Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. FORMACIÓN CONTINUADA Formación acreditada Medidas protectoras frente a la isquemia cerebral tras hemorragia subaracnoidea (I) O. Romero Kräuchi1, A. M. Verger Bennasar1 Unidad de Reanimación. Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Son Dureta. Palma de Mallorca. Protective measures against cerebral ischemia following subarachnoid hemorrhage: Part 1 Abstract Background and objectives: Cerebral vasospasm following aneurysmal subarachnoid hemorrhage contributes significantly to morbidity and mortality. Many studies on the various treatments aimed at preventing cerebral vasospasm have been carried out, but evidence of efficacy is limited. Our aim was to review the literature on the various therapies for which there is scientific evidence of protection against cerebral vasospasm following aneurysmal subarachnoid hemorrhage. Methods: MEDLINE search (1950 to the october 2009) and review of articles found on the prevention of cerebral vasospasm following aneurysmal subarachnoid hemorrhage. The search was restricted to articles in English, French, and Spanish. The keywords were cerebral vasospasm, subarachnoid hemorrhage, therapy, nimodipine, triple H, clazosentan, statins, and magnesium in addition to the word forms derived from them. We also searched manually for references cited in the selected articles. A title was included if it was a randomized controlled trial, meta-analysis, nonrandomized clinical trial, descriptive study, observational study with statistical analysis, opinion article, or expert review. Results: Part 1 analyzed treatment with calcium antagonists and triple-H therapy (hypertension, hemodilution, and hypervolemia). Part 2 analyzed new therapies such as clazosentan, magnesium, and statins. A total of 597 titles were located; 283 were initially selected. The 61 articles finally selected for review were of the following types: 2 opinion articles, 21 randomized controlled trials, 22 expert review articles, 3 meta-analyses, 4 nonrandomized clinical trials, 1 descriptive study, and 5 observational studies with statistical analysis. Three studies (2 meta-analyses and 1 randomized controlled trial) demonstrated that nimodipine use confers benefits (reduced morbidity and mortality) for patients with aneurysmatic subarachnoid hemorrhage. Statistically significant clinical benefits could not be demonstrated for the other drugs (clazosentan, statins, and magnesium). Conclusions: Insufficient evidence is available to support the use of the triple-H therapy, clazosentan, statins, or magnesium sulfate for the prevention of cerebral vasospasm following subarachnoid hemorrhage. Nimodipine is the only preventative treatment that can be recommended. Keywords: Cerebral vasospasm. Subarachnoid hemorrhage. Triple-H therapy. Nimodipine. Clazosentan. Statins. Magnesium sulfate. Resumen Objetivos: La presencia de vasoespasmo cerebral tras hemorragia subaracnoidea aneurismática contribuye a la importante morbimortalidad de esta entidad. Por ello, se han desarrollado múltiples estudios con diferentes tratamientos dirigidos a su prevención, aunque la evidencia sobre su eficacia es limitada. Nuestro objetivo fue realizar una revisión bibliográfica de las diferentes terapias con evidencia científica para la prevención del vasoespasmo cerebral posthemorragia subaracnoidea aneurismática. Métodos: Búsqueda en MEDLINE (desde 1950 hasta octubre 2009) y revisión bibliográfica de las publicaciones halladas sobre prevención del vasoespasmo cerebral posthemorragia subaracnoidea aneurismática. Se restringió la búsqueda a artículos en inglés, francés y español. Se emplearon las palabras clave [cerebral vasospasm, subarachnoid hemorrhage, therapy, nimodipine, triple h, clazosentan, statins, magnesium] y sus combinaciones. Además se llevó a cabo una búsqueda manual en las referencias de los artículos seleccionados. Se incluyeron artículos que reunieran las siguientes condiciones: estudios controlados aleatorizados, metaanálisis, estudios clínicos no aleatorizados, estudios descriptivos, estudios analíticos observacionales, artículos de opinión y revisión. Resultados: La parte 1 analiza el