Humboldt, el científico explorador Humboldt fue el descubridor científico del Nuevo Mundo, cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los conquistadores juntos. Simón Bolívar La formación de un pensador En el segundo lustro del siglo XVIII Prusia es uno de los principales estados europeos, cuyo poderío militar se hace sentir y respetar a la menor provocación. Atrás ha quedado la devastación causada por la Guerra de los Treinta Años y las terribles secuelas de la peste bubónica, acontecida en 1708. Ahora se vanaglorian la anexión de Silesia a costa de Francia, las victorias en la Guerra de los Siete Años –contra Austria, Sajonia, Francia y Suecia–, y los estratégicos pactos diplomáticos con la Gran Bretaña y con la Rusia de Pedro III. La casa reinante, la dinastía Hohenzollern, disputa la hegemonía del Sacro Imperio Germánico a los Habsburgo, familia gobernante en Austria. Los destinos prusianos son dictados por el rey Friedrich II, “El Grande”. El sobrenombre no oculta su prestigio como estadista. La capital es la ciudad de Berlín. A unos treinta kilómetros al norte de Berlín, en Schloss Tagel, soberbia finca establecida sobre dunas y ornamentada por un bosque de frondosos pinos, nace nuestro científico explorador. Hijo del oficial George von Humboldt –noble militar y chambelán del rey de Prusia– y de Marie Elizabeth Colomb viuda de von Hollwege –aristócrata de ascendencia francesa–, Friedrich Karl Heinrich Alexander von Humboldt ve su primera luz el 14 de sepHumboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 43 43 43 07/10/2010 12:16:38 p.m. tiembre de 1769. Huérfano de padre desde muy joven: a los diez años de edad muere el oficial von Humboldt, quedando entonces bajo la tutela absoluta de su madre Marie Elizabeth. Este hecho marca la vida del niño Alexander. El cariño paternal y los juegos infantiles de los primeros años son sustituidos por una férrea disciplina y una educación impuesta por la fría y reservada figura materna (Botting, 1981). Abandonada la infancia, el joven Alexander adquiere la personalidad que lo caracterizará en buena parte de su longeva vida: rasgos finos, rostro suave, bien parecido, de andar sofisticado y movimientos delicados. Es un muchacho de trato amable, ingenioso, gran bailarín y conversador erudito, poseedor de una memoria prodigiosa. En sociedad, su presencia resulta alegre y divertida. Es fácil establecer lazos afectivos con él. Pronto desarrolla el gusto por el buen comer y la vida nocturna. Es, en pocas palabras, un insaciable en todos los aspectos de la vida. Pero también lo caracterizan otros aspectos. Algunas personas, entre ellas familiares, lo califican de vanidoso, entrometido y superficial. Le atribuyen una falsa modestia; pregona sus conocimientos enciclopédicos a la menor provocación. Tiene una necesidad chocante por impresionar. Debido a su obsesión por el estudio, otros de sus conocidos lo consideran un individuo perturbado y enfermo; nervioso en exceso. Además lo rodeada un halo enigmático, motivo de inquietud constante para propios y extraños; es un secreto a voces que sube y baja sus decibeles en distintos contextos; un velo que nadie o casi nadie se atreve a levantar. En los círculos aristocráticos, en las “buenas conciencias europeas”, se hace escarnio de la naturaleza íntima de Alexander. En muchas ocasiones tiene que padecer de la hosquedad de quienes no toleran sus misteriosas preferencias por las extravagantes amistades masculinas, las cuales van más allá de las expresivas manifestaciones públicas de afecto, práctica social corriente de finales del siglo XVIII, presente, sobre todo, en el intercambio de misivas entre varones. Ese halo es la característica fundamental de su intensa vida emocional. 44 Libro Humboldt.indb 44 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:38 p.m. Junto con su hermano mayor Wilhelm,7 Alexander se educa con los más distinguidos profesores privados, entre los que están Joachim Henrich Campe –afamado traductor–, Johann Christian Kunt –pedagogo–, Marcus Hertz –físico– y Daniel Chodowiecki –director de la Academia de Artes de Berlín– (Ortega, 2004). La relación entre los hermanos Humboldt es buena, fraternal, llena de cariño, pero con diferencias sustanciales que ocasionan no pocas querellas. Wilhelm es discreto, se mueve en un bajo perfil. Es un nacionalista, prusiano hasta en el extranjero, profundo conocedor de la Antigüedad Clásica. Alexander, por su parte, es