Muerte de una adolescente por retraso en el diagnóstico y tratamiento de una apendicitis. Ser médicos residentes no exime de culpa Tribunal: Suprema Corte de Justicia de Mendoza Fecha: 06 de noviembre de 2013 Partes: A.M.A y OTS/G.I. Y OTS P/D Y P Fuente: Diariojudicial.com (online). 30 de enero 2014 Resumen La Corte de Mendoza extendió los efectos de una condena por mala praxis a los médicos residentes que actuaron en el caso. “Está claro que si bien el residente no está capacitado para realizar por sí mismo toda clase de actividades médicas, lo cierto es que se trata de un profesional rentado, que cumple una labor de especialización bajo la supervisión de su instructor, y tiene la obligación de desempeñarse con eficiencia, desplegando todo el caudal de conocimientos científicos del que está dotado.” “La calidad de médico residente no le impedía al Dr. C prescribir la indicación quirúrgica, único camino terapéutico acertado. En efecto, conforme las declaraciones de los propios médicos de plata, según el reglamento el residente no puede operar solo ni ordenar una cirugía, conductas que en el caso no son las que se reprochan; el desacierto fue no señalar la solución quirúrgica y mantener el statu-quo pese al visible agravamiento del cuadro.” Los hechos Domingo 20 de mayo de 2001 La joven M.I.A, estudiante secundaria, comenzó a sentir esa mañana, aproximadamente a las 10:00 hs. fuertes dolores en abdomen, con irradiación a miembro inferior derecho, junto con vómitos y falta de apetito. Fue llevada por sus padres al Hospital L. Lagomaggiore de Mendoza, donde fue evaluada por una médica de guardia (Dra.P.F). Luego de interrogar y examinar a la paciente, la profesional solicitó una rutina de laboratorio y sedimento urinario, cuyos resultados eran compatibles con su primer diagnóstico presuntivo de infección urinaria baja. Con este diagnóstico, decidió tratamiento ambulatorio, indicándole 400 mg de norfloxacina c/12 hs, ibuprofeno 100 mg. c/ 8 hs. y la ingesta de 3 litros de agua por RESUMEN FALLO #1 día. No obstante esto, advirtió que se debía controlar porque no debía descartarse un síndrome de fosa ilíaca derecha (así lo asentó en los registros) Lunes 21 de mayo de 2001 Encontrándose en la escuela, M.I.A continuaba sintiéndose mal pese a haber tomado la medicación, con agravamiento de los síntomas descriptos. La Regente del Colegio decidió trasladarla nuevamente al Hospital adonde había concurrido el día anterior. Es atendida por el Dr. R.C, médico residente de cirugía que cumplía funciones de guardia. Este médico ratificó el diagnóstico de infección urinaria y, sin indicar nuevos estudios ni cambiar la medicación, le indicó continuar con igual tratamiento en forma ambulatoria. La paciente permaneció en su casa todo el día sin remisión de los síntomas, con dolores que se intensificaron por la noche, por lo que la familia decidió llevarla nuevamente al hospital. Martes 22 de mayo de 2001 A las 0:30 hs de ese martes es evaluada en la guardia por el Dr. O, un médico experimentado, quien le diagnostica un cólico biliar. El Dr O le habría indicado un analgésico IV y la habría enviado a su casa con mayor dosis de analgesia (no figuran registros en la historia). Los familiares en la demanda declaran que no recibieron mayores explicaciones. Su hija no comía ni tomaba líquidos. Permaneció en su casa en reposo todo ese martes 22, sin mayor reversión de los síntomas. Miércoles 23 de mayo de 2001 A las dos de la mañana, al no mejorar el cuadro y continuar con dolores, los padres la trasladaron nuevamente al hospital. Evaluada por el médico de guardia, se le coloca suero y se decide su internación en el servicio de cirugía, la cual se efectivizó a las 10 de la mañana. El ingreso a piso es realizado por el Dr. R.C (el mismo que había evaluado a la paciente el lunes 21), consignando en la historia clínica: “Diagnóstico presuntivo: Abdomen Agudo? Pielonefritis Aguda? No se