– 1553 – RESOLUCIONES DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO REGISTRO CIVIL HECHOS de nacionalidad ecuatoriana, con domicilio en ese municipio, promovió expediente de declaración con valor de simple presunción de la nacionalidad española de L. A. R. G., nacido el 14 de marzo de 2004 en Soria, hijo de la promotora y de don W. A. R. S., de nacionalidad dominicana. Aportaban como documentos probatorios de la pretensión: certificación literal de nacimiento del menor, certificado negativo del Consulado General del Ecuador y del Consulado General de la Republica Dominicana de la inscripción del menor, volante de empadronamiento, autorización especial mediante la cual don W. A. R. S. otorga poder especial a favor de su esposa doña S. A. G. H. para que pueda gestionar todos los documentos concernientes para realizar la nacionalidad española del menor hijo de ambos, y fotocopia de la tarjeta de residencia de la promotora. El Ministerio Fiscal no se opuso a la concesión de la nacionalidad española. El Juez Encargado del Registro Civil dictó auto con fecha 1 de julio de 2004 declarando con valor de simple presunción la nacionalidad española del menor. Dicho auto fue notificado al Ministerio Fiscal y a la interesada. 1. Mediante comparecencia ante el Registro Civil de Soria el 23 de junio de 2004, doña S. A. G. H., mayor de edad, 2. Con fecha 6 de julio de 2004, los representantes legales del menor L. A. R. G., solicitaron la expedición del docu- RESOLUCIÓN (1.ª) de 3 de enero de 2005, sobre declaración de la nacionalidad española. 1.º Declarada esta nacionalidad en un expediente con valor de simple presunción, es posible reiterar otro expediente con la finalidad de declarar que el interesado no tiene la nacionalidad española, a la vista de hechos nuevos descubiertos posteriormente, porque en el Registro Civil, por exigencias de la concordancia del Registro con la realidad, no juega el principio de autoridad de la cosa juzgada. 2.º A diferencia de las inscripciones, las anotaciones pueden cancelarse en expediente (art. 147 RRC) en que se acredite su inexactitud. En el expediente sobre declaración con valor de simple presunción de la nacionalidad española remitido a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por la Comisaría General de Extranjería y Documentación contra auto del Juez Encargado del Registro Civil de Soria. Boletín núm. 1986–Pág. 167 – 1554 – mento nacional de identidad del mismo, adjuntando certificación en extracto de inscripción de nacimiento especial para DNI, y certificación literal de nacimiento donde constaba el auto dictado por el Encargado del Registro Civil de Soria, declarando la concesión de la nacionalidad española al amparo del artículo 17 1 c) del Código civil. 3. La Comisaría General de Extranjería y Documentación con fecha 16 de julio de 2004, formuló recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado contra el auto dictado por el Encargado del Registro Civil de Soria de 1 de julio de 2004, que declaraba la nacionalidad española con valor de simple presunción del menor L. A. R. G., solicitando que se revocara el mismo, se declarara que el menor no ostentaba la nacionalidad española, y se ordenara la cancelación de la anotación marginal practicada en la inscripción de nacimiento, en base a que la legislación dominicana le otorgaba a este menor dicha nacionalidad, vía iure sanguinis, y no se producía la situación de apátrida, y por tanto no le era de aplicación el contenido del artículo 17 1 c) del Código civil. 4. De la tramitación del recurso se dio traslado al Ministerio fiscal, que se adhirió al mismo. El Juez Encargado del Registro Civil remitió el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 6, 12 y 17 del Código civil; 240 de la Ley Orgánica 6/ 1985, de 1 de julio, del Poder Judicial; 24, 26, 38 y 92 a 96 de la Ley del Registro Civil; 16, 94, 145, 147, 148, 149, 335, 338, 340 y 358 del Reglamento del Registro Civil y las Resoluciones de 2 de junio de 1987, 10 de septiembre de 1988, 21 de septiembre de 1990, 27 de marzo de 1991, 30 de diciembre de Boletín núm. 1986–Pág. 168 1992, 1 de diciembre de 1993, 8 de enero y 8 de marzo de 1994 y 30-3.ª de noviembre de 2004. II. El Juez Encargado del Registro Civil del domicilio de los padres ha declarado, como resultado del oportuno expediente, que es español de origen el nacido en España en 2004 hijo de padre dominicano y de madre ecuatoriana, al amparo del artículo 17 núm. 1.c) del Código civil (cfr. art. 96 núm. 2 LRC y 335 y 338 RRC). Una vez firme el auto, se ha practicado al margen del asiento de nacimiento la anotación oportuna (cfr. art. 340 RRC). III. Posteriormente, el Jefe de la Unidad de Documentación de Españoles de la Comisaría General de Extranjería y Documentación de la Dirección General de la Policía, acerca de cuya legitimación para promover el recurso no es preciso ahora prejuzgar, presentó escrito en la Dirección General de los Registros y del Notariado pidiendo que se acuerde revocar los autos del Encargado del Registro Civil que resolvieron favorablemente los expedientes a que se refiere el fundamento de Derecho anterior y que se ordene la cancelación de las anotaciones marginales que en su virtud de practicaron. IV. En cuanto al fondo del asunto, no hay duda de que no le corresponde a los nacidos la nacionalidad española, porque, de acuerdo con el conocimiento adquirido por este Centro Directivo de la legislación constitucional dominicana, el nacido en el extranjero de padres dominicanos es dominicano iure sanguinis salvo que haya adquirido iure soli una nacionalidad distinta (cfr. art. 11 núm. 3 de la Constitución de la República Dominicana). Por lo tanto, dado el carácter subsidiario de la atribución iure soli de la nacionalidad española y la preferencia para el legislador español del ius sanguinis sobre el iure soli, hay que concluir que los nacidos son dominicanos y que no entra en juego el citado precepto del – 1555 – Código civil, pues no se produce una situación de apatridia originaria que justificaría la atribución de la nacionalidad española. V. Ahora bien, aun siendo esto así, el problema procedimental que se plantea es el del camino adecuado para dejar sin efecto la declaración con valor de simple presunción, ya firme, y la anotación practicada. A estos efectos ha de tenerse en cuenta que la nulidad de actuaciones, una vez que ha recaído resolución definitiva, por la vía del artículo 240 núm. 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial tropieza con el carácter supletorio que en el ámbito del Registro Civil tiene la aplicación de las normas sobre jurisdicción voluntaria (cfr. art. 16 RRC), por lo que ha de examinarse si la aplicación directa de la legislación del Registro Civil permite alcanzar el resultado pretendido. VI. Es un principio básico de la legislación registral civil (cfr. arts. 24 y 26 LRC y 94 RRC) el de procurar lograr la mayor concordancia posible entre el Registro Civil y la realidad extrarregistral. En desarrollo de este principio se ha indicado repetidamente por la doctrina de este Centro Directivo que, mientras subsista ese interés público de concordancia, no juega en el ámbito del Registro Civil el principio de autoridad de cosa juzgada, por lo que es posible reiterar un expediente sobre cuestión ya decidida si las nuevas actuaciones tienen su fundamento en hechos descubiertos posteriormente que no pudieron ser tenidos en cuenta en la resolución anterior (en este caso el contendido del Derecho constitucional dominicano en materia de atribución de su nacionalidad). Por eso ha de ser posible ahora que, de oficio o por iniciativa del Ministerio Fiscal o de cualquier interesado, y con intervención en todo caso del Ministerio Público, se inicie de nuevo expediente para declarar con valor de presunción que a los nacidos no les corresponde la nacionalidad española. VII. Siendo ello así, la declaración negativa recaída en tal expediente ha de tener acceso al Registro Civil para cancelar en su virtud la anotación preventiva practicada. No es obstáculo para ello que, con arreglo al artículo 92 de la Ley del Registro Civil y a salvo las excepciones previstas en los tres artículos siguientes, las «inscripciones» sólo puedan rectificarse por sentencia firme en juicio ordinario, porque en las «anotaciones», en congruencia con su menor eficacia (cfr. arts. 38 LRC y 145 RRC), rige un principio distinto. En efecto, el artículo 147 del Reglamento del Registro Civil establece una regla de aplicación preferente, permitiendo que las anotaciones puedan ser rectificadas y canceladas en virtud de expediente gubernativo en que se acredite la inexactitud, lo cual, conforme se ha razonado es lo que aquí sucede. VIII. Ahora bien, lo que sucede en el presente supuesto es que no cabe dar el sentido y valor de expediente registral a las actuaciones seguidas, a los efectos antes indicados, toda vez que se ha omitido su notificación formal a los interesados o sus representantes legales como exige imperativamente el párrafo primero del artículo 349 del Reglamento del Registro Civil, y cuya omisión no puede ser obviada a los efectos cancelatorios pretendidos dada la relevancia que la normativa procesal, administrativa y registral, y la propia doctrina constitucional, atribuyen a tal vicio del procedimiento. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, 1.º Desestimar el recurso interpuesto contra la calificación, por no ser la vía registral adecuada para sustanciar la pretensión deducida, al haberse omitido la tramitación del expediente registral oportuno. 2.º Ordenar que por parte del Ministerio Fiscal se promueva expediente para declarar con valor de simple presunción Boletín núm. 1986–Pág. 169 – 1556 – que el menor a que se refiere este recurso no tiene la nacionalidad española y que, previa su completa tramitación y en caso de resolución favorable, se cancele la anotación practicada declarando incorrectamente la nacionalidad española del mismo. RESOLUCIÓN (2.ª) de 3 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se deniega su inscripción porque hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Consular de Santo Domingo. HECHOS 1. Con fecha 5 de noviembre de 2003, don A. V. M., nacido el 19 de mayo de 1955 en Bilbao, de nacionalidad española, domiciliado en Bilbao, y doña D. A. A. M., nacida el 25 de enero de 1978 en El Pino, La Vega, (Republica Dominicana), de nacionalidad dominicana, con domicilio en El Pino, solicitaban ante el Registro Civil Consular de Santo Domingo, la inscripción de su matrimonio civil celebrado en La Vega (República Dominicana) el 5 de noviembre de 2003. Acompañaban con la solicitud los siguientes documentos: documentos de identidad de ambos, acta de matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; certificado de nacimiento, de matrimonio con inscripción marginal de divorcio y fe de vida y estado, correspondiente al contrayente; y acta de nacimiento inextensa y declaración jurada de soltería de la contrayente. Boletín núm. 1986–Pág. 170 2. Realizado el trámite de audiencia reservada a la contrayente en el Registro Civil Consular el 4 de febrero de 2004, ésta manifestó: que conoció a su cónyuge en el año 2000, en casa de unos amigos en La Vega, y convivieron un mes antes del matrimonio; que su cónyuge tiene un hijo de otra relación, del que no sabe ni su nombre ni edad; que ella no fuma y su cónyuge sí fuma; que él vive en Bilbao, no sabe la dirección ni el número de teléfono, es electricista y no sabe sus ingresos; que ella no trabaja y su cónyuge le envía dinero; que vino su familia a la boda; que se comunican por teléfono tres veces a la semana; que él llevaba dos años divorciado cuando se caso con ella; que piensa vivir y trabajar en España; que ella tiene dos hermanos y él un hermano; que su madre vive en Bilbao; que su cónyuge ha venido tres veces, en agosto de 2000, diciembre de 2002 y noviembre de 2003. Mediante comparecencia ante el Encargado del Registro Civil de Erandio (Vizcaya) el 11 de marzo de 2004, el contrayente, entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que se conocen desde agosto del año 2000 y desde entonces mantienen relación afectiva; que la conoció en su casa y se la presentó su hermano; que convivieron en sus dos viajes anteriores a la Republica Dominicana, que él tiene un hijo de 19 años; que ella ahora no trabaja y él le envía dinero; que se comunican por teléfono dos o tres veces por semana; que conoce a sus suegros y están separados; que la madre de ella vive en Bilbao desde hace doce años y ella le invitó a su casa en la Republica Dominicana donde conoció a su mujer; que ella tiene dos hermanos y él también tiene dos. El Encargado del Registro Civil de Eradio informó que era extraño que el contrayente conociera desde hace doce años a la madre, y la exactitud y rapidez en las contestaciones. 