Doíiiiiigo 17 AñoLi Número 98. Mayo de 1868. DIAMO DE INTERESES MATERIALES, ARTES, CIEtJAS Y LITERATURA PRECIOS • • • • • • PUNTOS DE SUSCRICION. FUERA l)E MURCIA. PUNTOS DE SUSCRICION. EN MURCIA. tiirnSe». . Tres ¡dem. iSeiS ídem. Y . S reales. 20 » 36 » En Murcia.—Librerías de Riera; Contraste y Príncipe Alfonso; de Selles, Apóstoles; yfenla Redacción y'Administracion, Arco del Vizconde, 5, tercero. vanta fabulosos palacios que parecen de hadas ó llora en los panteones al pié de los sepulcros; y á la música sonante de los orbes, responde el concierto unísono del bronce doEL AMOR. blegado bajo el cincel del a r t e . ' ' í í i aiábr és el alma del mundo; es e m a n a Doquiera h a y amor; doquiera se ve esa ción del mismo Dio.s que enciende el cora- fulgente centella de todo movimiento, causa iíón con la divina ahlorclia del sentimiento, | de todo efecto, principio de todo fin. y,' soberaijo sin ejemplo, bace marchar á la La creación entera, este inmenso poema, ííumánidad tras el Oriente mágico del p o r - de la naturaleza, esta gigantesca música de^ venir, destruyendo si.siemas, derrocando for- los cielos, campos, vientos, huracanes fue'Wnas y levantando á su paso por la vida s o - ron nacidos por el amor de Dios á su c r i a ciedades diversas. tura. Y desde Norte á Sur, desde Levante á TQoéA\»fitHh4AB 4ecaaáA\ N o - b i e n recibeMediodía, los mares con sus olas recamadas - í ^ l h o m b r e él espiriiu vital, no bien aparece de i spuma, los volcanes en.soberbecidos des' eib e l á i s i a d o planeta d e la tierra para formar pairamando en los espacias sus lágrimas de con s u s trabajos una hoja mas del árbol fuego, las cataratas despeñándose á los abis-^ ""gíganléscq d é los piíéblos, cuando ya empie- mo> fí/rmando orlas de plata, los cami'OS coa ' za á coiigébiarse con e s e mundo exterior susdii.demasde flores y los arroyos bmzandO .qufl parece destinado á la fátalidal; mientras al deslizarse en los valles sus cadenciosos ^ 'iiuermeh las'idéag; mieutras el movimiento murinulliis, repiten la palabra amor por.'"'intelectual, sujeto entre las cadenas de ila que el amor es el ( l í m e n l o mas necesario j " . ignorancia, deja aletargada la mente que ha de las arwnomías, y la naturaleza es una . d e recibir cual rélámoago inmenso al pensa- perfecta, unn sorprendente arnumia. ''>»rentb. ' Allí donde ha habido amor, ha habidj), D a n i n s * 1 7 d e líliiyo d e tHG». - ¿Qiie seriamos sin el.^* Materia inerte, un puBado de polvo enrojecido (|ue, d spues de , y é c i b í r los embates de los elementos, caería -¡agoViado en el oscuro seno de la imnba, sin ' ' ^ ' a b é r l e sido p i r m í l i d o añaiiír con sus escuerzos y penalidades una ñola mas en la vida, re|¡i;iún, libeitad, progreso y sociedad. Mirad sino: el imperio romano, enL;randecído un dia por el esfuerzo de sus déspotas, en «i anchuroso campo de l.i historia, borróse para siempre al entu.NÍ.ist;i amor de pobres pescadores y hubo religión. -'armonía de las esferas, una letra mas en el Los memoriibles Ciirapos de Vergara, \^'^'rán lihro de la naturaleza. ennegrecidos con (I humo de cíen cómbales, ; ^ E l amor e s l a g an [talanca, la fuerza p o ' Merosa que gobernando los mundos, raaii, tiene en orden la desmesurada máquina dol üriivéyso. Bajo cualquier punto de visia que se le ^¡¿finalice, se presenta como el motor p r í n c i ,,j,pal que existe eíi la vida. El