431 BOLETÍN DE LA BEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que en esta obra, siguiendo una costumbre bastante generalizada en la actualidad, ha sido sustituida también por la de género masculino ó esporo. No entraré en detalles críticos acerca de esta cuestión, que deben constituir una nota aparte, pero sí declararé que me hubiese sido más grato que la autoridad del Sr. Castellarnauno se inclinase del lado de los que no han respetado en este punto los usos ya establecidos por nuestros grandes naturalistas, varios de los cuales eran al mismo tiempo autoridades no despreciables en el manejo del idioma, sino del lado de los que pensamos que se debe seguir diciendo espora como se decía antes de que los bacteriólogos hubiesen comenzado á decir esporo, desconociendo que esta voz estaba ya creada. Comprende la obra que examinamos cinco partes ó capítulos, de los que el más interesante y que forma casi todo el cuerpo de la obra es el primero, que se refiere á las enfermedades producidas por parásitos vegetales. En él se expone, aparte de las fanerógamas parásitas, la serie de los hongos que utilizan este género de vida, mencionándolos especie por especie con arreglo al orden de la clasificación. Hay en esta parte gran copia de datos que han de contribuir poderosamente al conocimiento de la parte criptogámica de nuestra flora, en la que tanto queda aún por conocer. Los capítulos restantes tratan de los daños causados por la acción de substancias nocivas, de las enfermedades ocasionadas por las influencias del suelo, de las producidas por las influencias atmosféricas y por último de las heridas. Aunque la obra se refiere preferentemente á las enfermedades de las plantas leñosas y sobre todo de las arbóreas, contiene multitud de datos pertinentes respecto de las que afectan á las plantas herbáceas. También encierra una lista de obras referentes á hongos y á las enfermedades engendradas por el parasitismo de éstos. Por el contenido de esta breve reseña puede deducirse el juicio que merece la obra, que por sí misma y por las excelentes condiciones de la traducción debe ser recomendada á cuantos se interesan por este género de estudios. Por ella debemos gratitud al Sr. Castellarnau, que una vez más ha honrado la ciencia patria, dotando á la literatura botánica española de una obra digna de ser alabada.