LUNES, 2 DE NOVIEMBRE. TODOS LOS FIELES DIFUNTOS Sab 3, 1-6. 9. Los que confían en Él, comprenderán la Verdad l Sal 26. El Señor es mi luz y mi salvación l Rom 8, 31-35. 37-39. Nada podrá apartarnos del amor de Dios l Lc 24, 13-35. Se les abrieron los ojos y lo reconocieron. MARTES, 3 DE NOVIEMBRE Rom 12, 5-16a. Cada miembro está al servicio de los otros miembros l Sal 130. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor l Lc 14, 15-24. Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa. Todos los Santos 1 Noviembre Las LECTURAS de esta semana Ap 7, 2-4. 9-14 l Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. Sal 23 l Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. 1 Jn 3, 1-3 l Veremos a Dios tal cual es. Mt 5, 1-12a l Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. MIÉRCOLES, 4 DE NOVIEMBRE Rom 13, 8-10. Amar es cumplir la ley entera l Sal 111. Dichoso el que se apiada y presta l Lc 14, 25-33. El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío. JUEVES, 5 DE NOVIEMBRE Rom 14, 7-12. En la vida y en la muerte somos del Señor l Sal 26. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida l Lc 15, 1-10. Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta. VIERNES, 6 DE NOVIEMBRE Rom 15, 14-21. Ministro de Cristo Jesús para con los gentiles, para que la ofrenda de los gentiles agrade a Dios l Sal 97. El Señor revela a las naciones su victoria l Lc 16, 1-8. Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. SÁBADO, 7 DE NOVIEMBRE Rom 16, 3-9. 16. 22-27. Saludaos unos a otros con el beso ritual l Sal 144. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey l Lc 16, 9-15. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? OBISPADO DE PALENCIA www.diocesispalencia.org medios@diocesispalencia.org Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo A l ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». Mateo 5, 1-12a Alegría compartida en familia A todos nos gusta gloriarnos y enorgullecernos de lo bueno que tiene nuestra familia; y que hablen bien de ese hermano tan inteligente que ha sacado la carrera o ha aprobado las oposiciones con una nota brillante, o de ese otro que ha conseguido una buena colocación y un buen puesto en la sociedad. Nos gusta también que nuestros padres sean puestos como modelos de entrega a la familia y sean reconocidos por todos como unos padres ejemplares; pero sobre todo les gusta a los padres que los demás vean en sus hijos a unos niños o a unos jóvenes inteligentes, trabajadores, buenos y serviciales. L os cristianos estamos celebrando, en el día de Todos los Santos, una fiesta de familia, no la de los lazos de la carne y de la sangre, sino la fiesta de la gran familia de los hijos de Dios. La Iglesia, misterio de comunión por los lazos de la fe, la esperanza y la caridad, se alegra y se enorgullece, como madre que es, cuando contempla y recuerda a sus mejores hijos, los santos, esos hermanos nuestros que ya viven en perfecta comunión con Dios. Nos alegramos con ellos y por ellos: por su fidelidad en el seguimiento del Señor, por su amor y entrega a los hermanos y por su triunfo final. Ellos caminaron por esta vida con las manos limpias, los hombres de manos inocentes y puro corazón. Ellos son los que hicieron un día el mismo camino que nosotros estamos haciendo ahora, y lo hicieron con el estilo nuevo de las bienaventuranzas; por eso les llamamos bienaventurados, dichosos, felices... Nos alegramos y nos felicitamos mutuamente; estamos todos de enhorabuena, porque estos hermanos nuestros nos hacen estar hoy de fiesta. ESTE ES EL GRUPO QUE VIENE A TU PRESENCIA, SEÑOR — Esta es la generación que busca al Señor, que busca tu rostro, Dios de Jacob. ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria. — ¿Quién es ese Rey de la gloria? — El Señor, héroe valeroso, el Señor valeroso en la batalla. ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria. — ¿Quién es ese Rey de la gloria? — El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.