AIMPURIAS (Barceloiia) t. 35, 1973, piigs. 217 - 220 UN HACHA DE COMBATE DE TIPO NORDICO DE TEVERGA (ASTURIAS) En los primeros días de 1973 nos fue comunicada por nuestro amigo don José Luis Garcia Arias, profesor de la Facultad de Letras de la Universidad de Oviedo, la existei~ciade un curioso instrumento perforado y pulido, que le había sido mostrado en Prau, Teverga, por uno de sus informantes durante la recogida de materiales para el estudio lingüístico y toponimico de aquella zona que actualmente realiza. Días después, el 21 de enero, volvimos juntos al lugar, fotografiando y dibujando la pieza e intentando esclarecer las circunstancias de su hallazgo. No pudimos reconocer el lugar donde fue encontrado el objeto que a continuación describimos, ya que la altitud considerable en que se encuentra y la fuerte nevada que cayó a lo largo del clia impedía cualquier intento de exploración. Se trata de un hacha pulimentada con perforación, clasificable dentro de lo que se ha denominado .hachas dc combate,,. Está ejecutada en una fibrolita blanca grisácea coi1 vetas no muy acusadas. Su aspecto general es naviforme con amplio ensanchamiento en el centro, que decrece hacia los extremos, que finalizan en dos puntas ligeramente rectas y romas. La perforación, muy pulida y cuidada, es bicónica, lo que nos prueba que la apertura del orificio se realizó pcr ambas caras. En cada una de ellas el inicio del l . Don Jesús 17eriiáiidez cle Trau que actiialr<lci>le obra eii ski poder. agujero se resalta en todo su perímetro por un reborde bien acusado de perfil convexo. A parte de las roturas de las zonas activas, el hacha presenta una fractura amplia en uno de los lados que parece ser antigua, puesto que su pátina es similar a la que se observa en el resto de la pieza. En torno a las melladuras y en algunos otros puntos se acusan manchas marrón-rojizas de oxidaciones. Sus dimensiones son: longitud máxima, 105 mm.; anchura máxima, 57 mm.; diámetro exterior de la perforación, 35 milímetros; diámetro interior, 20 mm.; grosor máximo, 37 mm. (fig. 1). Fue hallada en el lugar denominado Fondadal (Marabiu, Teverga), en zona de altos pastos, hace unos cuarenta años, al cavar una presa de regadío.' En la misma zona, según parece, fue descubierta una sepultura que sólo contenía nunas piedras y cenizas),, dato que nos hace pensar si dicha sepultura sería un monumento megalitico ya que la zona es, por su topografía, característica de las áreas de situación de necrópolis dolménicas, bien conservadas debido a la inexistencia en ellas de labores agrícolas. Tipológicamente, el hacha de Fondada1 es una pieza con limitados paralelos (Tcvorga) f u e quien iias proporcio~iólos datos del hnllazgo de la pieza, dentro del área peninsular, que tienden a centrarse en torno al Atlántico, principalmente en las áreas Norte y Noroeste. Es uno de los primeros motivos atlánticos de nuestra Edad del Bronce, íntimamente ligado, en la zona de los hallazgos, a monumentos megaliticos, en los que se han encontrado los ejemplares más significativos. En el noroeste peninsular podemos señalar un hacha de combate con fuertes rebordes en el orificio2 y una maza trilobulada: que fueron halladas en dos mámoas de la Sierra de Faladora en Puentes de Garcia Rodríguez, que para Martinez Santaolalla son indudablemente importaciones del circulo nórdico, siendo el hacha de perloración bicónica una copia de modelos metálicos. Cronológicamente los sitúa dentro de lo que denomina Bronce Mediterráneo 1 (2000-1700 a. de J. C.), admitiendo en otro lugar no sólo una procedencia atlántica, sino una convergencia de elementos nórdicos y mediterráneos.' Mac White insiste en estas dos signifi. cativas piezas de Puentes de Garcia Rodriguez, señalando al mismo tiempo otra maza discoidal de San Simón de la Cuesta, Villalba, actualmente en el Museo de L u g ~expuesta ,~ al público junto con otra maza similar y un hacha de combate naviforme muy próxima, formalmente, a la ya citada de la Sierra de la Faladora. La procedencia de estas piezas no consta en las vitrinas donde se exhiben. El autor irlandés considera también asimilables las hachas que nos ocupan al circulo nórdico, siendo los rebordes del orificio en las hachas de combate un nexo de unión con las de los Einzelgrabe, en terminología nórdica, fechables