II.- Actores modernos, pre modernos y post modernos y su impacto en la democracia en México De entre los estudiosos del siglo XIX mexicano, destacan François Xavier Guerra y Fernando Escalante, ambos con el mismo tipo de conclusiones. Echando mano de sólidos argumentos históricos, los dos autores afirman que, en México, asistimos a la superposición de dos órdenes: el propio de una sociedad formada por diversos cuerpos, jerarquizada y con un Señor a la cabeza de todos los Señores más pequeños, regida por costumbres y con un mercado más bien exiguo; y otro que corresponde a una sociedad moderna, con un Estado que centraliza las funciones públicas, con leyes escritas y un mercado desarrollado. La culminación de la Guerra de Independencia, sin embargo, dejó a esta estructura de autoridad, ni más ni menos, sin cabeza, sin su “Señor natural”. Eso, tan viejo, era el nuevo México; y, para muchos, lo que debería seguir siendo, con tan sólo recuperar un monarca. ¿Por qué no se hizo así, simplemente? Básicamente por dos razones: porque había un grupo, quizá pequeño, pero políticamente muy activo y con otra idea de lo que debería ser la nueva organización del país; pero además, porque en todo el mundo cobraba cada vez mayor vigencia el discurso de la modernidad y el progreso como única fuente de legitimidad del poder. Este nuevo discurso no reconoce señores y reniega de las corporaciones; postula una sociedad de individuos, autoconstituidos en “pueblo”, que se dan un gobierno al que le delegan autoridad. El destino de cada quien no debe basarse en sus privilegios de nacimiento, sino que será resultado del esfuerzo personal. Es el discurso liberal del mundo moderno. Pero este mundo supone otro tipo de sociedad: no de señores y súbditos, sino de los jurídicamente iguales; no de virtud justiciera de la autoridad, sino de aplicación de la ley, sin más. No de una profusión de organizaciones corporativas, más o menos completas en sí mismas, sino de una concentración de las funciones públicas –de la violencia y demás mecanismos para hacer cumplir la ley- en un Estado impersonal y sujeto a reglamentos; no de organizaciones de auto subsistencia, sino de la existencia de un mercado organizado y, 30 Participación y Abstencionismo Electoral en México al menos en principio, libre. El paso de un tipo de organización a la otra sucedió en Europa, en términos generales, de manera lenta, durante varios siglos. En América Latina pretendió ser acelerado, resumirse en unos cuantos años, pero, en realidad, resultó en la convivencia simultánea de los dos órdenes. Esta realidad, de una compleja heterogeneidad, provoca que se creen formal, legalmente, todas las instituciones que supone el desarrollo de una sociedad moderna, pero al mismo tiempo, que sus reglas tengan que ser constantemente adaptadas, contravenidas, alejándose de su formulación para darle viabilidad a un mundo con una persistencia avasalladora del “ancien régime”. No se trata de una yuxtaposición de órdenes, sino de la coexistencia de varios tipos de relaciones, unas con mayor extensión (las corporativas), otras con mayor legitimidad (las modernas), de tal manera que unas no se explican sin las otras. Si se tratara de una mera coexistencia, a la manera de las Reducciones jesuitas guaraníes, en el Imperio español del Paraguay del siglo XVIII, su comprensión sería transparente; simplemente hablaríamos de éstas y de aquéllas. Pero no es así. Digamos, recordando a Guerra (1980), que lo que realmente tenemos es democracia sin pueblo, elección sin electores, República sin ciudadanos; en una palabra, un guisado de liebre sin liebre. Pero, añadimos, ¡que sólo puede ser consumido como guisado de liebre! Como es natural suponer, si una “cultura” es la que le da viabilidad, solución, a los conflictos sociales y políticos, y otra la que le brinda un discurso socialmente aceptable, lo normal, lo necesario, será decir una cosa y hacer otra. Pero, además, se requiere de diversos mecanismos de intermediación entre uno y otro orden, lo que sustenta la vida de toda una categoría social: “los intermediarios” de Escalante (1993). Esta situación, instituye dos tipos de sociedades comunitarias: unas que cuentan con dirigentes exitosos en sus funciones de intermediación entre el Estado (supuestamente moderno, pero que constantemente echa mano de soluciones premodernas), lo que da lugar a un reparto discrecional de privilegios; y otras, normalmente más aisladas y que, generalmente, guardan una relación desventajosa con el “otro mundo”. Ello les da, por cierto, una gran cohesión interna. Ambas premodernas, en unas predominan el rentismo y las relaciones clientelares y en las otras el comunitarismo 31 Participación y Abstencionismo Electoral en México ad intra y el estoicismo ante las desventajas de esta asimetría. Cuando esa paciencia se agota, la situación es revertida –o trata de serlo- mediante el alzamiento rebelde. Hay que subrayar que la prevalencia de cada tipo de prácticas no se debe a un mero atavismo cultural, sino que los actores realmente encuentran en ellas la forma de maximizar sus utilidades (o, en su caso, las rentas.) Ahora bien, si el Estado tiene que ser constantemente infiel a su marco normativo, si por doquier se encuentran cuerpos privilegiados, si existen diversas fuentes de violencia con algún grado de legitimidad social y la aplicación de la violencia legal carece de ella, hay que concluir que el Estado, si es que lo hace, apenas existe. Este entramado, ¿se ha prolongado hasta el siglo XX? Así parece, sin duda. Según Escalante, … la existencia del Estado mexicano es precaria y hasta dudosa, sobre todo puesta en contraste con la solidez del arreglo político que prevaleció durante casi todo el siglo XX y que en buena medida persiste todavía. Es un arreglo (…) que necesita contar con la organización formal del Estado, con la solemne redacción de las leyes, pero necesita asimismo interferir la lógica de su funcionamiento; necesita un aparato institucional para el cobro de impuestos, para ordenar la gestión del gasto, para regular en algo la intermediación…1 Y remata: “entre nosotros, los indígenas lo mismo que los hacendados, los militares y los curas, los empresarios, los sindicatos, todos han encontrado siempre injustas, irrazonables las pretensiones del Estado…”2. Una de esas aspiraciones es el régimen democrático, con la participación electoral ciudadana que le es aneja. A ello, en nuestros días, hay que agregar la aparición del posmodernismo. Parece suficientemente aceptable que en el mundo de hoy se han abierto paso otras formas de vivir 1 2 Escalante, F., 2004: 19-20. Ibídem. 32 Participación y Abstencionismo Electoral en México y de mirar el mundo. Si el mundo antiguo se caracteriza por la existencia de diferencias entre los grupos (privilegios), el moderno por la igualdad de oportunidades y la consecuente recompensa a los esfuerzos autónomos, el posmodernismo se caracteriza porque sólo se aprecia lo que produce gozo. El mundo posmoderno, sumido en el desencanto por lo que las grandes utopías y el progreso le ofrecían y no le dieron, rehúye del esfuerzo y del estoicismo y se acoge a la seguridad inmediatista de lo que ya es, no de lo que fue ni de lo que ofrece el futuro. Para el estudio de la democracia moderna hay que iniciar teniendo en cuenta que esta es, primeramente, eso, moderna. No fue creada por ni para actores sociales con relaciones premodernas, ni posmodernas. No es el régimen que acomode a un mundo colectivista, de relaciones de autoridad verticales y consuetudinarias. Tampoco se aviene bien al mundo hiperindividualista, indiferente y hostil a toda autoridad de la vida posmoderna. Por ello planteamos que es necesario ponderar la raigambre de cada tipo de actores sociales en cada contexto. Pudiera ser que los actores modernos fueran una capa relativamente delgada en una sociedad determinada, a pesar de que la democracia, su régimen, sea el único con estatuto legal y el único (o casi el único) que otorga legitimidad a la autoridad política. Amén de lo anterior, es plausible la idea de que actores tan diversos procesen los datos políticos de manera también diversa. Para el estudio de un fenómeno político particular, como es la abstención/participación electoral, tendríamos que un mismo hecho –por ejemplo, abstenerse de votar– tendría significados y, por tanto, obedecería a causas diversas. El conocimiento de estos fenómenos nos impone una primera tarea: ¿cómo son esos tipos de actores? Después, tendríamos que determinar cómo encontrarlos, cómo sopesarlos en un contexto específico. Y, tercero, la investigación empírica nos debería permitir encontrar si, en efecto, el mismo hecho seco tiene causas y significados diversos para los diferentes tipos de actores. Procedamos. 