3. El Encargado del Registro Civil Consular dictó acuerdo con fecha 3 de mayo de 2004, denegando la inscripción – 1557 – del matrimonio solicitado, por existir serias dudas de que ambos contrayentes vayan a convivir como pareja una vez que la ciudadana dominicana se encuentre en España, razones avaladas por las audiencias reservadas efectuadas, lo que daría base para calificar estos hechos como un matrimonio simulado. 4. Notificados los promotores, el interesado interpuso recurso oponiéndose al acuerdo en base a que la resolución era arbitraría y carente de fundamento, y no argumentaba ni justificaba cuales eran las circunstancias reconocidas o acreditadas en las audiencias reservadas que permitían concluir la existencia de una simulación o fraude de ley en el matrimonio contraído por los interesados. 5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado, en base a que la contrayente dominicana desconocía datos relevantes de su esposo, lo informado por el Encargado del Registro Civil de Erandio, la diferencia de edad, y que no se había aportado prueba significativa de la supuesta relación. El Encargado del Registro Civil Consular remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, ratificando la denegación de la inscripción. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65, 73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de 1995, y las Resoluciones, entre otras, de 3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª, 18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª, 24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre; y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004. II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en nuestro Derecho por falta de verdadero consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45 y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de lo posible la existencia aparente de estos matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en su momento la Instrucción de 9 de enero de 1995, dirigida a impedir que algunos extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por medio de un matrimonio simulado con ciudadanos españoles. III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos lleguen a celebrarse dentro del territorio español, recordando la importancia que en el expediente previo a la celebración del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246 RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247 RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se trata de inscribir en el Registro Consular o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la lex loci. El Encargado debe comprobar si concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por «certificación expedida por autoridad o Boletín núm. 1986–Pág. 171 – 1558 – funcionario del país de celebración» (art. 256-3.º RRC), requiere que por medio de la calificación de ese documento y «de las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que no hay dudas «de la realidad del hecho y de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio que, para permitir otras inscripciones sin expediente y en virtud de certificación de un Registro extranjero, establecen los artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento. IV. Esta extensión de las medidas tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan sido celebrados en el extranjero, viene siendo propugnada por la doctrina de este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo denegarse la inscripción cuando existan una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano (cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es nulo por simulación. V. En este caso concreto se trata de inscribir un matrimonio celebrado en Santo Domingo (República Dominicana) el 5 de noviembre de 2003 entre un español y una dominicana y del trámite de audiencia reservada practicada a los contrayentes, resultan como hechos objetivos determinantes la existencia de un desconocimiento de datos entre los contrayentes que, por su carácter básico, obliga a concluir que la celebración del matrimonio ha perseguido finalidad distinta de la propia de esta institución: así, en cuanto a la forma y lugar en que se conocieron, ella manifestó que fue en «La Vega, él estaba con unos amigos», en cambio él contestó a esta pregunta que «la conoció en su casa, se la presentó el hermano de ella en su casa» y ratificó esta respuesta en otra ocasión cuando señaló que su Boletín núm. 1986–Pág. 172 suegra «le invitó a su casa en República Dominicana donde conoció a su mujer». Ignora ella respecto de él: el nombre de su hijo; su dirección y teléfono, pese a que dicen comunicarse por este medio tres veces por semana (lo que no acreditan); los ingresos que tiene (lo que no parece lógico entre personas que han contraído matrimonio); el tiempo que lleva divorciado, dice dos años, cuando en el momento de la audiencia, eran menos de cuatro meses; que tiene dos hermanos, ella dice que es uno y no sabe su nombre. A esto se une, sin ser por sí determinante, su manifestación de querer vivir en España, el hecho de que su madre viva ya en Bilbao y una apreciable diferencia de edad con el contrayente. Como prueba para acreditar su relación se aportan justificantes de envíos de pequeñas cantidades de dinero que no desvirtúan la deducción extraída de los hechos referidos. VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por simulación. Así lo han estimado el Encargado del Registro Civil Consular y el de Erandio, quienes por su inmediación a los hechos pueden más fácilmente apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un expediente posterior, el del artículo 257 del Reglamento del Registro Civil, del cual debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si es que se estima que, además de la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado. – 1559 – RESOLUCIÓN (1.ª) de 4 de enero de 2005, sobre nombre propio. Es apropiado el nombre de fantasía «Marjal», para designar varón. En el expediente de cambio de nombre en inscripción de nacimiento remitido a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por los promotores contra auto de la Juez Encargada del Registro Civil de Sagunto (Valencia). HECHOS 1. Por escrito presentado ante el Registro Civil de Sagunto con fecha 30 de enero de 2004, don O. B. E. y doña M. C. C. H., mayores de edad y con domicilio en esa localidad, solicitaban para su hijo menor E. B. C., el cambio de su nombre propio por Marjal, por ser con él que querían inscribir a su hijo y se les negó, y por ser el nombre con el que le llaman familiares y amigos y por él que se reconoce el mismo. Acompañan la certificación de la inscripción de nacimiento del interesado. 2. Ratificados los promotores, la Juez Encargada dictó auto con fecha 20 de febrero de 2004, acordando que no había lugar a lo pretendido por los solicitantes, ya que no constaba el nombre elegido de Marjal ni entre los admitidos por la Dirección General de los Registros y del Notariado, ni entre los rechazados, y no había quedado acreditado la existencia ni el uso de Marjal como nombre para identificar personas. 3. Notificados los promotores, la interesada interpuso recurso solicitando se reconsiderase su petición. El Ministerio Fiscal interesó la confirmación de la resolución de referencia por sus fundamentos y por entenderla ajustada a derecho. La Juez Encargada del Registro Civil dictó auto con fecha 17 de mayo de 2004, denegando la inscripción del nombre Marjal, por lo expuesto en su auto de 20 de febrero de 2004 y dado que no había alcanzado el término Marjal sustantividad como nombre propio para designar a las personas. 4. Notificado el Ministerio Fiscal y los promotores, éstos interpusieron recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, solicitando que se revocase el auto recurrido y se admita el vocablo Marjal como nombre propio de varón. 5. En la tramitación del recurso el Ministerio Fiscal se opuso a la estimación del mismo. La Juez Encargada del Registro Civil confirmó el Auto recurrido y remitió el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 54, 59, 60 y 62 de la Ley del Registro Civil; 192, 209, 210, 217, 218 y 365 del Reglamento del Registro Civil, y las Resoluciones, entre otras, de 15-1.ª de enero de 2001; 23-1.ª de febrero de 2002; 29-2.ª de mayo, 251.ª de junio y 26-2.ª de junio de 2003; y 25-3.ª de mayo de 2004. II. El Encargado del Registro Civil del domicilio tiene facultades para autorizar en expediente el cambio del nombre propio inscrito por el usado habitualmente (art. 209-4.º y 365 RRC), siempre que exista justa causa en la pretensión y que no haya perjuicio de tercero (art. 210 RRC) y siempre que, además, el nombre solicitado no infrinja las normas que regulan su imposición (cfr. art. 54 LRC y 192 RRC), porque, como es obvio, no ha de poder lograrse, por la vía indirecta de un expediente posterior, un nombre propio que ya inicialmente debería ser rechazado. III. En el caso presente no se justifica la habitualidad en el uso del nombre Boletín núm. 1986–Pág. 173 – 1560 – pretendido, de modo que la competencia para aprobar el expediente excede de la atribuida al Encargado y corresponde por el contrario a la competencia general del Ministerio de Justicia (cfr. art. 57 LRC y 205 RRC) y hoy, por delegación, a esta Dirección General. margen del asiento de nacimiento y siempre que así se solicite en el plazo de ciento ochenta días desde la notificación, conforme a lo que dispone el artículo 218 del Reglamento del Registro Civil. IV. Conviene examinar la cuestión acerca de si el cambio intentado pudiera ser acogido por esta otra vía. Se ha seguido la necesaria fase de instrucción del expediente de la competencia del Ministerio ante el Registro Civil del domicilio (cfr. art. 365 RRC) y razones de economía procesal aconsejan ese examen (cfr. art. 354 RRC), ya que sería superfluo y desproporcionado con la causa exigir la reiteración formal de otro expediente dirigido al mismo fin práctico. RESOLUCIÓN (2.ª) de 4 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. V. La cuestión apuntada merece una respuesta afirmativa. El cambio intentado no perjudica a tercero y hay para él una justa causa, con lo que se cumplen los requisitos específicos exigidos para la modificación (cfr. art. 206, III, RRC). El nombre de «Marjal», elegido por los padres, es un vocablo de fantasía apropiado por su terminación y eufonía para designar a varón y no puede considerarse afectado por las limitaciones señaladas por la ley (cfr. art. 54 LRC). Hay además que tener en cuenta que, en materia de nombres, el principio general es el de libertad de los padres para atribuirlos a sus hijos, por lo que las limitaciones deben ser interpretadas restrictivamente (Cfr. circular de 2 de julio de 1980). Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria: 1.º Estimar el recurso y revocar el auto apelado. 2.º Autorizar, por delegación del Sr. Ministro de Justicia (ORDEN JUS/1825/ 2003, de 26 de junio), el cambio del nombre inscrito «Enric» por «Marjal», no debiendo producir esta autorización efectos legales mientras no se inscriba al Boletín núm. 1986–Pág. 174 Se inscribe porque no hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra acuerdo del Encargado del Registro Civil Central. HECHOS 1. Con fecha 22 de abril de 2002, doña R. R. G., nacida en Bayahonda-Tamayo (República Dominicana) el 12 de marzo de 1964, de nacionalidad española adquirida por residencia en 1999 y domiciliada en Madrid, solicitaba ante el Registro Civil Central la inscripción de su matrimonio civil celebrado en Azua (República Dominicana) el 12 de enero de 2002 con don E. R. C. M., nacido en Azua (República Dominicana) el 10 de noviembre de 1980, de nacionalidad dominicana y domiciliado en la República Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: acta de matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; DNI e inscripción de nacimiento de la contrayente. 2. Ratificada la interesada en el Registro Civil de Alcobendas y realizado el trámite de audiencia reservada a cada uno de los contrayentes, la practicada al contrayente en el Registro Civil Consular de Santo Domingo el 15 de enero de 2003, dio el siguiente resultado: que él tiene 22 años y su esposa 38 años; que a – 1561 – la boda vino la hermana de la contrayente y familia de él; que se conocen desde diciembre del 2001 y mantienen relación afectiva desde el 2002; que se conocieron por medio de una hermana en las fiestas patronales y han convivido todos los años, durante dos meses, en casa de la esposa en Azua; que su esposa ha venido dos veces desde que mantienen relación sentimental, en diciembre de 2001 y 2002; que su esposa vive en la Moraleja, en la casa donde trabaja; que él trabaja de soldador y su esposa en ocasiones le manda dinero; que piensa residir en España; que se comunican por teléfono tres veces a la semana; que conoce a sus suegros; que su esposa tiene una hija de diez años; que él tiene un amigo residiendo en España; que su esposa tiene dos hermanos y él tres; que se ratifica en la solicitud de la transcripción del matrimonio. El Encargado del Registro Civil Consular informó que no quedaba claro que no se trataba de un matrimonio por negocio. Mediante comparecencia ante el Encargado del Registro Civil de Alcobendas el 23 de abril de 2003, doña R. R. G., entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que ambos contrayentes eran solteros cuando contrajeron matrimonio; que ella tiene una hija de otra relación; que lleva residiendo en España desde hace casi ocho años y viaja a su país una vez al año; que se conocieron en una fiesta hace dos años y han convivido durante dos meses; que decidió casarse por estar enamorada; que conoce a los tres hermanos de su esposo. 3. El Encargado del Registro Civil Central dictó acuerdo con fecha 17 de julio de 2003, denegando la inscripción del matrimonio solicitado, fundamentando su resolución en el hecho de que en éste caso al tratarse de un matrimonio celebrado en el extranjero por ciudadano español, adquiere gran importancia la audiencia personal reservada realizada a los contrayentes, y, de ese trámite, resultó que la esposa nació en 1964 y tiene una hija, de otra relación, sin haber contraído matrimonio. El esposo nació en Azua (Republica Dominicana) en 1980, no había venido nunca a España y no tiene hijos de anteriores relaciones ni con su esposa. Ante estos hechos concretos, cabe deducir la falta de consentimiento valido para la celebración del matrimonio, encontrándonos ante el fenómeno tan frecuentemente denunciado, de un negocio jurídico simulado con fines migratorios. 4. Notificado el Ministerio Fiscal y la solicitante, ésta interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado solicitando que se revocara la resolución por la que se denegaba la inscripción del matrimonio. Adjuntó declaración jurada de testigos de su matrimonio. 5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado. El Encargado del Registro Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, informando que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73, Boletín núm. 1986–Pág. 175 – 1562 – 74 del Código civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero de 1995, y las Resoluciones, entre otras, de 5-1.ª y 24-1.ª de marzo; y 3-1.ª, 5-2.ª, 14-2.ª de abril; 28-1.ª a 4.ª, 29-1.ª y 2.ª y 31-1.ª y 2.ª de mayo; y 8-3.ª, 11-3.ª y 126.ª y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio; 1, 2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004. II. No sólo en el expediente previo para el matrimonio civil, a través del trámite de la audiencia personal, reservada y por separado de cada contrayente (art. 246 RRC), sino también cuando se intenta inscribir en el Registro Civil español un matrimonio ya celebrado en el extranjero mediante la certificación expedida por autoridad o funcionario del país de celebración (art. 256-3.º RRC), es deber del Encargado cerciorarse de la inexistencia de impedimentos u otros obstáculos que provoquen la nulidad del matrimonio. Especialmente para evitar la inscripción de los llamados matrimonios de complacencia en los que el verdadero propósito de las partes no es ligarse con el vínculo matrimonial, sino aprovecharse de las ventajas de la apariencia matrimonial para facilitar la situación del extranjero en relación con los requisitos de entrada y permanencia en España, el Encargado debe calificar, a través de las declaraciones complementarias oportunas que integran el título inscribible (cfr. art. 256 RRC), si ha habido verdadero consentimiento matrimonial en la celebración o si, por el contrario, se trata de un matrimonio simulado, nulo por la ausencia de dicho consentimiento matrimonial. III. Ahora bien, las dificultades prácticas de la prueba de la simulación son sobradamente conocidas. No existiendo normalmente pruebas directas de ésta, es casi siempre necesario acudir a la prueba de presunciones, es decir, deducir de un hecho o de unos hechos demostrados, Boletín núm. 1986–Pág. 176 mediante un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano, la ausencia de consentimiento que se trata de probar (cfr. art. 386 LEC). IV. En el caso actual esas declaraciones complementarias no son lo suficientemente clarificadoras para deducir de ellas, sin sombra de duda, la existencia de la simulación. Examinadas éstas, se aprecia que existe entre los contrayentes un grado de recíproco conocimiento que puede considerarse suficiente. Así se desprende de las respuestas dadas, en las que no se aprecian contradicciones sobre datos que pudieran considerarse de importancia a los efectos de poder deducir una utilización fraudulenta de la institución matrimonial. Es cierto que existe una apreciable diferencia de edad entre ellos, pero por sí sola no puede considerarse como hecho del que deducir un consentimiento matrimonial no válido. V. Si se tiene en cuenta la presunción general de buena fe y que el ius nubendi, como derecho fundamental de la persona, no debe ser coartado, postergado o denegado más que cuando exista una certeza racional absoluta del obstáculo legal que vicie de nulidad al matrimonio pretendido, ha de ser preferible, aun en caso de duda, no poner trabas a la celebración o a la inscripción del enlace. Como expresó en un supuesto similar la Resolución de 9-2.ª de octubre de 1993, «ante la opción de autorizar (aquí inscribir) un matrimonio que eventualmente sea declarado nulo o de coartar el ius connubii, este Centro Directivo ha de elegir la primera alternativa». «Siempre quedará a salvo la posibilidad de que el Ministerio Fiscal inste judicialmente la nulidad del matrimonio (cfr. art. 74 Cc) en un juicio declarativo ordinario en el que con toda amplitud podrán enjuiciarse las circunstancias del caso concreto». Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, – 1563 – 1.º Estimar el recurso y revocar el acuerdo apelado. 2.º Ordenar que se inscriba en el Registro Civil Central el matrimonio celebrado el 12 de enero de 2002 en Azua de Compostela (República Dominicana) entre don E. R. C. M. y doña R. R. G. RESOLUCIÓN (1.ª) de 5 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se deniega su inscripción porque hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra acuerdo del Encargado del Registro Civil Central. HECHOS 1. Con fecha 12 de diciembre de 2002, doña M. P. P., nacida en Santo Domingo (República Dominicana) el 20 de diciembre de 1965, de nacionalidad española adquirida por residencia en 1999 y domiciliada en Madrid, solicitaba ante el Registro Civil Central la inscripción de su matrimonio civil celebrado en Santo Domingo (República Dominicana) el 4 de septiembre de 2002 con don A. R. F., nacido en Santo Domingo (República Dominicana) el 4 de agosto de 1979, de nacionalidad dominicana y domiciliado en la República Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: documentos de identidad de ambos, acta de matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; inscripción de nacimiento de ella y acta de nacimiento de él. 2. Realizado el trámite de audiencia reservada a cada uno de los contrayentes, la practicada a la recurrente en el Regis- tro Civil Central el 8 de mayo de 2003, dio el siguiente resultado: que cuando se casó su estado civil era de soltera; que no había impedimento para celebrar el matrimonio y se casó libremente; que no había contraído matrimonio anteriormente; que lleva viviendo en España desde el año 1992 y ha viajado a su país todos los años, habiendo realizado el último en agosto de 2002, y no recuerda los anteriores; que conoce a su esposo desde hace cuatro años, manteniendo relaciones sentimentales desde hace tres años; que su esposo nunca ha viajado a España, pero tiene intención de hacerlo una vez se inscriba el matrimonio; que él es policía en la República Dominicana; que ella tiene un hijo nacido en 1988; que acudieron a la boda los hermanos de la declarante y el padre de su marido, del cual no sabe el nombre, pero si el apodo, y la hermana de su marido; que durante su relación se han comunicado por carta y por medio del teléfono de otros vecinos, ya que su esposo no tiene teléfono. Se incluye en el expediente el pasaporte español de la contrayente. Mediante comparecencia ante el Encargado del Registro Civil Consular de Santo Domingo el 24 de junio de 2003, don A. R. F., entre otras, hizo las siguientes manifestaciones: que se conocen de toda la vida y mantienen relación sentimental desde hace cuatro años; que no convivieron antes del matrimonio; que ella tiene una hija de 14 años; que ella vive en Madrid y no sabe su número de teléfono, y trabaja en una casa y no sabe sus ingresos; que a la boda vinieron las hermanas de ella y su padre y hermanos; que conoce a sus suegros; que se comunican por teléfono dos veces por semana; que piensan establecer su residencia en España, porque ella vive allá y allí piensa estudiar; que hubiera preferido haber solicitado, previamente a su matrimonio, un visado de turista porque su madre y hermana viven allá; que él tiene siete hermanos y su cónyuge, dos, y no sabe sus nombres; que su madre y hermana residen en MaBoletín núm. 1986–Pág. 177 – 1564 – drid; que su cónyuge ha venido a este país cuatro veces desde que mantienen relación sentimental, la última fue en agosto de 2002. El Encargado del Registro Civil Consular informó que durante la entrevista el compareciente dio la impresión de que su deseo de residir en España es mas bien porque se encuentra allí su madre y su hermana, más que convivir con su esposa. Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, informando que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada. 3. El Encargado del Registro Civil Central dictó acuerdo con fecha 29 de octubre de 2003, denegando la inscripción del matrimonio solicitado, fundamentando su resolución en el hecho de que en éste caso al tratarse de un matrimonio celebrado en el extranjero por ciudadano español, adquiere gran importancia la audiencia personal reservada realizada a los contrayentes, y, de ese trámite, resultó que la esposa nació en 1965 y tiene una hija nacida en Santo Domingo en 1988; en 1992 vino a España y solo ha vuelto a su país en vacaciones. El esposo nació en Santo Domingo en 1979 y no había venido nunca a España; dice que se relaciona con su esposa por teléfono si bien no sabe su número de teléfono ni las aficiones; manifiesta que su madre y hermana viven en España y la actividad que piensa realizar cuando venga es estudiar. Ante estos hechos concretos, cabe deducir la falta de consentimiento valido para la celebración del matrimonio, encontrándonos ante el fenómeno tan frecuentemente denunciado, de un negocio jurídico simulado con fines migratorios. I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65, 73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de 1995, y las Resoluciones, entre otras, de 3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª, 18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª, 24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre; y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004. 4. Notificado el Ministerio Fiscal y la solicitante, ésta interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, solicitando que se revocara la resolución por la que se denegaba la inscripción del matrimonio, y se procediera a la inscripción del mismo. 5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado. El Encargado del Registro Boletín núm. 1986–Pág. 178 FUNDAMENTOS DE DERECHO II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en nuestro Derecho por falta de verdadero consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45 y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de lo posible la existencia aparente de estos matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en su momento la Instrucción de 9 de enero de 1995, dirigida a impedir que algunos extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por – 1565 – medio de un matrimonio simulado con ciudadanos españoles. III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos lleguen a celebrarse dentro del territorio español, recordando la importancia que en el expediente previo a la celebración del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246 RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247 RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se trata de inscribir en el Registro Consular o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la lex loci. El Encargado debe comprobar si concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por «certificación expedida por autoridad o funcionario del país de celebración» (art. 256-3.º RRC), requiere que por medio de la calificación de ese documento y «de las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que no hay dudas «de la realidad del hecho y de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio que, para permitir otras inscripciones sin expediente y en virtud de certificación de un Registro extranjero, establecen los artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento. IV. Esta extensión de las medidas tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan sido celebrados en el extranjero, viene siendo propugnada por la doctrina de este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo denegarse la inscripción cuando existan una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano (cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es nulo por simulación. V. En este caso concreto se trata de inscribir un matrimonio celebrado en Santo Domingo (República Dominicana) el 4 de septiembre de 2002 entre un dominicano y una española por residencia, dominicana de origen, y del trámite de audiencia reservada practicada a los contrayentes, resultan como hechos objetivos determinantes la existencia de un desconocimiento de datos entre los contrayentes e importantes contradicciones que obligan a concluir que se ha utilizado el matrimonio con finalidad distinta de la propia de esta institución: Así, en cuanto al tiempo desde que se conocen, ella manifestó que hacía unos cuatro años manteniendo relaciones sentimentales desde hacía tres. En cambio él contestó a esta pregunta que se conocían de toda la vida, porque vivían cerca y que mantenían relaciones sentimentales desde hacía cuatro años. En cualquier caso no hay constancia de esta relación, porque no aportan prueba alguna que la acredite. A pesar de ese tiempo desde que se conocen ella no sabe el nombre del padre de él, solo el sobrenombre por el que es conocido. Él, respecto de ella, confunde el día de su nacimiento, que no fue el uno, sino el quince de diciembre e ignora sus aficiones, el número de teléfono, pese a que dicen comunicarse por este medio dos veces por semana (lo que tampoco acreditan); también los ingresos que tiene (lo que no parece lógico entre personas que han contraído matrimonio); y el nombre de sus hermanos. A esto se une, sin ser por sí determinante, su manifestación de querer vivir en España, el hecho de que su madre y su hermana viven ya aquí y la diferencia de edad con el contrayente. Boletín núm. 1986–Pág. 179 – 1566 – VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por simulación. Así lo han estimado el Encargado del Registro Civil Consular y el del Central, quienes por su inmediación a los hechos pueden más fácilmente apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un expediente posterior, el del artículo 257 del Reglamento del Registro Civil, del cual debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si es que se estima que, además de la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado. RESOLUCIÓN (2.ª) de 5 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se deniega su inscripción porque hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Consular de Lima (Perú). HECHOS 1. Con fecha 8 de agosto de 2003, don M. L. V., nacido el 30 de septiembre de 1944 en Madrid, de nacionalidad española, domiciliado en Madrid, y doña Boletín núm. 1986–Pág. 180 M. R. S. P., nacida el 15 de febrero de 1967 en Lima (Perú), de nacionalidad peruana, con domicilio en Lima, solicitaban ante el Registro Civil Consular de Lima, la inscripción de su matrimonio civil celebrado en Lima (Perú) el 22 de julio de 2003. Acompañaban con la solicitud los siguientes documentos: documentos de identidad de ambos y certificado de matrimonio; certificado de nacimiento y fe de vida y estado del contrayente; y certificación de nacimiento, declaración jurada de soltería y constancia de no inscripción de matrimonio de la contrayente. 2. Realizado el trámite de audiencia reservada a la contrayente en el Registro Civil Consular el 13 de agosto de 2003, ésta manifestó: que se conocieron hace dos años, en una plaza en Lavapies, y han vivido seis meses juntos; que ella tiene tres hijos y su pareja les conoce; que él es la primera vez que viene a Perú y ella ha estado en España dos años, ya que fue con un visado de turista y se quedó trabajando ilegalmente; que en Perú vive con sus tres hijos, su madre, hermana y una sobrina, y su pareja está hospedado con ella; que ella cuida a tres niños, él ha sido montador de ascensores y ahora está jubilado; que ambos tienen medios económicos suficientes para vivir; que sabe los nombres de los padres de su marido que han fallecido; que ella vive con su madre y a su padre no le ve desde hace muchos años; que con el padre de sus hijos tuvo una relación muy corta, el se fue a México hace ocho años y se olvidó de ellos; que su marido tiene una hermana y no la conoce y ella una hermana que él conoce ya que vive con ella; que ella no le ha sufragado los gastos del viaje de él, ya que han compartido los gastos porque él gana poco; que decidieron casarse hace dos o tres meses. En la mima fecha se realizo la entrevista reservada con el contrayente, que hizo, entre otras, las siguientes manifestaciones: que no recuerda el primer apellido ni el año de nacimiento de su – 1567 – esposa, aunque sabe que tiene 36 años; que se conocieron aproximadamente hace seis meses, en la plaza cerca de su casa y empezaron a frecuentarse, ella llevaba en la zona aproximadamente seis meses; que no han convivido juntos; que no sabe si ella ha estado casada con anterioridad; que no sabe el tiempo que llevaba ella en España; que ella vive en Perú con su madre y otras personas, que cree que son familia pero no han sido presentados; que cree que su pareja nació en Lima; que conoce a la madre de su pareja y el padre no sabe si vive o no; que ella tiene tres hijos y no sabe los nombres, ya que tienen nombres raros; que él se ha casado para que ella pueda residir de forma legal en España, porque de otra manera no puede arreglar sus papeles; que ella le ha ayudado en los gastos del viaje, que parece que ella tiene algunos parientes en España pero no lo sabe exactamente. 3. El Ministerio Fiscal informó que las entrevistas realizadas a los contrayentes contienen una serie de discrepancias que hacen dudar, que haya un verdadero consentimiento matrimonial, lo que permite sostener que se trataría de un matrimonio simulado destinado a permitir el ingreso en España de una ciudadana extranjera, mediante un matrimonio simulado con un ciudadano español, basándose esta apreciación en que el contrayente manifestó que se había casado para que ella pudiera residir en forma legal en España para poder regularizar su situación. También existían una serie de contradicciones que evidencian escaso conocimiento de circunstancias fundamentales de cada uno de los contrayentes que confirman que se trataría de un matrimonio simulado. El Encargado del Registro Civil Consular dictó auto con fecha 30 de septiembre de 2003, declarando la improcedencia de la inscripción del matrimonio, en razón a no haber verdadero consentimiento matrimonial, siendo nulo el matrimonio por tratarse de un acto simulado. 4. Notificado el ministerio Fiscal y los promotores, el interesado interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado solicitando que se revocara la resolución y se inscribiera el matrimonio, alegando que su esposa estaba embarazada de cuatro meses. 5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado, en base a lo expuesto en su anterior informe. El Encargado del Registro Civil Consular remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, considerando que el matrimonio celebrado entre los promotores era nulo de pleno derecho. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65, 73 y 74 del Código civil; 23 y 73 de la Ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de 1995, y las Resoluciones, entre otras, de 3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª, 18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª de mayo; 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 172.ª de junio; 5-2.ª y 6-1.ª de julio; 21-2.ª, 24-3.ª, 29-1.ª y 2.ª y 30-1.ª de septiembre; y 4-3.ª y 5-1.