LAS HEREJÍAS EUCARISTICAS LOS AVISOS DE FÁTIMA Un extracto de una alocución proferida por Cornelia en nuestra conferencia Sólo el Papa puede salvar Washington, el 22 a 24 de septiembre de 2015 Por Cornelia R. Ferreira, M.Sc. El Ángel custodio de Portugal tenía en la mano un cáliz, sobre el cual suspendía una Hostia, de la que caían algunas gotas de Sangre dentro del cáliz. Dejando el cáliz suspendido en el aire, el Ángel enseñó esta oración a los pastorcitos: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo Os adoro profundamente y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios, e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, Os pido la conversión de los pobres pecadores”. Después el Ángel dio la Sagrada Hostia a Lucía. Compartió la Preciosa Sangre del cáliz con Jacinta y Francisco, diciendo: ¡“Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos! Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios”. Los puntos principales dados por el Ángel son: Primero, la esencial enseñanza católica de que Jesucristo está físicamente presente, en ambas naturalezas tanto humana y como divina, Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad, bajo las apariencias de pan y vino, después de la consagración en la Sta. Misa y en las Hostias consagradas reservadas en cada sagrario. Segundo, la falta de fe en esta doctrina ha provocado indiferencia hacia Jesús en el Santísimo Sacramento, y los sacrilegios que se cometen contra Él en la Sagrada Comunión y en el sagrario. Tercero, Dios está tan ofendido que ha tenido que enviar un Ángel para enseñarnos cómo hacer reparación. (Después, envió hasta a Su Madre para advertirnos todavía más). 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf Estamos viviendo claramente los tiempos de la profecía. Comunistas infiltrados, ayudados por los modernistas, han esparcido la religión del hombre dentro del Catolicismo. Consideremos algunos de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias que esto ha provocado en la mayoría de las parroquias… El hecho de haber quitado el sagrario de su lugar central de honor, inevitablemente ha llevado a la pérdida del sentido de lo sagrado. Nuestros ojos, mente y corazón ya no podían dirigirse hacia nuestro Rey, y Él ha sido automáticamente desprestigiado. ¿Es casual que junto con la remoción del sagrario, se haya dejado de enseñar a los niños cómo comportarse en la iglesia, se haya dejado de vestir con modestia, haya desaparecido la genuflexión, el silencio, el recogimiento, y el temor de Dios? El centro del culto inevitablemente ha terminado por ser la “comunidad”, y los miembros de la comunidad revoloteando dentro del santuario acaparando el “protagonismo”. Los ultrajes se han multiplicado mientras la Iglesia se ha convertido en un ruidoso lugar de encuentro, y a veces también, en un teatro donde se representan liturgias blasfemas, con música a todo volumen, el drama y el baile profanos como partes integrantes del entretenimiento litúrgico. Boletines que explican el papel de los diferentes intérpretes, y el aplauso dirigido a ellos consuman la sensación de entretenimiento. De paso, la Sagrada Congregación para el Culto Divino afirmó en 1975 que el baile litúrgico “desacralizaría” la liturgia y “introduciría un ambiente profano”. Pero las reglas ya no importan hoy, especialmente después del ejemplo dado por el Papa Juan Pablo II. Por tanto las Misas varían en su “creatividad” según el celebrante, la ocasión, o la comunidad. Además de eso, con Jesús siendo sustituido por el hombre, se ha abandonado la Exposición del Santísimo Sacramento, la Bendición, la Devoción de las Cuarenta Horas, la Adoración Perpetua, las procesiones de Corpus Cristi, etc. Hasta jovencitos se unieron a la procesión 2 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf Jesús ha llegado a ser objeto de una grandísima indiferencia, como se vaticinó en Fátima. Las visitas al Santísimo Sacramento ya no son promovidas asegurando así la pérdida de muchas gracias y luces. Iglesias cerradas desalientan las visitas y dan la impresión a las nuevas generaciones de que la iglesia es sólo un lugar para el culto en común o para las reuniones. Tan muerta es la idea de que es la Casa de Dios realmente presente, que en las iglesias católicas tienen ahora lugar rituales paganos y falsos. Ciertamente, la transformación de la Casa de Dios en un templo de idolatría, en que el Primer Mandamiento es violado, es uno de los ultrajes mencionados por el Ángel de Fátima. Además, la Sta. Misa con rituales falsos introducidos en la misma, llevada a cabo en un campo o estadio, es un pecado grave, aún peor, contra el Primer Mandamiento y un enorme ultraje a Dios… El énfasis que se hace sobre la Sta. Misa como una comida es vista como crucial para efectuar el sentido de la