33 Participación y Abstencionismo Electoral en México a) Los actores premodernos Los actores premodernos se conciben formando un cuerpo. En el cuerpo, ningún elemento aislado tiene sentido y, de esta manera, la pertenencia al todo no se interpreta como un acto voluntario sino como algo natural (Aristóteles, 2000).3 El ser y el ser parte de la comunidad son una sola nota. Por tanto, lo comunitario, lo público, prevalece sobre lo privado, que apenas existe. El individualismo es rechazado como un gesto egoísta, contrario a un espíritu de cuerpo que es necesario para la viabilidad de éste, o al menos para su correcto funcionamiento. Como la adscripción no es voluntaria sino naturalmente forzosa, tampoco se discuten los roles en general, ni el de la autoridad tampoco, al menos mientras ésta se comporte de acuerdo a la costumbre. Paradójicamente la política, lo público, es concebido como algo privado, es decir, hay un manejo patrimonial de los cargos de autoridad, al contrario de lo que ocurre en las sociedades modernas en las cuales la política es formalmente del público. En la sociedad posmoderna, lo privado, se hará público a través del show, y lo público, la política, se volverá banal. En la sociedad premoderna, la autoridad del que manda se encuentra ligada a su persona, ya sea por sus cualidades especiales (carisma) o –lo que siempre ocurre con el paso del tiempo– por tradición, por la santidad de las costumbres de “los mayores” (Weber). La persona del que domina es superior a todo, incluso a la ley: la autoridad es la ley (Princeps legibus solutus), a diferencia de lo que ocurre en la modernidad, donde la ley es la autoridad (the rule of law).4 En algún tipo de comunidad, encontraremos una autoridad más sujeta a la costumbre y, en ese sentido, menos “libre”. La virtud de los que obedecen está en la sumisión disciplinada al colectivo, encarnado en la persona del superior. Predomina una ética comunitaria, en la que igual es legítimo eliminar 3 “No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia y sobre cada individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte, puesto que una vez destruido el todo, ya no hay partes, no hay pies, no hay manos, a no ser que por una pura analogía de palabras se diga una mano de piedra, porque la mano separada del cuerpo no es ya una mano real.” Aristóteles. 4 “El hombre, en cuanto ser físico, está gobernado por leyes invariables como los demás cuerpos.” Montesquieu, (2005:34.) 34 Participación y Abstencionismo Electoral en México una parte por salvar a todo el cuerpo, que asumir las fallas particulares en el amplio regazo comunitario, mientras no se trate de una amenaza real para el conjunto. En la comunidad, la cooperación es un supuesto, pues el espacio de expresión de la personalidad individual es muy reducido (solidaridad mecánica de Durkheim, 1982). Naturalmente, la solidaridad sólo existe al seno del cuerpo, entre sus miembros; sólo se debe a la propia comunidad. Frente a ella, todos los demás son extraños, extranjeros. Somos “nosotros” frente a “los otros”; ante ellos sólo cabe el rechazo o la cooptación. Se puede ir a la guerra para acabar con los diferentes. No cabe la tolerancia frente a ellos. En la sociedad moderna, en cambio, según se verá, se puede ir a la guerra por la igualdad. En este contexto la mera idea de igualdad resulta extraña, pues, por un lado, al seno del cuerpo la sociedad está bien jerarquizada y no hay aspiración a cambiar los roles (no existe la movilidad); mientras que por el otro, como ya se ha dicho, “los de afuera” son diferentes, extraños al cuerpo y, en principio, enemigos. Dadas las características de la organización, el tiempo que realmente importa es el pasado; el presente sólo puede ser reformado como una recuperación, para hacer las cosas “como se hacían antes”, volver a las fuentes. Cuando se obedece a costumbres inveteradas, el futuro no es incierto y, entonces, tiene sentido luchar por recuperar el pasado o simplemente por evitar los cambios. La costumbre es sagrada y dada su naturaleza perenne, el futuro no preocupa, al menos mientras se puedan conservar las costumbres. El concepto de “rule of law” de las sociedades modernas no tiene lugar aquí, dado que éste supone la aplicación no discrecional de la norma, debido a que nada ni nadie está por encima de ella. En las sociedades premodernas, en cambio, la justicia está por encima y, por tanto, el justiciero (el Señor) puede no sólo interpretar y reinterpretar la ley, sino que debe hacerlo en busca de la justicia según su arbitrio, a la manera del Rey Salomón. En complemento, el justiciable busca, a su vez, la interpretación o adaptación de la norma que más le convenga. Una aplicación discrecional de la ley no necesita reformar la ley misma; ¿para qué lo haría, si la puede adaptar a cada circunstancia? En general, la reforma, el cambio, sólo puede ser planteado como re-acercamiento a las costumbres inveteradas. Se 35 Participación y Abstencionismo Electoral en México desprende de ello que, aunque haya normas formales, la justicia estará por encima de ley y el cumplimiento de ésta siempre será ajustable a las necesidades del grupo, generalmente interpretadas o encarnadas en el jefe (Fiat justitia et pereat mundus). En tanto no hay disposiciones legales racionales, y en tanto éstas generalmente no se escriben, no hay oportunidad para la previsibilidad ni el cálculo. Pero, en el tipo puro, ello tampoco es importante pues no lo es el futuro. La naturaleza personalista de la autoridad no es obstáculo para que las asociaciones constituyan una verdadera estructura orgánica, con dirigencia y cuadro administrativo, si bien éste no se profesionaliza ni se formaliza, ya que siempre depende del favor del señor. La comunidad que viva en el seno de una sociedad mayor, se concebirá como parte de un conjunto de cuerpos, con pocas relaciones entre ellos. A la cabeza de todos se encontrará un señor de señores, que puede ser considerado como el “padre de todos”, cuando su legitimidad es alta o, simplemente, como un poder del que hay que cuidarse. Debido a la estructura jerárquica de la organización y a la conformidad natural con los roles (“no puede ser de otra manera, porque siempre ha sido así”), al seno de la organización no cabe la competencia; pero tampoco hacia el exterior es importante, al menos cuando el grupo funciona bien cerrado sobre sí. La economía será de subsistencia y de autoconsumo y el trabajo tiene valor en la medida en que es para el bienestar del colectivo. La riqueza tomará privilegiadamente la forma de renta (no de utilidad). Si el bienestar depende de la conservación, habrá una natural aversión al riesgo y a la