realizó durante todo ese día ningún estudio diferencial para precisar el diagnóstico, pese a que la joven ya estaba internada y habían transcurrido tres días desde el inicio de los síntomas. El residente tampoco sugirió ninguna conducta quirúrgica. A las 19:30 fue evaluada por otro médico residente del servicio, el Dr. E..R, quien consigna en la HC “Conducta expectante”. Este profesional solicitó además una interconsulta con ginecología, por una inflamación en los genitales de la joven. Fue evaluada entonces a las 22:00 hs por el Dr. R.V quien advirtió un tumor vulvar en el labio derecho. A las 23:00 hs, dicho ginecólogo (R.V), procedió al drenaje quirúrgico con diagnóstico presuntivo de Bartholinitis. El procedimiento se realizó bajo anestesia local en quirófano, duró 20 minutos y no presentó complicaciones. El mismo profesional consignó en la historia que el hallazgo ginecológico por el que intervino no justificaba los síntomas que presentaba la paciente. RESUMEN FALLO #2 Jueves 24 de mayo de 2001 La paciente no presentaba signos de mejora. Según se consigna en la HC (sin especificar el horario), durante el pase de sala de cirugía se decide conducta quirúrgica (laparotomía exploradora). La Dra. I.G (cirujana de planta), consignó que ante el síndrome de fosa iliáca derecha con Blumberg + se debía aplear a la cirugía a la brevedad. La paciente ingresó a quirófano a las 14:00 hs de ese día (cuadro días después del inicio del cuadro), en mal estado general, con dignos de sepsis. Los hallazgos, según se consignó en el parte quirúrgico fueron: “Diagnóstico postoperatorio: apendicitis aguda gangrenosa perforada. Peritonitis fecal gangrenosa. Tumor abdominal retrogástrico supramesocolónico.”. Finalizada la operación, la anestesióloga advirtió una fibrilación ventricular que la llevó a un paro cardíaco que no revirtió con las maniobras habituales, ocasionando el deceso de la joven. La necropsia confirmó la falla multiorgánica como causa del fallecimiento (sepsis generalizada): “Pulmón de shock, hipoxia de miocardio, congestión hepática. Pielonefritis crónica.” Ante este desenlace, los padres de la menor interpusieron una demanda por daños y perjuicios de $120.000 más intereses y costas por mala praxis médica contra el Hospital Lagomaggiore y contra la médica de guardia P.F, los residentes de cirugía R.C y E.R, el ginecólogo R.V y la cirujana de planta I.G. La parte actora posteriormente desistió de a demanda contra la primera médica que la había visto en la guardia (P.F), por lo que el caso progresó contra la institución y los otros cuatro médicos demandados. Defensa de los imputados Hospital Laogomaggiore: Solicitó el rechazo de la demanda detallando las atenciones brindadas a la paciente e indicando que los médicos obraron con diligencia. Sostuvo que los diagnósticos presuntivos no coincidieron con los definitivos porque el cuadro de la paciente distó de ser el habitual por la variante anatómica del apéndice (remite al parte quirúrgico y a la necropsia). Su defensa sostuvo que el diagnóstico presuntivo de internación incluye más de diez patologías diferentes en una mujer joven y que no se puede juzgar la conducta médica con un análisis retrospectivo. Impugnó además los montos reclamados. Residente de cirugía R.C: Solicitó el rechazo de la demanda indicando que la menor había sido atendida en la guardia del hospital el 20 de mayo en horario de la tarde por la Dra. P.F. Que él atendió a la paciente el 21 de mayo, surgiendo de su examen médico la confirmación del cuadro de infección urinaria diagnosticado con anterioridad por la RESUMEN FALLO #3 Dra. P.F, no habiéndose completado ni 24 hs. del tratamiento con antibióticos prescripto por la médica de guardia del día anterior. Sostuvo además que la paciente fue evaluada en la guardia del 22 por un médico experimentado como como el Dr. O, quien diagnosticó un cólico renal y que el error diagnóstico era excusable. Una