-9TUBERCULOSIS MILIAR SECUNDARIA A ENTERITIS TUBERCULOSA Autores: Víctor Manuel Mora Cuesta1 (Residente 3), Diego José Ferre Pargada1 (Residente 4). (1) Servicio Neumología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander. Caso clínico: Presentamos el caso de una mujer de 80 años, que ingresó en el Servicio de Neumología por disnea. De entre sus antecedentes personales destacan una hipertensión arterial y dislipemia, ambas en tratamiento medicamentoso, sin hábitos tóxicos, con una insuficiencia renal leve crónica secundaria a nefro-angioesclerosis, con cifras de creatinina basal en torno a 1,5-1,6 mg/dl; cardiopatía isquémica crónica con un SCASEST infero-lateral con implantación de stent en coronaria derecha en 2009. Además, había sido estudiada previamente por una estenosis de carácter inflamatorio a nivel del ángulo hepático del colon, con úlceras superficiales fibrinadas, que en el año 2010 fueron biopsiadas en dos colonoscopias con una separación de 6 meses, con negatividad para células malignas en ambas, sin seguimiento ni controles posteriores. La paciente acudió con una clínica de disnea lentamente progresiva de dos meses de evolución hasta hacerse de mínimos esfuerzos, pasando de clase funcional I/IV a III/IV de la NYHA, junto con tos seca, astenia intensa, pérdida de peso, fiebre de predominio vespertino y sudoración. Había presentado episodios de sensación inespecífica de opresión en hemitórax izquierdo, sin cortejo vegetativo, de escasa duración y autolimitados. Presentaba un ritmo intestinal irregular, habitual desde hacía años. La exploración física fue normal. Analíticamente, presentaba una anemia microcítica hipocrómica de perfil ferropénico. La radiografía de tórax mostraba un patrón miliar bilateral difuso. Aportaba una radiografía de tórax de seis meses previos, completamente normal. El TC de tórax (figura 1) puso de manifiesto un patrón micronodular con una distribución aleatoria, bilateral, sin adenopatías de aspecto patológico. Ante la ausencia de expectoración, se solicitó una broncofibroscopia, realizándose biopsia trasbronquial con resultado de neumonía granulomatosa necrotizante, con cultivo positivo para Mycobacterium Tuberculosis Complex. Tras iniciar tratamiento antituberculoso con 4 fármacos (Isoniazida, Rifampicina, Pirazinamia y Etambutol), la paciente presentó un episodio de hemorragia digestiva baja en forma de rectorragia, realizándose una endoscopia digestiva baja (figura 2), que mostró una estenosis de aspecto inflamatorio, ulcerada, a nivel de ángulo hepático del colon, similar a la que mostraba en las dos colonoscopias de 2010, y que impedía el paso del endoscopio, realizándose biopsias de la misma, con resultado de colitis granulomatosa necrotizante sugestivas de origen tuberculoso. Por lo tanto, se trata de un caso de una paciente con una enteritis tuberculosa de al menos 3 años de evolución, que había pasado desapercibida en las dos colonoscopias previas del año 2010 y sobre la que se había sospechado una neoformación colónica. Probablemente se tratase ya en su momento de una enteritis tuberculosa que tiempo más tarde, probablemente por diseminación hematógena, dio lugar a una tuberculosis miliar pulmonar. Discusión: La enteritis tuberculosa es una forma de presentación de tuberculosis extra-pulmonar, probablemente infradiagnosticada en nuestro medio, aunque se estima que en la actualidad hasta un 15-20% de los pacientes con tuberculosis pulmonar activa pueden padecer afectación intestinal1, y que además, se encuentra en auge como consecuencia de la mayor incidencia de SIDA2 sobre todo en países en vías de desarrollo. Puede afectar a cualquier región del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano, aunque con una mayor afectación a nivel íleo-cecal. Puede ser consecuencia de una afectación secundaria tras la deglución del esputo infectado, por contigüidad de órganos vecinos afectados, o por diseminación hematógena de afectación pulmonar, o bien ser la afectación primaria por deglución de leche o comida contaminada3, como ocurre en nuestro caso, causando secundariamente una tuberculosis miliar. Tiene diferentes formas de presentación clínica, con síntomas inespecíficos. Para su diagnóstico juega un papel importante la endoscopia digestiva, tanto alta como baja El aspecto macroscópico puede aparecer como: a) formas ulcerativas (60%), generalmente superficiales, con orientación transversal/circunferencial; b) forma estenosante (10%), con cicatrices y fibrosis; c) forma úlcero-estenosante (30%), con estrechamientos de la luz intestinal y con mucosa afectada por úlceras superficiales3, siendo esta última forma de presentación la de nuestra paciente. Estas diferentes formas de presentación pueden hacer complicado el diagnóstico diferencial, pudiéndose confundir con la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o el cáncer de colon, como había ocurrido en nuestro caso con dos endoscopias previas en las que solo se sospechó enfermedad neoplásica. La imagen mediante TC de abdomen puede ser útil en el diagnóstico, demostrando engrosamientos intestinales y ganglios linfáticos de aspecto patológico, como suele ser frecuente en la ileítis tuberculosa2. El diagnóstico definitivo se basa en la combinación de la histología y cultivos de la biopsia intestinal. La histología típica de granulomas caseificantes y presencia de bacilos ácido-alcohol resistentes aparece en menos de un 33% de los casos4. Algunos datos de la histología que pueden ayudar en el diagnóstico son la presencia de granulomas confluyentes, granulomas de > 400 μm de diámetro o la presencia de granulomas localizados en la submucosa. El tratamiento de la misma depende de la forma de presentación y complicaciones locales, tales como obstrucción intestinal, peritonitis, isquemia intestinal o perforación, las cuales pueden requerir de tratamiento quirúrgico urgente. Una vez estabilizado, el tratamiento medicamentoso es similar al tratamiento de la tuberculosis pulmonar, con asociación de Rifampicina, Isoniazida, Pirazinamida y Etambutol durante 2 meses, seguido de Rifampicina + Isoniazida durante 4 o 7 meses más5. Obstrucciones leves y fístulas pueden responder al tratamiento anti-tuberculoso, pudiendo hacerse también un manejo conservador de las obstrucciones moderadas. Es preciso prestar atención a las complicaciones que puedan surgir a lo largo de la evolución, pudiendo requerir algunas de tratamiento endoscópico o quirúrgico. Por lo tanto, es importante pensar en probables afectaciones intestinales en pacientes afectos de tuberculosis pulmonar que presenten síntomas sugestivos. Bibliografía: 1. Haddad FS, Ghossain A, Sawaya E, Nelson AR. Abdominal tuberculosis. Dis Colon Rectum 1987; 30:724. 2. Sinhasan SP, Puranik RB, Kulkarni MH. Abdominal tuberculosis may masquerade many diseases. Saudi J Gastroenterol. 2011 Mar-Apr;17(2):110-3. 3. Marshall JB. Tuberculosis of the gastrointestinal tract and peritoneum. Am J Gastroenterol 1993; 88:989. 4. Alvares JF, Devarbhavi H, Makhija P, et al. Clinical, colonoscopic, and histological profile of colonic tuberculosis in a tertiary hospital. Endoscopy 2005; 37:351. 5. Kapoor VK. Abdominal tuberculosis. Postgrad Med J 1998; 74:459. Fig. 1 Fig. 2