\ • 1 R 1? .·1 1 1 1 . 1 RESE Ñ AS jcs. pue~ aun el er tmb primi tivo o la mente más primaria pueden ofrecer algo más que su pobre elemen talidad. En Macías y e n los escritores que han elegido e l recuenro de lo simple para hacer un e bozo de los personaj es y de las situacion es .. tal corno son ... la me nte y el corazón humano s no alcanzan más allá d e un si mple di sc urrir. El o rden cronológ ..... ico de los relatos no siempre guarda e l mismo nivel de calidad y hay algunos que, a unque fu eron escriros con posterio ridad. no son mejores que ot ros escritos antes. Luis Fernand o Macías Zuluaga logra con el prese nte libro pone r en ev ide ncia sus dotes indud ables de narrado r. Habría que espe rar futuros trabajos suyos. ELKI N G óMEZ De la metaficción y otros juego s El último diario de Tony Flowers Octavio Escobar Gira/do Editorial Magisterio. Bogotá, 1998, 106 péígs. Coment ar esta novela, para un novelista o alguien que quiera serlo , implíca una discusió n peligrosa . En la apreciac ión crítica que se tenga irán involucr ados los principios más íntimos, toda una manera de ve r el mundo y de ver la literatur a - lo cual, para el novelist a, es lo mismo- . H ablar de metaficc ión o de posmod ernismo es poner sobre la mesa preferen cias o afectos que comprom eten todo lo que un novelista cree. En ello no hay pocos riesgos. Co mienzo por sortear el más notorio: la definició n. En la novela de E scobar G iraldo, y sospech o que en cualquie r otra novela parecida , lo s d os té rminos ( metafic ción y posmod ernismo literario ) son equivalentes . Prefiero el primero , que me parece estar incluido e n el segundo y ser, e ntonces , m ás específic o. La m ~taficción. no importa con qué bagaje teórico se le adorne. no es otra cosa que la narrativa que exa mina a la narrativ a. la narrativ a que está conscien te de se rlo. Sus caracte rísticas, pues. ope ran por contrast e con la ficción ··conven cional ... El a utor de metaficciones comienz a por rechaza r los presupue stos tradicion ales de la ficc ió n. que consider a caducos o que han dejado sin más de inte resarte. La imaginac ión de una his tori~. de eso que los anglosaj ones llama n plor. le parece artificial y, por ello, prescind ible. La invenció n de detalles que contribu yan a crear la ilusión de realidad en el lector no le inte resa, porque el lector sabe que lo que lee es ficción y no hay por qué obligarlo a olvida r ese hecho. Hipnotizar al lector, abolir su real idad circunda nte, crear un mundo que compita en claridad con el mundo real , lograr la identific ación moral, emocion al y humana del lector co n los personaj es: todo aque llo, en fin , a lo q ue la ficción convenc ional aspira, le parece menos necesa rio que el diálogo intelectu a l entre el lector y e l libro. La particip ación del lector de la novela convenc ional es pasiva: no importa con qué intensidad se involucr e en los conflicto s y en e l destino de los pe rsonajes , su papel en la lectur a se limita a prese nciar unos acon tecimien tos. El escritor de me taficcion es quiere que e l lector p articipe act ivamente , que contribu ya a la creación del sign ificado. hacia el final de su vida. Dos textos int red ucen al lector: primero, el traductor del diario, que fue evidenteme nte redactad o e n inglés: e nseguida. e l ed it o r del diario. que fu e también el editor de la obra de Tony Flowe rs. Ambos (traduct or y editor) nos confiesa n haber modifica do el material. No só lo e l diario es. e n sí mismo. incomple to (los demás cuadernos que lo conform aba n desaparecieron e n un incendio ), sino que el editor, e n una elegante aliteración. suprimió " pasajes que pueden perjudicar a p restigios as persona lida des'' , y el trad uctor atem peró las descripc iones que juzgó procaces. Nos llega, pues, un texto dobleme nte mutilado . El interés con respecto al personaj e de Tony Flowers ha sido creado, y ha sido creado con habilidad. Un aura mítica flota a su alrededor, y el lector olvida gustoso dos o tres frases de estilo torpe o simplemente descuida do. Pero no serán las únicas, y con frecuenc ia Tony F lowers in c urrirá en los mi smos e rrores -y, de vez e n cuando, e n francas incorrec ciones gramat icales-. La siguie nte es una frase poco afortuna da: " Greenwi ch Village era un hervider o de promesa s artísticas , sin embarg o particip ó en muchas obras, la mayoría de escaso interés, y logró algún reconqcimiento en el medio a pesar de sus precaria s dotes dramátic as" . L a siguiente es una frase caótica: "La travesía por aquel he terogén eo conjunt o de barrios apiñado s alrededo r de la idea de ser \ ·"'\ 1 ! 1 > El último diario que la novela nos presenta es un manuscr ito sin terminar e n el que el escritor Ton y Flowers (Lincoln [Nebras ka], 1946) trabajó O OLE "tCN la capital de un país en crisis permanente, había termina do en una casa pequeña de una planta en la que la mugre de la ciudad se acumula ba en CV I 'r V KAL Y UIULIOC K ÁF I CO. VOL . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~~ . NÚM . 