EL DESEADO EMBARAZO “NO DESEADO”. Noemí Allidiére (*) La demografía es contundente. La población mundial es de 5.400.000.000 personas. Se estima que el crecimiento demográfico es de 1.000.000.000 personas por década. Las proyecciones indican: Para el año 2050, 12.000.000.000 habitantes, lo que configurará una situación demográfica insostenible. Estas expectativas de crecimiento no son homogéneas para todas las regiones. Casi todo el crecimiento poblacional se concentra en Asia (excluído Japón), Africa, Oceanía (excluídas Australia y Nueva Zelanda) y América Latina. Otras zonas como Europa (Italia, Francia, Alemania) presentan crecimiento nulo e incluso negativo. Se realizan en el mundo alrededor de 33.000.000 de abortos legales por año. Con los ilegales se estima que la cifra asciende a alrededor de 50.000.000. En Argentina el número estimado de abortos es de 360.000 por año (1.000 por día). (1) La psicología entra en acción. Ubicados en situación abordaremos ahora, el tema específico de este trabajo: Intentar iluminar desde la psicología algunos de los sutiles dinamismos afectivos que llevan tan frecuentemente a la mujer a caer en la “trampa del inconciente” embarazándose en condi- (1) Datos extraídos de periódicos locales (años 1995-96). (*) Noemí Allidiére. Lic.en Psic. (UBA,1967). Dra. Psic. Clínica. (UB, 1984) Prof. Regular, Trabajo Social, UBA. Investigadora Ubacyt, (1986). Ex.Psicóloga Minoridad. 1 ciones que preanuncian un aborto o alternativamente, un maternaje abortado a través de sus carencias. Las preguntas a formular entonces, son: ¿Qué factores emocionales llevan a tantas mujeres a embarazarse bajo condiciones tan inconvenientes que incluso pueden poner en riesgo sus vidas?. ¿Qué particularidades de la subjetividad hacen que tantas mujeres agobiadas por la pobreza material y/o por las carencias afectivas, que tantas mujeres solas o cargadas de hijos, con sus pubertades recién inauguradas o ya añosas, inscriban en sus cuerpos, una y otra vez, la marca del embarazo “no deseado”?. ¿Realmente no deseado? ¿O no registrado concientemente como tal? ¿No deseado? ¿O no vinculado a la madurez del “deseo de un hijo” reconocido como un ser diferente y con necesidades propias; de un hijo que requerirá de la disponibilidad materna necesaria para recibir un sostenimiento material y afectivo prolongado? ¿No deseado? ¿O deseado desde un deseo entrenado en construir ilusorias ecuaciones como: Embarazo= no soledad= no orfandad= no incompletud= no vacío interior= no angustia de muerte? ¿No deseado? ¿O deseado como “proyecto de vida alternativo” (aunque sea para abortar) cuando se ven obturados los otros proyectos (de trabajo, vivienda, salud, educación, recreación, etc.) como ocurre en los sectores de bajos recursos económicos donde la tasa de embarazos y de nacimientos es tan alta? Porque el poder que se obtiene a través de la posesión de dinero, bienes y objetos; la sensación de protección que puede otorgar el “techo propio”; los sentimientos de expansión personal y vitalidad que se logran viajando por el mundo; el incremento de la autoestima que genera el desarrollo de una profesión o actividad laboral interesantes; la sensación de libertad interior que puede dar el conocimiento de una ciencia, de una técnica o de un arte; el goce narcisista que produce un cuerpo embellecido por sofisticados y costosos tratamientos estéticos son, sin duda, experiencias y emociones que les están negadas a los sectores económica y socialmente postergados. El embarazo no. 2 ¿No deseado? ¿O deseado como un intento muchas veces desesperado de sentir que se es, que se existe, como se observa con frecuencia en los embarazos de las adolescentes, donde la compleja y por momentos errática búsqueda de la identidad puede llevar, como señala Eva Giberti (2), a tomar una suerte de “atajo” destinado a acortar fallidamente el camino hacia la adultez? Atajo que consiste en “pasar por el cuerpo” sin recurrir a las