dentro del Bronce IV de Montelius, proponiendo para los ejemplares peninsulares unas fechas que oscilan entre el 1800 y el 1400 a. de J. C.; es decir, coetáneos con el desarrollo de la cultura argárica? Bouza Brey nos habla de dos instru. mentos que se incluyen tipológicamente en el grupo que nos ocupa. Se trata de un hacha rompecabezas y una maza labrada, ambos útiles con perforación bicónica, hallados en 1947 en una mamoa de Lamas de Golada, que conocemos únicamente por la descripción que el autor realiza, puesto que no existe el necesario complemento gráfico en el articulo en que son difundidos? Estos son algunos de los paralelos 2. J . M A R T ~ NSANTAOLALLA, EZ Esquema jmletnológico de lo Peninsula Hispánica, Madrid. 21946, pág. 136, lÁm. XXII; E. MACWHITE,Esludios de las relaciohes de la Pe+iinsi<laHispánico durante EB Edad del Bronce, Madrid 1951, págs. 45-46, lám. IV. 3. F. MAcrÑEInA, El v ~ s ocampaniiornie y condicionas de rus intaclos yaci~nienfostumulares en la ertacidn de Puextes del Cabo Ovlegal, en Atlantis, 1941. pig. 357, lám. XL; ID..Túmulos prehistóricos, en Bolelln de la Real Academia Gallega, X X I V , 1944, pigs. 26-27, 4. JULIOMART~NEZ SANTAOLALLA. RERNAKDO SÁEZ MART~N, CARLOSF. POSACMON.JOSÉ AKTON~O S ~ P R A NSALTO I S y EDUARDO DEL VIL CATCRL*. Excawnciones en la ciudad del Bronce Medilerrdn~oI I de la Bvstida de Tolana ( M u r c i a ) , Comisaria General dc Excavaciones, Informes y Memorias, n.' 16, 1947, pág. 188, notas 32 y 33. C. MACWHITE,EsIudzo de las relaciones de La P6ninsuln .... citado. Tal ver sea ésta la pieza que cita Cuevlllas en su descripción de los ajuares megaliticos del noroeste peninsular como procedente de Mariñis (Villalba). Véasc F.LOPEZCUEYILLAS, La época megal'iica en el Noroesle de la Peninsula, en Caasarnugusta, t. 13-14. 1959, pgg. 46. Apareció en un tbmulo con cámara dolm6nica integrando el ajuar que se completaba con dos hachas pulimentadas, un fragmento de otra confecciorada en calcedonia y un cuchillo de silex de sección triangular. En la Guia del Museo Provincial, Lugo, 1947, 16m. X , n." 1. se reproduce una maza con pcrforaeión bicónica de «una márnoa de Mariñinezu. Pensamos que se trsta del mismo objeto. a pesar de la confusión que existe en lo referente al lugar de origen. F. MACWHITE,Estudio de las relaciones de la Pcninsula ..., citado. 7. F. Bauza RREY,Dólmenes con grabados serpentiformes y Iincha rompacaberas de erlilo wdrdico de Gaiicia Cenbnl, en Archivo Español de Arqueologla, XXVI, 1953, págs. 143-153. NOTICIARIO ARQUEOLÓGICO más próximos, poco abundantes, como hemos visto, cuyo contexto cultural, unido siempre a monumentos megaliticos, parece claro. Sin kmbargo, la existencia de piezas circulares en piedra pulida con perforación de doble tronco de cono unido por las bases menores, considerados como rompecabezas y para los que sc registran paralelos extrapeninsulares, han sido dadas a la publicidad recientemente en Portugal como pertenecientes al Eneolítico, asociadas en algunos casos al vaso campaniforme, como ocurre en la cueva de O e i r a ~Indudablemente .~ estas piezas tienen un gran parecido tipológico con las que nos ocupan, pero responden a distintos orígenes y ambientes culturales, siendo en principio más antiguas, aunque ellas perviven posteriormente y alcanzan con toda seguridad el Bronce Medio. Fue Bosch Gimpera quien anteriormente había señalado la procedencia de las hachas rompecabezas hispanas, siendo la Bretaña el jalón necesario para la expansión de éstas hacia las zonas del sur de la fachada atlántica, expansión que inicialmente, siguiendo una trayectoria continental y ya en territorio peninsular, vendría dada por el hacha de combate hallada en el sepulcro megalítico de Balenkaleku (Pais Vasco) para el que se apunta un paralelo cercano en el hacha bretona de KervadeLg El hacha vasca, con su corte rectilíneo bien trazado perpendicu. lar al eje longitudinal de la pieza y los lados paralelos, que se unen para terminar en el filo mediante la curvatura 219 paulatina de las caras, difiere notablemente, a nuestro entender, de las hachas de combate del Noroeste de la Peninsula, por lo que es dificil explicar su itinerario continental a través de la pieza de Balenkaleku. Fig. 1. - Hacha de combate de Fondadal. Teverga. (Reducida a 3/4;aproxiiriadainente.) Los