¿POR QUE FRACASAN MUCHAS ESTRATEGIAS DE FIDELIZACION? Las compañías intentan atender cada vez mejor a sus clientes, ofrecerles más ventajas y premios si repiten sus compras con ellas, sin embargo, no consiguen fidelizarles. En este artículo se explican las razones y se describen de forma pormenorizada los errores más comunes en los que incurren. Víctor Küppers. Gerente, Barna Consulting Group. S on muchas las empresas que en su misión incluyen exhortaciones para “orientarse al cliente”, “ofrecer un servicio excelente” o “mejorar la calidad del servicio”. Por desgracia, para muchas de ellas se trata de simple retórica. Los enunciados de “acercarse al cliente” se acompañan de objetivos de actividad que limitan la cantidad de tiempo que las personas pasan con los clientes. Los sistemas de retribución de los equipos comerciales siguen primando la captación de nuevos clientes sobre el mantenimiento de la cartera actual y, por tanto, los gastos en marketing de captación siguen siendo mucho más elevados que las inversiones en marketing de relación Una compañía que pretenda fidelizar a sus clientes en un plazo de uno o dos años está condenada al fracaso y de fidelización. El propósito de “resolver los problemas mediante equipos” se arruina con sistemas de valoración y retribución que continúan siendo netamente individualistas, y promociones que alientan la competencia entre los miembros del equipo. Hoy, como consumidores, tenemos la alfombra roja puesta. Tenemos todos los productos que queremos, de todas las clases imaginables, a todos los precios y en todas partes, incluso sin salir de casa. Nuestra capacidad de elección es enorme. Ante una situación como ésta, son las empresas las que tienen que esforzarse para que sus clientes vuelvan a ellas y no a un competidor. Si bien las compañías intentan atendernos cada vez mejor, ofrecernos RESUMEN En este artículo se echan por tierra lo que en el campo de la fidelización se consideran axiomas, como que un cliente fiel no es sensible al precio del producto o servicio, o que conseguir un cliente nuevo es más caro que mantenerle, ya que el coste de captación depende del tipo de transacción, sector o empresa, y no del grado de lealtad del cliente. En estas páginas se describen en detalle los errores 56 • más comunes en los que suelen caer las empresas cuando intentan conseguir la lealtad del cliente: buscar el éxito a corto plazo, diseñar programas sin atender las necesidades específicas de cada organización y sector, creer que la fidelidad se compra, carecer de unos objetivos claros, falta de fe en las estrategias de fidelización y desconocimiento de la rentabilidad de una estrategia de este tipo. Nº 138 • JULIO - AGOSTO 1999 El fracaso de muchas estrategias de fidelización Son numerosas las compañías que han puesto en marcha proyectos de fidelización de clientes, una de las estrategias de marketing con más auge en los últimos años. Las compañías aéreas hace años que crearon los programas “frequent flyer”. Les siguieron las cadenas de hoteles, que desarrollaron programas de fidelidad que fomentan y premian a los clientes que repiten. En la actualidad, son muchas las empresas que lanzan tarjetas de crédito que ofrecen descuentos y premian las compras con puntos canjeables por regalos, que crean un club de clientes, etc. Tenemos los billeteros llenos de tarjetas de fidelización de infinidad de empresas que pretenden fidelizarnos por medio de un plástico. Sin embargo, su efectividad se ha mostrado muy dudosa. El motivo es muy claro, se han descuidado los pasos previos. El hecho de que una tienda de ropa me obsequie con una tarjeta que premie la repetición de mis compras no significa que yo necesariamente cumpla estas aspiraciones. Si la calidad de las prendas es buena, si el personal es amable, si me atienden con rapidez, si tengo variedad de elección, si el precio es razonable, si el establecimiento está cerca de casa, si tiene facilidades de aparcamiento, etc., entonces esta tarjeta puede lograr el objetivo de que la próxima vez que necesite un traje considere a esta tienda como prioritaria (aunque quizá también lograría este objetivo sin la tarjeta). Sin embargo, lo que es seguro es que la tarjeta no logrará su objetivo si los productos son de mala calidad, el personal es antipático o lento, si la relación calidad/precio es deficiente, la tienda está muy lejos de casa, etc. En este caso, la tarjeta no servirá para mucho. Todo ello es más dramático si tenemos en cuenta que el coste de estas tarjetas es enorme si sumamos los gastos publicitarios, los folletos, las cartas para recordar las promociones, las revistas que se envían periódicamente, los extractos de puntos y el sistema informático que soporta el programa. Nº 138 • JULIO - AGOSTO 1999 Image Bank más ventajas y premios si repetimos nuestras compras, no están consiguiendo fidelizarnos como clientes. ¿Por