tramitaciones psíquicas y a los equivalentes simbólicos necesarios para hacer frente al conflicto de esta etapa de la vida. Conflicto entre la demanda pulsional de la sexualidad genital (“las hormonas”) y las exigencias precoces de adultez promovidas desde el entorno social (3), por un lado; y las necesidades de dependencia y expectativas de sostenimiento afectivo con características todavía infantiles, por el otro. ¿Embarazo no deseado? ¿O deseado para satisfacer la inconciente y compulsiva exigencia de repetición de la historia de la propia madre? ¿O para disimular la imposibilidad personal de convenir con el compañero, las condiciones de la genitalidad sin perder “las garantías” de continuidad de la relación (“él no quiere usar preservativo”)? ¿Embarazo no deseado? ¿O deseado desde una extravagante expectativa de inversión del vínculo madre-hijo? (4) (2) Giberti, Eva. “Adolescentes solteras embarazadas”. En Claves en Psicoanálisis y Medicina.. Nº 6, Bs. As., 1994, pág 21. (3) La sociedad contemporánea genera una expulsión rápida de la infancia. La televisión por ejemplo, estimula a través de la publicidad y los programas estilo “Amigovios” la pseudogenitalización precoz. (Cfr. Allidiére, N. Algunas observaciones sobre la infancia ¿una categoría problemática?. En Cuadernos de Trabajo Social (UBA). Año 1, N 1, Bs.As. Nov. 1995, pág. 5). (4) La “reacción de inversión” (en la que un adulto busca inconcientemente ser sostenido por un niño) es descripta como una de las actitudes históricamente reconocidas entre las formas de crianza. (Cfr. Lloyd De Mause. Historia de la Infancia. Madrid, 1982, Alianza, Ed. Cap. 1) 3 Expectativa que llevará a imaginar al hijo como sostenedor y no como sostenido violentando así el orden de la asimetría natural? (5) ¿Embarazo no deseado? ¿O deseado con un deseo que ha quedado históricamente entrampado en los mandatos patriarcales del “instinto materno” y la sacralización de la maternidad con los que se tiende a perpetuar el sometimiento femenino? “Instinto materno” de ficción que pretende aprisionar en los límites de la biología reproductiva toda la diversidad sociocultural y toda la riqueza subjetiva que encierra cada renovada concepción, gestación y maternaje. “Sagrada maternidad”, “obligatoria” tarea con que la mujer “se realiza” y que debe estar además, exenta de cualquier atisbo de agresión, de cualquier sospecha de lo que se ha dado en llamar su “lado oscuro”. En fin, deseados embarazos “no deseados”. Freud no podía estar ausente. El psicoanálisis describe al embarazo (y al puerperio) como uno de los “estados narcisistas normales ” (6). Estos estados narcisistas se caracterizan por la expansión del yo (lo que tiende a generar una sensación de omnipotencia) a expensas de una restricción en la percepción del mundo externo. Es decir que el yo crece, “se amplía” al recibir sobre sí, el interés (la carga libidinal) (5) Suele ser común que cariñosamente, las mamás llamen a sus hijos/as: “mamita” o “papito”. Más allá de su sentido lúdico, estas expresiones ponen de manifiesto fantasías de inversión del vínculo. (6) Otros estados narcisistas no patológicos son: el proceso de duelo, los estados anímicos que acompañan a las enfermedades y padecimientos físicos y el enamoramiento. Estos deben ser diferenciados de las estructuras y de las perturbaciones narcisistas que son patológicas. 