unicidad y comunidad en la parroquia. Un opúsculo concedido el Imprimatur por el anterior Primado de Irlanda, el Arzobispo Dermot Ryan, enseña: “Cuando asistimos la Misa tenemos que centrarnos en el pueblo”. La Eucaristía es “una comida verdadera del uno con el otro”. La comida familiar en casa es “una de las mejores formas de preparación para la Eucaristía”. Acomodadores laicos que dan las bienvenidas a la puerta, la señal de la paz, y saludándose uno al otro durante la Misa, completan el ambiente de una amistosa comida comunal. Todo el centro de la Misa se ha convertido en ser una conmemoración del Sacrificio de Cristo en la Cruz y un memorial de la Última Cena, en lugar de “Verdadero Sacrificio”, que se renueva sobre el altar. Son herejías protestantes condenadas por el Concilio de Trento: “Si alguno dijere, que no se ofrece a Dios en la Misa verdadero…sacrificio; o que el ofrecerse este no es otra cosa que darnos a Cristo para que le comamos; Si alguno dijere, que el sacrifico es…mero recuerdo del sacrificio consumado en la cruz; mas que no es propiciatorio [o de petición]…sea excomulgado”. Pío XII también condenó “la pretensión sofista de que la Misa además de ser un Sacrificio es también un banquete de una comunidad de hermanos” que sólo puede ser lícita si los fieles reciben la Comunión “considerada como el punto culminante de toda la celebración”. Este error ha producido la idea de que la Comunión es un derecho y por eso hay una confabulación a favor de que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la Comunión para mostrar su “unidad” con la comunidad… Centralizados en la comunidad y en el banquete, hoy la participación completa significa aceptar la “llamada” a un “papel de liderazgo” en la fiesta. Eso es lo que significa el hacerse “ministro litúrgico” –lector, cantor, ministro de música, diseñador litúrgico, ministro de la Eucaristía, ministro de los donativos – y supongo, ahora, ministros del baile. 3 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf Hay también los “ministerios” menores de acomodadores que dan las bienvenidas, guardias de sala, etc. Recibí este boletín de una iglesia vecina el domingo pasado. En la funda tiene una sección titulada “Ministerios”. He aquí una lista de 30 variedades, pero hay muchos más. Cualquier cosa que un laico hace para la parroquia es un “ministerio”. Mucha gente buena ha sido inducida a creer que deben tener un “ministerio” para servir la Iglesia. Creen verdaderamente que están ayudando a remediar una escasez de sacerdotes o tomando algún cargo fuera de los hombros del sacerdote. Tristemente, al margen de cuán altruistas sean sus intenciones, están simplemente ayudando al modernista programa feminista de utilizar una multiplicidad de ministros laicos para destruir el sacerdocio ordenado y la identidad de la Iglesia misma. Hablaré de eso en un momento. Pero primero, consideremos otra gran fuente de ultrajes contra la Santa Eucaristía – la Comunión en la mano. La Comunión en la mano La Comunión en la mano contradice la enseñanza de la Iglesia enunciada por Santo Tomás de Aquino, “por reverencia hacia este Sacramento, nada lo toque sino aquello que es consagrado”. Sólo las manos del sacerdote están consagradas. La comunión en la mano fue condenada en el Siglo VII para detener abusos extendidos y proteger el Santísimo Sacramento del sacrilegio. Sin embargo, los protestantes adoptaron esta práctica “para manifestar su incredulidad, o sea, que no hay ningún fenómeno como la Transubstanciación y las Órdenes Sagradas, y que el pan consagrado es apenas pan ordinario y el ministro un hombre ordinario sin cualquier poder dado por Dios para consagrar”. La Comunión en la mano ha dado origen a una plétora de sacrilegios y herejías. Primero, la justificación de la existencia de ministros laicos de la eucaristía, incluidas monjas. Si una persona laica pudiese recibir la Comunión en sus manos no-consagradas, entonces podría difundirla a los demás. Esto inmediatamente ha disminuido la reverencia hacia el Santísimo Sacramento y otros sacrilegios los han seguido: Hostias consagradas dejadas en los bancos, a veces en pedazos; Hostias llevadas en los bolsillos; pasadas en el aula; dejadas en las calles; vendidas en e-Bay; y fácilmente conseguidas para la profanación definitiva en las Misas Negras. El segundo resultado de la Comunión en la mano es, una vez que los ministros laicos de la Eucaristía han llegado a ser la norma, que las compuertas se han abierto a un torrente de otros “ministerios” litúrgicos que han contribuido a la degradación del Sacerdocio y a otras herejías. Estos “ministerios” son la puerta trasera a la ordenación de mujeres. El Sacerdocio integralmente masculino es una ofensa contra el concepto feminista de la “igualdad”, un concepto derivado del Comunismo