tratamiento con calcioantagonistas y la triple terapia (hipertensión, hemodilución e hipervolemia) y la parte 2 analiza nuevas terapias como son el clazosentán, el magnesio y las estatinas. Hallamos 597 referencias de las cuales 283 fueron seleccionadas. Se incluyeron finalmente 61, las cuales se distribuyeron en 2 artículos de opinión, 21 estudios controlados aleatorizados, 22 artículos de revisión, 3 metaanálisis, 4 estudios clínicos no aleatorizados, 1 estudio descriptivo y 5 estudios analíticos observacionales. Tres estudios (2 metaanálisis y un estudio controlado aleatorizado) demostraron un beneficio en términos de morbimortalidad del uso del nimodipino en pacientes con hemorragia subaracnoidea aneurismática. Por el contrario en el análisis del resto de fármacos (clazosentán, estatinas y magnesio) no se objetivó un beneficio clínico estadísticamente significativo. Conclusiones: En la actualidad no hay suficiente evidencia para apoyar la utilización de triple terapia, clazosentán, estatinas y sulfato de magnesio para la prevención del vasoespasmo cerebral posthemorragia subaracnoidea aneurismática. El único tratamiento preventivo recomendado es el nimodipino. Palabras clave: Vasoespasmo cerebral. Hemorragia subaracnoidea. Triple H. Nimodipino. Clazosentán. Estatinas. Sulfato de magnesio. 1. Introducción 2. Calcioantagonistas Médico Adjunto. 1 3. Triple H 4. Conclusiones Aceptado para su publicación en marzo de 2011. Correspondencia: O. Romero Kräuchi. Corb Marí, 17, 1º. 07015 Palma de Mallorca. E-mail: oliva.romero@ssib.es 230 Rev Esp Anestesiol Reanim. 2011;58:230-235 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Medidas protectoras frente a la isquemia cerebral tras hemorragia subaracnoidea (I) La hemorragia subaracnoidea (HSA) tiene una incidencia de entre 2-22/100.000 habitantes/año según las diferentes series, presentándose en un 60% de casos alrededor de los 40-60 años con una proporción mujeres/ hombres de 3:2. Tiene tasas de mortalidad cercanas al 45% y gran morbilidad entre los supervivientes, pues solamente un tercio de los pacientes presentará buenos resultados funcionales1. Entre las complicaciones de la HSA aneurismática figuran el resangrado, la hidrocefalia, el vasoespasmo como responsable del deterioro neurológico tardío y la aparición de diversas complicaciones médicas como fiebre, anemia, alteraciones electrolíticas, complicaciones pulmonares y cardiacas e infecciones2. El pronóstico de la HSA vendrá determinado por la presencia de diversos factores como la presencia de infarto cerebral, el estado neurológico al ingreso, edad, presencia de fiebre el octavo día tras HSA, la cantidad de sangre en la tomografía axial computarizada (TAC) inicial y la presencia de vasoespasmo cerebral3. Del conjunto de estos factores determinantes sobre el pronóstico, uno de los más importantes es la aparición de un déficit neurológico isquémico tardío secundario a la disminución de la perfusión regional cerebral. Definimos vasoespasmo según los siguientes criterios clínicos4: aparición o empeoramiento de un déficit neurológico entre los 4-14 días tras HSA; ausencia de otras causas identificables del empeoramiento neurológico, objetivado por TAC (hidrocefalia o hemorragia) o de otra causa (crisis comiciales o alteraciones metabólicas); vasoespasmo en la angiografía, doppler transcraneal (DTC), angio-TAC o angio-resonancia magnética. La presencia de vasoespasmo se ha relacionado con un incremento de la mortalidad de 1,5 a 3 veces a las dos semanas de una HSA, aunque se haya conseguido un tratamiento seguro quirúrgico o endovascular del aneurisma. Como anteriormente hemos mencionado, aparece en un periodo comprendido entre el cuarto y duodécimo día (con máximo en el séptimo u octavo día), aunque pueden aparecer manifestaciones clínicas previas o posteriores5. El vasoespasmo angiográfico está presente en dos tercios de los pacientes con HSA, aunque solamente un 30% desarrollarán sintomatología clínica o vasoespasmo sintomático. La fisiopatología del vasoespasmo es compleja. A nivel histológico aparece una alteración estructural tanto en el endotelio como en la célula muscular de la pared arterial, con la presencia necesaria de la oxihemoglobina en el espacio subaracnoideo. In vitro la oxihemoglobina estimula la secreción de endotelina (ET-1), un vasoconstrictor que inhibe el óxido nítrico y produce radicales libres que juegan un papel importante en los cambios estructurales de la pared arterial. En resumen, parece ser el resultado de la liberación desde el coágulo de factores espasmogénicos que alteran el equilibrio de los mediadores de la vasodilatación y vasoconstricción a nivel de los vasos cerebrales6. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2011;58:230-235 Re sa ng rad o Va so es pa sm Is o pe quem rih i em a o Re rrá tra sul gica tam tad ien o is q In to d uém int crem el a ico n rac e p ran nto euris ara m el ea de a Di l la s pr m fun e icr c sió oc ión n irc d e M icr ulac la ión oe m bo lis Di ce sfun mo reb ci ral ón es de los De va pr so es s ión co rti ca ld ifu sa INTRODUCCIÓN 0 min 60 min 2-12 h 24-48 h Posible contribucción al deterioro neurológico tardío Probabilidad alta Probabilidad considerable Probabilidad moderada Probabilidad baja Ninguna 3-7 días 7-9 días 10-14 días 2-4 semanas 4-8 semanas Figura 1. Complicaciones de la hemorragia subaracnoidea. Momento de aparición y su posible contribución al deterioro neurológico tardío. Publicado con permiso de Macmillan Publishers Ltd: Nature Clinical Practice Neurology 2007;3:256-263. Cerebral vasospasm after subarachnoid hemorrhage: the emerging revolution. Macdonald RL, Pluta RM, Zhang JH. Copyright 2007. Entre los distintos mediadores de la vasoconstricción están presentes entre otros7, la endotelina, tromboxano A2, neuropéptido Y, prostaglandinas E1, oxihemoglobina, vasopresina y epinefrina/norepinefrina. En el grupo de los mediadores de la vasodilatación podríamos destacar el óxido nítrico, la acetilcolina, adenosina, magnesio, serotonina, dopamina, histamina, prostaciclina o el péptido intestinal vasoactivo. La alteración de este equilibrio contribuirá a la aparición de la isquemia. Respecto a las causas del déficit neurológico isquémico tardío, actualmente y sobre todo tras analizar los resultados sobre el clazosentán en el estudio Conscious-13 se especula que existen distintas vías que interactúan y que podrían causar el deterioro neurológico tardío tras HSA, y éstas, en combinación con el vasoespasmo angiográfico, conducirían a los malos resultados. Entre estas vías encontraríamos una disfunción en la microcirculación, daño cerebral agudo, depresión cortical difusa y la presencia de tromboembolismo8. En la Figura 13, podemos ver la probabilidad de contribuir al deterioro neurológico tardío de cada una de estas diferentes vías en función del tiempo. A pesar de los avances tanto médicos como quirúrgicos en pacientes con HSA aneurismática, el vasoespasmo cerebral continúa siendo una complicación muy grave que contribuye tanto a la mortalidad como morbilidad, de ahí la importancia de un tratamiento preventivo. Se han realizado numerosos estudios con diversos fármacos como tirilazad, enoxaparina, antiagregantes plaquetarios y medidas como la hipotermia etc., con la intención de avalar su uso para la prevención de la isquemia cerebral, la mayoría con poco éxito. En esta primera parte de la revisión haremos referencia a los calcio-antagonistas y a la denominada triple-H (hipertensión, hemodilución y hipervolemia). 231 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. O. Romero Kräuchi et al CALCIOANTAGONISTAS Ante la teoría de que el vasoespasmo podría estar causado por un aumento del calcio en la célula del músculo liso vascular, se iniciaron estudios clínicos con la administración de calcioantagonistas, ya que al disminuir el paso del calcio a la célula mediante el bloqueo de los canales de calcio, se pensó que podrían disminuir el vasoespasmo cerebral. Tras su introducción en la práctica clínica se ha sugerido que también poseen ciertas propiedades neuroprotectoras. Se han realizado numerosos estudios sobre su efecto, que han mostrado una reducción de la isquemia cerebral en pacientes tratados con nimodipino y una reducción en los malos resultados. Entre los calcioantagonistas, el más ampliamente estudiado es el nimodipino6. Es una dihidropiridina que