vez internada, su actuación se habría limitado a la confección de la historia clínica, según le consignaron sus superiores. Impugnó también los montos reclamados. Residente de cirugía E.R: Solicitó el rechazo de la demanda sosteniendo que a la fecha de los hechos era médico residente de cirugía general, y por reglamentación éstos no actúan sin la supervisión de otro profesional de mayor jerarquía científica. En el caso, intervino bajo el control permanente de los Dres .L y Dr. P (médicos de planta que no figuran en la HC y que no fueron demandados). Adujo que el consignó su evaluación en presencia del Dr. P, médico cirujano de guardia ese día. No tuvo más contacto con la paciente porque había finalizado su turno de guardia. Impugnó también los montos reclamados. Ginecólogo R.V: Solicitó el rechazo de la demanda en el hecho que su actuación no tuvo nada que ver con el cuadro apendicular de la víctima. Sólo se lo interconsultó por un supuesto cuadro de bartholinitis que constituye un cuadro ginecológico que no tuvo nada que ver con el proceso patológico posterior. Cirujana I.G: Solicitó el rechazo de la demanda aduciendo que no existió error de diagnóstico ni de tratamiento; destacó que los actores sólo la mencionaron como la “médica tratante” solamente una vez. El fallo de primera instancia El juez de primera instancia condenó al hospital pero absolvió a los cuatro médicos imputados sobre las siguientes bases: Hospital Lagomaggiore: “No surge claramente que la menor haya sido tratada en forma correcta; coexistieron varias patologías; la menor debió ser internada e intervenida de inmediato ante la persistencia de la patología. Se acreditó con la HC y las testimoniales que a la joven la atendió un grupo de médicos a los que en su conjunto se les puede atribuir la responsabilidad por no hacer todo lo que debían hacer; surge sí la responsabilidad del Hospital Lagomaggiore” RESUMEN FALLO #4 Dra. IG (Cirujana de Planta): “Estuvo en contacto con la paciente el último día de su internación, informando que presenta síndrome de fosa ilíaca derecha y consignando en la historia que se decide conducta quirúrgica. La intervinieron ese mismo día y la paciente fallece. No se acredita que haya sido la médica tratante.” Dr. R.V (Ginecólogo): “Actuó en una interconsulta realizada a Ginecología. Revisó a la menor el 23 de mayo a las 22:00 hs. Advirtió tumor vulvar en labio derecho, decidiendo realizar drenaje. Actuó como ginecólogo ante un posible cuadro de Bartholinitis. Efectuó tratamiento local por tumor vulvar. El acto médico resultó ajeno a la causa del fallecimiento. Carece de relación de causalidad.” Dres. R.C y E.R (Residentes de cirugía): “Los residentes no pueden indicar por sí una cirugía. La misma debió haber sido indicada por el cirujano de planta, quien no fue demandado. Tienen prohibido operar solos, sin un médico de planta. Los actos cumplidos fueron realizados dentro del sistema de residencia médica. Tanto RC como ER consignaron sus observaciones en la HC. No se acredita culpa en su actuación.” La sentencia total fue de $120.000 más intereses. La sentencia fue apelada por la actora y por el Hospital Lagomaggiore. La sentencia de Cámara La Quinta Cámara de Apelaciones en lo Civil confirmó la sentencia contra el hospital y el rechazo de la demanda contra la cirujana I.G y el ginecólogo R.V., basándose en argumentos similares a los del juez de primera instancia. Sin embargo, hizo lugar parcialmente al recurso de apelación de los padres y extendió la condena a los dos médicos residentes: “Tanto R.C como E.R, aún cuando puedan haber efectuado un prolijo examen de la paciente. Completo estudio y anamnesis, erraron en el siguiente paso profesional –el diagnóstico, sin que puedan escudarse en el aparente enmascaramiento del cuadro.” “La paciente llevaba varios días con el mismo cuadro de descompostura y dolor abdominal, como para insistir que la única dolencia era de