innovación y los emprendedores no serán bien vistos. La ambición se considerará pecado, mientras que en la sociedad moderna pasará al género de las virtudes. En el grupo se distingue claramente la posición del Señor y la de su séquito; pero el resto mantiene un nivel considerablemente homogéneo, aunque la condición personal puede cambiar fácilmente al conseguir el favor del Señor o al ser abandonado a la propia suerte, lo que equivale a la excomunión. Sólo está perdido el que queda fuera del grupo, pues éste 36 Participación y Abstencionismo Electoral en México protegerá a los más débiles, mientras sigan siendo parte del cuerpo.5 Pertenecer al cuerpo es contar con un conjunto de privilegios de los que ningún externo puede gozar. Estas prerrogativas serán mayores si se está cerca del Señor, entre sus favoritos, en el círculo inmediato a él, que funcionará como cuadro administrativo. En un contexto de esta naturaleza, en donde no hay reglas escritas pero abundan las no escritas, tener y conservar el prestigio es indispensable, pues el trato que se reciba por parte de los demás estará determinado por la imagen que la historia de cada uno ha proyectado en el imaginario colectivo. La suerte de alguien no depende de que cubra determinados requisitos sino de quién es él para los demás. En el ámbito ideológico se buscará la verdad revelada (por un ser supremo) y prevalecerá lo mágico y trascendente sobre lo inmanente y mundano. Si recurriéramos a las descripciones de Weber, diríamos que priva una ética de tipo católico. Aunque la comunidad puede tener un origen más o menos horizontal con un líder carismático al frente, con el tiempo los compañeros devendrán súbditos, el príncipe (princeps inter pares) se convertirá en Señor (dominus), lo que, en efecto, sucedió durante el Bajo Imperio Romano, en coincidencia con la aparición de un cuadro administrativo y, sobre todo, militar de corte patrimonial. Entre los actores premodernos podemos distinguir con claridad dos subtipos, a los que podemos llamar tradicionales y rentistas, respectivamente: a) El premoderno tradicional asume su condición como una fatalidad: no existen los mecanismos que le permitan imaginar otra vida que la que se vive: pobres y ricos permanecen en la situación en la que nacieron, porque simplemente la movilidad no forma parte de la dinámica social. Cualquier trabajo es inútil, porque el esfuerzo es estéril para provocar mejorías en el bienestar que no provengan de la suerte o que no estén atadas a las de la colectividad. Es esta, la colectividad, la que construye a 5 “Pero aquel que no puede vivir en sociedad y que en medio de su independencia no tiene necesidades, no puede ser nunca miembro del Estado; es un bruto o un dios.”(Aristóteles, 2000: 12.) 37 Participación y Abstencionismo Electoral en México los seres humanos como entidades culturales, porque suministra la protección frente a un escenario en permanente vulnerabilidad: la suerte determina el volumen de la cosecha o que el ganado no se muera de sed o hambre, para no mencionar los efectos de los desastres de la naturaleza. Supervivencia es el nombre del juego; y ella demanda protección de la comunidad y una acentuada versión al riesgo. Por tal razón, el trabajo adquiere una connotación simbólica y distinta a la instrumental: es esencialmente una de las tantas partes que conforman una economía consuntiva, ajena al lucro, y en la que los intercambios están orientados a la conservación de la unidad y cohesión del grupo, porque de ambas depende la protección frente a choques adversos y a riesgos incontrolables. Los individuos se funden en la comunidad y no hay vestigio de división entre lo público y lo privado. La identificación entre origen y destino ponen de relieve la inmovilidad social. Para operativizar este aspecto, como veremos, se han escogido dos variables como factor de éxito: la familia en la que se nace y la suerte. Si se es afortunado, ésta inclina la balanza hacia el nacimiento en una familia con una condición económica y social acomodada; si no es así, hacia una donde priva la penuria y una posición baja en la escala social. Pero también la suerte opera como una aproximación de la vulnerabilidad social: cuando sopla favorablemente, aumentan las cosechas, el ganado se reproduce y la naturaleza no ensaña contra el grupo social; cuando no es así, la supervivencia puede verse en peligro. Por tanto, la cuna y la suerte constituyen los dos componentes que, al menos en el tipo ideal, integran esta categoría. El premoderno rentista comparte con el anterior el papel central del privilegio, la importancia de las relaciones personales como eje de los intercambios sociales y la sumisión a un colectivo, que toma la forma de una estructura de redes sociales. Se diferencia en que la movilidad individual es posible, gracias a que el privilegio se convierte en una fuente de rentas desvinculadas de la productividad y muy asociadas a la exclusión de otros grupos sociales: si es posible ingresar a las redes sociales mediante el aprovechamiento de las relaciones personales, se tendrá acceso a una porción de las rentas generadas y, por esta vía, mejorar la posición económica y social de partida. 38 Participación y Abstencionismo Electoral en México Por tanto, el ámbito en que este tipo de premodernidad se desenvuelve demanda dos condiciones: el aprovechamiento del privilegio para suscitar la generación de rentas; y la inclusión en una red social, para distribuirlas. Ambas dimensiones pueden derivar de una situación original, en la medida en que una cuna afortunada no sólo suministra directamente las actividades monopólicas o cuasimonopólicas en las que encarna el privilegio, sino también el conjunto de relaciones sociales que permiten acceder a esas ventajas exclusivas. Por tal razón, comparte con el premoderno tradicional la importancia de la cuna en el destino individual. Sin embargo, la inclusión en las redes que medran del privilegio, aunque suele estar reservada a los grupos originales, no está del todo vedada a otros miembros externos: bajo ciertas y variadas circunstancias, puede ser ampliada a individuos que, provenientes de otros círculos y condiciones sociales más depauperados, representan algún tipo de utilidad para los integrantes de la red. Y por “utilidad” debe entenderse una gama amplia de acepciones, que va desde la simple amistad hasta la conveniencia para desmantelar cualquier tipo de cuestionamiento sobre la legitimidad del privilegio. Por ello, no es extraño observar a personajes que a través de amistades con los privilegiados, pudieron ascender económica y socialmente; a líderes sociales, capaces de intermediar entre las comunidades más pobres y el poder político, hasta formar parte de él; o a políticos que, mediante sus contactos con la élite económica, devienen empresarios usando el intercambio de favores para configurar y expandir su capital original. Cualquiera de estas formas conduce a la configuración de vínculos personales, tejidos por acuerdos tácitos que rigen el intercambio de favores y la fidelidad entre los agentes. En este sentido, la solidaridad mecánica de la comunidad es transformada en capital social, en el sentido de Bourdieu (1983): un conjunto de relaciones sociales que pueden usarse para el escalamiento económico y social. La pregunta que recurrentemente ha levantado esta visión es por qué quien se encuentra en la situación privilegiada abre sus puertas al más débil. La respuesta es doble: incluye elementos extrarracionales, que se centran en la actitud de ayudar a quien propicia un sentimiento de amistad. El Porfiriato aporta numerosos ejemplos en este sentido; pero también el período revolucionario, como lo demuestra el 39 Participación y