ª de octubre de 2004. II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en Boletín núm. 1986–Pág. 181 – 1568 – nuestro Derecho por falta de verdadero consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45 y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de lo posible la existencia aparente de estos matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en su momento la Instrucción de 9 de enero de 1995, dirigida a impedir que algunos extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por medio de un matrimonio simulado con ciudadanos españoles. III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos lleguen a celebrarse dentro del territorio español, recordando la importancia que en el expediente previo a la celebración del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246 RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247 RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se trata de inscribir en el Registro Consular o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la lex loci. El Encargado debe comprobar si concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por «certificación expedida por autoridad o funcionario del país de celebración» (art. 256-3.º RRC), requiere que por medio de la calificación de ese documento y «de las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que no hay dudas «de la realidad del hecho y de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio que, para permitir otras inscripciones sin expediente y en virtud de certificación de un Registro extranjero, establecen los artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento. Boletín núm. 1986–Pág. 182 IV. Esta extensión de las medidas tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan sido celebrados en el extranjero, viene siendo propugnada por la doctrina de este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1995, debiendo denegarse la inscripción cuando existan una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios interesados y por las demás pruebas presentadas, de las que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano (cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es nulo por simulación. V. En este caso concreto se trata de inscribir un matrimonio celebrado en Lima el 22 de julio de 2003 entre un español y una peruana y del trámite de audiencia reservada practicada a los contrayentes, resultan una serie de hechos objetivos determinantes para concluir que se ha utilizado este matrimonio con finalidad distinta de la propia de esta institución. Basta un relato sucinto de las respuestas dadas por los contrayentes para llegar a dicha conclusión: él no recuerda el primer apellido de ella; hacía dos años que se conocían, según ella, seis meses, según él; han vivido juntos seis meses según ella, nunca según él. Ignora si ella ha estado casada con anterioridad; no contesta con seguridad sobre el lugar de nacimiento de ella; desconoce el tiempo desde que ella reside en España. Ella facilita el número de teléfono de él, dice que viven juntos, él contesta que no tiene teléfono, que viven en el mismo edificio, pero en puertas contiguas y que cree que ella tiene teléfono pero no lo sabe. Ambos desconocen el nombre de los hermanos del otro. Cuando a él se le pregunta que da la sensación que se casa para que ella pueda residir legalmente en España, contesta que «es cierto, porque de otra manera no puede arreglar sus papeles», incluso, ambos reconocen que ella le ha ayudado económicamente a los gastos del viaje para contraer matrimonio. En el – 1569 – recurso se alega que la respuesta sobre la utilización del matrimonio para regularizar su estancia en España fue dada negligentemente por hacer a ella un favor. Por último, en el recurso se informa del embarazo de ella, pero esta circunstancia no desvirtúa la realidad de un matrimonio celebrado fraudulentamente. VI. De estos hechos, es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por simulación. Así lo ha estimado el Encargado del Registro Civil Consular, el cual por su inmediación a los hechos es quien puede más fácilmente apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un expediente posterior, el del artículo 257 del Reglamento del Registro Civil, del cual debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si es que se estima que, además de la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso y confirmar el auto apelado. RESOLUCIÓN (1.ª) de 7 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se deniega su inscripción porque hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitido a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra Acuerdo del Encargado del Registro Civil Central. HECHOS 1. Don R. A. P. D., nacido en Luyano (La Habana), el 5 de noviembre de 1966, soltero, de nacionalidad cubana y con domicilio en Miramar (La Habana) y doña M. C. de S. D., nacida en Madrid, el 21 de diciembre de 1949, soltera, de nacionalidad española y con domicilio en Madrid, solicitaba al Registro Civil Central inscribir su matrimonio civil contraído en Playa-Ciudad de La Habana (Cuba), el día 26 de agosto de 2003. Acompañaban los siguientes documentos: certificación de matrimonio expedida por la República de Cuba, certificación literal de nacimiento y fotocopia del DNI, contrato de arrendamiento y escritura notarial de la contrayente y fotocopia del carné de identidad del contrayente. 2. Realizado el trámite de audiencia reservada, la practicada a la interesada en el Registro Civil Central, el 15 de diciembre de 2003 y al contrayente en el Registro Consular de La Habana el 30 de marzo de 2004, dio el siguiente resultado: ella manifiesta que vive en Madrid con su madre, que tiene una empresa de espectáculos, que su marido ha cumplido 38 años, que cuando contrajo matrimonio era soltera y sin hijos al igual que su marido, que conoció a su esposo en noviembre de 2002 en casa de unos amigos en Cuba, que ha estado en Cuba en el último año cinco veces, que su marido es hijo de diplomáticos y es cocinero y está estudiando en una escuela de hostelería y trabaja en prácticas y no tiene sueldo, que antes y durante el matrimonio han estado juntos cuando ella ha viajado a Cuba y que contrajo matrimonio por poderes el 26 de agosto de 2003. Él manifiesta que tiene 37 años y es soltero, que está estudiando hostelería y turismo, que su esposa tiene 53 años, trabaja como productora musical y es copropietaria de la empresa en la que trabaja desde hace 15 años, que se conocieron Boletín núm. 1986–Pág. 183 – 1570 – en febrero de 2003 en casa de unos amigos en común y se vieron por una semana, que ella volvió en el mes de mayo por 13 ó 14 días, que posteriormente volvió pero no recuerda en que mes y que finalmente fue a Cuba en febrero de 2004 por diez días, que piensa viajar a España y que han contraído matrimonio por poder y manifiesta que su abuela materna es de origen español y una de las hermanas de su madre vive en España actualmente. 3. El Juez Encargado del Registro Civil Central, dictó Acuerdo con fecha 14 de julio de 2004, denegando la inscripción de matrimonio solicitada, alegaba como razonamientos jurídicos, que la competencia para resolver corresponde a tenor de los arts. 68, 342 y 343 del Reglamento del Registro Civil a ese Registro Civil Central, y que el artículo 23 de la Ley del Registro Civil, establece en su apartado segundo que las inscripciones deben practicarse, siempre que no haya duda de la realidad del hecho inscrito y de su legalidad conforme a la ley española, y que las manifestaciones formulada en la audiencia reservada por el esposo ha de considerarse elementos objetivos suficientes de los que razonablemente cabe deducir la falta de consentimiento válido para la celebración del matrimonio, encontrándose ante el fenómeno de un negocio jurídico simulado con fines migratorios. 4. Notificado el Ministerio Fiscal y la interesada, ésta interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado manifestando que ella en sus declaraciones manifestó que el matrimonio era por poder, que no conocía la fecha de nacimiento de su esposo pero si su edad, que ella ha viajado cinco veces a Cuba pero su esposo no la conoció hasta el tercer viaje y que su matrimonio no es «negocio jurídico simulado» ya que su actitud y disposición, muestran claramente el interés de una esposa en reunirse con su marido y que ella ha seguido en contacto con su esposo mediante llamaBoletín núm. 1986–Pág. 184 das telefónicas realizadas en los últimos meses. Acompaña fotocopia de la acreditación de las llamadas telefónicas. 5. Notificado el recurso al Ministerio Fiscal, éste confirma el auto por sus fundamentos. El Juez Encargado del Registro Civil Central informa que no han sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que se dicto en la resolución, por lo que confirma la misma y remite el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 49, 56, 65 y 73 del Código civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la Ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de enero de 1995 y las Resoluciones de 1-1.ª y 2.ª, 10-2.ª, 16-1.ª y 2.ª de diciembre de 2003; y 13-2.ª y 3.ª, 15-1.ª y 4.ª de enero; 3-2.ª y 3.ª, 12-1.ª y 2.ª de febrero; 4-1.ª, 18-1.ª y 29-1.ª de marzo; 2-2.ª y 5-1.ª de abril; 22-1.ª y 2.ª, 24-1.ª, 28-5.ª y 31-3.ª de mayo; y 8-2.ª, 11-2.ª, 14-1.ª y 2.ª y 17-2.ª de junio de 2004. II. El llamado matrimonio de complacencia es indudablemente nulo en nuestro Derecho por falta de verdadero consentimiento matrimonial (cfr. arts. 45 y 73-1.º Cc). Para evitar en la medida de lo posible la existencia aparente de estos – 1571 – matrimonios y su inscripción en el Registro Civil, esta Dirección General dictó en su momento la Instrucción de 9 de enero de 1995, dirigida a impedir que algunos extranjeros obtengan la entrada en España o regularicen su estancia en ella por medio de un matrimonio simulado con ciudadanos españoles. III. La Instrucción citada trata de evitar que esos matrimonios fraudulentos lleguen a celebrarse dentro del territorio español, recordando la importancia que en el expediente previo a la celebración del matrimonio tiene el trámite de la audiencia personal, reservada y por separado, de cada contrayente (cfr. art. 246 RRC), como medio para apreciar cualquier obstáculo o impedimento para el enlace (cfr. arts. 56, I, Cc y 245 y 247 RRC), entre ellos, la ausencia de consentimiento matrimonial. Pues bien, análogas medidas deben adoptarse cuando se trata de inscribir en el Registro Consular o en el Central un matrimonio ya celebrado en la forma extranjera permitida por la lex loci. El Encargado debe comprobar si concurren los requisitos legales –sin excepción alguna– para la celebración del matrimonio (cfr. art. 65 Cc) y esta comprobación, si el matrimonio consta por «certificación expedida por autoridad o funcionario del país de celebración» (art. 256-3.