IGLESIA DE SANTA MARÍA (SANTA CRUZ DE LA SERÓS) NÚMERO DE IDENTIFICACIÓN: IM-080-SCS NOMBRE: IGLESIA DE SANTA MARÍA COMUNIDAD AUTÓNOMA: ARAGÓN PROVINCIA: HUESCA COMARCA: JACETANIA ZONA: CANAL DE BERDÚN TÉRMINO MUNICIPAL: SANTA CRUZ DE LA SERÓS LOCALIDAD O PEDANÍA: SANTA CRUZ DE LA SERÓS COORD. UTM: 30T 691176 4710673 781m FORMA DE ACCESO: Debemos tomar la carretera de Jaca a Pamplona, N-240, hasta llegar a la venta de Esculabolsas, donde encontraremos el desvío que nos conducirá hacia Santa Cruz de la Serós. NIVEL DE PROTECCIÓN: DECLARADA MONUMENTO EL 13 DE NOVIEMBRE DE 1931 Y BIEN DE INTERÉS CULTURAL (B.I.C.) EL 25 DE MAYO DE 2005. TITULARIDAD: ECLESIÁSTICA TIPO U OBJETO: IGLESIA MONÁSTICA PLANTA: ALZADO: PLANTA DE SANTA MARÍA SEGÚN JUAN ÁNGEL PAZ PERALTA DIMENSIONES EXTERIORES: LARGO: ANCHO: DIMENSIONES INTERIORES: LARGO: 19,30m Longitud de la nave ANCHO: 7,50 m, Anchura de la nave DESCRIPCIÓN: Iglesia de nave única rectangular, dividida por dos arcos fajones en tres tramos de longitudes desiguales, que se prolonga hacia la cabecera en un presbiterio rectangular y ábside semicircular orientado al noreste. La cubrición de la nave se realiza con bóveda de medio cañón reforzada con dos arcos fajones doblados, que apean en columnas adosadas a pilastras, con capiteles labrados. El arranque de esta bóveda viene marcado por una imposta de ajedrezado que recorre todo el perímetro del templo, incluida la cabecera. El presbiterio cubre con cañón y el ábside con bóveda de horno. Tres ventanas iluminan la cabecera. Las laterales sin decoración, y la central con capiteles tallados y trasdosada con una moldura de taqueado. Presidiendo el altar, un Santo Cristo. A ambos lados del primer tramo de la nave, abren sendas capillas de planta cuadrada y acceso a través de arco de medio punto trasdosado con taqueado jaqués, que simulan los brazos de un crucero. En el muro este de dichas capillas, se abren al interior sendos abisidiolos, cubiertos por cuarto de esfera, que al exterior se convierten en gruesos prismas rectangulares, que, a la manera de contrafuertes, flanquean el ábside central. La cubrición de estas capillas se realiza mediante bóvedas nervadas, cuyos gruesos nervios o baquetones se cruzan en el centro. La capilla del lado de la epístola está presidida por el retablo barroco de San Félix y san Voto. En el absidiolo el retablo de San Jerónimo y bajo él, dos bellos capiteles románicos quizás procedentes del primitivo claustro. La capilla del lado del evangelio, por su parte, alberga el retablo gótico de la virgen, antes situado en el altar mayor, encontrándose también en ella un bello tríptico del Santo Entierro de Cristo, de comienzos del siglo XVI, y procedente de la ermita de San Salvador de la localidad. En el paramento norte del segundo tramo de la nave, se ha levantado una moderna escalera de madera y hierro, que conduce a la célebre cámara octogonal, levantada justo encima de la bóveda del crucero. Parece probable que en origen se accediera a la cámara a través de una escalera de mano, que podía quitarse dependiendo de las necesidades, por lo que el habitáculo quedaba totalmente oculto desde el interior del templo. Por ello, respecto a su finalidad, se ha propuesto que sirviera como cámara para guardar el tesoro litúrgico del templo, o incluso como refugio de la comunidad benedictina, en tiempos difíciles. En los últimos años este acceso se alcanzaba desde un coro que existía a los pies de la iglesia, desmontado en la restauración de 1992. Se trata de una habitación de planta cuadrada al exterior y remate octogonal, mientras que en su interior los ángulos han sido sustituidos por exedras, conectadas entre sí por paramentos rectos. Su iluminación es a través de unas pequeñas ventanas de doble derrame, tres abiertas en el lado