Abstencionismo Electoral en México pago de favores que algunos líderes brindaron a algunos amigos6. Pero también incorpora componentes racionales, que apuntan hacia el provecho que en el largo plazo puede obtenerse de un beneficiario con potencial para retribuir con creces el favor inicial. Sin embargo, el componente más común es que el beneficiario acusa capacidades para proteger los privilegios y para expandir en el largo plazo el monto de las rentas. De esta forma, el premoderno rentista opera de la misma forma que un individuo moderno, al imitar sus intenciones maximizadoras; pero éstas apuntan hacia la obtención de rentas y no hacia ganancias, que derivan directamente de la actividad productiva. Por tanto, sólo pueden provenir de una extracción que carga las utilidades, el salario o el excedente del consumidor. En este sentido, aunque el premoderno rentista es perfectamente compatible con formas precapitalistas, se desenvuelve de mejor manera en un sistema mercantil orientado al lucro, porque éste desarrolla más intensamente las fuerzas productivas y la productividad de los factores; la única condición es que tal esquema se rija por políticas mercantilistas que impidan la libre competencia y propicien una estructura de mercado mono u oligarquizada. De ser cierta esta hipótesis, la existencia del premoderno rentista supone, para su mejor desempeño, la existencia del capitalista moderno, que finca el éxito en el esfuerzo, aunque la relación inversa no se sostenga necesariamente. Por las razones anteriores, las variables operativas que dan cuenta del tipo premoderno rentista son la cuna y un concepto amplio, que resumimos con el término “amistades”, para denotar la inclusión en una red determinada. Cuando una organización premoderna es colocada al seno de otra sociedad más grande, por ejemplo, de una en donde priven reglas democráticas, la participación electoral será necesariamente de tipo corporativo atendiendo a la conveniencia del grupo interpretada por el Señor o por los Superiores, puesto que sólo tiene legitimidad la autoridad propia del grupo y no la externa, aunque ésta recibirá una adhesión del grupo proporcional a la que le reconozca el propio dirigente, la cual será del tamaño de la dependencia de éste. Por tanto, quien controla los votos del grupo se constituye en un factor decisivo, pues los miembros lo 6 Por ejemplo, el caso de Obregón que encumbra políticamente a Margarito Ramírez, ferrocarrilero que lo ayudó a abandonar la ciudad de México, cuando huía de las fuerzas carrancistas. 40 Participación y Abstencionismo Electoral en México seguirán en masa. No hay que olvidar que, si bien la pertenencia al grupo se concibe como algo natural, esto es rigurosamente cierto cuando el grupo está aislado y no se puede salir de él, so pena de desaparecer. Pero cuando el contexto ofrece alternativas, la cohesión del grupo depende de los servicios especiales (privilegios) que el Señor pueda dispensar a los integrantes, mismos que le serán retribuidos con lealtad. Se trata de una relación patróncliente típica. Por el contrario, el poder del Superior –y con él, la existencia misma del cuerpo- disminuirán en la misma medida que sus posibilidades de distribuir privilegios. La concepción del origen del poder no puede admitir forma alguna de accountabilty, pues la autoridad sólo debe cuentas a Dios y, si acaso, a la propia conciencia. Además, si el Superior es protector –como un padre- mientras más fuerte sea, mejor para el grupo. b) Los modernos Con la disolución de los lazos comunitarios surgen agentes libres, libres del feudo, libres de las ataduras que los mantenían unidos a la tierra. No se trata de un salto brusco, ni histórica ni conceptualmente. Los siervos liberados del feudo son, primero, miembros de un gremio o de una ciudad. Pero ahora, y cada vez más, la asociación no se considerará un acto natural u obligatorio, sino autónomo y deliberado (racional). Los individuos modernos sí se asocian, pero lo hacen porque y cuando les es conveniente. La organización política se concebirá ahora como un artificio (un autómata, apodado Leviatán) que no puede ser imaginado más que como acuerdo de voluntades entre individuos con los mismos derechos originarios7. Lo que no es ya natural sino creación humana está sujeto a la reforma por parte de los propios creadores. Se pueden encontrar nuevos lazos en los burgos, pero también se puede arribar sin lazo alguno. No es que ahora los lazos sociales no existan, ni siquiera que sean más débiles, pero ahora se entienden como una relación jurídica. Podemos estar de acuerdo con Marx y llamar “robinsonadas” a la hipótesis individualista; pero lo importante es reconocer las 7 Como señala Hobbes en su definición del Estado: “una persona de cuyos actos se constituye en autora de una gran multitud mediante pactos recíprocos de sus miembros con el fin de que esa persona pueda emplear la fuerza y medios de todos como lo juzgue conveniente para asegurar la paz y defensa común.” Hobbes; 1984: 179-180. 41 Participación y Abstencionismo Electoral en México características de una sociedad que se concibe a sí misma como formada por individuos que están ahí porque quieren y, en última instancia, porque creen que les conviene. La aparición de esta sociedad se suele asociar, con razón, al dinamismo provocado por el comercio de exportación y las manufacturas, desde finales de la Edad Media. Por eso le llamamos moderna. Pero, quizá, sea más ilustrativa la mucho más tardía imagen de los colonizadores de América del Norte, que arribaban al Nuevo Mundo sin lazos con el pasado –y sin siquiera tenerlos muy fuertes con sus contemporáneos– que producían unos a espaldas de los otros, para encontrarse esporádicamente en el mercado con muy débiles vínculos con el lejano Rey de Inglaterra, de Escocia y de Gales de donde, en realidad, venían huyendo. Este individuo, primitivamente, no pide nada al Estado sino que le proteja de eventuales abusos de sus vecinos. Posee una visión pragmática de la autoridad civil: la quiere a su servicio, fuerte (para protegerle) y a la vez limitada, acotada, para que no abuse del poder que se le ha dado. Este “hombre nuevo” puede tener sus ideales respecto a la naturaleza del poder político. Pero su primera finalidad objetiva es alcanzar su bienestar y si éste se viera amenazado, no dudará en posponer sus ideales políticos a la consecución de sus metas económicas. No es que el individuo moderno carezca de ideales respecto a la sociedad8; pero no defenderá a la colectividad en sí misma, sino en cuanto representa las condiciones que le permiten su desarrollo individual. Así, la noción de individuo prevalecerá sobre la de lo colectivo. Es cierto que, en la tradición republicana, los individuos se sacrifican por el conjunto (“la Patria es primero”). Pero aún entonces, es el individuo el que, racionalmente, desea y se reconoce parte de una comunidad y se adhiere a un sentimiento del que eventualmente puede alejarse. Es decir, el individuo privado deviene ciudadano, miembro activo de la polis; pero, en la polis, sólo trabaja por el colectivo en la medida en que éste le posibilita su realización individual. El fundamento filosófico de esta nueva concepción alcanza su mejor expresión en el Discurso del Método. Ahí, al comienzo, Descartes afirma que la razón “es lo que mejor 8 “Todos se unen formando una comunidad, a fin de convivir los unos con los otros de una manera confortable, segura y pacífica, disfrutando sin riesgo de sus propiedades respectivas y mejor protegidos frente a quienes no forman parte de dicha comunidad.” Locke; 2008:111. 