art sta se c o n m u e v e á s u influjo; y supenindi» á Apeles, copia la naturaleza en sus cuadros y bace ^^gjque se estremezca al reflejo de su colorido. ' El p o e t a , ese ángirde>linado á rodar aijui j ñ í a tierra, abandonando el tosco maleria"g^íismo, entré torrentes de armonía, hace teraW r eb corazón V desarrollarse el sentimiento. Habla el mármol trasformado e n e s t a tuas y dorados bustos: la arquitectura l e - se ihiuiinaron al reflejo de valerosos héroe», y mezclando enire el frenesí de las batallas su sacrosanto amor, hubo lib- riad. Un puñado de colunias, desparramadas en las piaviis de América, sin mas esperanza que su Irab.ajii y ^in mas guí;r que su fé, llegaron á fundar uno de los pueblo.s mas ricos del tfiviverso, y agitando l:i palanca prepotente de su amor bubo progreso; y los primeros hombres, atraiiios por esa misma fuerza secreta é invisible, por ese rayo brillante y vivilicador, se reunieron en los bosques, en las las orillas de tos lagos, y juntando familias roas familias bubo sociedad. El amor es, pues, el bálsamo de la vida, El cura nuestras heridas «n el seno de; la Trimestre Semestre Año. . . . . . . . . . . 24 reales. 42 » 74 n amistad al m u r m u l l o d e esas íniimas c o n fianzas que ensanchan el alma, que a p a c i guan nuestras p i n a s y nos proporciona horas supremas de satisfacciones p n r a s é infinitatC' Por él se enciende el corazón del soldado conduciéndole de victoria en victoria, para que luego triunfante pueda depositar sus lauros al pié d e las sacratisi^nas aras de leí patria: por él se robustece y fortifica el ánimo del mártir, para sufrir impasible el fuego de las planchas, los tormeetos del potro y los garfios de sus verdugos: y por él y sólo por él se engrandece el espíritu á log reflejos de otro espíritu á quien ama, con quien llora si Ilot-a, con quien rie «i r i e , levantándose potente en los brazos de la muger amada, d e ese ser que, encontrado en el camino de la vida, viene con su pasión á calmar sus pasiones livianas, con sus tiernos sentimientos á matar los terribles véi-tigos del alma y hacer que en su feliz estado se reconozca mo por su naturaleza eon todala creación, otro por su ¡espíritu con tQ^a la hnmanidad. io ^'¿Oué es pues la Jerusalen del Tasso sino él refleju de las llamaradas qne brotaron d e su amor hacia Eleonora.5' ¿Qué la Trant/igu'-'^ rfloio» de Rafael sino el d e s t e l l o ' p u r o l a n zado de la corona de amor de la hermosa Fornarina? Y esa obra, rico florón de la literatura que se lítula La Divina. Comedia del Dante ¿qué es sino su grande, a p a s i o nado a m o r por la linda Beatriz? ' " L a p o e s i a , la pintura, la música, los g r a n des hechos, los mas vastos sacrificios, tod;i», en fin, todas cuantas revoluciones se han verificado t n el trascurso del tiempo, han nacido lan velozmente cual el rayo entre las nubes, c u a l e l p e n s a m i e n t o e n la ima-iinacion, al destello incontrastable de ese fuego,' de esa eeniella que se llama a i n o r , de ese rayo d e inefable luz en que vive ul sentimiento. ¿Quesería ei niño que apenas ha respirado el aire de la vida, s^in el ainpr puro y a c e n drado d e lina madre, s i n e s e s e r , q u e superando á s u naturaleza vtia su sueño, le a l i menta con solícito alan, le acompaña á los teniplos haciéndole pronunciar tiernas p l e garías ante la efigie de un santo, y l u e g o .