qué?, ¿cómo conseguirlo? En este artículo se propone un modelo eficaz para lograr este complicado objetivo. Los gastos en marketing de captación siguen siendo mucho más elevados que las inversiones en marketing de relación y fidelización. Las empresas desconocen cuántos y qué tipo de clientes pierden todos los años El éxito de estos esfuerzos ya está siendo cuestionado por numerosos estudios y por las propias compañías que han creado un programa de este tipo. Algunos autores están señalando incluso que estamos asistiendo a la muerte de lo que se ha denominado marketing relacional. ¿Son efectivos los esfuerzos por fidelizar a los clientes? Aunque es indudable que así es a largo plazo, la fidelización de clientes no es una panacea, como en muchas ocasiones se anuncia en artículos y libros especializados. Antes de exponer un modelo que puede ayudar a una empresa a fidelizar a sus clientes, quiero apuntar algunos de los errores más frecuentes que provocan el fracaso de muchas estrategias de fidelización de clientes: • Buscar el éxito a corto plazo. Una estrategia de fidelización de clientes es efectiva a medio y largo plazo, no a corto. Una compañía que pretenda fidelizar a sus clientes en un plazo de uno o dos años está condenada al fracaso. La fidelización de clientes es un objetivo que se alcanza tras alinear la cultura, el liderazgo, las personas y los procesos y metodologías de trabajo hacia la satisfacción de los clientes mediante la creación de valor, algo que es muy sencillo de escribir pero muy complejo de lograr y que exige un plazo de tiempo que muchos directivos no están dispuestos a asumir. • Diseñar programas sin atender las necesidades específicas de cada organización y cada sector. Los “gurús” sobre fidelización de clientes han • 57 exagerado las ventajas de la misma. Es razonable pensar que un cliente fiel es más rentable ya que tiene un coste de captación inferior a uno nuevo, nos comprará más productos, generará procesos de referencia positivos sobre nuestra empresa, es menos sensible al precio, etc., etc. Aunque globalmente todas estas ventajas existen, no está demostrado que sea así en todos los sectores. Por ejemplo, analicemos el hecho de que los costes de captación son menores para clientes que repiten. Cuando hay costes iniciales concretos con los clientes nuevos como la prospección, materiales de bienvenida, entrada de datos del cliente en una base de datos, etc., este coste supera al de servir a un cliente que repite. Sin embargo, no está del todo claro que en todas las actividades el coste de servir a un cliente que repite tenga que ser diferente que el de un cliente nuevo. Porque el coste de captación es inferior dependiendo del tipo de transacción, sector o empresa, y no del grado de fidelidad del cliente. Por otra parte, ¿por qué hay que pensar que los clientes fieles siempre son menos sensibles al precio? No necesariamente tiene que cumplirse este principio en todos los casos. Dependerá de la importancia que el cliente conceda al precio con relación al valor que se le ofrece. Además, también cabe el discurso contrario de que los clientes fieles pueden esperar menores precios que premien su lealtad. Aunque existen estudios que demuestran una estrecha relación entre la fidelidad del cliente y precios elevados en una empresa, ello no implica automáticamente que los clientes fieles sean menos sensibles al precio. Puede que simplemente signifique que son clientes fieles de una empresa más cara porque creen que su producto, marca o servicio es mejor. Es el valor percibido por el cliente y no su grado de fidelidad, lo que influye en su sensibilidad al precio. Bajo este enfoque, podría suceder que una empresa con una base de clientes muy fieles incrementara sensiblemente sus precios sin modificar el “valor” ofrecido y encontrarse que sus clientes no eran tan fieles. Por otra parte, es razonable pensar que un cliente fiel recomendará los servicios de una empresa, ¿pero es razonable suponer 58 • La tarjeta no logrará clientes fieles si los productos son de mala calidad, el personal que los atiende es antipático o lento, la relación calidad/precio es deficiente, la tienda está lejos de casa… No todos los clientes fieles son siempre menos sensibles al precio que los nuevos que lo hará en mayor medida que otro satisfecho pero no fiel? Fidelizar un cliente es mucho más costoso y difícil que satisfacerle y no está demostrado que el primero genere más procesos de referencia positivos que el segundo. Pese a estar totalmente de acuerdo con el hecho de que una estrategia de fidelización de clientes es rentable a largo plazo, entendemos que sus beneficios, “vendidos” como universales son diferentes y tienen un impacto distinto para cada organización y sector. Por ello, cada empresa debe diseñar un Programa de Fidelización diferente y definir unos objetivos distintos. • Creer que la fidelidad