extrovertido, un cosmopolita, admirador de lo novedoso. Más adelante, cuando ambos se han formado, el destino los confronta: Wilhelm será ministro de Cultura de Prusia, cuando Alexander se ocupe de sus investigaciones en Francia, país enemigo (Lepenies, 2001). De acuerdo con el historiador Charles Minguet, a pesar de las posibles diferencias de carácter, gustos y tendencias entre ambos hermanos, pueden encontrarse en los dos Humboldt, “muchos aspectos de su comportamiento ulterior, un cierto paralelismo que no siempre ha sido advertido” (Minguet, 1985:35). Tanto Wilhelm como Alexander están destinados a marcar pautas y tendencias en diversos campos del ámbito científico, social y cultural, cada uno por su propio camino y cada uno envuelto en sus propias circunstancias. En 1789, ya concluida la formación básica y después de una breve estancia académica en Frankfurt del Oder –ciudad a las orillas del helado río Oder, hoy frontera con Polonia–, Alexander ingresa por un año a la Universidad de Göttingen, en ese momento, la institución germánica más importante. Ahí conoce a su nuevo maestro, George Forster, afamado naturalista, quién años antes había recorrido el mundo en compañía del capitán James Cook. Forster y Humboldt realizan entonces 7 Wilhelm von Humboldt (1767-1835), fue también una célebre figura mundial, concretamente en el campo de la política y la lingüística. Su obra más importante fue sobre la diferencia de estructura de las lenguas humanas y su influencia sobre el desarrollo intelectual de la humanidad. Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 45 45 07/10/2010 12:16:38 p.m. un viaje de tintes científicos por Holanda, Inglaterra y por la revolucionaria Francia. Ambos personajes, mentor y pupilo, se adentran en los pormenores de las geografías visitadas: cultura, naturaleza, economía, política; pasado y presente. Después del viaje, George y Alexander no se volverán a ver. Algunos años más adelante, en 1794, Forster morirá desterrado en Francia, lejos de territorio germánico, acusado de traidor, debido a las simpatías y nexos con las causas revolucionarias francesas. En 1790, Humboldt presenta su primer texto sobre las montañas basálticas del Rhin, Mineralogische Beobachlungen über einige Basalte am Rhein, lo que le aseguró el ingreso a la Academia de Minería de Freiberg –la más importante de Europa en su género–, bajo la tutela de Abraham Gottlob Werner, defensor de la teoría neptúnica.8 La formación de la Academia incluye constantes y exhaustivos descensos a las minas locales. Humboldt aprovecha para adentrarse en el mundo de los musgos y líquenes que se encuentran en los túneles mineros. Sus indagaciones lo llevan a presentar un trabajo sobre la flora subterránea en 1793: Florae fribergensis specimen, “La flora de Freiberg”, obra escrita en latín. Por ese entonces recibe nombramiento oficial como Superintendente del Departamento Minas del Ministerio de Industria y Minería, a cargo del Barón Von Heinitz. La jurisdicción a su cargo es considerable: desde Franconia en el sur, hasta la costa báltica en el norte; incluye también las posesiones polacas de Prusia. El área minera señalada presenta canteras de piedra, turba y arcillas bituminosas de Brandeburgo, hierro y antracita de Silesia, minas de sal en las proximidades al mar, así como cobre y oro de las montañas de Fichtel (Botting, 1981). ¿Humboldt burócrata? Es lo que corresponde a los nobles de su época. El aparato administrativo de Estado ya no es en ese momento lo que fue bajo la administración de Friedrich “El Grande”. Ahora su no tan destacado sobrino, Friedrich Wilhelm II, desbarata poco a poco el 8 Hipótesis que atribuye a la acción exclusiva del agua la formación de la corteza terrestre. 46 Libro Humboldt.indb 46 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:38 p.m. dinámico aparato burocrático. Sin embargo, para el joven Humboldt el cargo es una oportunidad más que ideal para viajar y conocer. Para 1793, el joven funcionario establece una escuela libre de minería en la población de Steben; pequeña institución que se mantiene con fondos del propio Humboldt. La asistencia es voluntaria para los pobladores locales mayores de doce años. La conciencia social de nuestro personaje va más allá de la formación de los mineros. Su involucramiento va, incluso, más allá: después de analizar los componentes de los gases en las minas, Humboldt inventa un tipo de respirador personal y cuatro tipos de lámparas de