y de la Francmasonería, y un error de Rusia, sobre el cual Nuestra Señora de Fátima había advertido. La estrategia feminista es 4 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf meter mujeres en varios papeles litúrgicos para preparar un ambiente de aceptación para las sacerdotisas, mientras las congregaciones se van acostumbrando a ver a las mujeres alrededor del altar. El programa feminista La estadounidense líder feminista y religiosa Rosemary Ruether explica: “Una práctica que está en crecimiento del ministerio compartido por hombres [es decir, sacerdotes] y mujeres se desarrollará al nivel de las congregaciones locales. Se llevará a cabo un cierto proceso educativo entre mujeres y varones que han recibido el sacramento del orden, sobre la injusticia de los impedimentos impuestas sobre sus colegas femeninas. Los laicos se acostumbrarán a ver a las mujeres atendiendo en la liturgia en una variedad de papeles auxiliares y se preguntarán a sí mismos: ¿por qué no los Sacramentos? Tal vez habrá discusiones… Eventualmente más obispos serán consagrados que se preguntarán sobre el absurdo de la exclusión (con los ejemplos crecientes en otras iglesias de mujeres con pleno ministerio sacramental)”. La Feminista judía Naomi Goldenberg confirma esta estrategia que se sirve de mujeres “devotas” que no son conscientes del programa feminista. Dice que estas reformadoras y sus seguidores clericales piensan que el uso de lenguaje inclusivo y el fomento de la ordenación de mujeres son medios para “mejorar la práctica de su religión por estimular a las mujeres a compartir las responsabilidades del culto igualmente con los hombres”, es decir, con los sacerdotes. Esta frase, “compartir las responsabilidades del culto” arropa la revolución contra el Sacerdocio en borrosos términos positivos. Goldenberg admite abiertamente que estas llamadas reformas desafían la naturaleza fundamental del Cristianismo; no son “adaptaciones pequeñas”, sino “grandes desviaciones lejos de la tradición” que “sacudirán [al Cristianismo] hasta sus raíces”. Por eso, según las líderes feministas, los ministerios laicos se idean para destruir los fundamentos de nuestra religión; y son un paso para el cambio hacia las sacerdotisas… El hecho de limitar la función del sacerdote a consagrar simplemente, lo convierte en un “técnico eclesiástico”, dice el Padre McLucas. Y tiene razón. En las parroquias cada vez más se cree que los fieles son dueños de lo que se llama la “posesión comunitaria de la liturgia”. “Ser dueño” de la liturgia y hacerse cargo de las obligaciones del sacerdote ha dado lugar a la condenada idea herética de que el sacerdote no consigue su autoridad directamente de Dios, a través de los Apóstoles, sino de la comunidad. Este concepto está conectado a la afirmación de, “somos un pueblo eucarístico” o, “somos una comunidad eucarística”. Es sencillamente otro término para una parroquia católica protestantizada. 5 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf Una comunidad eucarística está definida como una en que “ningún miembro individual posee la calidad o la autoridad que… no deriva de la comunidad en sí… Cada ministro recibe su cargo de la comunidad en la que él o ella sirven”. En otros términos, el sacerdote es un ministro equivalente a los “ministros” laicos y tú eres un sacerdote simplemente si alguien lo quiera así y si la comunidad eucarística te lo “encarga”. El “encargo” del sacerdote por parte de la comunidad está simbolizado por la procesión rutinaria del sacerdote desde la parte posterior de la Iglesia hasta el altar antes de la Misa “como si él fuese de algún modo venido del pueblo”; y en su procesión de regreso a la parte posterior de la Iglesia después de la Misa “como si él estuviese volviendo al pueblo”. Anteriormente, él estaba situado únicamente en el altar, donde entró y salió desde la sacristía para significar que había sido escogido por Dios y puesto aparte de la gente como el ungido del Señor; y el comulgatorio delineaba aquella separación. Este golpe de estado se ha pintado como si fuese generosidad y una bendición: el “liderazgo compartido entre los miembros ordenados y no-ordenados de la Iglesia” y se considera una “gracia” en un tiempo de “crisis” (es decir, en una época de “escasez de sacerdotes”). La comunidad eucarística cree que “la transferencia de responsabilidades a todos los Bautizados ha bendecido la Iglesia”. Los pastores que no comparten la responsabilidad son dictadores o “autócratas”. Tan envalentonados han llegado a ser los laicos, que un informe de la página principal del periódico arquidiocesano en Toronto sobre un reciente encuentro de movimientos eclesiásticos y laicos, hizo alarde, ¡“Apártese Padre, los Laicos están aquí”! 6 http://www.fatima.org/span/crusader/cr113/cr113p57.pdf