Contenidos Claves de Asignatura Nombre Asignatura: Ética Profesional Sigla: FET204 - FET212 Conexión con la clase anterior 1. Trabajo como medio para el perfeccionamiento humano 1.1. El sentido objetivo y la dimensión subjetiva del trabajo 1.2. La dignidad del trabajo 2. Resumen de la clase 3. Preguntas de apoyo Conexión con la clase anterior Se estudió que el trabajo promueve el bien común toda vez que pone de manifiesto una actitud de servicio en el ejercicio de la tarea profesional, pues no sólo beneficia a una persona de manera inmediata sino que, colabora con ello, al bien general de toda la sociedad. Se entendió de esta forma, que el bien común era crear las condiciones necesarias para que el hombre pudiera desarrollarse y alcanzar su plenitud de acuerdo a su naturaleza humana. 1. Trabajo como medio para el perfeccionamiento humano 1.1. El sentido objetivo y la dimensión subjetiva del trabajo Ya hemos señalado que el ser humano no es un ser acabado, sino que está llamado a perfeccionarse de acuerdo con lo que su propia naturaleza le exige. Además, resulta notorio que, merced a su libertad, la persona humana tiene el poder de asumir lo que esa naturaleza reclama. Desde esta perspectiva, se puede analizar el trabajo desde un punto de vista objetivo y de otro subjetivo. Objetivamente considerada, esta actividad tiene un doble carácter: productivo y transitivo, que incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural. Su dimensión subjetiva implica que el hombre, al trabajar, no sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que también se modifica y realiza a sí mismo, desarrollando su personalidad. Es precisamente este aspecto subjetivo el que constituye una actividad exclusiva del ser humano y a la vez hace del hombre el fin último de todo el proceso productivo. El trabajo propiamente tal implica un grado de creatividad. Es una tarea en la que se expresan libremente la inteligencia, la voluntad, la imaginación, la destreza, etc. de una persona concreta, de tal manera que el trabajo de uno no es equivalente al de otro. En ello radica su valor. El trabajo es necesario, porque poseemos necesidades de diversa índole y la capacidad de suplir esas necesidades por nosotros mismos. Y no sólo las necesidades materiales, sino que aquellas vinculadas a la realización personal. De allí entonces que el trabajo no sólo sea un deber, sino que también un derecho. A través del trabajo somos capaces de llevar a la práctica todas nuestras capacidades y de aportar con ellas. Por eso, el hombre se siente realizado cuando se esfuerza en un producto que vale la pena, que aporta, que es útil, o bello, o verdadero, o todo eso a la vez. En ese sentido, todo trabajo se debe asemejar a la actividad artística en la pasión, la ilusión, el uso de todas nuestras capacidades y talentos en el proceso; la alegría y el goce de la satisfacción final. Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 1 Todos los trabajos resultan valiosos en la medida en que se realicen bien: valen por el esfuerzo, por la responsabilidad, por la constancia, por la dedicación. En esto consiste el profesionalismo. Porque, a fin de cuentas, en la sociedad todos nos necesitamos. Cada trabajo es un complemento a la tarea del otro. Así, podemos advertir que el trabajo implica un perfeccionamiento personal -en la medida en que nos permite potenciar nuestras capacidades más valiosas- y un perfeccionamiento social, pues no se realiza sólo para nosotros mismos, sino que implica siempre una repercusión en los demás. Sin embargo, es necesario tener presente que sólo perfecciona al hombre si está hecho con amor, queriendo lo bueno para el que recibe la obra de nuestro trabajo. Evidentemente, hay trabajos mejores y peores, trabajos que son carentes de sentido, que aburren, que anulan, que atormentan y que poseen actividades que no estimulan el perfeccionamiento personal y en los que no existe ningún elemento de belleza, verdad o bondad. Incluso en esas circunstancias el hombre puede perfeccionarse, porque el amor introduce componentes inesperados de verdad, bondad y belleza donde no lo había y dota de significado a una tarea aparentemente estéril. Frente a una actividad laboral cabe preguntarnos ¿Por qué? y ¿Para qué la hacemos? Descubriremos de este modo su sentido. El éxito o el fracaso en el trabajo, y en la vida, depende de cada uno de nosotros, del sentido que le demos, y no de la actividad que realizamos. El trabajo en sentido subjetivo se configura como su dimensión estable, porque no depende de lo que el hombre realiza concretamente, ni del tipo