LIBROS Y AUTORES VIOLETA PARRA 0 Violeta Parra cuenta su vida, llena de sufrimientos y quebrantos, en versos populares. 0 Descubre la faz fatalista y triste de nuestro pueblo. De sus versos brota ademas la nostalgia por un Chile mas sencillo e ingenuo, perdido con el impacto de la modernidad. “D~cimas”.Autobiogrsfia en verso, por Violera Parra. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1988. 215 paginas. Neruda la llam6 ‘:Santa de greda pura”, y Nicanor Parra, “Arbol lleno de phjaros cantores”. “Ella es lo mfis chileno de lo mfis chileno que yo tengo posibilidad de sentir”, anot6 por su parte el escritor peruano Jose Maria Arguedas. Santidad, cantos y esa categoria casi metafisica, la “chilenidad”, describen bien a Violeta Parra. Ademhs de renovar el folclor, sackndolo de 10s estereotipos pintorescos, Violeta Parra descubrio a1 menos una de las muchas caras, talvez la mfis soterrada, torva e inquietante, del alma nacional. En estas De‘czmas se revela esa faz tremendamente fatalista, sufriente, que se autoafirma en-el dolor. La muerte revolotea permanentemente en sus estrofas. Violeta Parra cuenta su vida en lo que ella misma llama “la versa popular”. Ante una incitacih de su hermano Nicanor, se pone a relatar “suspenurias a lo pueta”. La narraci6n se inicia con recuerdos de la infancia, que es lo mfis cristalino y feliz que hay en el libro. Asi aparece un mitico banquete para celebrar el santo del abuelo, y en la alegria y la proverbial abundancia de ese festejo se advierte la nostalgia por un mundo que se fue . Estos paraisos perdidos son divisados con frecuencia por 10s exploradores del alma nacional. En Pablo de Rokha tambien hay alusiones a un Chile mfis inocente, natural y generoso. Violeta Parra siente el dolor de ese pais ingenuo que desaparece ante el impacto de la modernidad: “Mas van pasando 10s aiios,/ las cosas son muy distintas:/ lo que fue vino hoy es tinta;/ lo que fue pie1 hoy es paiio; / lo que fue cierto, hoy engaiio, / todo es penuria y quebranto.. “Han visto la mantequilla,/ dicen de u es vegetal,/ y ue de leche animal/ fabrican la mostaci la./ Las lineas de las chiquillas,/ desmfiyase el mfis sereno,/ que lo que miran por seno/ no es nada mfis que nil6n./ Pregunto con emoci6n:/ fquien trajo tanto veneno?” Todo tiempo pasado fue mejor -pare.’I P ERCiLLA, 31 mayo 1989 “Sus penurias a lo pueta. ” ce decir Violeta Parra mientras maldice el mundo modern0 con todos sus sucedfineos y falsificaciones: el nib, la margarina y demases. De ahi en adelante, las De‘cimas no pierden su tono triste: “La suerte mia fatal/ no es cosa nueva, sefiores, me ha dado sus araiionesl de chica muy despiadfi.. La autora cuenta las circunstancias dramfiticas de su infancia: contrae la viruela, que deja huellas en su cara. A raiz de eso, en el colegio le ponen el apodo de “Maleza”: “Semana sobre semana/ transcurre mi edad primera./ Mejor ni hablar de la escuela;/ la odiC con todas mis ganas,/ del libro hasta la campana,/ del lfipiz a1 pizarr6n,/ del banco hast’el profesor./ Y empiezo’ amar la guitarra,/ y adonde siento una farra,/ alli aprendo una canci6n”. Ahi est%la genesis de la afici6n de Viole.’I ta Parra por la mhica. Poco mfis tarde se ganaria la vida con su guitarra. Su padre, cada vez mfis alcoh6lico, despilfarra su herencia y hasta la casa en que viven. La madre se las tiene que arreglar sola con sus once hijos. Violeta aprende a bordar. Despues emigra a Santiago y canta en boliches infimos, en bares de mala muerte. Lo que alli ve, parece extender la sensaci6n de su propia vida dominada por la mala suerte, hacia una vision oscura del mundo: “Un dia en una cantina,/ a I’hora ’e la madrug%,/ cuando estaba la gallfi/ mfis peligrosa y malina,/ yo vi una carita fina/ asomada en una puerta,/ pidihdole a doiia Berta/ permiso para cantar.. .” Se trata de un niiio y una niiia, de siete y cinco aiios, que entran, cantan y luego se ponen a tomar vino. Violeta trata de impedirlo yentonces el mismo niiio la cubre de improperios. Este y otros sucesos que ve y que sufre, parecen reforzar su ‘‘sentimientotrfigico de la vida”. Per0 entre 10s dolores hay uno que otro destello de felicidad que le procuran la maternidad y sus grandes Cxitos artisticos en Chile y el extranjero. Estos momentos destacan con especial relieve a1 ser contrastados con el panorama sombrio del resto. Violeta Pdrra y Pablo de Rokha parecen haber experimentado muy intensamente el dolor de Chile, la desarticulaci6n de una ‘sociedad tradicional, de una vida irlgenua y sencilla, el fin de la inocencia, la ruptura de la quietud de la vida provinciana ante el impacto de Ids tiempos modernos. Ellos trataron de rescatar esos fundamentos nacionales que se iban perdiendo, asi como Arguedas buce6 en 10s “rios profundos” del alma indigena peruana. Por alguna raz6n, vinculada o no conesta bhqueda dolorosa, 10s tres, Violeta Parra, De Rokha y Arguedas terminaron suicidfindose. DarioOses 35