bloquea los canales de calcio a través de los canales tipo L9. Su mecanismo de acción exacto en la prevención del vasoespasmo no está claro: descenso de niveles calcio intracelular, la relajación selectiva del músculo liso arterial cerebral o la apertura de pequeños vasos colaterales, que podrían explicar su eficacia en la prevención del vasoespasmo. Además, análisis retrospectivos10 comparando el coste del tratamiento versus incremento en la expectativa de vida han mostrado que el nimodipino presenta un magnífico índice coste/efectividad. Recientemente se ha publicado una revisión en la Cochrane11 para evaluar los estudios disponibles sobre calcioantagonistas en los pacientes con HSA aneurismática, incluyendo el sulfato de magnesio. Los objetivos de esta revisión fueron evaluar si los calcio-antagonistas mejoraban los resultados en pacientes con HSA aneurismática, si reducían la tasa de isquemia secundaria, los efectos de los calcioantagonistas sobre las nuevas hemorragias después de una HSA por aneurisma, la eficacia sobre el resultado de cada calcioantagonista por separado, la aparición de isquemia secundaria y de nuevas hemorragias. También el efecto de los diversos regímenes de administración de nimodipino sobre la isquemia secundaria y resultados tras HSA aneurismática y si el sulfato de magnesio, además del nimodipino, mejoraba el resultado, reducía la tasa de isquemia secundaria y afectaba la tasa de nuevas hemorragias. El metaanálisis incluyó 16 estudios con un total de 3.361 pacientes (1.665 grupo tratamiento y 1.696 en grupo control). En estos estudios el tratamiento se realizó con cualquier calcioantagonista, incluido el sulfato de magnesio, frente a un control, o bien con magnesio frente a control junto con un calcioantagonista. No se incluyeron los ensayos en los que el tratamiento comenzó tras el inicio de los síntomas del vasoespasmo. Entre los estudios incluidos encontramos el efectuado por Pickard12 en 1989 en cuatro unidades neuroquirúrgicas del Reino Unido. Se trata de un estudio randomizado, a doble ciego, placebo controlado cuyo objetivo fue determinar la eficacia del nimodipino oral para reducir los malos resultados y la aparición de déficits isquémicos neurológicos tras HSA. Se realizaron dos grupos a los cuales se les administró, en las primeras 96 horas tras HSA, nimodipino 232 60 mg/4 h (276 pacientes) o bien placebo (278 pacientes) durante tres semanas. Los resultados mostraron una incidencia menor de infarto cerebral (22% versus 33%) y una reducción significativa de los malos resultados en el grupo nimodipino. La revisión de los estudios clínicos del metaanálisis con calcioantagonistas sugiere una reducción de malos resultados (definido como muerte o dependencia del paciente en sus actividades diaria) tras HSA, aunque la disminución de la mortalidad por si sola no fue estadísticamente significativa y tampoco se objetivó una reducción significativa del vasoespasmo angiográfico. Asimismo se constató que se reducía la frecuencia en la aparición de isquemia secundaria (siendo éste probablemente el factor a través del cual ejercerían su efecto beneficioso en los resultados). La ausencia de vasoespasmo angiográfico sugiere13 que el beneficio del nimodipino se asocia a sus propiedades citoprotectoras más que a sus efectos vasodilatadores. En conclusión, podemos decir que los resultados de la revisión de la Cochrane11 indican que el nimodipino oral mejora el resultado global, dato que concuerda con las conclusiones de revisiones previas14-16. Pero en su contra podemos añadir que tras excluir el ensayo más amplio con nimodipino vía oral, el beneficio en cuanto a la reducción del resultado desfavorable ya no es estadísticamente significativo, lo que implica que los beneficios del nimodipino no son del todo seguros. Además hubo heterogeneidad estadística entre los estudios para nimodipino vía oral y el efecto beneficioso sobre el resultado desfavorable se basó principalmente en el estudio amplio de Pickard. En ninguno de estos estudios los pacientes fueron tratados mediante embolización, de manera que estrictamente no existe información sobre el tratamiento con calcioantagonistas en los pacientes tratados con