42 Participación y Abstencionismo Electoral en México repartido está entre todo el mundo… la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y, por lo tanto,… la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas”. La norma no es algo externo; no está en el Superior, en el padre o en Dios, sino que se encuentra en el interior de cada individuo, en su razón. Es lo que afirmará Kant, más de cien años después: mientras el hombre es considerado como sujeto a una ley, sea cual sea su origen, esta ley lleva “atracción, interés, coacción”. Pero la autonomía de la voluntad, que permite que el hombre se someta a su propia ley, lo convierte en legislador universal y sujeto a sus propias leyes. Ahora la política, el ámbito de lo público, se concibe como espacio del público por excelencia, de “el pueblo” (We the people…). De esta manera, se obedece a la norma por dos poderosas y nuevas razones: a) porque es mi norma. Yo la hice (el ciudadano legislador de Rousseau), y b) porque es más seguro tener una norma racional escrita, que estar a merced de la interpretación discrecional. Ello implica, idealmente, que no haya discrecionalidad para nadie, que todos nos sometamos a lo mismo. Se obedece a la ley por la creencia en la racionalidad de su estructura y funcionamiento (Weber, 1977). Obedecer siempre el mandato de la ley, aunque sea difícil (dura lex, sed lex) requiere de un carácter firme, educado: estoy dispuesto a obedecer (al Estado), aunque en lo inmediato me perjudique, porque tarde o temprano es más seguro. Pero, antes de llegar a ello, el individuo se ha formado mediante el pago de altos costos al incumplimiento, a tal grado que, en la normalidad cotidiana, no requiera el castigo y le baste con su amenaza. No es que el moderno esté conforme con cualquier ley, pero evalúa que el que todos los demás cumplan las leyes le conviene.9 Por otro lado, sabe y necesita saber que existen mecanismos, señalados por la propia ley, para lograr su reforma. La ley ya no es dádiva divina o legado de un Gran Legislador. 9 “Que todo derecho, ‘pactado’ u ‘otorgado’, puede ser estatuido de modo racional, con la pretensión de ser respetado, por lo menos, por los miembros de la asociación; y también regularmente por aquellas personas que dentro del ámbito de poder de la asociación realicen acciones sociales o entren en relaciones sociales declaradas importantes por la asociación.” (Weber, 1977: 173.) 43 Participación y Abstencionismo Electoral en México La idea de que los cargos públicos no son patrimonio de nadie (o se considere que son de todos) deriva, asimismo, de que sólo se obedece el mandato de la ley y no ningún rango que la persona posea en sí misma. Al menos formalmente, los cargos no están ligados a ningún sujeto y toda autoridad cesa cuando la ley así lo señala. Cuando concluye el mandato legal, la persona que había estado cargada de autoridad regresa al anonimato del que había salido.10 De esta manera, se abre paso una contradicción entre las características formales y las materiales del poder político, si bien, formalmente, incluso los medios materiales para el ejercicio del poder serían exclusivamente de propiedad estatal (pública). La sociedad moderna es el ámbito natural de la solidaridad orgánica de Durkheim, en el cual la intensa y extensa división social del trabajo provoca en cada uno la convicción de necesitar de los otros, sobre la base de un amplio espacio para la personalidad individual.11 Es éste también el espacio de gestación de la idea de igualdad. La nueva noción no nace de la creencia en una homogeneidad originaria de los miembros del grupo, como la que se ha vivido en la sociedad comunitaria; todo lo contrario: es hija del pluralismo. Ante la evidencia de las diferencias, pero de la conveniencia de hacer negocios con los diferentes, se da a luz la idea de la igualdad de todos ante la ley: la igualdad jurídica. A diferencia de lo que ocurre en una comunidad, en la ciudad moderna, como en la feria mercantil de la Baja Edad Media, cada vendedor-comprador se encuentra con alguien que viene de lejos y con el que sólo esporádicamente se encuentra. La necesidad de consolidar transacciones, cuando, por otra parte, no es seguro viajar con grandes cantidades de metálico, sólo es posible con la existencia de un orden, de algo que genere la confianza suficiente para vender a crédito y prestar dinero contra documentos firmados. Se requiere la existencia de redes institucionales que aseguren que los abusos serán castigados, única forma de que normalmente no haya abusos y la sola amenaza se vuelva suficiente. Pero finalmente, el proceso es coronado por la adopción de una ideología que indica lo que es 10 “La totalidad del cuadro administrativo se compone, en el tipo más puro, de funcionarios individuales, los cuales…9) Trabajan con completa separación de los medios administrativos y sin apropiación del cargo.” (Weber, 1977: 176.). 11 En la solidaridad orgánica, “depende cada uno tanto más estrechamente de la sociedad cuanto más dividido está el trabajo, y, por otra parte, la actividad de cada uno es tanto más personal cuanto está más especializada” (Durkheim, 1982: 141). 44 Participación y Abstencionismo Electoral en México correcto, lo cual significa una enorme economía de los recursos necesarios para la coacción12. El tipo moderno nace en pugna contra los privilegios de los señores que entorpecen su progreso y la libertad para desarrollar su actividad productiva y comercial. La imposibilidad política de contar con ese mismo género de prerrogativas, le otorga sentido a la lucha por la igualdad (de todos ante la ley). Por su parte, cuando se rechazan los privilegios, sólo cabe destacar por la vía de la competencia y, mientras se compita en condiciones de igualdad, cada quien, con su esfuerzo o inventiva, se labra su destino. Tanto por su origen como por su propia racionalidad, esta idea supone la igualdad en las condiciones de la competencia. Cuando hay un reconocimiento a una heterogeneidad originaria en la contienda, es decir, cuando aparecen nuevos privilegios, cabe la posibilidad de una acción paliativa a nombre del propio colectivo. En el moderno ha florecido un sentimiento de la necesidad de una justicia que pueda alcanzar al transgresor donde quiera que se encuentre. Para el habitante del burgo, cada vez serán más intolerables los privilegios de los señores y frente a ellos, la alianza con el Rey – que ve el poder señorial como una amenaza a su propio poder– será también frecuente. Sin embargo, ésta última no está basada en una fe ciega o en un pacto perenne, sino que, de manera creciente, exigirá la representación de los propios intereses frente al monarca. Éste será obligado a sentarse a parlar. En verdad, su absolutismo no es nunca tan absoluto. El despojo de funciones públicas a los señores y su concentración en el poder real –proceso que alcanza su clímax en las monarquías absolutas– será sólo un paso hacia la formación del Estado moderno, con su monopólica aplicación de la violencia legítima y su concentración de los medios administrativos para ello. En la medida de su eficacia, el Estado moderno no tolera ninguna otra fuente de violencia legítima que no sea concesionada por él mismo (Weber, 1977). 12 La impersonalidad de la norma es un proceso paulatino, como lo revela el hecho de que, en un principio, los documentos de crédito no son endosables y, por tanto, son personales. Alcanzar un funcionamiento más o menos corriente de estas instituciones, como puede verse, una vez rotos los muros del feudo y del monasterio, requiere de muy largos procesos. 