4 que antes el sujeto tenía depositado en su entorno (en sus vínculos con otras personas, actividades y cosas). (7) Durante los estados narcisistas el mundo se desdibuja y el contacto con la realidad queda por ende, amortiguado. Cuando esta realidad resulta adversa (como en los estados de orfandad afectiva y carencia material) y un contacto “más realista” con ella podría generar afectos demasiado dolorosos (y hasta intolerables), conseguir que se amortigüe no es poca cosa. El paralelo con el mecanismo de las adicciones se nos impone. El embarazo al no escapar a esta dinámica psicológica descripta, funciona como un amortiguador del juicio de realidad produciendo, aunque transitoriamente como en las adicciones, la exaltación yoica tan necesitada. Lo “no sabido” tiene que ser nombrado. Alertados entonces acerca de la complejidad subjetiva del fenómeno “embarazo no deseado”, intentaremos sintetizar algunas reflexiones sobre el abordaje de esta problemática psicológicosocial. • Sabiendo que a nivel social, la instrumentación de políticas económicas tendientes a desarrollar proyectos de trabajo, salud, educación, vivienda y recreación en los sectores de menores recursos, resulta prioritaria en la tarea de descalificar al embarazo como “único proyecto posible”; reconocemos, sin embargo, que: • A nivel individual la prevención del embarazo “no deseado” deberá incluir también la problemática psicológica que hemos abordado en este trabajo. (7) ”La libido sustraída al mundo externo ha sido aportada al yo, surgiendo así un estado al que podemos dar el nombre de narcisismo”. Freud, S. “Introducción al Narcisismo” (1914). En O.C Biblioteca Nueva, Madrid, 1948, Vol. I, pág. 1075. 5 Algunas observaciones complementarias dan apoyatura a esta idea: • La educación sexual y la información acerca del uso de los métodos anticonceptivos resultan imprescindibles para la prevención del embarazo “no deseado” y del aborto (y consecuentemente, para la promoción de la maternidad responsable). • Sin embargo, la realidad indica que esta información es insuficiente (“razón necesaria pero no suficiente”) resultando por ende ineficaz, cuando deja de lado la consideración de la temática psicológica subyacente. Como dato anexo, aportado por la práctica de la clínica psicológica, descubrimos que: • La información sexual con que la mujer cuenta, suele quedar frecuentemente, como un “bagaje intelectual” escindido del resto de su personalidad (particularmente de los afectos) y que, por lo tanto, no puede ser usada operativamente por el yo en la instrumentación de conductas tendientes a la prevención de un embarazo “poco conveniente”. Es decir que las conductas de anticipación que el conocimiento de los riesgos tendría que generar, quedan bloqueadas o no funcionan al ser interceptadas por los afectos y los deseos inconcientes afines con la búsqueda de una expansión yoica propia de los estados narcisistas. Con el objetivo de tender a la integración de la “información intelectual” con los deseos “no sabidos”, se vuelve imprescindible generar espacios de reflexión donde las mujeres puedan hablar de sus necesidades, deseos y temores. Consideramos que los profesionales de la salud en general (y en particular los Trabajadores Sociales) cuentan con la posibilidad de favorecer estos espacios en los ámbitos donde desarrollan sus respectivas prácticas. Espacios donde las mujeres puedan identificar y poner en palabras sus emociones, permitiendo de este modo, un despliegue simbólico que las librará de la necesidad de buscar los “atajos por el cuerpo”. Espacios en los que los deseos del “embarazo no deseado” puedan ser reconocidos y nombrados. Pensamos, que de este modo, el saber intelectual adquirido por la educación sexual podrá ser mejor usado. 6 Bibliografía Badinter, E. ¿Existe el amor maternal?. Paidós-Pomaire, Barcelona, 1981, 1 edic. Dwek, L., Sallan, L, Teubal, R. “Claves para la comprensión de la maternidad adolescente: una perspectiva de género”. (En Ecos del XV Seminario Latinoamericano de Trabajo Social, publicación del Consejo Profesional de Graduados en Trabajo Social, Capital y CECSO, octubre de 1995). Fernandez, A.M- Giberti, E. La mujer y la violencia invisible. Ed.Sudamericana, Bs.As. 1992, 2 ed. Giberti, E. Tiempos de mujer. Ed. Sudamenicana, Bs.As. 1990. EL DESEADO EMBARAZO “NO DESEADO”. Trabajo seleccionado por Referato Externo, para ser publicado en la Revista N 2 de la Carrera de Trabajo Social “Cuadernos de Trabajo Social”, Uba. (En prensa). Buenos Aires, mayo de 1996. 7