º RRC), requiere que por medio de la calificación de ese documento y «de las declaraciones complementarias oportunas» se llegue a la convicción de que no hay dudas «de la realidad del hecho y de su legalidad conforme a la ley española». Así lo señala el artículo 256 del Reglamento, siguiendo el mismo criterio que, para permitir otras inscripciones sin expediente y en virtud de certificación de un Registro extranjero, establecen los artículos 23, II, de la Ley y 85 de su Reglamento. IV. Esta extensión de las medidas tendentes a evitar la inscripción de matrimonios simulados, por más que hayan sido celebrados en el extranjero, viene siendo propugnada por la doctrina de este Centro Directivo a partir de la Resolución de 30 de mayo de 1.995, debiendo denegarse la inscripción cuando existan una serie de hechos objetivos, comprobados por las declaraciones de los propios interesados y por las demás pruebas presentadas, de los que sea razonable deducir según las reglas del criterio humano (cfr. art. 386 LEC) que el matrimonio es nulo por simulación. V. En este caso concreto se trata de inscribir un matrimonio celebrado en Cuba el 26 de agosto de 2003 entre una española y un cubano y en él hay los siguientes hechos objetivos comprobados: existen diversas contradicciones en cuanto al momento del inicio de la relación entre ambos ya que él dice que se conocieron en febrero de 2003 y ella, en noviembre de 2002; él equivoca la fecha de nacimiento de ella, ya que afirma que nació el 28 de diciembre cuando lo hizo el 21; él afirma que ella ha viajado tres veces a Cuba, cuando ella dice que, en el último año, ha estado cinco veces. A lo anterior se ha de añadir que no se ha aportado ninguna prueba de la existencia de relaciones epistolares o telefónicas ni antes ni después del matrimonio. VI. De estos hechos comprobados es una deducción razonable y en modo alguno arbitraria entender que el matrimonio es nulo por simulación. Así lo han estimado los Encargados de los Registros Consular y Central, los cuales por su inmediación a los hechos son quienes más fácilmente puede apreciarlos y formar su convicción respecto de ellos. Esta conclusión, obtenida en momentos cronológicamente más próximos a la celebración del matrimonio, no quedaría desvirtuada por un expediente posterior, el del artículo 257 del Reglamento del Registro Civil, del cual debe prescindirse por razones de economía procesal (cfr. art. 354 RRC), si es que se estima que, además de la vía judicial, quedara abierto este camino ante la denegación adoptada en la Boletín núm. 1986–Pág. 185 – 1572 – calificación efectuada por la vía del artículo 256 del Reglamento. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria, desestimar el recurso, dejando a salvo la vía judicial ordinaria. RESOLUCIÓN (2.ª) de 7 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se inscribe porque no hay datos objetivos bastantes para deducir la ausencia de consentimiento matrimonial. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitido a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por los interesados contra auto del Encargado del Registro Civil Consular de Moscú HECHOS 1. Con fecha 22 de junio de 2004, don F. I. L., nacido en Burgos, el 9 de octubre de 1966, soltero, de nacionalidad española y con domicilio en Burgos y doña V. V., nacida en San Petersburgo, el 12 de mayo de 1977, soltera, de nacionalidad rusa y con domicilio en San Petersburgo, comparecieron en el Registro Consular y manifiestan que han contraído matrimonio civil en San Petersburgo, el 18 de junio de 2004, solicitando su inscripción en el Registro Civil español. Acompañaban los siguientes documentos: cuestionario-declaración para la inscripción del matrimonio, certificado literal de nacimiento, fe de vida y estado y pasaporte del contrayente, certificado de nacimiento y pasaporte de la contrayente, y certificado de matrimonio local ruso. 2. Realizado el trámite de audiencia reservada a cada uno de los contrayentes en el Registro Civil Consular, el día 22 de junio de 2004, dio el siguiente resultado: Boletín núm. 1986–Pág. 186 ella manifiesta que conoció a su esposo a través de una amiga que vive en España y se relacionaron en un principio a través de Internet y en abril fue a Burgos a conocerlo y que desde entonces han estado juntos 13 días, que su familia es sus padres y una hermana y que su esposo los conoció en la boda y su esposo tiene una hermano y una hermana y no los conoce personalmente, que trabaja como diseñadora de ventanas y él con un ordenador en Valladolid, que cree que es militar, que ha estado en España dos veces y piensa residir en España, que han estado juntos de viaje dos días en San Sebastián, que gana 400 dólares, que los gastos por los servicios de su amiga los ha pagado él, que piensan tener dos hijos y que se comunican en inglés. Él manifiesta que conoció a su esposa a través de un programa de televisión donde salió una rusa llamada Natalia que tenía una agencia en Astorga y por medio de ella eligió a Victoria y se puso en contacto con ella por Internet, que la conoció personalmente en las vacaciones de Semana Santa en España y estuvieron juntos 12 días, que su esposa no conoce a sus padres ni a sus hermanos y que piensan vivir juntos en España durante un año y luego casarse en España, que él conoce a sus padres y una hermana, que trabaja como militar en una oficina con un ordenador, que ella es diseñadora de ventanas, que han viajado juntos a San Sebastián, que le ha hecho varios regalos y le ha enviado dinero para unos gastos y el viaje a España para conocerse, que él gana 1300 euros al mes, que pagó por los servicios de la agencia 700 euros y firmó un contrato y la agencia preparó los papeles para casarse y que se comunican en inglés. 3. Notificado el Ministerio Fiscal, éste emitió informe el 25 de junio de 2004 oponiéndose a la transcripción del matrimonio por no haber verdadero consentimiento matrimonial. A la vista de lo actuado el Juez Encargado del Registro Civil Consular dictó auto con fecha 1 de – 1573 – julio de 2004 denegando la transcripción del matrimonio local, fundamentando su resolución por considerarlo celebrado en fraude ley y no existir verdadero vínculo matrimonial, sino el interés de obtener las ventajas que del matrimonio resultan para ella. 4. Notificados los interesados, éstos interponen recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, alegando la falta de exhaustividad, motivación e indefensión, conclusiones incorrectas, erróneas y no ajustadas ni a Derecho, ni a la lógica, ni al sentido común, omisión del planteamiento de conflicto de leyes, existencia de una relación previa suficiente de naturaleza humana y amorosa y vulneración del ius connubii e inconstitucionalidad del artículo 256 del Reglamento del Registro Civil e indebida aplicación del artículo 246 del mismo Reglamento. Se acompaña abundante correspondencia en inglés mantenida a través de Internet y pruebas del mantenimiento de la relación a través del teléfono. 5. En la tramitación del recurso el Ministerio Fiscal se remite a las observaciones del auto emitido con fecha 1 de julio de 2004. El Encargado del Registro Civil Consular remite el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73, 74 del Código civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero de 1995, y las Resoluciones de 1-1.ª, 73.ª y 28-1.ª de octubre; 7-1.ª y 17-2.ª de noviembre y 9-2.ª y 3.ª de diciembre de 2003; y 19-3.ª de enero, 5-2.ª, 12-3.ª y 4.ª, 18-4.ª y 19-3.ª de febrero; 5-1.ª Y 241.ª de marzo; y 3-1.ª, 5-2.ª, y 14-2.ª de abril de 2004. II. No sólo en el expediente previo para el matrimonio civil, a través del trámite de la audiencia personal, reservada y por separado de cada contrayente (art. 246 RRC), sino también cuando se intenta inscribir en el Registro Civil español un matrimonio ya celebrado en el extranjero mediante la certificación expedida por autoridad o funcionario del país de celebración (art. 256-3.º RRC), es deber del Encargado cerciorarse de la inexistencia de impedimentos u otros obstáculos que provoquen la nulidad del matrimonio. Especialmente para evitar la inscripción de los llamados matrimonios de complacencia en los que el verdadero propósito de las partes no es ligarse con el vínculo matrimonial, sino aprovecharse de las ventajas de la apariencia matrimonial para facilitar la situación del extranjero en relación con los requisitos de entrada y permanencia en España, el Encargado debe calificar, a través de las declaraciones complementarias oportunas que integran el título inscribible (cfr. art. 256 RRC), si ha habido verdadero consentimiento matrimonial en la celebración o si, por el contrario, se trata de un matrimonio simulado, nulo por la ausencia de dicho consentimiento matrimonial. III. Ahora bien, las dificultades prácticas de la prueba de la simulación son sobradamente conocidas. No existiendo normalmente pruebas directas de ésta, es casi siempre necesario acudir a la prueba Boletín núm. 1986–Pág. 187 – 1574 – de presunciones, es decir, deducir de un hecho o de unos hechos demostrados, mediante un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano, la ausencia de consentimiento que se trata de probar (cfr. art. 386 LEC). profundo conocimiento que cabe esperar entre dos personas que contraen matrimonio, lo cierto es que no puede concluirse, sin sombra de duda, que no haya entre ellos verdadero y propio consentimiento matrimonial. IV. En el caso actual, los hechos comprobados por medio de esas declaraciones complementarias oportunas no son lo suficientemente clarificadores para deducir de ellos, sin sombra de duda, la existencia de la simulación. El auto denegatorio se funda en que hay contradicciones en sus declaraciones, pero no expresa cuáles sean éstas; en que existe la manifestación explícita de parte de la contrayente de que no existe verdadero vínculo matrimonial, sino el interés de obtener las ventajas que del matrimonio resultan para ella cuando, a la vista de las contestaciones dadas en la audiencia reservada, nada permite alcanzar esta convicción; y finalmente en que es llamativa la escasa relación que ha existido antes del matrimonio y la dificultad que tienen ambos para entenderse ya que el idioma común de los dos es el inglés y no lo hablan de forma fluida. El hecho de que hayan convivido poco tiempo no es, por sí sólo, motivo para fundar la denegación. La ausencia de un idioma común con el que entenderse sí podría servir, junto a otros elementos de juicio, de base suficiente para denegar la inscripción del matrimonio. Ocurre en este caso, sin embargo, que se ha aportado al expediente abundante correspondencia mantenida a través de internet por ambos contrayentes y de ella resulta que ambos tienen el suficiente conocimiento del idioma inglés para comunicarse. Además se han aportado pruebas del mantenimiento de una frecuente relación a través del teléfono. Teniendo en cuenta, pues, que las audiencias reservadas practicadas no han revelado ninguna contradicción o desconocimiento básico entre los contrayentes, aunque es cierto que tampoco han revelado que entre ambos haya el V. Si se tiene en cuenta la presunción general de buena fe y que el ius nubendi, como derecho fundamental de la persona, no debe ser coartado, postergado o denegado más que cuando exista una certeza racional absoluta del obstáculo legal que vicie de nulidad al matrimonio pretendido, ha de ser preferible, aun en caso de duda, no poner trabas a la celebración o a la inscripción del enlace. Como expresó en un supuesto similar la Resolución de 9-2.ª de octubre de 1993, «ante la opción de autorizar (aquí inscribir) un matrimonio que eventualmente sea declarado nulo o de coartar el ius connubii, este Centro Directivo ha de elegir la primera alternativa». «Siempre quedará a salvo la posibilidad de que el Ministerio Fiscal inste judicialmente la nulidad del matrimonio (cfr. art. 74 Cc) en un juicio declarativo ordinario en el que con toda amplitud podrán enjuiciarse las circunstancias del caso concreto». Boletín núm. 1986–Pág. 188 Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria: 1.º Estimar el recurso y revocar el acuerdo apelado. 2.º Ordenar que se inscriba en el Registro Civil del Consulado General de España en Moscú el matrimonio celebrado el 18 de junio de 2004 en la República de Rusia entre don F. I. L. y doña V. V. RESOLUCIÓN de 8 de enero de 2005, sobre atribución de apellidos. Para el que adquiere la nacionalidad española y su filiación está determinada, deben consignarse los apellidos fijados – 1575 – por tal filiación según resulten de la certificación extranjera de nacimiento. En las actuaciones sobre inscripción de nacimiento remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por la interesada contra la calificación del Juez Encargado del Registro Civil Central HECHOS 1. Con fecha 27 de agosto de 2004, se practicó en el Registro Civil Central la inscripción de nacimiento de doña N. M.M., nacida el 22 de abril de 1952 en Ucrania, en base a la documentación remitida por el Registro Civil de Gijón: certificado de nacimiento traducido en el que constan como padres de la interesada N. M. y V. M., resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 23 de mayo de 2003, por la que se le concede la nacionalidad española por residencia, copia del acta de juramento de fidelidad al rey y de obediencia a la constitución y de renuncia de su nacionalidad anterior, y declaración de datos para la inscripción. 