junio

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en los canales principales de la
televisión a horas principales. Sin
embargo, esto significaría
pasarnos $1.000 de nuestro
presupuesto. Nuestro comité oró.
Pensamos que debíamos seguir
adelante. Después
de nuestra decisión
de actuar, recibí una
llamada de una
anciana que era
miembro de la
iglesia que me dijo
que había estado
ahorrando dinero
para donar a otro ministerio,
pero que Dios la había
impresionado para que lo diera
para el plan de evangelismo. Ella
me entregó $1.000 en efectivo.
pasamos tiempo juntos, nos
comunicamos. Si salgo con ella y
no le pongo atención, no estoy
ayudando a nuestra relación. La
forma como alimento mi relación
con Dios es similar. La oración es
el canal de
comunicación con
Dios. Si no oro, mi
relación con él se
afectará en la misma
forma que la
relación con mi
esposa. De modo
que la oración no
solo es parte de la mayordomía,
sino que debo ser buen
mayordomo de mi vida de
oración para fortalecer mi vida
espiritual.
La Mayordomía de la Oración
Conclusión
¿Necesitamos ejercitar la
mayordomía en nuestra vida de
oración? La oración es parte de la
mayordomía de mi relación con
Dios. Así como necesito alimentar
mi relación con mi esposa, debo
alimentar mi relación con Dios.
Para alimentar la relación con mi
esposa, la comunicación es uno
de los elementos claves. Cuando
La oración y la planificación no
son incompatibles, más bien
están integradas. La oración es
integral para poder ser un fiel
mayordomo. La oración es la
comunicación con Dios y eso es lo
que me capacita para establecer
nuestra relación con él y ser fiel a
él.
“Dios no hace nada sin la oración y lo hace todo con ella.” —John Wesley
Distribuido por: Departamento de Mayordomía de la Asociación de las Montańas Rocosas
Director: TBD Publicadores: Departamento de Mayordomía de la Unión del Pacífico
Director: Gordon Botting Diseño/Asistente editorial: Maricel Felarca
Traducción: Publicaciones El Camino
Colección de ideas
prácticas para ser mejores
mayordomos.
Junho 2014
Volumen 19, #6
MAYORDOMIA Y ORACION
Por Edward Fargusson, M.Div.
“¿Acaso ora usted?”
Como pastor, esa pregunta me sorprendió, especialmente porque el
jefe de ancianos me la hizo muy indignado. El incidente sucedió
después de haber tratado en la junta de iglesia un asunto de finanzas,
y la implicación era clara: Yo no confiaba lo suficiente en la oración
para resolver las dificultades financieras de la iglesia. En ese
momento, nos acabábamos de enterar que
las finanzas de la iglesia estaban $230.000
sobre lo que pensábamos que estaban.
Ninguno había robado dinero y el tesorero
de la iglesia era muy eficaz. Se trataba de
un escenario complicado, donde algo se
nos había pasado por alto. El resultado era
un cuadro de contabilidad inexacto que se
había acumulado con el tiempo.
Parte del problema era que
algunos miembros pensaban que
Dios “rescataría” la iglesia cada
vez que la gente orara. El anciano
me dijo que en el pasado ellos
oraban y Dios contestaba. El
problema era que Dios realmente
no había contestado en la forma
como ellos pensaban que lo
haría, y ahora enfrentaban
dificultades financieras. Habían
estado orando y seguían
gastando sin prestar mucha
atención a la cantidad de dinero
que realmente estaba en el
banco. Afortunadamente, con la
ayuda de Dios y la fidelidad de los
miembros de iglesia, logramos
estabilizarnos en solo ocho
meses. Y por si acaso tiene dudas,
el primer anciano y yo seguimos
siendo amigos hasta la fecha.
Preguntémonos, ¿qué relación
tiene la oración y la mayordomía?
¿Qué papel juega la fe en las
finanzas y la mayordomía de la
iglesia? ¿Cómo debiera la
mayordomía impresionar nuestra
vida de oración?
La mayordomia es un estilo de vida total. Abarca la salud, el tiempo, los
talentos, el ambiente, las relaciones, la espiritualidad y las finanzas.
Mayordomía y Oración
¿Entonces ¿cuál es el papel de la
oración en la mayordomía?
