Valoración crítica de El sí de las niñas

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Jesús Gallego Montero
DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA
Literatura. 2º de Bachillerato
VALORACIÓN CRÍTICA DE EL SÍ DE LAS NIÑAS, DE LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN
1) PRESENTACIÓN: Moratín es autor de tres comedias en verso: El viejo y la niña
(1790), El barón (1803) y La mojigata (1804); y dos en prosa: La comedia
nueva o el café (1792) y El sí de las niñas (1804). Mientras que La comedia
nueva o el café aborda los excesos del teatro barroco de su época, las
otras cuatro piezas tratan el tema de la libertad de elección en el
matrimonio y la conveniencia de edades semejantes entre los cónyuges. En
todas ellas es notorio el afán didáctico.
El sí de las niñas fue escrita en 1801 y se estrenó en 1806. La primera edición
es de 1805. Representa el triunfo de la comedia neoclásica hasta la época
romántica, hasta 30 años después.
2) ARGUMENTO: Don Diego, un caballero sesentón, piensa casarse con una
joven de dieciséis años, doña Paquita, cuya madre ha concertado la unión.
Pero la muchacha está enamorada de don Carlos, joven militar que resulta
ser el sobrino de don Diego. Finalmente, éste libera a paquita de su
compromiso y admite el matrimonio de los dos jóvenes.
3) TEMA: el tema de El sí de las niñas tiene el propósito de llamar la atención
sobre los peligros de la falta de autenticidad de los matrimonios
concertados sin la voluntad de los que van a casarse.
Se critica, por tanto, la educación hipócrita y simuladora de los jóvenes
que, por temor a no disgustar a sus progenitores, están dispuestos al
sacrificio de sus verdaderos sentimientos.
4) ESTRUCTURA: la obra es una comedia neoclásica realizada en tres actos
que corresponden al atardecer, la madrugada y la aurora. Los tres
encuadran simbólicamente la acción y representan, como apunta el crítico
Joaquín Casalduero, la “perturbación de las pasiones”, el “sueño de la
razón” y su “despertar”.
5) LAS UNIDADES CLÁSICAS: como buena obra neoclásica, hay un respeto a
las reglas de las tres unidades clásicas: Unidad de espacio: Un solo lugar, la
planta alta de una posada de Alcalá de Henares. Unidad de tiempo: la
acción transcurre en menos de un día, de las siete de la tarde hasta las
cinco de la mañana siguiente. Unidad de acción: El sí de las niñas se centra
única y exclusivamente en el episodio de la concertación de las bodas de
doña Francisca.
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Este respeto de las tres unidades clásicas alcanza el ideal de verosimilitud, y
es un principio de realismo. Por otra parte, este teatro neoclásico de
Moratín intenta enseñar (deleitar enseñando, vuelta a Horacio), de tal
manera que el arte de Moratín resulta “útil”, es decir, debe servir para algo,
con lo cual se engarza con el arte de la Ilustración.
6) LOS PERSONAJES: sobresale en la obra la maestría en la caracterización de
personajes, incluidos los criados. Antes de entrar en el análisis de los
personajes, veamos las diferencias del teatro barroco con el neoclásico en
cuanto a la disposición de los personajes.
 La estructura del teatro barroco (siglo XVII) es muy compleja.
Normalmente equivale a la representación de un cuadrilátero con
dos galanes y dos damas y, a partir de ahí, una intriga compleja.
Además, está la figura del gracioso (algo auténtico español), que
suele doblar el modelo del cuadrilátero. Y si queremos apreciar más
complejidad, suele ocurrir que los personajes se disfrazan de lo que
no son.
Galán 1
Dama 1
Gracioso 1
Gracioso 2
Galán 2
Dama 2
 Frente al teatro barroco, está el Neoclasicismo (con la RAZÓN). La
estructura en torno a los personajes del teatro neoclásico ofrece la
forma del triángulo francés, con dos galanes y una dama (presente
en El sí de las niñas), frente al cuadrilátero español del Barroco. No
hay, pues, en El sí de las niñas complejidad.
Dama (Paquita)
Galán 1
(Don Diego)
Criado
(Simón)
Galán 2
(Don Carlos)
Criado
(Calamocha)
 Don Diego: a lo largo de la obra es un personaje en desequilibrio;
pero al final de la obra toma las LUCES, la RAZÓN. El desequilibrio se
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nota al comienzo de la obra con el recurso teatral del equívoco con
Simón, y con ese equívoco en el comienzo se nos da ya la intriga de
la obra. Don Diego, por otra parte, es un personaje que evoluciona:
desde el inicio, don Diego busca a una mujer que lo cuide, antes que
una esposa que él pueda querer, lo que refleja un profundo egoísmo.
Pero, al final, es este personaje el que razona y cambia la situación
inicial.
