LA MISION DE FUNDAR IGLESIAS Mateo 28:19- 20 Después de haber resucitado, el Señor Jesucristo comisionó a sus discípulos a hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20); él estaba replanteando el mandato del pacto con la humanidad en (Génesis 1:28). Y, a través del Espíritu Santo, dio a su nueva comunidad todo lo necesario para cumplir la tarea. Sin iglesias locales, los nuevos conversos no pueden ser discipulados. A no ser que congregaciones locales sean firmemente establecidas en cada centro de población que se evangeliza no prosperará la iglesia. El establecimiento de iglesias debe ser el objetivo de toda obra misionera. En esta época el éxito de las iglesias se mide por el número en sus congregaciones. Los pastores se centran más en el crecimiento de la congregación que en la fundación de nuevas iglesias, fortaleciendo así la iglesia madre. Se necesita comprender la diferencia, y a la vez la relación, entre crecimiento y reproducción. Sin embargo, ¿Cómo crecieron las iglesias neotestamentarias?, ¿Qué factores contribuyeron a ello?, ¿Qué tipo de líder se necesita?, ¿Cómo establecer una iglesia hija?, y ¿Cómo involucrar a otros en el proceso de crecimiento y reproducción de la iglesia? Es imposible fundar iglesias sin evangelizar, pero no es suficiente sólo evangelizar. Los sembradores de iglesias necesitan utilizar métodos apropiados de evangelismo que dirijan al establecimiento de iglesias que crezcan y se reproduzcan, no solamente dirigidos a la salvación de las personas. Como sembradores de iglesias, la meta no es simplemente exponer a la gente al evangelio, ni es simplemente para ayudarles a tomar una decisión para Cristo. Es hacer discípulos que se unan para adorar y que crezcan con el pueblo de Dios, quedando así establecida una iglesia. Muchas iglesias invierten en campañas de evangelistas, pero no están preparadas para recibir, capacitar y enviar a los nuevos convertidos. Esto hace que la inversión y el trabajo se pierden, no llegando así a la meta principal, la fundación de nuevas iglesias. Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.