2. Notificada dicha inscripción a la interesada, ésta interpuso recurso para que se inscribieran sus apellidos como M. M., ya que se habían consignados como apellidos M. M., y dicha forma de escritura derivaba de una traducción del idioma ruso al francés, según normas de traducción en Rusia anteriores al año 1998. Posteriormente al año 1998, la traducción de todos los documentos en Rusia se lleva haciendo según el modelo inglés, y su apellido aparece como Mazun, y así en su pasaporte ruso y en la tarjeta de residencia figuraba el apellido Mazun, y su hijo M. G. M., que ya tiene DNI y pasaporte español, tiene como segundo apellido Mazun. Se adjunta la siguiente documentación: nuevo certificado de nacimiento de la interesada, traducido según el modelo ingles, en el que figura como hija de N. M. y V. M., ultima tarjeta de residencia de la interesada y DNI y pasaporte de su hijo M. G. M. 3. Notificada la interposición del recurso al Ministerio Fiscal, éste manifestó que consideraba que no existía error, quedando abierta la vía del cambio de apellidos, no procediendo el recurso presentado. El Juez Encargado del Registro Civil remitió las actuaciones a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, informando que no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que aconsejaron realizar la inscripción, por lo que entendía que debía confirmarse la misma. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 9 y 109 del Código civil; 23, 53, 55 de la Ley del Registro Civil; 85 y 194 del Reglamento del Registro Civil y las Resoluciones, entre otras, de 2-2.ª de julio, 6-1.ª y 3.ª, 20-2.ª y 26-2.ª y 3.ª de septiembre y 3-1.ª y 18-4.ª de diciembre de 2002, 20 de marzo de 2003 8 de enero y 6-3.ª y 11-2.ª de octubre de 2004. II. Para el extranjero con filiación determinada que adquiere la nacionalidad española han de consignarse, en principio, en su inscripción de nacimiento en el Registro Civil español los apellidos fijados por tal filiación, según las leyes españolas, que se sobreponen a los usados de hecho (cfr. art. 213, regla 1.ª, RRC). Por esto ha de reflejarse en la inscripción de nacimiento dichos apellidos según resulten de la certificación extranjera de nacimiento acompañada. En este caso, la interesada, de nacionalidad española adquirida por residencia, fue inscrita en el asiento soporte de inscripción de la nacionalidad con los apellidos «M. M.» e impugna la inscripción porque considera que los apellidos que deben constar son los de «M. M.», pero es lo Boletín núm. 1986–Pág. 189 – 1576 – cierto que en la certificación de nacimiento aportada, debidamente traducida, expedida por la correspondiente autoridad rusa, figuran como apellidos los de «M. M.», por lo que no se estima que sea incorrecta la calificación efectuada. Esto se entiende sin perjuicio de que, si se cumple el requisito de la necesaria situación de hecho, pueda obtenerse el cambio del apellido en un expediente distinto que se instruye en el Registro Civil del domicilio (cfr. arts. 57 y 58 LRC y 205, 207, 208 y 365 RRC). Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria que procede desestimar el recurso y confirmar la calificación realizada. RESOLUCIÓN (1.ª) de 10 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. Se inscribe en el Registro Civil Central, a pesar de que en un momento anterior se estimó nulo por falta de consentimiento matrimonial, porque hay pruebas de las que cabe deducir lo contrario. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra auto del Encargado del Registro Civil Central. HECHOS 1. Con fecha 28 de marzo de 2003, don J. B. M., nacido en Graus (Huesca) el 3 de septiembre de 1944, de nacionalidad española y domiciliado en Ibiza, solicitaba en el Registro Civil de Ibiza, la inscripción de su matrimonio civil en el Registro Civil Central, celebrado en Anhui (Republica Popular China) el 3 de septiembre de 2002, con doña D. X., nacida en Zhejiang (República Popular China) el 6 de enero de 1964, de nacionalidad china y domiciBoletín núm. 1986–Pág. 190 liado en la República Popular China, y alegaba que la inscripción de su matrimonio fue denegada en el Consulado Español de Pekín, y que presentó recurso de alzada, el cual fue desestimado, y que se había vulnerado un derecho fundamental como es el ius nubendi, siendo él quien la mantiene económicamente desde que se celebró la boda. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: DNI, pasaporte, certificado de nacimiento, de empadronamiento y de matrimonio con inscripción marginal de divorcio del contrayente, certificado de matrimonio traducido y cuestionario para la inscripción del matrimonio, certificado de divorcio de la contrayente y justificantes de trasferencias de dinero y facturas telefónicas. 2. Ratificado el interesado, comparecieron dos testigos, que atestiguaron que era cierto lo expuesto por el solicitante, y se publico el correspondiente Edicto. El Ministerio Fiscal no se opuso a la inscripción del matrimonio, estimando acreditados los requisitos necesarios, y se remitió lo actuado al Registro Civil Central. El Encargado del Registro Civil Consular de España en Pekín, remitió el acta de audiencia reservada practicada a los contrayentes; el informe del Ministerio Fiscal, que se opuso a la inscripción del matrimonio, porque estimó que no se habían guardado las prescripciones legales ni se habían acreditado los requisitos necesarios en lo relativo a la existencia del consentimiento matrimonial; el testimonio del auto de 14 de octubre de 2002, por el que se denegaba la inscripción del matrimonio de los interesados, en base a que no había habido el consentimiento exigido por la ley; y copia de la resolución de 8 de enero de 2003 de la Dirección General de los Registros y del Notariado por el que se desestimaba el recurso interpuesto por el interesado contra el auto anterior. 3. El Juez Encargado del Registro Civil Central dictó auto con fecha 25 de febrero de 2004 denegando la inscrip- – 1577 – ción del matrimonio, ya que había los siguientes hechos objetivos comprobados: los interesados no tenían idioma común de comunicación y ella ignoraba los nombres de los hijos de él. De estos hechos era una deducción razonable entender que el matrimonio era nulo por simulación y así lo habían estimado el Canciller del Consulado en funciones del Ministerio fiscal y el Encargado del Registro Civil consular. Esta conclusión no había quedado desvirtuada por un expediente posterior. 4. Notificado el Ministerio Fiscal y el solicitante, éste interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, solicitando que se revocara la resolución por la que se denegaba la inscripción del matrimonio, y se procediera a la inscripción del mismo, alegando que desde que tuvo lugar la entrevista con su esposa en el 2002, ha vuelto a viajar en seis ocasiones a China y sus contactos telefónicos son diarios, además de enviar mensualmente a su esposa entre 300 y 400 euros mensuales, adjuntando los justificantes de dichas transferencias. 5. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado. El Encargado del Registro Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, informando que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950 sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos; los artículos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 65, 73, 74 del Código civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; 23 y 73 de la ley del Registro Civil; 54, 85, 245, 246, 247, 256, 257 y 354 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción del 9 de enero de 1995, y las Resoluciones, entre otras, 7 y 16 de octubre de 1999; 3-1.ª, 5-2.ª, 14-2.ª de abril; 28-1.ª a 4.ª, 29-1.ª y 2.ª y 31-1.ª y 2.ª de mayo; y 8-3.ª, 11-3.ª y 126.ª y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio; 1, 2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004. II. En el ámbito del Registro Civil no juega el principio de autoridad de cosa juzgada, de modo que, mientras persista el interés público de lograr la concordancia entre el Registro Civil y la realidad (cfr. arts. 24 y 26 LRC), es factible reiterar un expediente o unas actuaciones ya decididas por resolución firme, siempre que la nueva petición se base en hechos o circunstancias nuevas que no pudieron ser tenidas en cuenta en la primera decisión. III. En el presente caso, el interesado contrajo matrimonio el 3 de septiembre de 2002 en Anhui (República de China) con una ciudadana de dicho país y seguidamente solicitó su inscripción en el Registro Civil Consular de Pekín, la cual fue denegada mediante auto de 14 de octubre de 2002. Éste, fue recurrido por el interesado y también fue desestimado por esta Dirección General por resolución de 8 de enero de 2003. Mediante escrito de fecha 28 de marzo de 2003, volvió a solicitar la inscripción, que abrió nuevo expediente en el Registro Civil de Ibiza, lugar de residencia del interesado que lo tramitó, elevándolo para su resolución al Registro Civil Central que nuevamente denegó la inscripción del matrimonio por auto de 25 de febrero de Boletín núm. 1986–Pág. 191 – 1578 – 2004, basándose fundamentalmente en que no existían hechos nuevos que desvirtuaran las razones tenidas en cuenta para denegar la anterior solicitud. Contra este auto se presentó el recurso objeto de esta resolución. reiterar un expediente o unas actuaciones decididas por resolución firme, siempre que la nueva petición se base en hechos o circunstancias nuevas que no pudieron ser tenidas en cuenta en la primera decisión. IV. Se manifiesta en el recurso que el interesado ha viajado a República China en seis ocasiones y que habla diariamente por teléfono con la contrayente, pero no justifica todos los viajes que dice ni acredita las llamadas efectuadas. Esto no obstante, acompaña con el recurso justificantes de envíos de dinero que el recurrente viene efectuando en los que figura la contrayente como beneficiaria y cuya periodicidad es, salvo alguna excepción, mensual y que no han tenido interrupción hasta la fecha de presentación del recurso y, aunque algunos de esos envíos ya se tuvieron en cuenta en el primer expediente, los hechos posteriormente y la continuidad de los mismos, revelan un apoyo económico que viene a poner de manifiesto que el propósito común de los interesados fue en su momento fundar una familia, cualesquiera que fueran las dudas y las sospechas que surgieron en la primera decisión. En las actuaciones sobre inscripción de matrimonio remitidas a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por el interesado contra acuerdo del Encargado del Registro Civil Central. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria: 1.º Estimar el recurso y revocar el acuerdo apelado. 2.º Ordenar que se inscriba en el Registro Civil Central el matrimonio celebrado en Anhui (República de China) el 3 de septiembre de 2002 entre don J. D. B. M. y doña D. X. RESOLUCIÓN (2.