45 Participación y Abstencionismo Electoral en México Para la gran empresa comercial resulta indispensable reducir la incertidumbre y, por tanto, incrementar la previsibilidad y el cálculo. Por ello la conveniencia de la regla escrita, lo que aumenta la certeza de su empleo, y el rechazo a la discrecionalidad en su aplicación. Todo ello permite enfrentar de mejor manera el futuro que, entonces, es menos incierto y se convierte en un horizonte de oportunidad. La sociedad moderna puede estar –y de suyo, normalmente lo está– extensamente jerarquizada, pero toda jerarquía estará basada en la norma y no en las características personales y, por tanto, será limitada espacial y temporalmente, así como en el ámbito de su autoridad. Se ha dicho, con razón, que liberalismo y democracia pertenecen a dos tradiciones diversas. Aunque, bien vistas las cosas, la democracia es el único régimen que conviene a una sociedad que se dice formada por individuos racionales, formalmente iguales y que libremente acuerdan darse un gobierno. A su pesar o no, el liberalismo termina siendo democrático, porque no puede justificar ningún otro tipo de régimen, ningún otro origen de legitimidad de los mandatos.13 El comportamiento político de este tipo será racional, calculador; se sabrá fundamento originario o legitimador del poder político y será ajeno a clientelismos ciegos y perennes. De hecho, los individuos modernos permanecen aislados hasta que las circunstancias los fuerzan a cooperar, a la manera en que las ciudades del Norte de Italia, en la segunda mitad del Siglo XII, constituyen la Liga Lombarda con la sola finalidad de resistir al Emperador Federico I, Barbarroja. Con la victoria militar, en la batalla de Legnano, consiguen el reconocimiento de su derecho a gobernarse a sí mismas y nombrar libremente a sus magistrados. Estos hechos pueden representar el origen de la modernidad. El ciudadano estima los conocimientos probados en general y hace lo propio en política. Por ello, su conducta no se basa en conjeturas, sino en hechos (Downs, 1957), y realiza una 13 “El Estado liberal y el Estado democrático son interdependientes bajo dos aspectos: en la dirección que va del liberalismo a la democracia, porque se requieren ciertas libertades para el ejercicio adecuado del poder democrático, y en la dirección opuesta, que va de la democracia al liberalismo, porque se necesita el poder democrático para garantizar la existencia y la persistencia de las libertades fundamentales.” (Bobbio, 1992: 15) 46 Participación y Abstencionismo Electoral en México evaluación de los aspirantes a gobernarle y de las posibilidades de cumplir lo que ofrecen. El ciudadano cree que el gobierno lo representa a él, y por tanto, participa, en la medida en que sabe que lo que afecte al representante afecta al representado. Esta manera de ver el mundo social es la que, desde que se consolidó, ha otorgado legitimidad a todas las organizaciones modernas, hasta llegar al punto en que no existe ningún Estado que se pueda justificar sin llamarse democrático y sujeto a leyes. Cualquier otra forma de operar, tiene que adaptarse de manera que, al menos, parezca moderna, democrática y sujeta a normas, de preferencia escritas. Se puede ser antidemocrático u operar en la ilegalidad; pero no se puede admitirlo. c) Los actores posmodernos Hoy vivimos en el mundo de la comunicación. Nunca antes, ni los individuos, ni las sociedades, habían dispuesto de tantos medios para comunicarse como hoy y nunca la homogeneidad cultural había alcanzado la universalidad que hoy alcanza.14 Y sin embargo, en abierta paradoja, el individualismo nunca había sido tan acusado. Aquí se puede entrar y salir de los grupos a discreción. La pertenencia a un grupo es libre pero, además, sin compromisos duraderos. Una mayor tecnificación reduce incluso el tamaño de los establecimientos productivos y van quedando atrás los grandes conglomerados de obreros. Es, asimismo, la época de los trabajadores por su cuenta que laboran desde su propio domicilio, con la oficina en casa. Los patrones de consumo que tienden a homogeneizarse (por ejemplo, en la ropa), difuminan las diferencias de clase, acusadas en el mundo moderno. También homogeniza la desaparición de las grandes utopías transformadoras. Y con ellas se fue también su magia para dejarnos en un mundo desencantado. El espacio de la personalidad individual posee mayor legitimidad que nunca antes. Pero es una amplitud hasta cierto punto ilusoria, pues nunca antes la sociedad había sido tan 14 Para Vattimo (1994), hemos entrado en la postmodernidad, una especie de ‘babel informativa’, donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central. 47 Participación y Abstencionismo Electoral en México masiva, la cultura tan homogénea, tan impersonal. Y, entonces, a pesar de ese amplio espacio individual, no se produce la intensa solidaridad orgánica descrita por Durkheim para la sociedad moderna. La división social del trabajo y la especialización han alcanzado tales niveles que han dejado de ser una prerrogativa personal. Es, repetimos, paradójico: la sociedad más masiva produce el individualismo más agudo. También desaparece la ambición de superación personal. Un exceso de individualismo puede provocar una suerte de nostalgia por la comunidad y entonces, se puede coincidir con el perfil premoderno y reeditar sus formas. Pero siempre y cuando los costos personales no sean muy altos. Por ejemplo, se estará a gusto en una comunidad sin autoridad; en un lugar donde sólo se tengan derechos y no obligaciones. Seguramente por ello, la adolescencia se alarga en el tiempo: se está mejor al seno de una familia que no exige mucho compromiso y donde las responsabilidades son mínimas. Por ello también tienen éxito las comunidades electrónicas. En ellas entro y salgo cuando quiero; puedo dar todo o muy poco y nadie me puede exigir: todo lo que me dan lo consumo sin pagos. La política, el espacio de lo público por antonomasia, vuelve a ser, de algún modo, patrimonio privado, de sólo unos cuantos: los políticos, los partidos, tan desprestigiados como envidiados o, al menos objeto de la más simple indiferencia. El espacio político se desacraliza porque se vuelve banal. A la mayoría no le importa. Lo propio de la autoridad es el descrédito, la escasez de legitimidad. No se tiene fe en el poder público, ni en la autoridad, ni en la ley: todos ya han fallado. Pero tampoco se lucha por un cambio, porque no se cree en él o, quizá, porque se antoje demasiado costoso. 15 En la sociedad de los modernos la obediencia a la ley -y la cooperación en general- son un acto racional y ocurren cuando los beneficios –de corto o de largo plazo– superan a los 15 “Muchos de los nuevos electores no sienten ningún entusiasmo por participar en la vida de los partidos, ni en plantear alternativas para revitalizarlos; en todos los países hablan de manera despectiva de los parlamentos, suelen hablar mal de los presidentes y sienten que la política es una actividad corrupta, extraña en su mundo, en la que es mejor no participar”. Durán y Nieto (2006: 137.) 