Permanencia de Objeto

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NOCIÓN DE PERMANENCIA DE OBJETO
Adquisición de la noción de objeto.
Durante los primeros meses de vida, el niño vive sumido en un mundo de percepciones que son nuevas para
él, pero es un mundo que tiene orden, no está caótico. En este ámbito perceptivo, los objetos tienen un lugar
importante, pero la pregunta radica en saber si estos objetos que el niño observa y manipula dejan de existir
para él en el momento en que desaparecen de su vista o si continúan existiendo. Para algunos autores, la
permanencia del objeto supone una construcción lenta a lo largo del primer año de vida, mientras que para
otros se trataría de una habilidad innata.
La teoría de Piaget, se basa en un proceso de construcción sucesivo en que el niño se desarrolla en un entorno
activo. Piaget estudio sus procesos perceptivos referidos a la noción de objeto a través de la desaparición
visual de un objeto que es atractivo para el niño. Si el niño buscara el objeto que desaparece, entonces Piaget
concluye que ese niño a desarrollado ya la permanencia de objeto, usando así como criterio para determinar
esta adquisición la búsqueda. Piaget dice que la adquisición de la noción de objeto hay que entenderla dentro
de la construcción del espacio donde están los objetos y en el marco general del desarrollo de la inteligencia.
Piaget usará su teoría de los estadios, en la que destacan tres aspectos :
• la concepción del objeto como una entidad en si misma que existe y se mueve en el espacio
• la independencia de este objeto respecto a la acción del niño.
• el papel del yo (niño) como un objeto más en el espacio.
La permanencia del objeto
Los estudios de replicación sobre la permanencia del objeto son numerosos y entre ellos destacan los
realizados por Bower quien ha llevado a cabo un programa de investigación. Los trabajos de Bower sobre la
permanencia del objeto muestran que los niños son capaces de alcanzar esta antes de lo dicho por Piaget. Por
ejemplo, si nos situamos en el tercer estadio, una de las conductas típicas era la capacidad que tiene el bebe de
eliminar los obstáculos que impiden su percepción como una sábana sobre su rostro ; sin embargo, todavía no
era capaz de buscar un objeto que había sido escondido detrás de una pantalla o debajo de otro. El objeto,
según Piaget, no tiene todavía una existencia independiente de la acción del sujeto y, por tanto, deja de existir
en la medida en que está fuera de su visión. Bower, en uno de sus estudios cambió un poco la experiencia
típica piagetiana y, en vez de ocultar el objeto mediante una pantalla o debajo de otro objeto, simplemente,
apagó la luz. Evidentemente, el bebé ya no podía ver el objeto y, sin embargo, era capaz de alcanzarlo y
cogerlo. Bower encontró esta conducta en bebés de 16 semanas, es decir, en el límite entre los estadios dos y
tres, y mucho antes de lo previsto por Piaget. Además, para Bower estos resultados ponen de manifiesto que
los problemas del niño con la búsqueda del objeto oculto, no son conceptuales, sino motores ; que el objeto
esté fuera de la vista no significa que esté fuera de la mente sino que simplemente no sea capaz de coger un
objeto que está dentro o debajo de otro.
Los errores de los niños en el estadio 3, así como el llamado error típico del estadio 4 por el que los niños
buscan el objeto en el primer lugar en que fue escondido y no en el segundo, en el que de hecho se encuentra,
podrían ser explicados según Bower debido a problemas de actuación, entre los que destaca la habilidad
motora y no de competencia cognitiva. Otros autores han propuesto también algunos otros factores
explicativos, como la codificación y memoria de los estímulos utilizados en los estudios, así como los
relativos a la percepción y la configuración espacial de los objetos.
Bower usa otros experimentos, esta vez para probar que desde muy temprano el bebé tiene la noción de
permanencia del objeto, mediante la sorpresa o los movimientos oculares.
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En un primer experimento presenta un objeto y luego lo oculta mediante la pantalla. Luego la retira dejando
ver el objeto detrás o el espacio vacío. Si el niño se sorprende ante la ausencia del objeto detrás de la pantalla,
ello supondría que los objetos siguen existiendo para este niño aun cuando desaparecen de su vista. Al
contrario, si el objeto aparece, se espera que el niño no se sorprenda si tiene ya permanencia del objeto.
Igualmente, si la ausencia del objeto no provoca sorpresa, se deduce que los niños no tiene permanencia
todavía. Los resultados muestran que los niños se sorprendieron más cuando no aparecía el objeto que cuando
este aparecía al retirar la pantalla. No obstante, ni le latido cardiaco usado en el experimento parece ser el
medio más adecuado para medir la turbación cognitiva, como tampoco los datos permiten pronunciarse sobre
la permanencia del objeto que hace referencia a un nivel conceptual. Bower uso también el movimiento ocular
para estudiar este fenómeno, suponiendo con corrección que si el niño podía seguir con su mirada un objeto
móvil, sería también capaz de anticipar la reaparición de este objeto que se ha ocultado tras una pantalla.
Sin embargo, los experimentos fundados en la búsqueda del objeto desaparecido insisten en que hasta los siete
u ocho meses los niños son incapaces de buscar un objeto escondido. La razón que aporta Piaget reside en que
los niños no comprenden que un objeto continúe existiendo cuando es ocultado por otro objeto. La
discrepencia se debe, según dicen algunos autores, a que hasta los siete u ocho meses los niños no empiezan a
coordinar acciones y objetos diferentes dentro de una secuencia medios−fines. El niño más joven (5 meses)
puede encontrar un objeto mediante la realización directa de una acción, como coger un objeto en la
oscuridad, pero resulta más complicado aplicar una acción a un objeto para crear las condiciones favorables
para aplicar otra acción a otro objeto, tal como ocurre frecuentemente en los experimentos de búsqueda del
objeto escondido : aplicar la acción de retirar la pantalla para poder aplicar la acción de coger el objeto
deseado. Pero la incapacidad del niño para producir secuencias medios−fines no se debe a problemas de
control motor, como ya mostrara Piaget, sino probablemente a su limitada habilidad en la solución de
problemas. Estos niños pueden representar el modo adecuado tanto al estado inicial de la situación pero
presentarían deficiencias en su conocimiento sobre los operadores implicados en la secuencia, o incluso estas
deficiencias se centrarían principalmente en la selección y encadenamiento pertinente de estos operadores
para conseguir la meta propuesta.
La permanencia del objeto social.
La reacción del niño frente a la desaparición del objeto social es distinta que la del físico. Piaget sugiere que la
permanencia del objeto social se adquiere antes que la del otro, sin embargo, los trabajos son escasos al
respecto, y los que hay son discordantes y poco claros. Por ejemplo, los experimentos de Gratch no muestran
diferencias significativas desde el punto de vista estadístico con respecto a las reacciones del sujeto ante la
desaparición del objeto social y no social. No obstante, los niños de nueve a dieciseis meses parecen más
sensibles ante el objeto social que ante el no social. Por otra parte, los niños más pequeños no tenían aun
permanencia del objeto según su experimento.
En otros trabajos no aparece esta mayor sensibilidad hacia los objetos sociales, o incluso lo hace pero en
sentido inverso, tal como aparece en los niños con relación de apego insegura. Estos niños de trece meses
presentaban mejores resultados ante el objeto no social que ante mujeres familiares o conocidas.
Finalmente señalar que parece existir cierta correlación positiva entre la estimulación materna, el afecto
materno, etc, y el nivel de permanencia del objeto en los niños
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