ª) de 10 de enero de 2005, sobre matrimonio celebrado en el extranjero. No rige en el ámbito de los expedientes gubernativos del Registro Civil el principio de cosa juzgada, por lo que es posible Boletín núm. 1986–Pág. 192 HECHOS 1. Con fecha 23 de septiembre de 2003, don C. P. M., nacido en Serradilla del Arroyo, Guadapero (Salamanca) el 19 de diciembre de 1950, de nacionalidad española y domiciliado en Rentería (Guipúzcoa), solicitaba ante el Registro Civil Central la inscripción de su matrimonio civil celebrado en la República Dominicana el 7 de enero de 2002 con doña E. C. E., nacido en Barahona (República Dominicana) el 4 de abril de 1961, de nacionalidad dominicana y domiciliado en la República Dominicana. Acompañaba con la solicitud los siguientes documentos: pasaporte de ambos y acta de matrimonio inextensa expedida por autoridad dominicana; auto del Encargado del Registro Civil Central de 20 de enero de 2003 por el que se denegaba la inscripción del matrimonio entre los interesados, resolución de 4 (3.ª) de junio de 2003 de la Dirección General de los Registros y del Notariado por la que se desestimaba el recurso interpuesto por los promotores contra el auto anterior y documentación que acreditaba la continuación de la relación posterior al matrimonio: documentación epistolar, facturas telefónicas, justificantes de envio de dinero, billetes de avión y prueba fotográfica. 2. El Juez Encargado dictó providencia con fecha 22 de octubre de 2003 indicando que no procedía la tramitación – 1579 – de un nuevo expediente para la inscripción del matrimonio, debiendo estarse a lo acordado en la resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 4 de junio de 2003. 3. Notificados los interesados, el solicitante interpuso recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado solicitando que se anulara la resolución por la que se denegaba la inscripción del matrimonio, en base a que esta no estaba motivada y aportaba nueva documentación que acreditaba la efectividad real de la relación: contrato de compra de un inmueble, tarjeta de embarque del último viaje del recurrente a Santo Domingo, y facturas de teléfono. 4. Notificado el Ministerio Fiscal, éste estimó que procedía confirmar el acuerdo impugnado. El Encargado del Registro Civil Central remitió lo actuado a la Dirección General de los Registros y del Notariado para su resolución, informando que a su juicio no habían sido desvirtuados los razonamientos jurídicos que aconsejaron dictar tal resolución, entendiendo que ésta debía ser confirmada. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Convenio de Roma de 4 de noviembre de 1950, sobre protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales; 23 del Pacto Internacional de Nueva York de 19 de diciembre de 1966 de derechos civiles y políticos; la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 4 de diciembre de 1997 sobre las medidas que deberán adoptarse en materia de lucha contra los matrimonios fraudulentos 10, 14 y 32 de la Constitución; 3, 6, 7, 44, 45, 73 y 74 del Código civil; 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; 246, 252 y 358 del Reglamento del Registro Civil; la Instrucción de 9 de ene- ro de 1995; y las Resoluciones, entre otras, de 8-1.ª de junio de 2000; 18-2.ª de enero, 24-3.ª de junio y 11-2.ª de diciembre de 2003; y 8-3.ª, 11-3.ª y 12-6.ª y 28-3.ª de junio, 26-2.ª y 27 de julio; 1, 2-2.ª, 3-2.ª, 15-1.ª y 22-1.ª de septiembre y 2 y 4-1.ª de octubre de 2004. II. En el ámbito del Registro Civil no juega el principio de autoridad de cosa juzgada de modo que es factible reiterar un expediente o unas actuaciones ya decididas por resolución firme siempre que la posterior petición se base en hechos o circunstancias nuevas que no pudieron ser tenidas en cuenta en la primera decisión. III. En el caso actual, el recurrente había promovido anteriormente y con la misma finalidad este expediente de inscripción de su matrimonio, que fue resuelto en vía de calificación por acuerdo de 20 de enero de 2003 del Juez Encargado del Registro Civil Central, por el que se denegaba dicha inscripción. Presentado recurso de apelación, fue desestimado por esta Dirección General mediante resolución de 4 de junio de 2003. Esto no obstante, por los interesados se instó nueva solicitud de inscripción que motivó la providencia de 22 de octubre de 2003 del propio Registro Civil Central, en la que se declaraba la improcedencia de tramitar nuevo expediente. Esta providencia fue también recurrida, constituyendo esta impugnación el objeto de la presente resolución. IV. Examinado el expediente, se observa que junto con documentos presentados o que pudieron serlo en el anterior tramitado, existen otros que evidencian hechos nuevos, que son de fecha posterior y que en conjunto con los anteriores ponen de manifiesto y justifican una continuidad en la relación y una comunicación no interrumpida. Consisten estos en comunicaciones postales, telefónicas, envíos de dinero, nuevos viajes a República Dominicana y adquisición conjunta de Boletín núm. 1986–Pág. 193 – 1580 – bienes. Estos hechos, posteriores al casamiento y a la propia denegación de la inscripción, son indicios de que el propósito común de los interesados fue en su momento fundar un proyecto familiar estable, cualesquiera que fueran las dudas que surgieron en la primera decisión. Esta Dirección General, ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria: 1.º Estimar el recurso y revocar la providencia apelada. 2.º Ordenar que se inscriba en el Registro Civil Central el matrimonio celebrado en la República Dominicana el 7 de enero de 2002 entre don C. P. M. y doña E. C. E. RESOLUCIÓN (3.ª) de 10 de enero de 2005, sobre declaración de nacionalidad española. No son españoles iure soli los nacidos en España hijos de padre mauritano y de madre argelina. En el expediente sobre declaración con valor de simple presunción de la nacionalidad española remitido a este Centro en trámite de recurso por virtud del entablado por los promotores contra auto de la Juez Encargada del Registro Civil de San Sebastián. HECHOS 1. Mediante comparecencia ante el Registro Civil de San Sebastián el 19 de noviembre de 2003, don D. O. S. M. B., nacido en Nouadhibou (Mauritania), con pasaporte mauritano, y doña F. H. R., nacida en Bechar (Argelia), con pasaporte argelino, ambos de origen saharaui, mayores de edad y con domicilio en Lasarte, Oria (Guipúzcoa), promueven expediente de declaración con valor de simple presunción de la nacionalidad Boletín núm. 1986–Pág. 194 española de los hijos de ambos H. y M. D. y O. S. M., nacidos en Lasarte, Oria (Guipúzcoa), en fecha 18 de septiembre de 2003. Aportaban como documentos probatorios de la pretensión: fotocopia del pasaporte del padre, tarjeta de residencia y certificado de solicitud de renovación del pasaporte de la madre, certificaciones literales de nacimiento de los menores, fotocopia del libro de familia, certificado del Ministerio de Justicia de la República Islámica de Mauritania de que los menores no son de nacionalidad mauritana, certificado de la Embajada de Argelia en Madrid de que los menores no son de nacionalidad argelina y certificados de empadronamiento. 2. Ratificados los promotores en el contenido de su solicitud, se solicita la legislación relativa a la adquisición de la nacionalidad mauritana y argelina en aquellos niños cuyos padres ostentan dicha nacionalidad y son de origen saharaui. El consulado General de la República Islámica de Mauritania informa que es mauritano el hijo de padre mauritano, el hijo de madre mauritana y padre sin nacionalidad o de nacionalidad desconocida, el nacido en Mauritania de madre mauritana y padre extranjero, salvo que renuncie a este derecho un año antes de cumplir la mayoría de edad. Se indica que ni el origen del padre ni el lugar de nacimiento del menor son obstáculos al cumplimiento de esta normativa. La Embajada de Argelia en Madrid comunica la dirección de la República Árabe Saharaui Democrática en Madrid. La Dirección General de los Registros y del Notariado remite la legislación vigente en materia de nacionalidad en Argelia y Mauritania. 3. El Ministerio Fiscal informa que, de acuerdo con la legislación argelina y mauritana, los menores adquieren, iure sanguinis al nacer, la nacionalidad de sus padre, tanto en uno como en otro caso. La Juez Encargada del Registro Civil dictó auto con fecha 10 de febrero de 2004 denegando la – 1581 – inscripción marginal de adquisición de la nacionalidad española con valor de simple presunción de los menores, ya que en el presente caso, constaba que ambos padres tienen una nacionalidad, siendo el padre mauritano y la madre argelina, constatándose que dichas legislaciones sí atribuyen una nacionalidad a los menores, de manera que no se había acreditado la entrada en juegos del artículo 17.1 c) del Código civil que establece que son españoles de origen los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos careciesen de nacionalidad, o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad. 4. Notificada la resolución al Ministerio Fiscal y a los promotores, éstos interponen recurso contra la resolución alegando que tanto el pasaporte de Mauritania como el de Argelia son meros títulos de viajes que los dos Estados citados facilitan a los saharauis para facilitar su movilidad en todo el mundo, que ambos progenitores son de nacionalidad saharaui, y los dos niños son saharauis de pleno derecho como sus padres y las autoridades consulares argelinas y mauritanas en España han certificado que no tienen la nacionalidad de ninguno de los dos países. Adjuntan la siguiente documentación: documentos de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, basado en el censo del Gobierno español de 1974, y tarjetas de identidad de la Republica Árabe Saharaui de los promotores, certificado de la Delegación del Frente Polisario en Euskadi y acta del matrimonio de los promotores celebrado en los campamentos de refugiados saharauis en el año 2001, y DNI del abuelo materno de los menores. 5. De la tramitación del recurso se dio traslado al Ministerio Fiscal que estimó suficientemente acreditado lo solicitado, por lo que procedía informar en sentido favorable. La Juez Encargada del Registro Civil remitió el expediente a la Dirección General de los Registros y del Notariado. FUNDAMENTOS DE DERECHO I. Vistos los artículos 17 del Código civil; 96 de la Ley del Registro Civil; 335, 338 y 340 del Reglamento del Registro Civil, y las Resoluciones de 12-4.ª de septiembre y 7 de octubre de 2000 y 121.ª de marzo de 2001. II. Se ha intentado por estas actuaciones declarar con valor de simple presunción que tiene la nacionalidad española de origen los nacidos en España en 2003, hijos de saharauis. La petición se basa en el artículo 17.1.c) del Código civil que considera españoles de origen a «los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecieren de nacionalidad o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad» III. Si se tiene en cuenta que no está por el momento reconocida internacionalmente la nacionalidad saharaui; que el padre y la madre, aunque están en posesión de pasaporte mauritano y argelino, respectivamente, acreditan su origen saharaui y estar documentados como tales, y que las autoridades mauritanas y argelinas, según acreditan las certificaciones consulares acompañadas, no reconocen tales nacionalidades a los nacidos, lo que a la vista de la legislación de estos países que conocen el mecanismo de la transmisión iure sanguinis de su nacionalidad, equivale a confirmar la afirmación de los recurrentes en el sentido de que sus respectivos pasaportes son meros títulos de viaje que no acreditan la posesión de la nacionalidad mauritania y argelina de sus titulares, hay que concluir que los padres son apátridas, de modo que la atribución a los hijos de la nacionalidad española iure soli se impone. En este mismo sentido se pronuncia el Ministerio Fiscal en su preceptivo informe. Esta Dirección General ha acordado, de conformidad con la propuesta reglamentaria: estimar el recurso y revocar al auto apelado. Boletín núm. 1986–Pág. 195