48 Participación y Abstencionismo Electoral en México costos (Downs) y se logra resolver el problema del “free rider”. Puede haber también una adhesión (racional) a valores. Pero en la sociedad posmoderna el utilitarismo es llevado al extremo. No hay adhesión a valores o, cuando la hay, no es duradera. El actor sólo se adscribe a lo que no cuesta. Vale lo que no cueste, lo que no duela. Hay pocas cuestiones que se coloquen realmente por encima del confort. Ya no se rinde culto al dolor sino al placer. El carácter se ha reblandecido. No hace falta mayor firmeza en un ambiente en el que se renuncia a la coherencia: se pueden tomar valores, ideologías, de aquí y de allá, aunque sean contradictorias. No es que no se valore la autenticidad; es sólo que se puede hacer a un lado cuando es demasiado doloroso sostenerla. La cooperación, que era un supuesto en la comunidad y que era conducta racional en la modernidad –y por tanto, una inversión para el presente o el futuro- ahora es puro consumo: es lúdica. Según R. Axelrod, (1984), el “peso del futuro” resuelve un dilema de la cooperación, en la medida en que los actores estiman que sea probable volverse a encontrar en un esquema de reciprocidad (“como me trates, te trato”). Pero el futuro no tiene peso en la sociedad postmoderna. Es incierto absolutamente.16 Desaparecen las condiciones de la cooperación de Axelrod. Hemos visto que las comunidades luchan contra los diferentes, por conservar lo propio y que los modernos pueden hacer una revolución por la igualdad de todos ante la ley. Los posmodernos no están dispuestos para la lucha. Son amantes de la paz.17 La única revolución que están dispuestos a emprender es interior y gustan de las religiones contemplativas e intimistas.18 Son tolerantes, no necesariamente por apreciar a la tolerancia como valor ético o jurídico, sino porque ninguna diferencia importa mucho. Nada importa mucho. Se vive en el relativismo. Lo que le ocurre a algunos, sólo a ellos les afecta. 16 La angustia de la incertidumbre se puede resolver con la idea de la reencarnación, de la repetición del ciclo. Pero en él, si nos volvemos a encontrar, no lo sabremos. Entonces, ¿qué importa? 17 “En occidente la paz se ha convertido en un valor que cada vez es más respetado por los nuevos electores.” Durán Barba y Nieto, (2006:273). 18 “Los antiguos sueños revolucionarios han muerto, pero la subversión es uno de los motores de la evolución de la vida y del progreso de la especie.” (Ibíd.: 142.) 49 Participación y Abstencionismo Electoral en México Ya no son sagradas las costumbres, ni el trabajo, ni el progreso; sólo la imagen es sagrada y por ello el marketing y el culto al cuerpo tienen remarcada significación.19 Ya no importa la verdad probada, como ocurre en el moderno positivismo, sino la verdad televisada. Aparece en la TV, luego existe.20 Naturalmente, los medios de comunicación masiva encuentran en esta realidad una real base de poder. Al contrario de la sociedad tradicional y su natural aversión al cambio, aquí la innovación es constante. Todo caduca pronto. En la economía, el consumo adquiere el papel central, amén de que una alta productividad permite que haya más personas que consuman sin producir. La sociedad posmoderna es hedonista. No le interesa el progreso colectivo, ni la superación personal, sino disfrutar.21 Es lo más contrario a la ética puritana que describe Weber. En consonancia con la búsqueda del máximo confort, no priva más ni la ética católica ni la protestante, sino la religión a la carta. Escojo lo que más me agrade de cada menú. En la medida en que el futuro no es relevante y sólo importa el presente, se pierde la ambición y el afán de superación. Como ni la costumbre ni la razón justifican, en cierto modo se retorna a lo mágico y lo místico –sin historia, sin coherencia– vuelve a operar como justificación de los hechos. No se trata ya de la lucha entre el bien y el mal (todo está, más o menos, bien) sino del sobrecogedor encanto de lo inexplicable. La búsqueda de la verdad se modifica también: no hay valor en la verdad revelada, ni en la comprobada, sino en la verdad aplicada; la prueba de verdad es que algo sirva y la tecnología es más importante que la ciencia. Hay un desprecio por la ciencia básica.22 19 “EL culto a la juventud tiene que ver con la erotización de la sociedad y la fascinación por la hermosura del cuerpo. (ibíd.: 183.) 20 “La televisión supera a la información escrita porque <<la imagen no miente>>. No miente, no puede mentir, porque la imagen es la que es y, por así decirlo, habla por sí misma.” Sartori (2006: 107) 21 “Todos quieren consumir. Lo quieren todo para sí mismos, para sus parientes, para los grupos con los que se identifican.” Durán Barba y Nieto, (2006:119). 22 “Se encuentra rodeado de instrumentos prodigiosos, de medicinas benéficas, de Estados previsores, de derechos cómodos. Ignora, en cambio, lo difícil que es inventar esas medicinas e instrumentos y asegurar para el futuro su producción; no advierte lo inestable que es la organización del Estado, y apenas si siente dentro de sí obligaciones.” Ortega y Gasset (2006: 164). 50 Participación y Abstencionismo Electoral en México La participación política, como todos los actos colectivos, estará íntimamente ligada a un consumo lúdico. Se participará con quien proponga lo más divertido, con el más alegre o, simplemente, lo que más guste a cada quien. Ninguna solemnidad, ningún peso de la costumbre, ningún deber. Importa la coyuntura. Por supuesto, también importan las amenazas al confort personal o las promesas de incrementarlo. La legitimidad de los mandatos no provendrá de la creencia en la racionalidad de la norma, sino, una vez más, de las características personales de un líder. Pero ahora, los liderazgos son efímeros y la lealtad es corta. Por tanto, ninguna norma es sagrada, ni racional. Es, simplemente, impuesta y carente de legitimidad. El posmoderno es, de esta manera, anti autoritario,23 pues, amén de su individualismo, los mandos carecen de una legitimidad sólida. El posmoderno es democrático por anti autoritario, no porque crea en la representación. Hay una avidez de transparentar, pero precisamente aquello que en la sociedad moderna no es transparentable: la intimidad.24 Por ejemplo, cuando se da a conocer un presunto comportamiento oportunista de algún personaje público, impacta más cómo utiliza el fruto de su abuso (cómo consume) que cuánto adquirió y cómo lo hizo. La sociedad contemporánea se interesa más (y sus medios de comunicación así lo reflejan) por los escándalos personales de los políticos que por la calidad de su gestión.25 Más que nunca, no importa tanto ser como parecer. d) La participación electoral de los actores Las comunidades votan –y, en general, participan– de acuerdo a consignas. Las decisiones individuales no hacen falta; no son correctas. En todo caso, su espacio es muy estrecho. Lo que conviene a cualquier miembro del grupo es lo que conviene al grupo y ello está definido por la dirigencia, recaiga ésta en un líder, en un consejo de notables, en una asamblea 23 “Son críticos de la democracia pero no quieren una sociedad autoritaria.” Durán Barba y Nieto (2006:140). “La televisión permite a la gente común conocer detalles de la vida de sus líderes que antes estaban reservados para las élites cortesanas.” (Ibíd.: 131.) 25 Giovanni Sartori (2006:116) nos habla de ello cuando se refiere a la “personalización de las elecciones” y señala que: “En la pantalla vemos personas y no programas de partido.” 