadas y estrategias
eficaces. Puede darse el caso de que haya situaciones que seamos nosotros los que
debamos comprender que es preferible mantener una determinada situación a su
gusto, si no es perjudicial para él o ajustar la alternativa a la causa. Si decidimos
que hay que cambiar esa actitud debemos intentar comenzar por las situaciones
que nosotros podemos controlar mejor, por ejemplo si llora cuando le compramos
o probamos ropa, empezar a ponerle la ropa nueva en casa y no en la tienda.
También entender porque no le gusta el cambio de textura, color, si es por que al
ser nuevo le resulta desagradable, el tipo de género no lo conoce… igual con los
zapatos…, comidas….
3º Enseñarle lo que pretendemos de forma muy sencilla y explícita. Si observamos
que no accede al lenguaje oral, explicárselo con una sencilla secuencia de
pictogramas (dibujos, como apoyos visuales). En está secuencia de pasos que
debemos plantearle para cambiar la conducta, debe ir muy claramente expresada
cual es la conducta inadecuada (pe.tachada si es en pictogramas), cual es la
conducta deseada y la recompensa. A partir de realizar el planteamiento llevarlo a
cabo cuando ocurra una circunstancia a modif¡car, reforzándosela cuando la realice
adecuadamente aunque sea mínimamente. Continuar progresando e intentar
afianzar la conducta para que la incorpore a sus hábitos independientemente,
generalizando a situaciones diferentes.
Puede ayudar como refuerzo actividades gratificantes, canciones, retahílas, alguna
preferencia de alimentación o de cualquier tipo que conozcamos, posteriormente o
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simultáneamente hay que dar refuerzos afectivos (besos, abrazos, sonrisas,
palabras alentadoras) para finalmente ir demorando la presentación de los
refuerzos hasta su total eliminación.
5º Manejar adecuadamente los tiempos, entendiendo que hay que tener flexibilidad
en la lenta progresión de los niños. Pero valorar los avances.
6º Ser muy sistemáticos y perseverantes en el mantenimiento de las pautas
adecuadas. Tener paciencia.
Por último destacar lo que nunca surte efecto positivo cuando queremos mejorar
una conducta o eliminar un miedo:
Perder la paciencia.
Usar la fuerza física para forzar al niño a hacer lo que consideramos
adecuado, obviando el miedo o la causa de la rabieta.
Explicar verbalmente como debe comportarse y esperar que lo haga.
Aislarlo para que no sufra ante ningún estímulo.
CUADRO 1: RELACIÓN DE CONDUCTAS PROBLEMA A TRABAJAR PARA QUE
DESAPAREZCAN
CONDUCTAS PROBLEMA- DESCRIPCIÓN
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9
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…..
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CUADRO 2: REGISTRO DE FRECUENCIAS DE CONDUCTA
Descripción de la conducta problema :
DIA
MOTIVO
HORA
/SITUACIÓN
DESENCADENANTE
ACTUACIÓN
(ADULTO)
RESULTADO
Es necesario tener un cuadro de registro con varias páginas para cada conducta
que vayamos a intervenir. No es aconsejable abordar más de dos o tres conductasproblema a la vez. Empezad por aquellas que consideréis que van a ser más fácil
de modificar o por una sola pero que es muy conflictiva o peligrosa.
Recordad que el objetivo no es que el niño se quede tranquilo saliéndose con la
suya sino eliminar la conducta problema, por eso lo importante es ir registrando
para comprobar si poco a poco se prolonga el tiempo en que se produce o se van
controlando mejor las situaciones de conflicto, hasta su desaparición.
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