seguridad. El joven Alexander es, para su tiempo, una persona con gran conciencia social (Botting, 1981). La vertiente romántica del pensamiento de Humboldt germina a partir de 1794, cuando conoce al afamado novelista y poeta Johann Wolfgang Goethe, promotor, junto con Herder, del movimiento filosófico Sturm und Drang “Tempestad y Arrebato”, preludio del romanticismo alemán. Para ese entonces, Goethe cuenta con cuarenta y seis años de edad y es un consagrado; máxima figura del mundo de la cultura germánica. Entre el joven Alexander y el poeta surge una sólida amistad y una admiración intelectual mutua. Es palpable la influencia de Goethe en el posterior pensamiento humboldtiano. En 1797, convencido de su vocación intelectual y con la solvencia económica que le proporciona la herencia de su madre recientemente fallecida, a causa de un cáncer de pecho, se retira definitivamente de la administración pública para dedicarse de tiempo completo a la ciencia. Es entonces cuando el joven Humboldt se obsesiona por recorrer archivos y bibliotecas de Europa, por adquirir instrumentos y equipo de exploración, así como también por entablar relaciones con diversas personalidades del mundo científico e intelectual. Empieza a moldearse a sí mismo el genio y figura. En las últimas décadas del siglo XVIII –el llamado Siglo de las Luces– la filosofía ilustrada –nombrada en alemán como Auflärung– se sostenía en el derecho natural de la humanidad a la vida, a la igualHumboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 47 47 07/10/2010 12:16:38 p.m. dad y a la libertad, y esta libertad no sólo consistía en la emancipación política, sino también y principalmente en la independencia del pensamiento. En palabras del filósofo Emmanuel Kant, la Ilustración era la liberación del ser ante su culpable incapacidad de servirse de su inteligencia sin la ayuda de otro. Por ello el fundamento básico de la Ilustración era la emancipación intelectual, “…el derecho de hacer uso público de la razón íntegramente” (Kant, 1997:25). Se trataba del periodo de esplendor del racionalismo –de la inteligencia normada por la lógica– llevando sus consecuencias hasta los últimos límites, en una oposición manifiesta a las explicaciones sobrenaturales o puramente teológicas. Para el racionalista ilustrado sólo podía ser real aquello que se entendía por la razón y nada más. Humboldt compartió con los pensadores partidarios de las “luces”, la confianza casi ciega en el pensamiento racional; en la inteligencia como medio de progreso político y social, y viendo con escepticismo y un tanto de hostilidad las explicaciones religiosas o tradicionales. Sin embargo, hemos visto, hubo en Humboldt un matiz, base de su pensamiento, la difícil pero no imposible combinación del cientificismo racionalista y el romanticismo alemán; pensamiento que llegará más adelante a su máximo expresión con la obra cumbre Cosmos. Las exploraciones de Humboldt: América Fue en el año de 1798, estando en la ciudad de París haciéndose de instrumental de medición para sus investigaciones, cuando el joven Humboldt conoció al médico y botánico francés Aimé Goujaud Bonpland, quién sería su futuro compañero de viajes y amigo inseparable. Juntos planearon un viaje por Argelia y Egipto, en donde se sumarían a la comitiva científica de la retaguardia del ejército francés de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, azarosas vicisitudes marítimas llevaron a la suspensión del proyecto africano. Frustrados los planes, ambos científicos decidieron visitar España a fin de elaborar otro plan. Fue en este país ibérico en el que Humboldt vio grandes posibilidades para 48 Libro Humboldt.indb 48 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:38 p.m. un nuevo y ambicioso viaje –ahora pensado en las colonias americanas–, contando con el apoyo del barón Philipp de Farell, embajador de Sajonia, y con el espaldarazo oficial del ministro real Mariano Luis de Urquijo, además de la ventaja de contar con financiamiento propio –recordemos que Humboldt había recibido una cuantiosa herencia–. A través de una carta escrita en Madrid y dirigida a su amigo Friedländer, el joven Alexander manifestó sus intenciones: Coleccionaré plantas y animales; estudiaré y analizaré el calor, la electricidad, el contenido magnético y eléctrico de la atmósfera; determinaré longitudes y latitudes geográficas; mediré montañas, por más que todo esto no sea la finalidad del viaje. Mi verdadera