Comenzar con una oración. La
esencia de la mayordomía es el
cuidado de la
propiedad ajena. En
la parábola de los
talentos, o la
parábola del buen
mayordomo, Jesús
ilustra el principio
que nosotros
simplemente
debemos cuidar lo que realmente
pertenece a Dios. Entonces, ¿por
qué no empezamos preguntando
al Señor lo que él desea que
hagamos con sus talentos? La
oración es nuestro medio de
comunicarse con Dios y descubrir
quién es y cuál es su voluntad
para nosotros.
Planear. Si bien es cierto que la
oración es fundamental en todo
lo que hacemos, ¡no es todo lo
que hacemos! La oración nunca
sustituye la buena mayordomía o
buen planeamiento. Si bien
debemos orar antes de planear,
debemos planificar.
“Este es un asunto diario. Cada
mañana conságrate a Dios por
ese día. Somete todos tus planes
a él, para ponerlos en práctica o
abandonarlos según te lo indicare
su providencia” (El camino a
Cristo, pág. 70).
Sin embargo, esto no significa
El Menú
del Mayordomo
que podemos orar y luego
abdicar a Dios los resultados de
nuestra falta de planificación.
Jesús mismo nos aconseja que
calculemos el costo antes de
comenzar a construir (véase
Lucas 14:28-30).
La planificación
debiera incluir el
cálculo del costo de
reparaciones futuras
del edificio de una
iglesia. Con el tiempo,
el techo y la alfombra
se desgastan, el estacionamiento
necesitará restaurarse y la
pintura se destiñe y se
descascara. Planifique todo esto y
comience a ahorrar dinero para
enfrentar estos gastos. No es
falta de fe planear, pero si es
falta de fe planear sin orar.
Se requiere dinero para el
ministerio. Así como Jesús
aconsejó que no se planearan
actividades sin calcular el costo,
debemos tener un presupuesto y
reservar fondos que se recaudan
para lo inesperado.
Estudiar. Dios nos dio cerebros.
La buena mayordomía requiere el
uso de ellos. Debiéramos
investigar, estudiar su Palabra,
aprender buenos principios
financieros, y percibir buenos
consejos. El objetivo es aprender
lo que Dios quiere que hagamos
con sus dones. Debiéramos
empapar nuestro estudio en
oración para poder escucharlo
con claridad.
Actuar. Una vez que hayamos
orado, planeado y estudiado,
entonces debemos aplicar lo que
hemos aprendido. Incluso esto
requiere oración porque siempre
debemos avanzar mientras
escuchamos. “Si te desvías a la
derecha o a la izquierda, oirás
detrás de ti una voz que te dirá:
‘este es el camino. Anda por
él’” (Isaías 30:21 NRV). Notemos
que Dios dice “si te desvías” y no
si estamos de pie sin movernos;
debemos escuchar.
Fracazar. Colecciono refranes y
aquí presento algunos de ellos:
“El fracaso es fracaso solo si
fallamos en tratar de
nuevo”.
“Éxito es levantarse una vez
más de lo que
caemos”
“Caminar es una
serie de caídas
interrumpidas”
Los programas y
proyectos de la
iglesia son de
Dios y no nuestros. Los
retrocesos pueden
ocurrir, pero no debemos
darnos por vencidos.
Aprendamos de ellos con
oración y sigamos
adelante. Aunque el
fracaso sea el resultado
del error humano, Dios
no deja de obrar. Si así
fuera, no habría
redención para los caídos.
Esperar Milagros. Podemos
sentir tentación a pensar,
como lo hizo mi anciano,
que no existen los
milagros, ¡creo en ellos!
Lo que no creo es que la
providencia de Dios sea
una excusa para no hacer
lo que él pide.
Cierta vez, nuestra iglesia
necesitaba nueva alfombra. No
teníamos dinero para alfombrar
todo el edificio a la vez, de modo
que dividimos el proyecto en tres
partes. Recaudamos suficientes
fondos para completar la primera
parte. Precisamente cuando
completamos la recaudación de
fondos para la parte dos, Dios
bendijo
financieramente a
un miembro de
iglesia quien donó
dinero suficiente
para completar todo
el proyecto de una
vez. He observado
que cuando Dios
provee para la iglesia, no hace un
depósito directo en el banco.
Más bien bendice a la gente para
que puedan compartir esa
bendición con su iglesia.
Otra vez estábamos haciendo
planes para una campaña de
evangelismo y se presentó la
oportunidad de colocar anuncios
“La oración es muralla sólida y fortaleza de la iglesia; es una arma cristiana invencible..” —Martin Luther
Junho 2014
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