este, y una al oeste. Una pequeña puerta adintelada permite el acceso a la torre. Cubre con cúpula con nervios que confluyen en el centro, y apean en columnas adosadas al punto central de los tramos rectos. Tres de los cuatro capiteles de las columnas son figurados, y el cuarto con decoración vegetal, algunos de ellos muy deteriorados por la mala calidad de la piedra con la que se realizaron. El más interesante se sitúa en la pared oriental, y representa el tema de la Anunciación, pero en el que como novedad iconográfica, aparece representado San José con la vara florida. El autor de este capitel es el conocido como Maestro del sarcófago de Doña Sancha, que trabajó también en la catedral de Jaca en el capitel de San Sixto. Al exterior, esta habitación parece un cimborrio, aunque como hemos visto, no era ésta la finalidad que cumplía. Exteriormente, llama la atención la verticalidad del conjunto, con varios volúmenes escalonados en altura. El ábside está dividido verticalmente en tres lienzos a través de dos esbeltas columnas con capiteles labrados, que soportan directamente el alero, cuyos modillones están decorados. En cada uno de los tres paramentos del ábside una ventana, todas de doble derrame, que proporcionan luz al altar. Las dos laterales resuelven con sencillo arco de medio punto sin decoración. Sin embargo, la central es más ancha y presenta un grueso baquetón semicircular, más columnitas adosadas a los lados, con capiteles vegetales. Una última moldura semicircular enmarca todo el vano. Flanquean el ábside, dos prismas rectangulares, a modo de contrafuertes (son los absidiolos de las capillas laterales). Destaca de la silueta del conjunto la poderosa torre campanario, levantada encima de la capilla del lado de la epístola, y comunicada con la cámara octogonal. De planta cuadrada, está estructurada en tres pisos, el inferior de mucha mayor altura, articulados al exterior por impostas corridas, y decorados en sus frentes con unas bellísimas ventanas geminadas con mainel cilíndrico y capiteles vegetales, algunos de ellos muy deteriorados por la erosión. Un cuarto cuerpo de planta octogonal y con tejado de losas a 8 vertientes, remata la torre campanario. La portada principal abre en el muro de los pies, resaltada en un cuerpo rematado por tejaroz, apeado en modillones figurados. La puerta resuelve con dos gruesos toros, entre los que se sitúa una moldura de nacela decorada con bolas excepto en el centro donde aparece un rostro humano. Finalmente, el arco más externo, de sección rectangular, está decorado con una moldura de ajedrezado jaqués. Estas cuatro arquivoltas abocinadas descansan alternativamente sobre columnas y pilastras. Sólo las columnas presentan capiteles decorados, con hojas y bolas los del lado sur, y con motivos figurados en el norte, distinguiéndose varias manos en su factura. Cerrando la portada, sobre el dintel, un hermoso tímpano en el que, flanqueado por sendos leones se representa un crismón trinitario. Para la mayoría de los autores que han estudiado el crismón de Santa Cruz se trataría de una tosca reinterpretación del existente en la catedral de Jaca, aunque para otros como Juan Antonio Olañeta y Francisco Matarredona, el crismón del monasterio de las Sorores sería anterior al jaqués, pudiendo datarse hacia 1090. Bajo el león de la derecha, una flor de doce pétalos que, en opinión de Mabillon y que recoge Aramendía, quizás aluda a la margarita que contiene en su centro una reliquia de la Vera Cruz, motivo suficientemente justificado en un monasterio benedictino bajo la advocación de Santa Cruz. Tanto en la periferia del crismón como en el borde inferior del tímpano, hay inscritas sendas leyendas en latín, que rezan: JANUA SUM PRAEPES: PER ME TRANSITE FIDELES. FON EGO SUM VITAE: PLUSME QUAM VINA SITITE