y única finalidad es investigar la interacción conjunta de todas las fuerzas de la Naturaleza, la influencia de la naturaleza muerta sobre la creación animal y vegetal animadas…(Humboldt, 1988:1) Ya con el beneplácito del Rey Carlos IV de España, Humboldt y Bonpland recibieron dos pasaportes reales, uno del Secretario de Estado y otro del Consejo de Indias, los cuales les aseguraban el respaldo de los más altos funcionarios coloniales en su ambiciosa empresa, además de darles libre acceso a cualquier archivo, colección o recurso material americano. Sin más, ambos exploradores zarparon el 5 de junio de 1799 del puerto de La Coruña, a bordo de la corbeta Pizarro (Humboldt, 1988). Iniciaban entonces la gran aventura que grabaría sus nombres en los anales de la historia de la humanidad. El viaje prometía mucho y debió generar grandes expectativas entre Humboldt y Bonpland. Las colonias americanas españolas eran un territorio por demás impresionante. Desde California, en el norte, hasta Cabo de Hornos, en el sur, y prácticamente de mar a mar, con las excepciones de Brasil, Tierra de Fuego y la Patagonia. Sin embargo, después de casi 300 años de colonialismo, las exploraciones al continente se habían limitado a unos cuantos reconocimientos territoriales (Botting, 1981). Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 49 49 07/10/2010 12:16:38 p.m. Tras una escala en las Islas Canarias, donde tuvieron la oportunidad de ascender al cráter del Teide, y luego de que una epidemia de tifoidea obligara a la embarcación a cambiar el rumbo –el destino original era La Habana, Cuba–, los jóvenes exploradores arribaron a tierras americanas el 16 de julio de 1799, entrando por el puerto de Cumaná, Nueva Andalucía, en el actual territorio de Venezuela. En continente americano, durante casi un lustro, Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland se dedicaron arduamente a la documentación y recolección de muestras botánicas, realizaron mediciones y elaboraron mapas en varias regiones, muchas de ellas poco exploradas, como lo era en aquel entonces el Alto Orinoco. No exentos de aventuras, entre otras actividades, investigaron sobre las características físicas de la cueva de Guácharo, así como la flora y fauna del lugar. También viajaron a La Habana, en donde Humboldt pudo obtener un cúmulo de información documental y de campo que tiempo después sintetizó y publicó bajo el título de Ensayo político sobre la isla de Cuba. Recorrieron Cartagena de Indias y Santa Fe de Bogotá, en la actual Colombia. En Santa Fe, Humboldt y Bonpland realizaron mediciones a las cumbres de Montserrate y Guadalupe. También visitaron la cascada del río Vinagre. En lo que hoy es Ecuador, los exploradores ascendieron a los volcanes Pichincha, Tungurangua, Cotopaxi y Chimborazo; este último, se consideraba en aquel tiempo la cumbre más alta del mundo. Más adelante, cuando la noticia del ascenso al Chimborazo se dio a conocer en París, el joven Alexander fue considerado el instaurador de una marca mundial de ascenso –esto aun cuando junto con él subieron Bonpland, el quiteño Carlos Montúfar9 y un indio anónimo–.10 Las anotaciones respecto a los ascensos de las montañas sudamericanas 9 Carlos Montúfar y Larrea, político ecuatoriano, nacido en Quito en 1780. Fue hijo de Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre. Luchó por la independencia sudamericana al lado de Bolívar. Murió fusilado por tropas realistas en 1816. 10 Pasaron algunos años para que las expediciones británicas evidenciaran la existencia de cumbres mucho más altas en el Himalaya. 50 Libro Humboldt.indb 50 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:38 p.m. fueron fundamentales para la elaboración de su Perfil geobotánico de los Andes. En el virreinato del Perú, inspeccionaron los alrededores de la ciudad de Lima y realizaron mediciones barométricas. Finalmente, después de esta travesía sudamericana, se embarcaron en Callao con dirección a Guayaquil, para de ahí partir rumbo Acapulco. Este singular viaje le permitió a Humboldt sentar las bases de una nueva geografía que podríamos considerar hoy como ecológica, en la cual era fundamental prestar atención a la huella humana en el paisaje. Para explicar esta novedosa visión del mundo, Humboldt no sólo recurrió a las coordenadas de latitud y longitud, sino que también se valió de la innovación que constituyó la medición de la altitud (Ortega, 1993). La Nueva España El 15 de febrero