de actividad que ejercita, sino sólo y exclusivamente de su dignidad de ser personal. Esta distinción es decisiva, tanto para comprender cuál es el fundamento último del valor y de la dignidad del trabajo, como para implementar una organización de los sistemas económicos y sociales respetuosa de los derechos del hombre. La subjetividad confiere al trabajo su peculiar dignidad, que impide considerarlo como una simple mercancía o un elemento impersonal de la organización productiva. El trabajo, independientemente de su mayor o menor valor objetivo, es expresión esencial de la persona. Cualquier forma de materialismo y de economicismo que intentase reducir al trabajador a un mero instrumento de producción, a simple fuerzatrabajo, a valor exclusivamente material, acabaría por desnaturalizar irremediablemente la esencia del trabajo, privándolo de su finalidad más noble y profundamente humana. 1.2. La dignidad del trabajo La persona es la medida de la dignidad del trabajo: en efecto, no hay duda de que el trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa y directamente al hecho de que quien lo lleva a cabo, es una persona. Es indispensable, en definitiva, que la dimensión subjetiva del trabajo debe tener preeminencia sobre la objetiva, porque es el hombre el que realiza el trabajo. Si falta esta conciencia o no se quiere reconocer esta verdad, el trabajo pierde su significado más verdadero y profundo. En este caso, por desgracia, más frecuente de lo que se quisiera, la actividad laboral y las mismas técnicas utilizadas se consideran más importantes que el hombre y, de aliadas, se convierten en enemigas de su dignidad. El trabajo humano no solamente procede de la persona, sino que está también esencialmente ordenado y ordenado a ella. Independientemente de su contenido objetivo, el trabajo debe estar orientado hacia el sujeto que lo realiza, porque la finalidad del trabajo, de cualquier trabajo, es siempre el hombre. Aún cuando no se puede ignorar la importancia del componente objetivo del trabajo desde el punto de vista de su calidad, este componente, sin embargo, está subordinado a la realización del hombre, y por ello a la dimensión subjetiva, gracias a la cual es posible afirmar que el trabajo es para el hombre y no el Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 2 hombre para el trabajo y que la finalidad del trabajo, de cualquier trabajo realizado por el hombre — aunque fuera el trabajo “más corriente”, más monótono en la escala del modo común de valorar, e incluso el que más margina—, sigue siendo siempre el hombre mismo. Finalmente, el trabajo es también una obligación, es decir, un deber. El hombre debe trabajar, porque debe responder a las exigencias de mantenimiento y desarrollo de su misma humanidad. El trabajo se perfila como obligación moral con respecto al prójimo, que es en primer lugar la propia familia, pero también la sociedad a la que pertenece; la nación de la cual se es hijo o hija; y toda la familia humana de la que se es miembro: “Somos herederos del trabajo de generaciones y, a la vez, artífices del futuro de todos los hombres que vivirán después de nosotros.” 2. Resumen de la clase • • • • • • • Podemos analizar el trabajo desde un punto de vista objetivo y una dimensión subjetiva. La dimensión subjetiva implica que el hombre al trabajar no sólo modifica la sociedad sino también se realiza a sí mismo. Es el aspecto subjetivo que hace del hombre el fin último de todo proceso productivo. El trabajo en sentido subjetivo le confiere su peculiar dignidad. La dimensión subjetiva debe tener preeminencia sobre la objetiva El aspecto objetivo del trabajo también es importante (los resultados del trabajo) pero está subordinado a la dimensión subjetiva. El trabajo es una obligación moral, un deber, con respecto al prójimo. 3. Preguntas de Apoyo • ¿En qué consiste la dimensión subjetiva del trabajo? Respuesta: Es el que hace del trabajo una actividad exclusiva del ser humano y a la vez hace del hombre el fin último de todo proceso productivo. • ¿En qué consiste el profesionalismo? Respuesta: El trabajo que se realiza bien, con responsabilidad y dedicación. El hombre se siente realizado cuando se esfuerza en un producto que aporta, que es útil, o bello, o verdadero o todo eso a la vez. • Hay algunos trabajos que impiden la realización humana. Respuesta: Falso, incluso en aquellos trabajos que no son agradables, si están al servicio del prójimo, le dan significado a una tarea aparentemente estéril perfeccionando al hombre que lo realiza. Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 3