Concurso Casos Clínicos

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Adolescente con dolor abdominal
Dr/a. Marina Tourné García
Introducción y descripción del caso:
Adolescente de 14 años de edad que acude con su madre por dolor abdominal y náuseas, no
vómitos, de unos días de evolución. No presenta fiebre. Hábito intestinal normal. El dolor se localiza
en epigastrio y periumbilical. Es de tipo cólico y no refiere factores desencadenantes ni
circunstancias que lo mejoren.
No tiene síntomas urinarios ni respiratorios. El estado general se mantiene aceptable sin signos de
gravedad en el pulso, temperatura e hidratación.
En la exploración el abdomen: inspección, auscultación y percusión dentro de lo normal; a la
palpación está blando y depresible, ligeramente doloroso a la palpación profunda periumbilical y en
epigastrio. No masas ni vísceromegalias. Signos de Blumberg, psoas y Murphy negativos.
Puñopercusión bilateral negativa.
Aunque el paciente parece afectado, no tiene signos de gravedad por lo que se le explica lo
encontrado y se recomienda observación en su casa. Volver si no mejora o empeora. Como
tratamiento se instaura una dieta blanda, reposo relativo, espasmolíticos y metoclopramida si
precisa.
Una semana después acude de nuevo presentando la misma clínica a la que se ha añadido algún
vómito; al interrogarlo refiere no haber mejorado nada. Tampoco han aparecido más síntomas. Ha
seguido correctamente el tratamiento prescrito, según la madre y el paciente, aunque éste habla
poco (probablemente por la edad y por timidez). La segunda exploración abdominal es también
anodina. Constantes vitales normales.
Datos complementarios:
Diagnóstico y posible tratamiento:
Deseo hablar a solas primero con la madre para indagar sobre si algunos problemas que conozco
que tiene el matrimonio pueden estar influyendo, pero la madre se adelanta, invitando al hijo a salir y
aprovecho para preguntarle sobre el tema. Ella responde que no, que el problema es el colegio. Me
explica que está varios meses sufriendo acoso escolar por parte de un compañero, que no lo saben
por su hijo; se lo ha contado la madre de otro compañero que también lo ha sufrido, aunque en
menor medida.
Una semana despues la analitica mostró, aumento de las transaminasas y bilirrubina con VSG con
elevacion moderada, con Serologia de Hepatitis negativa. En la Ecografía abdominal de encontró
dilatacion de la via biliar con 2 imagenes compatibles con Litiasis biliar. En la actualidad está
asintomática en lista de espera para Cirugía.
Una semana despues la analitica mostró, aumento de las transaminasas y bilirrubina con VSG con
elevacion moderada, con Serologia de Hepatitis negativa. En la Ecografía abdominal de encontró
dilatacion de la via biliar con 2 imagenes compatibles con Litiasis biliar. En la actualidad está
asintomática en lista de espera para Cirugía.
El tipo de agresión consiste casi siempre en empujones, zancadillas, algún golpe no muy fuerte,
insultos, humillaciones... El agresor con frecuencia se apoya en un grupo pequeño de compañeros
que le ríen las ”gracias”. Los demás alumnos de la clase no intervienen. Mi paciente ha empeorado
su rendimiento escolar, a veces llega a casa y se acuesta muy temprano, evitando a la familia con la
que siempre se ha llevado muy bien. No ha pedido ayuda a nadie. Le pregunto sobre qué medidas
han tomado ella y su marido y me cuenta que ella habló con el tutor, cuando se enteró y éste
considera que son cosas de chicos.
También le pregunto por lo que opina su marido de todo esto y me dice que no le parece bien lo que
está ocurriendo pero no parecen saber qué hacer. Le explico que la situación es seria porque está
afectando mucho a su hijo, y que si está haciendo síntomas está pidiendo ayuda, porque él no
encuentra una solución al problema y que no podemos dejarlo solo. Que el acoso es un delito y que
son los adultos los que tienen que tomar medidas; si el tutor no ofrece soluciones, deben ir, ella y su
marido, a ponerlo en conocimiento de la dirección del centro.
En el momento actual hay suficiente sensibilidad social en este tema para que no se encuentren
solos. Ofrezco un justificante para que su hijo pueda faltar a clase ya que me parece lo más
conveniente. También debo tramitar el parte de lesiones al juzgado. Ante todo esto la madre me pide
tiempo para que ellos puedan intervenir antes y cree que es mejor que su hijo siga acudiendo al
colegio. Desea ser ella la que le diga a su hijo lo hablado y acepto. Aunque no estoy del todo de
acuerdo, sí creo que este tipo de problemas se resuelven mejor si se meditan las soluciones y
además hay que hablar con los implicados y sobre todo con el afectado y sus padres para hacerles
copartícipes de las decisiones.
Aproximadamente un mes después acuden madre e hijo porque el compañero que le acosa le ha
agredido en el colegio golpeándole la cabeza, tórax y abdomen con más saña que de costumbre.
Hablo con el paciente para que me explique lo sucedido sobre todo para conocer cómo se siente
ante lo que le está pasando, si se siente culpable o no, qué soluciones se le ocurren, explorando la
esfera psíquica. Voy intercalando comentarios para hacerle saber que los actos de su compañero
constituyen un delito, que no tiene que avergonzarse de nada, que no es culpa suya, que nada de lo
el haya hecho puede justificar que le agredan, que parte de la solución es que sus padres y el
colegio conozcan lo sucedido” Además, también le digo que al no mantener el anonimato se podrá
acabar con su problema, pero que el que puede salir más beneficiado es el agresor porque tiene la
oportunidad de corregir sus actos y aprender a relacionarse civilizadamente con los demás.
En el mundo de los adultos podría ser castigado con multa o cárcel. En la exploración el paciente
está muy incómodo y poco colaborador por su timidez y porque a pesar de todo parece sentirse
culpable y avergonzado. A la inspección no se observa nada; a la palpación presenta dolor en
algunas zonas del cuero cabelludo, mucho más leve en parrilla costal derecha y epigastrio. No hay
signos de gravedad en tórax ni en abdomen. Auscultación pulmonar normal. Hablo con la madre
para que me cuente qué ha pasado desde la última entrevista. Refiere que lo han puesto en
conocimiento de la dirección del colegio y están esperando la resolución del Consejo Escolar. En
este tiempo han hablado con otros profesores amigos suyos que les han explicado, por experiencia
personal, que es bueno tomar medidas con diligencia para cortar cuanto antes el problema y no
dejar que se cronifique y se han ido formando una opinión más favorable a la intervención para
ayudar a su hijo. Les digo que es mi obligación y además me parece conveniente hacer un parte de
lesiones al juzgado contando lo sucedido y cómo está afectando psíquicamente a mi paciente; no
dicen nada en contra y lo hago en ese momento.
Unos dos meses después la madre viene sola a la consulta por un motivo personal y al preguntarle
sobre su hijo me cuenta que cuando se hizo público en el colegio el problema, todos sus
compañeros lo apoyaron y dieron de lado al acosador. Su hijo estaba integrado en el colegio y en
sus estudios como siempre. Por supuesto habían desaparecido las somatizaciones. La semana
siguiente sería el juicio y todos estaban muy tranquilos. El acosador no había vuelto a meterse con él
ni con ningún otro niño y parecía que se le hubiera olvidado.
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