de 1803, Alexander von Humboldt, Aimé Bonpland y el político y naturalista quiteño Carlos Montúfar –quien se había sumado de lleno a la exploración científica–, abordan la fragata Orúe en Guayaquil. Su destino ahora es la Nueva España, en ese momento la colonia española más importante. El 22 de marzo, después de poco más de un mes de travesía en el que tienen que sortear una tempestad frente al Golfo de Nicoya, el grupo de jóvenes científicos-exploradores arriba a las costas de Acapulco, principal puerto novohispano en el Océano Pacífico. Luego de alquilar 21 mulas de carga para el equipaje, los instrumentos científicos y las muestras botánicas obtenidas en Sudamérica, entre los que se pueden contar plantas, minerales, animales disecados, sextantes, teodolitos, brújulas, magnetómetros, barómetros y cadenas de agrimensor –por mencionar unos cuantos elementos del cargamento– toman camino rumbo a la capital novohispana. Después de varios días, el 12 de abril entran a la imponente y majestuosa ciudad de México. La capital de la Colonia muestra al viandante una transformación de concepciones arquitectónicas y urbanísticas que combinan la exhuberancia del barroco al estilo americano, Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 51 51 07/10/2010 12:16:38 p.m. Alexander von Humboldt. Autorretrato, 1814. Carlos IV de España con su familia. Goya, 1800. Museo del Prado, España. 52 Libro Humboldt.indb 52 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:39 p.m. Humboldt y Bonpland en su choza de la selva, Eduard Ender, 1856. Colección Pedro Boker, Ciudad de México. Aimé Bonpland, Pellegrini. Museo Nacional de Historia Natural, París, Francia. Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 53 53 07/10/2010 12:16:40 p.m. Volcán de Cayambe, Ecuador. Louis Bouquet, París, 1810. Fuente: Alejandro de Humboldt, una nueva visión del mundo, 2003. Géiseres de Turbaco, Colombia. Louis Bouquet, París, 1810. Royal Geographical Society, Londres. 54 Libro Humboldt.indb 54 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:41 p.m. con un estilo que se estrena en aquellos años y que hoy llamamos neoclásico –el concepto se aplica mucho después–, el cual pone de manifiesto en el espacio el carácter racionalista en boga a través de paseos de trazos anchos, rectos y elegantes, ricamente ataviados por esculturas de bronce. Pero además, la capital virreinal muestra la combinación perfecta de una urbe uniforme y estética y un espectacular paisaje montañoso circundante. Justamente en esa combinación radica la majestuosidad de la ciudad de México. El joven Alexander escribe tiempo después: Ciertamente no puede darse espectáculo más rico y variado que el que presenta el valle, cuando en una hermosa mañana de verano, estando el cielo claro y con aquel azul turquí propio del aire seco y enrarecido de altas montañas, se asoma uno por cualquiera de las torres de la catedral de México, o por lo alto de la colina de Chapultepec. Todo alrededor de esta colina está cubierto de la más frondosa vegetación. Antiguos troncos de ahuehuetes, de más de 15 o 16 metros de circunferencia, levantan sus copas sin hojas por encima de las de los schinus, que en su porte o traza se parecen a los sauces llorones del Oriente. Desde el fondo de esta soledad, esto es, desde la punta de la roca porfídica de Chapultepec, domina la vista una extensa llanura y campos muy bien cultivados que corren hasta el pie de montañas colosales, cubiertas de nieves perpetuas. La ciudad presenta al espectador bañada por las aguas del lago de Texcoco, que rodeado de pueblos y lugarcillos, le recuerda los más hermosos lagos de las montañas de la Suiza (Humboldt, 2004: 119-120). El entonces virrey José de Iturrigaray y Aróstegui los recibe con beneplácito y les otorga ciertas prerrogativas de las cuales no gozan ningún otro científico, ni europeo ni novohispano. Los expedicionarios se hospedan en la casa marcada con el número 3 de la calle de San Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 55 55 07/10/2010 12:16:41 p.m. Agustín, hoy número 80 de la calle de Uruguay. La ciudad de México se convierte en su “base de operaciones”, desde donde determinan las excursiones a realizar. Durante nueve meses de estancia en la capital virreinal, el viajero prusiano se dedica a relacionarse con personas doctas en busca de nueva información, entre las que se cuentan Fausto Elhuyar –Director del Seminario de Minería–, Andrés Manuel del Río –compañero