esta técnica. Respecto a sus efectos negativos, en dos ensayos de nimodipino con números reales de eventos adversos graves se notificó hipotensión arterial en 2,1% de los pacientes tratados con nimodipino y en 1,4% de controles y disfunción reversible del sistema hepático-biliar 1,4% pacientes tratados con nimodipino y en 1,8% pacientes control. En sus conclusiones, los autores recomiendan la administración oral de nimodipino 60 mg/4 h durante tres semanas como tratamiento estándar en pacientes con HSA aneurismática, por sus potenciales beneficios y bajo riesgo asociado. La administración endovenosa es más cara y potencialmente más peligrosa por sus efectos hipotensores, por lo cual no se puede recomendar. El escaso número de pacientes estudiados con nimodipino endovenoso hasta la publicación de la revisión, podría influir en la falta de significación estadística. En enero 2009, Kronvall et al.17 publican un estudio randomizado sobre la administración intravenosa u oral del nimodipino en la HSA, no encontrando diferencias respecto a la incidencia de DIND, en la velocidad de flujo en la arteria cerebral media por DTC, la necesidad de triple H o estancia en la unidad de cuidados críticos. Tampoco hubo diferencias respecto a los resultados clínicos o número de nuevos infartos en un seguimiento de tres meses posterioRev Esp Anestesiol Reanim. 2011;58:230-235 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Medidas protectoras frente a la isquemia cerebral tras hemorragia subaracnoidea (I) res. A pesar de que se puede producir una variación en las concentraciones plasmáticas según la vía de administración, ésta no tendría relevancia clínica. Debido al aumento de coste económico y al mayor riesgo de hipotensión inducida, los autores de este estudio sugieren la administración del nimodipino vía oral a no ser que se sospeche alteraciones en la absorción digestiva o del metabolismo. Respecto al nicardipino11, estudios prospectivos randomizados han demostrado que mientras que el nicardipino disminuye significativamente la incidencia de vasospasmo angiográfico, no confiere beneficios en los resultados neurológicos. El tratamiento con nicardipino se asoció con hipotensión arterial (34% frente a 5%), flebitis en el punto de la inyección (22% frente a 5%) y edema pulmonar (6% frente a 2%). Así que no hay evidencia del nicardipino sobre un efecto en los resultados funcionales tras HSA aneurismática y no puede recomendarse. TRIPLE H La combinación de hipertensión, hipervolemia y hemodilución (también conocida como triple H) ha sido ampliamente utilizada para prevenir el vasospasmo cerebral, pero sin embargo su eficacia permanece incierta dado que se han publicado resultados contradictorios. Además, no hay que olvidar que la triple H se ha asociado13 a severas complicaciones médicas como edema pulmonar, isquemia miocárdica, hiponatremia, complicaciones en la introducción de catéteres para monitorización invasiva, sangrado de otros posibles aneurismas, infarto hemorrágico y edema cerebral. Treggiari et al.18 publicaron en 2003 una revisión sistemática de estudios clínicos comparativos de la triple H como prevención del vasoespasmo tras HSA aneurismática. Se incluyeron cuatro estudios prospectivos comparativos con un total de 488 pacientes, aunque la mitad de estos estudios presentaban limitaciones metodológicas, pues sólo los dos primeros eran estudios randomizados controlados. El estudio publicado por Lennihan19 en el año 2000 es un estudio controlado randomizado del efecto de la terapia hipervolémica sobre el flujo sanguíneo cerebral tras HSA aneurismática. Se incluyeron 82 pacientes tras clipaje quirúrgico, randomizados para hipervolemia o normovolemia hasta el 14º día tras HSA. Se les administró 80 ml/h cristaloide isotónico más 250 ml de albúmina 5% cada 2 h para alcanzar en el grupo normovolemia una presión venosa central (PVC) de 5 mmHg o presión diastólica de la arteria pulmonar (PADP) de 7 mmHg, o bien en el grupo hipervolemia una PVC 8 o PADP 14 mmHg. Se midió el flujo sanguíneo cerebral antes del inicio y cada 3 días. En los resultados no encontraron diferencia en el flujo sanguíneo cerebral medio global durante el tratamiento entre ambos grupos de pacientes. El vasoespasmo sintomático ocurrió en un 20% de cada grupo y se asoció con una mínima reducción en los valores del flujo sanguíneo cerebral regional. Respecto a las complicaciones, no Rev Esp Anestesiol Reanim. 