René Descartes, francés, 1596-1650. Su padre, consejero del Rey en el Parlamento de la Bretaña le envía al colegio jesuitas de la Flèche. El colegio era una institución para la formación de una nobleza como arma en la lucha contra el protestantismo hugonote. Descartes fue muy crítico con la enseñanza que tuvo, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber. Esta muestra de escepticismo que Descartes presenta como un rasgo personal es, sin embargo, una característica del pensamiento de finales del siglo XVI y principios del XVII. Descartes publica en 1637 en Leyde (Holanda) el Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias, que se presenta como un instrumento que proporciona certezas para sobrevivir a la crisis del momento. Esta crisis estaba suponiendo la caída definitiva de los fundamentos de la Europa medieval, y el establecimiento de los nuevos pilares sobre los que se construirá la Europa moderna. La crisis del siglo XVII fue, en primer lugar, política. La Guerra de los Treinta Años era una contienda de raíz religiosa: católicos frente a protestantes. En el fondo lo que se juega en esta guerra es que país va a tener el predominio de Europa. Este conflicto en el que Descartes participó, trajo una profunda crisis económica y demográfica. Culturalmente, el S.XVII estuvo marcado por la búsqueda de soluciones a los problemas, y el estado de ánimo encontró su expresión en el Barroco, con una visión pesimista donde todo es movimiento y fugacidad. En cuanto a los conocimientos, el siglo XVII se enfrenta al hundimiento de la imagen aristotélica del mundo, llevado a cabo por la nueva ciencia y la decadencia de las Universidades. Dos hechos influyeron en la concepción del mundo: la invención de la imprenta, que ofreció conocimiento y, por otro lado, el descubrimiento de América, que demostró la esfericidad de la Tierra. La crisis también fue religiosa. Como consecuencia del conflicto bélico, uno de los cimientos medievales, la autoridad religiosa se deteriora. Tal unidad estaba siendo amenazada desde siglos atrás por un proceso ya iniciado con el nominalismo y que continuó con el humanismo y la Revolución Científica. El nominalismo de Ockham supone el primer paso en este proceso que lleva la autonomía de la razón respecto de la fe. Defendió una absoluta separación entre ambas. La afirmación de la dignidad del hombre durante el Humanismo y el Renacimiento provocó la crisis del teocentrismo medieval para dar lugar a un enfoque antropocéntrico. Sin esta influencia, el proyecto cartesiano, partiendo exclusivamente de sí mismo, carece de sentido. En el ámbito filosófico, dominado por una crisis que hunde sus raíces en el nominalismo del S.XIV provoca un giro del pensamiento en el que Descartes interpreta el papel principal, es el llamado “giro epistemológico” de la filosofía moderna. El centro de reflexión ya no será el conocimiento de las esencias y primeras causas de la realidad, como lo había sido en la época clásica y medieval, sino una cuestión previa: ¿cómo puedo estar seguro de que mis conocimientos son verdaderos? Descartes es el iniciador del Racionalismo que se desarrolló por Europa en el S.XVII. El racionalismo se puede definir como la filosofía que sólo reconoce a la razón como fuente de conocimiento, rechazando la revelación y la fe. Las características principales del Racionalismo son la confianza plena en la Razón, la búsqueda de un nuevo método y la relación mecanicismo/sujeto. La razón es la única facultad que puede conducir al hombre al conocimiento de la verdad. El poder de la razón consiste en la capacidad de sacar de sí misma las verdades primeras (ideas innatas) a partir de las cuales se pueden obtener las demás y construir el <<sistema del mundo>>. Descartes comienza el Discurso del método explicando que no basta con tener un buen entendimiento sino que es necesario aplicarlo bien, por ello, después del reconocimiento del valor de la razón es encontrar un método adecuado de razonamiento. Para Descartes este método es el método matemático. Descartes acepta la visión científica del mundo en el S.XVII: el mecanicismo. El mundo es una máquina para cuya explicación no son precisas ni las formas ni las cualidades. Basta recurrir a partículas de materia extensa y a causas eficientes, todo ello según las leyes de la mecánica. Descartes extendió esta explicación incluso a los cuerpos animados, pero separó el alma fraccionando el Universo en dos mundos: máquina y pensamiento. Y el pensamiento queda encerrado en sí mismo. La reforma protestante ha acabado con el carácter incuestionable de la Iglesia; la Revolución científica lo ha hecho con Aristóteles y la Biblia. El resultado es que la razón se queda sola, sin referentes externos indudables que le guíen, por tanto, es necesario un método que lo ayude en su búsqueda de certezas. Esta búsqueda se convertirá en la principal preocupación de la filosofía moderna. Se propusieron dos opciones metodológicas, una basada en la razón y otra en la experiencia, que dieron lugar a dos líneas de pensamientos enfrentadas: el racionalismo y el empirismo. Descartes es considerado el padre del racionalismo. Una tercera línea de pensamiento, también provocada por la crisis fue el escepticismo, que sostuvo la imposibilidad de encontrar nuevos referentes salidos para alcanzar la verdad. En la Francia de la época, tenía representantes como Michel de Montaigne, del que en la “segunda parte” del Discurso aparecen expresiones literales. Por eso, la estrategia cartesiana empezará por vencer el escepticismo,es decir, asumirá los argumentos escépticos para transformar la duda escéptica en metódica. Con lo matemático como modelo y frente al escepticismo, Descartes afronta un proyecto metodológico que le permita superar la crisis, acompañando así a otros autores con la misma intención. Miguel Abad Guijarro 2ºBachillerato B Curso 2012-2013