de Humboldt en Freiberg y descubridor del vanadio–, Vicente Cervantes –profesor de botánica en la Universidad de México–, Martín de Sessé –Director del Jardín Botánico–, con el Intendente de Guanajuato Juan Antonio Riaño, el obispo de Valladolid Antonio de San Miguel, con el religioso Manuel Abad y Queipo y con el poeta Francisco Manuel Sánchez de Tagle. Este último le dedica al joven prusiano unos arrebatados versos: “Oh Humboldt objeto tierno / de mis dulces cariños / Entre tantos tesoros / lleva mi amor sencillo / y dí: en el Nuevo Mundo / por mí llora un amigo”. Humboldt también visita archivos y copia documentos. El cúmulo obtenido le permite escribir más adelante una serie de textos dedicados a esta importante colonia ibérica: las Tablas geográfico políticas, el Ensayo político y el Atlas geográfico. Desde los primeros momentos en la Nueva España, el aventurero barón manifesta su satisfacción por vivir en carne propia esos paisajes que se descubren a cada momento y a cada paso: Muchos europeos han exagerado la influencia de esos climas sobre el espíritu y afirmado que aquí es imposible de soportar un trabajo intelectual; pero nosotros debemos afirmar lo contrario y, de acuerdo con nuestra experiencia propia, proclamar que jamás hemos tenido más fuerza que cuando contemplábamos las bellezas y la magnificencia que ofrece aquí la naturaleza. Su grandeza, sus producciones infinitas y nuevas, por así decirlo, nos electrizaban, nos llenaban de alegría y nos tornaban invulnerables (Humboldt, 1989: 95). 56 Libro Humboldt.indb 56 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:41 p.m. El pensamiento de Humboldt es una forma de mediación entre dos supuestos polos, la naturaleza y la sociedad; mediación presente en la tensión entre el “yo” y el paisaje, fundamento de la subjetividad moderna de la literatura de viajes europea y que es, al mismo tiempo, la más elevada instancia del “yo” científico. Se percibe ya la transición gradual del “ensamblado” natura-cultura; de la observación superficial a la perspectiva holística (Ette, 2001). Insaciable de experiencias, el joven prusiano organiza dos expediciones a las provincias novohispanas. La primera de ellas lo lleva a Pachuca, del 15 al 27 de mayo de 1803, con el fin de conocer los reales de minas de Morán, del Monte, La Regla, La Vizcaína, El Xacal y El Encino. La segunda tiene como destino Guanajuato y Michoacán, del 1 de agosto al 28 de septiembre de 1803. En tierras michoacanas, su interés se centra en visitar, como veremos más adelante, el recién nacido y enigmático volcán Jorullo. Después regresa a la ciudad de México en donde funge como sinodal en varios actos académicos del Real Seminario de Minería. De acuerdo con el historiador Gerardo Sánchez Díaz, entre los jóvenes examinados por el científico prusiano se encuentra el naturalista michoacano Juan José Martínez Lejarza y Alday, quien años más tarde corrige en su Análisis estadístico de la provincia de Michoacán en 1822, datos referentes al Jorullo propuestos por el mismo Humboldt (Sánchez, 2003). La influencia académica del ilustre barón no es sólo en el sentido de él hacia los jóvenes del Seminario; la experiencia de aprendizaje es también recíproca: muchos de los mapas que se le atribuyen a Humboldt, son en realidad elaborados por los estudiantes novohispanos. Luego de vender su instrumental científico al Real Seminario y de inspeccionar el sistema de drenaje de la ciudad en compañía del virrey Iturrigaray, la expedición científica humboldtiana abandona la capital novohispana con dirección al puerto de Veracruz. En el trayecto realizan mediciones para determinar la altura de las cumbres del Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Cofre de Perote. Finalmente, el 7 de marzo de 1804 la expedición integrada por Bonpland, Montúfar y Humboldt se embarca en la fragata La O con rumbo a la isla de Cuba (Holl & Fernández, 2002). Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 57 57 07/10/2010 12:16:41 p.m. Estados Unidos de América Luego de unas semanas en la ciudad de La Habana, los expedicionarios partieron a los Estados Unidos de América con la intención de reunirse con el entonces tercer presidente de la joven república: Thomas Jefferson. Este último evidenció un gran interés por los materiales informativos y los planos del joven prusiano, referentes a la América hispánica. Jefferson, inserto en la ideología expansionista de su país, no dudó en copiar los datos geográficos, con la anuencia de su quizás inocente propietario. El gran mapa de la Nueva España de Humboldt, elaborado por los estudiantes del Real Seminario de Minas, era para el gobierno norteamericano una valiosa herramienta en sus futuros planes expansionistas, de los cuales hoy sabemos las funestas consecuencias: la anexión de la mitad norteña del territorio mexicano. Varios años después de su visita al continente, el científico prusiano expresaría su pesar por los fines con los que se uso la información cartográfica que proporcionó al gobierno de los Estados Unidos. La admiración que sentía en un principio por el país angloamericano fue sustituida por un desprecio a la ideología imperialista: “…las conquistas de los norteamericanos republicanos me disgustan mucho. Les deseo lo peor en el México tropical. Les deseo el norte, donde seguirán difundiendo su loca esclavitud”. Más aún, cuando en 1856 apareció en la Unión Americana la traducción que hiciera John Sidney Thrasher de su obra sobre Cuba, y en la que se omitieron todas las críticas a la esclavitud, Humboldt declaró a la prensa que él consideraba los pasajes arbitrariamente censurados de una importancia mucho mayor que “…los laboriosos trabajos de localizaciones astronómicas, los experimentos sobre la intensidad magnética o los datos estadísticos”. Incluso, a raíz de esta indignación, Humboldt consiguió que Friedrich Wilhem IV de Prusia promulgara una ley que daba libertad a los negros en territorio prusiano, en el año de 1857 (Holl, 2005). En Estados Unidos la expedición humboldtiana visitó Washington y Filadelfia. Finalmente, el trayecto científico americano llegó a su úl58 Libro Humboldt.indb 58 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:41 p.m. tima etapa cuando en junio de 1804 los exploradores abordaron el buque La Favorita, en Filadelfia. El 3 de agosto arribaron a Europa a través del puerto de Burdeos, Francia. La gran aventura americana había concluido. Difusión global y el fin de una longeva vida De vuelta en el continente europeo, Alexander von Humboldt se dedicó a la publicación de sus indagaciones en América; publicaciones que se lograron a través del financiamiento del propio Humboldt. El primer texto en salir a la luz pública fue Geografía de las plantas, en 1805, en Francia, en el que mostraba la disposición espacial de la flora americana conforme a su latitud, longitud y altitud y como resultado de sus observaciones y mediciones en el Ecuador. Como mencionamos líneas arriba, la Geografía de las plantas fue el inicio de un pensamiento ecológico, pues representaba el primer intento de convergencia de las fuerzas de la naturaleza, mucho antes de la acuñación misma del término ecología propuesto por Ernst Haeckel, en 1866. Sin embargo, ello no quiero decir que Humboldt fuera un “ecólogo” tal como lo entendemos hoy, como una persona comprometida con la conservación de los recursos naturales ante las múltiples amenazas potenciales. De acuerdo con Jaime Labastida, durante la primera mitad del siglo XIX, la Tierra era entendida como la materia prima para el desenvolvimiento industrial. Por ello, para el científico prusiano, el medio era un espacio incierto que debía ser previamente descubierto, conocido, medido y determinado (Labastida, 2006). A la Geografía de las plantas siguió el célebre Ensayo Político de la Nueva España (1808), dedicado al Rey Carlos IV: “…ninguno de los monarcas que han ocupado el trono castellano ha difundido más liberalmente que Vuestra Majestad los conocimientos precisos sobre el estado de esta bella porción del globo, que obedece en ambos hemisferios a las leyes españolas”. En el mismo año de 1808 editó en alemán el texto Cuadros de la Naturaleza. Las siguientes publicaciones fueron Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 59 59 07/10/2010 12:16:41 p.m. Vistas de las cordilleras y los monumentos de los pueblos indígenas de América y Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, en 1810. En 1827 Humboldt regresó a Berlín después de una prolongada ausencia para recibir el título de consejero del emperador. En Prusia se relacionó con otras grandes personalidades, tales como Karl Ritter,11 Sigismund Kunth12 y Werner Siemens.13 El 12 de abril de 1829, Humboldt emprendió una nueva expedición, ahora con destino a Rusia, contando entonces con 60 años de edad. A diferencia del viaje a América, en esta oportunidad el sabio prusiano no se financió con sus