2011;58:230-235 encontraron diferencias significativas en ninguna de las complicaciones entre los dos grupos. Llegan a la conclusión de que la terapia hipervolémica produce un aumento de presiones de llenado cardiaco y volemia, pero no un aumento de flujo sanguíneo cerebral o de volumen sanguíneo comparado con la terapia normovolémica. Proponen un cuidadoso manejo de líquidos para evitar la hipovolemia, ya que la ausencia de hipovolemia sí podría reducir el riesgo de isquemia cerebral tras HSA. Así pues, la terapia hipervolémica profiláctica es poco probable que confiera un beneficio adicional. Treggiari et al.18 debido a la escasa cantidad de estudios encontrados y a las importantes limitaciones metodológicas que éstos presentaban, llegan a la conclusión de que no existe suficiente evidencia para recomendar el uso de triple H como tratamiento preventivo tras HSA. Posteriormente, Rinkel et al.20 publican otra revisión para determinar la efectividad de la hipervolemia. Incluyeron tres estudios. Los objetivos de esta revisión fueron determinar los efectos de la hipervolemia sobre resultados (definidos como muerte o dependencia) en pacientes con HSA por aneurisma, determinar los efectos de la hipervolemia sobre la tasa de isquemia secundaria, los efectos sobre nuevas hemorragias y estudiar las complicaciones del tratamiento. El estudio de Egge et al.21 es un estudio clínico prospectivo, randomizado y controlado, cuyo objetivo fue investigar el rol de la terapia profiláctica hiperdinámica con volumen postoperatorio en la prevención de isquemia cerebral tardía atribuible al vasoespasmo cerebral. En el grupo control se incluyeron 16 pacientes donde se mantuvo normovolemia. En el grupo estudio se incluyeron 16 pacientes, cuyo objetivo era mantener la PVC entre 8-12 cmH2O, hematocrito entre 30-35% y presión arterial media mayor de 20 mmHg a la preoperatoria. Para ello se les administró 2.000 ml de solución glucosada al 5% más 2.000 ml de suero fisiológico más albúmina 4% 500 ml más Reomacrodex 500-1.000 ml; y si precisaban elevar la presión arterial se les administraba dopamina. Todos recibieron asimismo nimodipino. No observaron diferencias entre los dos grupos respecto al vasoespasmo cerebral (mediante observación clínica o DTC). Las complicaciones aparecieron mayoritariamente en el grupo de la hipervolemia y se objetivaron dos casos de hematoma extradural agudo (requiriendo uno de ellos evacuación quirúrgica), tres pacientes presentaron alteraciones de la coagulación y un caso de insuficiencia cardiaca congestiva con edema agudo de pulmón y arritmias. Todo ello asociado a un coste económico adicional. Por tanto, concluyen que la hipervolemia no previene la isquemia cerebral tardía comparado con normovolemia en pacientes con HSA aneurismática, ya que no encontraron diferencias significativas en la evidencia clínica o por DTC entre los dos grupos, ni diferencias respecto al flujo sanguíneo cerebral regional y si que presentaron costes adicionales y mayores complicaciones. La conclusión de los autores de esta revisión de la Cochrane20, similar a la conclusión de Treggiari18, es que los efectos del tratamiento de expansión de volumen se han 233 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. O. Romero Kräuchi et al estudiado en pocos ensayos con un número pequeño de participantes y que no existen pruebas para avalar su uso como prevención del vasoespasmo cerebral tras HSA aneurismática. Muench et al.22 investigaron la influencia de los tres componentes de la triple H sobre el flujo sanguíneo cerebral regional y la oxigenación del tejido cerebral. Primero investigaron el efecto de los tres componentes bajo condiciones fisiológicas en un modelo animal experimental para posteriormente aplicar el mismo protocolo en pacientes con HSA aneurismática. En los animales, ni la hipertensión ni la hipervolemia tuvieron efecto sobre la presión intracraneal, oxigenación del tejido cerebral o el flujo