VIRGINIS HOC TEMPLUM QUISQUIS PENETRARE BEATUM. (Yo soy la puerta de entrada: pasad por mi fieles. Yo soy la fuente de la vida: tenéis más sed de mí que de vino, vosotros que penetráis en este bienaventurado templo de la Virgen.). Bajo las patas de los dos leones puede leerse: CORRIGE TE PRIMUM VALEAS QUO POSCERE CHRISTUM. (Arrepiéntete para que puedas invocar a Cristo.). En el muro sur abre otra puerta con arco de medio punto y crismón centrado en el tímpano, con mínimas incisiones en sus radios en las que puede leerse “X”, “P”, “A” y “W”, y seis rosetas. En la parte delantera de esta portada han aparecido, tras las excavaciones llevadas a cabo en 1991, restos de tumbas y de edificaciones adosadas, entre las que se encontraba una moderna sacristía, eliminada tras la restauración. AUTOR/ AUTORES DEL EDIFICIO: DESCONOCIDO CONTEXTO CULTURAL: ALTA EDAD MEDIA ESTILO: ROMÁNICO DATACIÓN: SIGLO XI, SEGUNDA MITAD Pila benditera: piedra. Estilo Románico. Siglo XI, finales. Sita a los pies de la nave, lado del evangelio. Los capiteles que la sustentan procederían de algunas de las construcciones perdidas del complejo monástico. Sarcófago de Doña Sancha: piedra caliza. 200x65x85x58 cm. Estilo Románico. Siglo XII, en torno a 1120-1125. Procedente del monasterio de Santa Cruz de la Serós, se conservan en el Monasterio de las Benedictinas de Jaca desde 1622. Realizado para albergar los restos de la Condesa Sancha († 1097), hija de Ramiro I, el sarcófago, decorado en sus cuatro frentes, es una exaltación de la figura de la condesa que había favorecido al monasterio del que llegó a ser abadesa. Se distinguen dos manos o talleres en el conjunto, relacionados con otras obras altoaragonesas como algunos capiteles de la catedral de Jaca, otros de Santa María de Santa Cruz de la Serós y con los tímpanos de San Pedro el Viejo de Huesca. HISTORIA DEL EDIFICIO: Del antiguo complejo monástico de Santa Cruz de la Serós, sólo conservamos hay en día su magnífica iglesia románica, levantada bajo la advocación de Santa María en la segunda mitad del siglo XI. Según la historiografía tradicional, del complejo monástico existían ya noticias de su existencia a finales del siglo X. Sin embargo, de acuerdo con las últimas investigaciones de autores como Ana Isabel Lapeña y Fernando Galtier, la construcción del cenobio femenino no se debió producir hasta, al menos, 1025, cuando el rey Sancho III decidió implantar la regla de San Benito y volver a fundar el Monasterio de San Juan, que desde ese momento pasó a denominarse de San Juan de la Peña. Será entonces, cuando el antiguo cenobio pinatense, pase a convertirse en monasterio masculino, debiendo ser traslada la rama femenina al monasterio de Santa Cruz, no existiendo nunca relación de subordinación del monasterio femenino al masculino de San Juan. De acuerdo con las conclusiones extraídas de las campañas arqueológicas llevadas a cabo en la iglesia en mayo de 1991, será en este momento, en torno a 1025, cuando se levante un pequeño templo, precedente de la iglesia de Santa María actual, que constaría de nave rectangular y testero recto. La fecha más temprana que puede darse para el monasterio de Santa Cruz apoyada en la documentación es, según estudios de Ana Isabel Lapeña, la de 1059, pero sin duda, su época de máximo esplendor llegaría de la mano de la Condesa Doña Sancha, hija de Ramiro I, que tras enviudar del conde Ermengol III de Urgel en 1065, pasó a recluirse en el cenobio, junto a sus hermanas Teresa y Urraca, llegando a ser abadesa. Será en esta segunda mitad del siglo XI, cuando se levante el nuevo templo gracias a las donaciones realizadas por el propio rey Ramiro I y por sus tres hijas. Desde entonces, el monasterio fue habitado por monjas benedictinas hasta 1 de julio de 1555, fecha en la que la