Jesús en las tempestades de la vida En los tres evangelios encontramos cuando Jesús calmó una gran tempestad en el Mar de Galilea. Nos muestra como en el tiempo de aflicción Jesús puede ser “nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmo 46:1) 1. La entrada en la barca. Lo primero que vemos en esta historia es la guía del Señor. Jesús había estado durante todo el día predicando junto al mar y “...cuando llego la noche...” (Mar. 4:35) él, que siempre está en control de todo, se dio cuenta del cambio del día y pronunció un mandato: “Pasemos al otro lado” (Mar. 4:35) Como buen guía de sus discípulos, Él fue primero, “...entrando él en la barca...” (Mat. 8:23) A continuación vemos la sumisión de los discípulos. Ellos al escuchar el deseo de su maestro, hicieron los preparativos, “...despidieron a la multitud” (Mar 4:36), y le obedecieron, “...sus discípulos le siguieron” (Mat 8:23). Los discípulos no se fueron solos sino que se llevaron a Jesús en la barca, “le tomaron como estaba, en la barca” (Mar 4:36). [Cosa que muchas veces los creyentes montamos en nuestra barca de la vida y dejamos al Señor fuera.] Así, comenzaron la travesía, “...y partieron” (Luc 8:22) Iniciaron el mandato del Señor, con algo que era su especialidad, navegar. Siendo pescadores, esta tarea era muy cercana a ellos, y se sentían seguros y capacitados para realizarla. 2. La tempestad. Pero el viaje fue muy diferente a lo que tal vez esperaban. ¿Cuáles fueron sus características? La primera fue que el tiempo cambió, “se levantó...”, “se desencadenó...”. Fue un cambio repentino, sin esperarlo pues fue una “tempestad de viento” (Mat/Mar/Luc). Si hubiera sido una tormenta en la cual vemos las nubes acercarse, podría ser diferente; pero esta tempestad fue “de viento”, algo invisible, repentino, sin aviso previo. También fue como un terremoto “...una tempestad tan grande...”(Mat 8:24), algo que hizo tambalear todas las partes de la barca. [Muchas veces cuando intentamos hacer la voluntad de Dios, pensamos que las cosas van a ir muy bien, pero poco a poco las cosas pueden cambiar repentinamente, y sin esperarlo sentimos como nuestra vida sufre una gran sacudida] ¿Cómo fue esta tempestad? Los discípulos vieron como grandes olas con crestas chocaban contra la barca, hasta llegar a cubrirla por completo, “las olas cubrían la barca...” (Mat 8:24) [Tal vez en tu vida llegan problemas a tu alrededor: Unos vecinos tienen dificultades en el matrimonio, alguien de tus amigos tienen una enfermedad grave,... Esto hace que te afecte a tu vida, y sufras con ellos ante esa dificultad.] Pero luego vemos como las olas son arrojadas dentro de la barca, “ echaba las olas en la barca...” (Mar 4:37). Para los discípulos esto era más difícil porque además de los golpes de mar, el agua en el interior era algo más preocupante, que tenían que intentar sacar fuera de la barca. [Igual que en nuestra vida, cuando los problemas comienzan a entrar dentro de nuestra vida: situaciones con nuestros hijos, problemas con nuestro conyuge, enfermedades,... Esto es más difícil de superar. Nuestra vida cada vez se llena más y más de problemas.] Sin embargo, lo peor fue cuando las olas llenaron por completo la barca,“se anegaban”. Era imposible para ellos hacer frente a todo aquellos. La conclusión que llegaron fue que corrían un gran riesgo de perecer, “peligraban...” (Luc 8:23) [Puede llegar también el momento en nuestra vida, que los problemas nos desbirden de tal manera que lleguen a ahogarnos, y veamos insuperables las dificultades que tenemos.] 3. Las acciones de los ocupantes de la barca. Miestras todo esto estaba sucediendo en el mar, Jesús en la popa de la barca sobre un cabezal, estaba durmiendo, (Mar 4:38) como si no estuviera en la barca. [En nuestra vida, cuando los problemas nos vienen y estamos llenos de tribulación, encontramos que es como si Dios no estuviera, como si estuvieramos solos ante las dificultades. Aunque no es así, porque Dios está todo el tiempo “en la baca”, es una sensación que tenemos, ¿Verdad?] Por otra parte, los discípulos, ante todo lo que estaban pasando “le despertaron”. Le pidieron ayuda: “sálvanos, que perecemos” (Mat 8:25) y le reprocharon su falta de preocupación por ellos: “¿No tienes cuidado que perecemos?” (Mar 4:38). Estas fueron reacciones sin pensar que y que provocaron la reacción del Señor Jesús. 4. Reacciones de los ocupantes de la barca. Ante la acción de los discípulos, Jesús no les dice nada sino despertándose, “levantándose”, reprende a los vientos y al mar. Va al fondo del problema y con autoridad hace cesar las dificultades, y produce una gran calma, como si el mar parara y sonriera después de un gran esfuerzo. Después se dirige a sus discípulos y les habla de dos cosas: temor y fe. Ellos estaban temerosos, ese temor cobarde que les provoca huir de la situación. Por eso les dice “Por qué teméis...” (Mat 8:26). En 2ª Timoteo 1:7 dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”. Ellos necesitaban fe para superar esta prueba. Jesús les dice “¿Dónde está vuestra fe?” (Luc. 8:25). En 1ª Pedro 1:6-9 habla de como debemos ejercer nuestra fe en tiempo de prueba, para salvación. Otras personas en la biblia estuvieron en pruebas y ejercieron su fe: Los tres amigos de Daniel ante el horno de fuego (Daniel 3:15-18). Abraham al levantar el puñal para sacriticar a Isaac (Genesis 22:10-13). Después de esta demostración de autoridad y poder de Jesús, los discipulados se quedaron admirados de los hechos que habían visto,“se maravillaron” (Mat 8:27); y tuvieron temor,”atemorizados” “temieron con gran temor”. Este temor era la sensación al encontrarse delante de alguien infinitamente más grande que ellos. Ellos tuvieron un temor reverente; y se preguntaban “¿Quien es éste?”. Tal vez, recordaran el salmo 107:23-32 en el cual se narra los hechos de Jehová. 5. Conclusión. Ellos cambiaron su temor a las consecuencias por el temor reverente. 1ª Juan 4:18 dice “en el amor no hay temor, sino el perfecto amor echa fuera el temor...” Cuando nosotros amamos a Dios tenemos ese temor reverente que sintieron los discípulos y nuestra perspectiva cambia completamente. 1ª Juan 5:3 nos dice que al obedecer por amor y no por temor, sus mandamientos no son gravosos. Y esto concuerda con Romanos 8:15 donde nos dice “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Los discípulos conocieron más a su Dios en medio de una tempestad, y aprendieron el temor reverente en un mar en gran bonanza. Nosotros somos puesto a prueba por nuestro Señor para desmostrar lo que hay en nuestro corazón, para ejercitar nuestra fe para salvación. Si tu te encuentras en una gran tempestad en tu vida, y tu barca ya está anegada, ejercita tu fe y recuerda que “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”