65. lOO~ R ESEÑAS \ A RRAT! V rl los rincones volvie ndo aún más grises las paredes ... La siguie nte es una frase inco rrecta: "Esto explica [... ] el núme ro re lativamente e levado d e individuos que[ ...] se encuemran actualmente ..... (El subrayado es mío. por supuesto). L a escritura de El úlrimo diario no fa lla po r razones distintas de su falta de rigor. pero la novela falla por razones distintas de su me ra escritura: el aspecto formaL en conjun to. es descuidado. Si se intercal a una entrevista. ¿no de bería respetarse el formato del texto a través de la entrevista entera? Las preguntas del entrevistador apa recen en bastardilla primero. en b astardi ll a negrita después. y en bastardilla de nuevo al final. Si Tony Flowers escribe un diálogo. ¿no debería respetar siempre las convenciones tipográficas de la escritura de d iálogos? En un a novela que juega a ll ama r la atención del lector sobre sus propios procedimientos. sobre los aspectos de su escritura. estas circunstancias no son desdeñables. fi cción. es a rbitra ri o y no causal. siempre decidido y nunca necesario-. el lec to r es testigo de un proceso interesa nte: prime ro. la in vasión de la vida de To ny Flowers e n los escritos narrativos (el texto para Playboy y la nove la): y. segundo. la invasión de los escritos narrativos e n la vida del auto r. cuyo caos mental -drogas. a lco ho l y. pa ra col mo. vudú- es re fl ejado en su escritura. El gran logro de la nove la es la sugere ncia. que no la creación, del mundo particular del personaj e. de su ciud ad y de su momento histó rico. Si hacemos un esfuerzo - el esfuerzo que toda meta ficción exige de nosotros, lectores activos-. To ny Flowers nos impone. el final, su im agen, y sentimos de alguna manera que lo conocemos. Pero este conocimiento no es suficiente para interesarnos por su suerte, y sentim os que e l editor nos ha mentido descaradamente al presentamos un docume nto ·'íntimamente conmovedor'·. No. e l di ario de Tony Flowers no Interca ladas en el diario de Tony Flowers aparecen dos narracio nes: una es la última e inconclusa novela del autor; otra, un encargo inconcluso para la revista Playboy. La e ficacia de este mecanismo es noto ria , no sólo como acicate al lector, cuya curiosidad es espoleada, sino corrio recurso técnico. En efecto, un o de los resultados más notables de la íntertextualidad es el realce de la noción de realidad en el texto principal. E l lector q ue lee e l diario, e nto nces. saldrá de las na rrativas con la sensación de que e l diario es más rea l que ell as, que son meras invenciones de l autor del diario. H acia e l fina l de l.a novela - q ue, como en toda meta- conmueve. quizá porque no pretende hacerlo. El libro. que acaso tie ne la intención de tra scende~ en algo los inmediatos juegos intelectuales de su género. se pi e rde e n s us propios ve ricuetos posmodernos. No basta e l escepticismo de To ny Flowers frente a ciertas nove las: " ... un a nove la llena de citas, chistes privados, alusiones; retórica . Algo (... ] que no le dé todo al lecto r para que participe y llegue por sí mismo al meollo del asunto ... No basta porque. aunque la novela de Octavio Escobar no es uno de "esos aburrid os balbu ceos intelectuales fra nceses", comparte sus inq uietudes y ado lece de las misma s a use ncias: la humanid ad . la ~ O O L 1 t (N (. U 1 t U K A t Y H 1 Ji t 1 ()e; M A t l l t' . VO t .¡ 1 • :<- 1' \1 6S• vida. aquello que Fau lkn er creyó la ese ncia de toda ficció n lit eraria: la visión del corazó n hum ano en co nflicto co nsigo mismo. J U A1'\ -GABRI E l VASQ L' EZ Intelectual en país periférico Diario d e la luz y las tinie blas. Francisco Joseph d e Caldas Samuel Jaramillo Con ::.á le::. Grupo E ditorial Norma, Bogotá. 474 págs. 2000. Francisco José de Ca ld as nació en Popayá n en oc tu bre de l 1768. y Samuel Jaramillo Go nzá lez en Bogotá e n e l año 1950. Dicho de este modo, parece imposible que ambos señores se hubiesen cruzado de camino en alguna ca llecita de Bogotá, pese a que don Francisco tambié n vivió y realizó sus estudi os de derecho en el Colegio Mayor de Nuest ra Señora del R osario, en Bogotá. Sin embargo. algo ha brá que sucedió ent re ellos. Toca aventurarnos en esa búsqueda en las 474 págin as de este diario minu ciosame nt e esc rito y reescrito . Minu c iosa deberá se r nuestra lectura durante la búsqueda para encontrar un punto de coincidencia entre Caldas y Jara millo: una mi rada; un pensa mie nto filosófico, Caldas había estudi ado latinidad v filosofía e n Popayán: idéntica contempl ación quizá de la sabana de Bogotá, su flora y su faun a. especialmente su fauna, que los incluye y al mismo tiempo Jos excluye. Pe rspicaz búsqueda , rea liza re mos durante el recorrido de esta biografía novelada. compartid a por ambos poetas (qué o tra cosa que poeta pu ed e ·er un científico naturalista) y ed it ada por e l Grupo Ed itoria l Norma: Diario de la luz y las tinieblas. novela realizada con e l apoyo de un a beca de creació n de Colcultura obtenida e n 1996. Sa mue l Jarami llo Gonz<í lez ha pu blicado además las siguie nt es ob ras: :! U 't .J Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. [ l49 ]