origen RESUMEN FALLO #5 urinario; es de conocimiento de legos que la patología de apéndice de presenta de maneras distintas.” “Debieron sospechar la presencia de apendicitis. Era un diagnóstico razonable.” La Cámara fue también fue crítica del accionar de los otros médicos que intervinieron (profesionales de planta), pero no los pudo condenar porque no habían sido demandados. “Se coincide con el juez de primera instancia en cuanto a que actuaron en el caso otros profesionales que no han sido demandados, lo que no obsta que pueda criticarse su actuación sin responsabilizarlos civilmente.” Contra este fallo, el residente R.C presentó un recurso extraordinario ante la Suprema Corte Mendocina, aduciendo que no existió un error de diagnóstico por tratarse de un cuadro confuso, que en su calidad de médico residente redactó la HC en forma correcta y completa, que fue otro médico por quien no debe responder quien indicó “conducta expectante, y que no era él quien podía ordenar la cirugía por su calidad de residente. El fallo de la Suprema Corte Habiendo confirmado la mala praxis por el retraso diagnóstico, la Corte de Mendoza analizó si, en este caso, la calidad de médico residente tornaba factible la eximición de la condena. “La normativa provincial vigente, entre los deberes y obligaciones del residente prescribe que deberá consultar obligatoriamente a sus superiores jerárquicos y en su ausencia al jefe de guardia frente a todo paciente con problemas de diagnóstico o terapéuticos graves que no pueda resolver.” “El Sistema Nacional de Residencias de la Salud (Ley 22.127), establece en su art. 14 que los actos de progresiva complejidad encomendados al residente en cumplimiento de los programas de residencias, se desarrollarán bajo su exclusiva responsabilidad profesional, sin perjuicio de la que eventualmente pueda caer sobre el instructor que hubiera dispuesto su realización.” “Está claro que si bien el residente no está capacitado para realizar por sí mismo toda clase de actividades médicas, lo cierto es que se trata de un profesional rentado, que cumple una labor de especialización bajo la supervisión de su instructor, y tiene la obligación de desempeñarse con eficiencia, desplegando todo el caudal de conocimientos científicos del que está dotado.” RESUMEN FALLO #6 “No corresponde eximir de responsabilidad a un médico residente por la sola circunstancia de investir esa categoría, pues habrá que analizar en cada caso cuál ha sido su participación personal en el acto médico y/o si actuó dentro de la órbita de sus facultades o realizó una práctica contraria a la impartida por su superior.” “De la secuencia descripta surge que la intervención del Dr.C se verificó en dos oportunidades, y en ninguna de ellas el galeno atinó el adecuado paso terapéutico. El Dr. R.C debió solicitar estudios que descartaran o confirmaran los diagnósticos ya efectuados.” “La calidad de médico residente no le impedía al Dr. C prescribir la indicación quirúrgica, único camino terapéutico acertado. En efecto, conforme las declaraciones de los propios médicos de plata, según el reglamento el residente no puede operar solo ni ordenar una cirugía, conductas que en el caso no son las que se reprochan; el desacierto fue no señalar la solución quirúrgica y mantener el statu-quo pese al visible agravamiento del cuadro.” “En términos sencillos, el residente no puede, sin el aval de su superior, ordenar la habilitación del quirófano ni operar solo, más, insisto la recriminación es por errar en la aplicación del caudal de conocimientos adecuados exigidos para un médico de su clase, en no efectuar ningún estudio diferencial para confirmar o no la sospecha diagnóstica de un cuadro que ya llevaba 4 días de evolución; la apendicitis era un diagnóstico razonable” Por todos los fundamentos expuestos, la Corte rechazó la vía extraordinaria interpuesta por el residente y confirmó su condena. RESUMEN FALLO #7