sanguíneo cerebral regional. En los pacientes la hipertensión produjo un aumento del flujo sanguíneo cerebral regional y un aumento de la oxigenación del tejido cerebral. En contraste, la hipervolemia/hemodilución indujo sólo un suave aumento del flujo sanguíneo cerebral mientras que la oxigenación no mejoró. La triple H falló para mejorar el flujo sanguíneo cerebral más que únicamente la hipertensión y se caracterizó por el inconveniente de que el componente hipervolemia/hemodilución revirtió el efecto de la hipertensión inducida en la oxigenación. Así que la conclusión de Muench es que en vista del beneficio cuestionable de la hipervolemia en el flujo sanguíneo cerebral, de las consecuencias negativas en la oxigenación tisular y del riesgo de complicaciones, la hipervolemia como parte de la triple H debería aplicarse con mucha precaución. La observación de que es especialmente difícil o casi imposible mantener el volumen intravascular por encima de la euvolemia, viene corroborado por un estudio23 sobre la relación entre balance de líquidos y la medida del volumen sanguíneo medido por pulse dye densitometry (PDD) que pone de manifiesto que el cálculo del balance de fluidos no nos aporta una información exacta del volumen sanguíneo circulante medido por PDD. Asimismo, hay que añadir que de los tres componentes de la triple H, la hemodilución es el componente más controvertido. Dado que la viscosidad de la sangre es inversamente proporcional al hematocrito, la hemodilución podría tener efectos reológicos beneficiosos sobre el flujo sanguíneo cerebral, pero estudios experimentales y en humanos han mostrado una correlación inversa entre el flujo sanguíneo cerebral y el hematocrito, así que la reducción de la hemoglobina inducida por la hipervolemia no sería deseable24. En el estudio publicado por Ehkelund 25 sobre los efectos de la hemodilución hipervolémica e isovolémica en el flujo cerebral sanguíneo y la entrega de oxígeno a los tejidos en pacientes con vasoespasmo, sugiere que la hemodilución con hematocrito bajo no es beneficiosa para el paciente con vasospasmo cerebral. Naidech et al.26 observaron que niveles altos de hemoglobina se asocian con mejores resultados tras HSA a los 14 días y a los tres meses del alta. Kramer et al.27 confirmaron que la presencia tanto de anemia como la transfusión de hematíes son predictores de resultados adversos en HSA. Asimismo Leal-Noval et al.28 234 también concluyeron que tanto la anemia como la transfusión de hematíes se asocian a un aumento de riesgo de mortalidad tras HSA. En contraste, valores altos de hemoglobina, no obtenidos por transfusión, parecen tener un efecto protector, con lo cual parece que la realización de estudios referentes a la administración de eritropoyetina podrían presentar un futuro prometedor29. CONCLUSIONES La HSA aneurismática, además de los efectos directos de la hemorragia inicial y de las complicaciones neurológicas secundarias, predispone a serias complicaciones médicas con un fuerte impacto en los resultados, por ello podríamos sugerir que evitar las alteraciones agudas de las variables fisiológicas contribuye a una mejor estrategia neuroprotectora. Se recomienda mantener el control de la temperatura, glicemia y optimización de la función cardiaca y pulmonar30-32. Según la Guía para el Manejo de la HSA Aneurismática de la American Stroke Association (marzo 2009), las recomendaciones sobre la prevención del vasospasmo cerebral incluirían la administración de nimodipino vía oral para reducir los resultados adversos tras HSA aneurismático (Clase I, nivel de evidencia A); el valor de los otros calcioantagonistas permanecería incierto. Probablemente esté indicado un mantenimiento de volumen sanguíneo circulante normal y evitar la hipovolemia (Clase IIa, nivel evidencia B). Hoy en día, la única intervención para la prevención del vasospasmo, apoyada por la evidencia, es la administración de nimodipino vía oral, en el marco de un paciente normovolémico, con ausencia de hipotensión y de otras alteraciones sistémicas como la hiperglicemia, acidosis, alteraciones electrolíticas, hipoxia e hipertermia. BIBLIOGRAFÍA 1. 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