ejemplares de procedencia nórdica no son en Francia, al igual que en la Península, muy frecuentes, puesto que las hachas perforadas más comunes tienen en modelos danubianos y centroeuropeos su seguro origen. En esta trayectoria hacia el sur de las hachas de combate de tipo danés, podemos señalar una pieza encontrada en la Courbe, departamento de I'Orne,'Oen la que se refuerzan los lados ~E y O. D A VEIGAFERREIRA, ACEYC dm ~ peyas circula~esde pedva com 8. L. DE A L B U R Q ~ E REQCASTRO furarCo central bicónica er~contvadasn o Eneolitico dc Portugal, en Revisla dc Guinzarles, LXXVII, 1967, pági- nas 103-108. Elnologia de la Peninsula Ibérica, Barcelona, 1932, pág. 212, fig. 164; L. Pexrcor, 9. P. Bocca GIMPERA, Los sepulrros nlegolilicos calalenes y la cultura fiiren~ica,Barcelona, 1960. pAgs. 196-197: J. M. DE X*nAh-DInRÁN, El konihre prekistdrico en ei Pais Vasco, Buenos Aires. 1953, pág. 150, fig. 88. Deux Piéceces de type nordipue découucutes dows le dépavterrienl ds i'Ornc, 10. B. P. EDBINLy H . GXAFPET, en Bullelin dd ia Sociétd Prébistorigue Fran<oise, t. 66, 1969, pkg. 198, fig. 2. 220 AMPURIAS en la zona próxima a la perforación, mediante dos semiesferas, ensanchamiento que más exagerado aún se produce en el instrumento objeto de esta nota. El hallazgo del hacha de combate de Teverga, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y sobre la zona central de Asturias, es u n elemento más - aunado a u n repertorio m u i breve de paralelos en todo el ámbito peninsular - que muestra la incidencia sobrc nuestro territorio de elementos culturales ultrapirenaicos con una indudable procedencia nórdica. Se produce este fenómeno en u n momento en el que en todo el cuadrante noroeste comienza a definirse lo que pudiéramos llamar con propiedad Edad del Bronce, cuyas manifestaciones sin restos de poblados conocidos, y consiguientemente sin estratigrafías, se Iimitan de manera exclusiva a la presencia de restos instrumentales, hallados casi siempre de manera casuaí, en ocasiones difíciles de filiar. En gran partc continúan con toda vigencia las manifestaciones funerarias de tradición dolménica, ya en su última etapa, produciéndose probablemente de manera paulatina u n cambio de ritual aún poco conocido. La cultura argárica en pleno desarrollo en el sudeste llega solamente a esta área a través de muestras materiales poco abundantes, comenzando en algunos casos a definirse una vía de corrientes culturales en sentido norte-sur. El conjunto dc los hallazgos registrados muestra la existencia de componentes mediterráneos o meridioilales confluyendo con otros de orígenes rastreables en el oeste atlántico, que denotan contactos entre ambas áreas que, por supuesto, no se producirían de manera regular, pero si van mostrando una apertura del noroeste peninsular hacia el oeste europeo que se dibujará con mayor precisión durante el Bronce Final. Las hachas de combate de tipo nórdico, junto con el puñal de tipo danés de Cela, ponen al descubierto contactos en cierto modo sorprendentes que difícilmente pueden haber alcanzado el ámbito astur-galaico por u n camino continental, ya que los ejemplares franceses muestran u n estilo septentrional menos acentuado que los hallazgos hispánicos. Coincide este momento en el noroeste coi1 la puesta en explotación de sus yacimientos cupríferos, y la apertura de que hablamos se muestra cada vez con u n repertorio más amplio de hallazgos; hachas Barcelos, lúnulas, discos solares, ciertos tipos de alabarda," etc. Otras piezas de tipo argirico en principio. tienen probablemente su origen en ejemplares bretones como las espadas sailtanderinas dc C u e v a l l u s a . ' ~ i nembargo, la falta de yacimieiitos identificados y de excavaciones rigurosas no permite en cl momento presente dar u n contenido más amplio y perfilado de lo que realmente constituyen estos vínculos, establecidos ahora por hallazgos iildividualizados con escasa coherencia entre si. - MIGUEL ANGELDE BLAS CORTINA. ~, alid Allanlic elcmenls ilz tlie Early Bronae Age o/ lbe iVor.lliev*~Poi.lzrgn1 1.1. P. W ~ x o i s o Medilerratzralz and Galicia. en Madvidcu Millcilungen, t . 8, 1967, pPgs. 100 y SS. o La espada de Guadalajava y sus l>ai,aklos Peninsulaizs, eri Tvubajos de i'1.812. M. A ~ h l ~ C nGORBEA, Iiislovia, t . 29, 1972, págs. 61 y cs.