se compra. La fidelización de clientes no se consigue “comprando” clientes. Una estrategia de fidelización va mucho más allá de un programa de puntos o premios o de un Club de clientes. Muchos de los llamados Programas de Fidelización no son tales, sino que son Programas de Recompensa. Motivan compras repetidas de los clientes concediendo premios, regalos o descuentos. Los clientes dejan de ser “fieles” cuando desaparecen las recompensas. Un verdadero Programa de Fidelización logra vincular emocionalmente a los clientes con un producto o con una empresa, a los que prefieren por el valor que les ofrecen, el servicio, la atención, la relación calidad/precio, etc. Hay que tener en cuenta que la satisfacción y la fidelización son sentimientos que tiene el cliente. Si tiene opciones de elección, no estará satisfecho ni será fiel a una empresa sólo por factores racionales, sino que lo será sobre todo por motivos sentimentales o emocionales. Cuando un cliente es fiel a una compañía o marca por motivos racionales –por ejemplo, el precio o una promoción– es muy fácil que se marche a la competencia en cuanto ésta le ofrezca mejores condiciones. Sin embargo, aquel cliente que es fiel por motivos emocionales, como por ejemplo la confianza que le transmite el vendedor, encontrará muchos menos argumentos para cambiar a la competencia. Por todo ello, el objetivo debería ser el de lograr la satisfacción y fidelización de los clientes por medio de factores emocionales que, al mismo tiempo, Nº 138 • JULIO - AGOSTO 1999 pueden ser mucho más baratos y más difíciles de copiar por la competencia. • Carecer de unos objetivos claros. Muchas empresas han desarrollado un programa de fidelización como respuesta a los de la competencia. El objetivo ha sido igualar la oferta de sus competidores, pero no el de fidelizar clientes, que puede haber sido un fin secundario. Ello provoca que se creen programas con gran rapidez, sin tener claros los objetivos, poco diferenciales, con muy poca creatividad y que aportan poco valor al cliente. Estos programas no consiguen sus objetivos y no son ni siquiera rentables por motivos muy simples: continúan ofreciendo el mismo “valor” que sus competidores, antes sin programas de fidelización comparativos, ahora con programas de fidelización en muchos casos similares. La fidelización se alcanza tras alinear la cultura, el liderazgo, las personas, los procesos y metodologías de trabajo hacia la satisfacción del cliente mediante la creación de valor Image Bank • Falta de fe en las estrategias de fidelización. No existe un compromiso verdadero por desarrollar estrategias de fidelización de clientes. Muchos directivos, aunque presumen de lo contrario, no creen en los beneficios de adoptar estrategias de fidelización de clientes o no están dispuestos a cambiar muchas de las políticas que pueden dificultar este objeti- vo. Son bastantes las empresas que, por un lado, proclaman que su prioridad es la satisfacción del cliente y, por otro, tienen políticas que desmotivan y desmoralizan a sus empleados. No está del todo claro que en todas las actividades, el coste de servir a un cliente que repite sea diferente que el de hacerlo a uno nuevo. Nº 138 • JULIO - AGOSTO 1999 • Falta de fe en las estrategias de fidelización Desconocimiento de la rentabilidad de una estrategia de fidelización. Muchos directivos desconocen realmente el efecto en la rentabilidad de la empresa de una estrategia de fidelización de clientes. Teniendo en cuenta que constantemente se publican libros y artículos respecto a la importancia de fidelizar clientes y que se organizan numerosos seminarios acerca de esta temática, es contradictorio observar cómo el Servicio al Cliente, en general, sigue siendo muy mediocre y cómo las tasas de deserción de clientes no se han reducido en muchas compañías. ¿Por qué ocurre esto? En nuestra opinión ello puede deberse a varias razones: - Las empresas no miden las deserciones, y desconocen cuántos y qué tipo de clientes están perdiendo exactamente cada año. - Las compañías no saben el valor monetario real de un cliente perdido. Muchas empresas pierden multitud de clientes cada año, algunas sin saberlo y la mayoría sin preocuparse de ello. Si las empresas supieran realmente el coste que supone perder un cliente probablemente dedicarían grandes esfuerzos para evitarlo. ¿Serán conscientes en el supermercado que perder un cliente habitual supone perder más de un millón de pesetas al año? - Desconocen el valor monetario real de un cliente fiel. Cuando se conoce el valor de un cliente fiel, se está en condiciones de adoptar enfoques orientados a su satisfacción y de invertir en mejorar el “valor” ofrecido. Por último, y desgraciadamente, el sistema contable actual no recoge el valor de los clientes fieles, y las decisiones, en muchas empresas, se toman a partir del balance y la cuenta de resultados. • 59