 Doña Irene: es el personaje más caricaturesco. Por medio de él se
satiriza a la sociedad, sus costumbres retrógradas, su egoísmo y su
hipocresía. Y también le sirve a Moratín para lanzar sus dardos contra
la religiosidad huera y superficial. No ha aprendido nada de su previa
y desdichada experiencia matrimonial y se halla más interesada en la
obediencia de Paquita que en su felicidad. No evoluciona.
 Paquita: es un personaje incapaz de manifestarse como es por causa
de una mala educación. su carácter femenino y bondadoso tiene
una humanidad profunda por cuanto encierra el drama dentro de sí
con un patetismo veraz y resignado.
 Don Carlos: en este personaje se plantea un problema. Varios
contemporáneos de El sí de las niñas extrañaron la aparente
contradicción del teniente coronel: En el campo de batalla sabemos
que muestra su valor, pero manifiesta timidez y poco arrojo ante su
tío, por lo que abandona, por ejemplo, a Paquita después de
mandarle don diego que regrese a Zaragoza.
Esta contradicción es sólo aparente; se trata de un error de enfoque,
porque
1) La idea que tenían los espectadores de la época era la idea de
un personaje no neoclásico, es decir, el popularizado por el
Barroco, un galán joven, apasionado y valiente, por no decir
temerario, capaz de sacar la espada por cualquier motivo y, sobre
todo, en asuntos de amor. Este tipo de galán, para los ilustrados,
aparecía como un bárbaro. Sin embargo, para un ilustrado como
Moratín en don Carlos reside un nuevo galán positivo: es tan
valiente como el galán barroco (por eso Moratín, por medio de
Simón, insiste tanto en el valor de don Carlos tras el equívoco con
don Diego); pero su valentía es “legal”, el valor del soldado, y
cuando renuncia a Paquita (por su tío) no debe interpretarse
como cobardía.
2) Por otra parte, es cierto que don Carlos se rebela contra su tío,
pero sólo de forma verbal, diciéndole que el sí de Paquita no
significará que haya dejado de querer a su amante.
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 Simón y Calamocha: Simón es casi un recuerdo del Barroco español,
lo mismo que Calamocha: la figura del gracioso. Simón, en el inicio
de la obra, es paradigma de sensatez frente a su amo don Diego.
7) ESTILO Y RECURSOS TEATRALES
 La prosa empleada por Moratín es natural y sencilla, y en los diálogos
prima la agilidad. A ello contribuyen los escasos soliloquios, que
además son muy breves.
 Los momentos serios y sentimentales no llegan a la exageración, y los
cómicos no caen en lo chabacano, lo que contribuye a la sobriedad
y mesura de la obra.
 El juego de las puertas: igual que en novela tenemos el punto de vista
del narrador que nos da información, en el teatro no hay narrador,
pero utiliza muchos recursos, entre ellos, el más antiguo, el suspense.
Otro recurso tradicional es que el espectador sepa más que los
personajes. Esto ocurre en El sí de las niñas: nosotros, espectadores, no
podemos intervenir, pero tenemos más información que los
personajes gracias al juego de las entradas y salidas, y el suspense
puede darse también al tener información.
 Poca escenografía: a diferencia de la obra barroca, con gran
escenografía, en El sí de las niñas hay poca escenografía, típico de
las obras ilustradas, sobre todo porque esta poca escenografía
permite al espectador no distraerse y centrarse en la acción, y lo que
interesa al escritor ilustrado es enseñar.
 Sencillez en el decorado.
 Se aplica la teoría neoclásica de Diderot: distanciamiento entre actor
y espectador, que no haya pasión. Se trata de que el espectador
pueda asimilar la obra.
 La música: expresa la armonía de sentimientos de los amantes, que se
deja entrever en la frase de don Diego: “¡Quién sabe la importancia
que darán ellos a la tal música…!” (Acto III). Por el contrario, la
“música” del “pájaro tordo” de doña Irene que se pasa toda la
noche “rezando el Gloria Patri y la oración del Santo Sudario” (Acto II)
viene a simbolizar las palabras vacías de significado, el canto rutinario
y mecánico de los arraigados prejuicios de la señora.
8) INTERPRETACIÓN Y SENTIDO
El éxito de El sí de las niñas en su época de estreno se debe a que en
ella se trataba un asunto que preocupaba bastante al público de la
época: El conflicto de la autoridad paterna y la libertad de los hijos, el de
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los imperativos sociales y los derechos del amor, es decir, del individuo,
esencialmente de la mujer.
Pero esto no se puede entender sin el contexto del momento, porque
el público conocía la Pragmática de 23 de marzo de 1776 por la que se
obligaba a los hijos a solicitar el consentimiento del cabeza de familia para
la contracción de matrimonio (la frecuencia de los casamientos desiguales
contraídos sin noticia o contra la voluntad de los padres, había movido al
Gobierno a tomar esta medida por la que se reforzaba la autoridad
paterna sobre los menores de 25 años).
El sí de las niñas propone una solución a este problema.
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