comunidad abandonó el cenobio por mandato de Felipe II, pasando a recluirse en el convento jaqués del que ya no saldrían, con la excepción de una breve estancia en el Santuario de la Virgen de Ipas, entre 1563- 1566, en donde se refugiaron a causa de la peste que amenazaba la ciudad de Jaca. Sabemos que hicieron elección de abadesa en dicho santuario en 1564, regresando al monasterio jaqués en cuanto hubo pasado la epidemia. En 1622, se decidió trasladar el magnífico sarcófago de Doña Sancha a la iglesia del Salvador de Jaca, donde permanece en la actualidad. Desde el abandono del monasterio por la comunidad benedictina, los diversos edificios del complejo monástico (refectorio, claustro, dormitorios…) fueron saqueados por los habitantes del pueblo, y poco a poco sus sillares fueron empleados para la construcción de algunas casas. El saqueo de las construcciones fue temprano pues en 1610, el viajero portugués Labaña, ya menciona que algunas de las timbas habían sido removidas. Así, el complejo monástico quedó asolado, conservándose únicamente la magnífica iglesia de Santa María. Ya en 1992, el Gobierno de Aragón bajo proyecto redactado por el arquitecto J. M. Pérez Latorre, acometió las obras de restauración del conjunto, y una breve campaña arqueológica que constó de cuatro sondeos, realizados en 1991, que aportaron algunos datos interesantes para conocer la historia del edificio, como ya hemos referido. La restauración del templo consistió, básicamente, en la supresión de elementos añadidos a la fábrica románica (como la Sacristía o el coro de los pies), y el traslado del retablo de la Virgen, situado hasta entonces en el altar mayor, a la capilla del Evangelio, donde se encuentra en la actualidad. RESTAURACIONES: En 1992, el Gobierno de Aragón bajo proyecto redactado por el arquitecto J. M. Pérez Latorre acometió la rehabilitación total del conjunto. La restauración del templo consistió, básicamente en: - cambio de cubiertas - se rehicieron partes de muro que se habían desplomado (como la parte alta del muro de los pies) - se consolidó la fábrica del templo y se cosieron las grietas - se suprimieron elementos añadidos a la fábrica románica, como la Sacristía o el coro de los pies - se colocó la nueva escalera de metal de acceso a la cámara - se rehabilitó la torre - se trasladó el retablo de la Virgen, situado hasta entonces en el altar mayor, a la capilla del Evangelio (Retablo restaurado por Liberto Anglada) - se restauraron los bienes mubles que poseía el templo En 2004 se llevaron a cabo nuevas obras de consolidación del conjunto. ESTADO DE CONSERVACIÓN DEL EDIFICIO: BUENO, en general, el estado en el que se conserva la fábrica del edificio gracias a la restauración llevada a cabo en 1992. Sin embargo, la persona encargada del mantenimiento del templo nos comentó durante nuestra visita, que todavía se aprecian filtraciones de agua en el ábside y en la bóveda de cañón de la nave, que deberían ser corregidas. PLAN DE ACTUACIÓN: De acuerdo con lo expresado en el apartado anterior, y a la espera de un estudio más exhaustivo del edificio, el plan de actuación en la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós debería basarse en el estudio del origen de las filtraciones de agua del ábside y la nave, y su corrección. BIBLIOGRAFÍA: - ARAMENDÍA, José Luis, El Románico en Aragón. Cuencas del Aragón y el Arba, (tomo V), ed. Leyre, Zaragoza, 2003, Pág. 100-107, Fig. 150-163. - CAMPO, Mª Gloria, “Sarcófago de Doña Sancha” en Signos. Arte y cultura en el Alto Aragón Medieval, 1993. - CANELLAS, Ángel y SAN VICENTE, Ángel, Aragón, (volumen IV de la Serie La España Románica), Ed. Encuentro, Madrid, 1979, Pág. 204- 215. - COBREROS, Jaime, Itinerarios Románicos por el Alto Aragón. 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