propios medios, ya que gozó del patrocinio absoluto del zar Nicolás I. Junto con Humboldt participaron el minerólogo Gustav Rose, el zoólogo Christian Gottfried Ehrenberg y el mayordomo Johann Seifert. El 1 de mayo arribó a San Petersburgo, hospedándose en la embajada prusiana. Desde ahí dispuso la realización de ambiciosas excursiones que lo llevaron a conocer e inspeccionar Nijnii-Togilsk, Bogolovski, Siberia, el lago Kolywan y Bachty, en la frontera con China. Después regresó a Europa occidental y dividió su vida entre Berlín y París, principalmente. Humboldt continuó dedicando hasta el último centavo de su fortuna personal a la investigación, siempre en beneficio de la divulgación científica y para bien de la sociedad en general. En 1834, el ilustre prusiano inició la redacción de su obra cumbre, presentada en cinco volúmenes: Cosmos o La idea general de una descripción física del Universo. Se trató de un ensayo que tenía por objetivo primordial describir la acción simultánea y el encadenamiento de las fuerzas del universo, como un Todo regulado mecánicamente, productor del orden cósmico: “…orden en el Universo y magnificencia 11 El geógrafo alemán Karl Ritter (1779-1859) es considerado, junto con Humboldt, el fundador de la Geografía moderna. 12 Sigismund Kunth (1788-1855), destacado botánico alemán que sistematizó las muestras obtenidas por Humboldt y Bonpland. 13 Werner Siemens (1816-1892), ingeniero alemán inventor del telégrafo transoceánico y de la locomotora eléctrica. 60 Libro Humboldt.indb 60 H umboldt y el J orullo 07/10/2010 12:16:41 p.m. en el orden” (Miranda, 1977:6). Se trató de una concepción física del mundo de sistemas de redes entretejidas; es decir, de un cosmos en total interacción. El primer tomo del portentoso texto salió a la luz pública doce años después, en 1846, con traducciones en inglés, holandés, danés e italiano. Los dos últimos fueron póstumos, posteriores a 1862; uno de ellos correspondió al índice general. En el ocaso de su longeva y prolífica vida, Humboldt es una autoridad en las ciencias naturales, la geografía y la política. Ha ganado casi todas las condecoraciones europeas, entre las que se cuentan el Cordón de la Legión de Honor de Francia, la Estrella del Águila Roja y la Orden del Águila Negra de Prusia. Es, también, ciudadano de honor de varias ciudades. Más de 15 sociedades científicas lo reconocen como miembro distinguido. Su retrato cuelga en oficinas de gobierno de políticos de todo el mundo, como en el palacio del rey de Siam y en el despacho del presidente de los Estados Unidos de América (Botting, 1981). Sin embargo, Humboldt ya no goza de la solvencia económica de los primeros años. La difusión de sus investigaciones termina con su fortuna y aumenta sus deudas. Vive sus últimos días sostenido por una pensión real. Pero esto no es motivo para que el inquieto anciano pierda el ánimo. Recibe cientos de cartas de todo el mundo; escribe otras tantas. Sigue al pendiente de la impresión de su obra cumbre, Cosmos. Con casi un siglo de vida, Humboldt es elocuente y enérgico; aunque la memoria ya no es la de los años de explorador. La tarde del 6 de mayo de 1859, Alexander von Humboldt emprende su último viaje, esta vez sin retorno. Apaciblemente, recostado en su cama, el ahora eterno científico explorador muere a los 90 años de edad. En Prusia se declara duelo nacional y sus restos son sepultados en el Panteón de Tegel. Más allá de los límites espacio-temporales de su existencia, su obra sigue siendo origen de acalorados debates y concienzudas análisis y sugerentes propuestas. Es por ello que, ahora como antaño, presente y futuro se conjugan en el genio y la figura de Alexander von Humboldt. Humboldt, el científico explorador Libro Humboldt.indb 61 61 07/10/2010 12:16:41 p.m. Geografía de las plantas. Fragmento. Inspirado en el Chimborazo. Humboldt, 1805. Mapa de México y países limítrofes. Elaborado a partir del Mapa de la Nueva España de Humboldt. Fuente: Atlas Geográfico y físico del reino de la Nueva España, 2003. Libro Humboldt.indb 62 07/10/2010 12:16:42 p.m. Plano del Jorullo. Alexander von Humboldt, 1803. Fuente: Alejandro de Humboldt, una nueva visión del mundo, 2003. Humboldt y sus compañeros cerca del volcán Jorullo en México. Xilografía, Hermann Klencke, Estocolmo, 1879. Fuente: Alejandro de Humboldt, una visión del mundo, 2003. Libro Humboldt.indb 63 07/10/2010 12:16:42 p.m. Libro Humboldt.indb 64 07/10/2010 12:16:42 p.m.