24 51 Participación y Abstencionismo Electoral en México comunitaria o, incluso, en la costumbre. Como la organización tiene forma de familia, los hijos configuran sus opciones políticas como lo hace el padre. Al seno de una democracia moderna, los supervivientes premodernos representarían el voto duro de los partidos que puedan fincar relaciones del tipo patrón–clientes. Pero cuando la distribución de privilegios decae y pierde importancia, puede ocurrir que esos contingentes no encuentren ya líder a quien seguir, ni motivación para votar. Como el sistema político no los representa, no votarían; o bien, dado que existe una proclividad a la lealtad personal, las personas de perfil más tradicional pueden “seguir” y votar por un líder o una simple persona con prestigio en la comunidad, sin que les importe en qué partido político se encuentre ésta. Después de todo, los partidos son una organización moderna; las comunidades no. Finalmente, los perfiles premodernos podrían inclinarse por las propuestas políticas que mejor representasen las costumbres del pasado. Los procesos modernizadores y sus presiones para disolver las comunidades, irán alimentando el perfil moderno, a costa del premoderno. Todos los enfoques teóricos llamados “ecológicos”, por enfatizar la influencia del medio, parecen tener en mente un perfil premoderno en su explicación. Incluso la Teoría de la Modernización (al menos es sus versiones más mecanicistas) y la Escuela de Michigan, con su “voto psicológico” parecen incluirlo. La escuela de la “elección racional”, pretende explicar la conducta moderna. Los modernos son, por excelencia, los portadores de lo que Weber ha llamado “conducta racional con relación a fines”. Ellos participan cuando los beneficios de su participación superan los costos de hacerlo. En todo proceso electoral moderno, deberían escoger no participar, pues, aunque los costos de hacerlo fueran reducidos, los beneficios esperados de los resultados los obtendrían de cualquier manera, debido a la participación de otros, ateniéndose a la arrolladora lógica del free rider. Pero de cualquier manera, siguiendo esta argumentación, una competencia más estrecha llevaría a una mayor probabilidad de participación. A mayor competitividad efectiva, menor abstención. 52 Participación y Abstencionismo Electoral en México La “escuela de la elección racional” fue la primera sorprendida por esta conclusión que se sigue de su propia lógica, pues, a pesar de ella, la mayoría de los actores acuden a votar regularmente. Entonces, surge una explicación alternativa para la conducta participativa: el voto puede no ser inversión, sino simple consumo. Se puede votar por gusto. Esta conducta es, sin embargo, más propia del tipo puro posmoderno. Pero en realidad, también los modernos votan por valores, pues no hay finalidades sin valores, ni jerarquía de valores que no posea su racionalidad. Ello opera en dos sentidos: es necesario votar, porque hacerlo es parte fundamental de las ideas que le dan legitimidad al sistema, a la democracia de los modernos, y la prevalencia del sistema como legítimo conviene más que su desaparición. O bien, y aquí el segundo sentido, el moderno participa cuando considera que su voto es importante para bloquear el acceso al poder de una opción considerada peligrosa o atentatoria de su nivel y estilo de vida; y tanto más participará cuando considere que la opción indeseable tiene probabilidades de triunfo. Más aún, cuando sus finalidades más pedestres peligran, bien se pueden posponer los valores democráticos. El punto de quiebre entre defensa del sistema y defensa de los intereses inmediatos es un tema pendiente de determinar por la investigación. El voto moderno es por definición calculador y, por tanto, coyuntural. La pregunta acerca de por cuál partido nunca se votaría tiene que tener en cuenta que el adverbio “nunca” no es nunca definitivo para un calculador. Tampoco la ideología de algún partido o las meras siglas. Los posmodernos, en efecto, votan por gusto, pues, en general, hacen las cosas por gusto. Puede ser que se identifiquen con las causas comunitarias, pero será sólo por una mera reacción al exceso del individualismo de su época, pues, en general, no quieren ser seguidores. Huyen de la consigna. Se sienten autónomos. De cualquier manera, un posmoderno entra y sale con toda facilidad de cualquier causa. Podrá reconocer liderazgos, pero este reconocimiento será siempre efímero. Podrá participar, pero su participación será siempre lábil. Será más probable que el posmoderno participe en la primera oportunidad de hacerlo (entre los 18 y los 20 años) que después, cuando ya se haya cansado (son de carrera corta), o cuando la desilusión le haya tomado como presa. Pero el ánimo puede también 53 Participación y Abstencionismo Electoral en México volver. El posmoderno recuerda a lo que Weber llamó “conducta social con relación a afectos”. Y los afectos no son eternos. Dada su sensibilidad por la imagen, los actores posmodernos serán los más susceptibles a la influencia de las campañas políticas, tanto las que se basan en medios masivos de comunicación, como las que se basan en el contacto personal; al contrario de lo que ocurre con los premodernos, que serán impermeables a la propaganda y basarán su conducta en las decisiones del grupo o del líder de éste. Los actores modernos serán los más sensibles a los election issues, a los tópicos de los políticos y sus campañas, pues hacen una evaluación de lo que es racional esperar de la actuación de cada aspirante cuando se convierta en equipo de gobierno. Ahora bien, tal y como lo explica Anthony Downs, el actor racional no invertirá demasiado tiempo en analizar cada issue y, por tanto, será susceptible a la ideología de los partidos. Gracias a ella, si un partido despierta la confianza en el tema más caro para el elector, la merecerá en todos los otros temas. Pero los partidos modernos adaptan su ideología a las necesidades del momento, lo cual logran hacer eficientemente, aunque dentro de los límites de la memoria colectiva electoral. De cualquier manera, ningún partido promoverá abiertamente la abstención, por más que ésta le convenga en una coyuntura determinada, pues ella es ajena a la ideología legitimadora más influyente. En síntesis: En el actor premoderno no cabe la decisión individual y la adscripción determina el comportamiento. Cuando se disuelve la comunidad y los liderazgos personales se desvanecen, los actores se abstendrían. En el posmoderno no cabe la consigna, pero es muy susceptible a la influencia del medio, particularmente a la imagen pública y por tanto, hay mayor veleidad. Con facilidad el sistema decepciona y, entonces, habrá abstención. El actor moderno es individualista. Pero sólo en él se plantea la cuestión de cómo y cuánto influye el medio, el grupo de referencia (y cuál grupo funciona como referencia), 54 Participación y Abstencionismo Electoral en México las condiciones sociales, etc., en la decisión individual y por qué, al menos en apariencia, las mismas condiciones generan posturas diversas (por ejemplo, en los hermanos, con la misma educación y un medio grandemente homogéneo, pero diferentes conductas políticas). Las diversas escuelas que pretenden explicar el comportamiento electoral no han resuelto en forma convincente la siguiente cuestión: los que votan igual, ¿tienen otras cosas iguales, que a su vez los distingan de los que votan diferente a ellos? Y, si la misma acción tiene diversos significados para diversos actores, ¿tiene sentido la pregunta anterior? El Cuadro 1 presenta un resumen sinóptico de las diferencias entre los tipos de actores: Cuadro 1 Diferencias por Tipos de Actores ÍTEM COMUNIDADES MODERNOS POSMODERNOS Liderazgo Líder carismático Norma impersonal Ídolos efímeros Justicia Fondo (materia) Formalismo (ley) Imagen (no importa ser, sino parecer) Individualismo Anti individualismo Individualismo Hiperindividualismo Relaciones sociales Comunidad cerrada Mercado abierto Hipercomunicación Público y privado Lo público (comunitario) prevalece sobre lo privado Lo privado Lo privado (lo prevalece sobre íntimo) se hace público en el show lo público. La república es elección individual por lo comunitario 55 Participación y Abstencionismo Electoral en México Poder político La política es privada, (patrimonial)/basada en la costumbre La política es del Desacralización de la política. Estorba público (sacralización de “el pueblo”) Cooperación Cooperación como supuesto (mecánica) Cooperación como inversión (orgánica) Cooperación como consumo (lúdica) Acción colectiva Corporativa Calculadora (inversión) Lúdica (consumo) Patrimonialismo Cargos como propiedad Cargos no son propiedad Comunidades sin cargos Autoridad I Autoridad vale por sí o por la costumbre Autoridad vale en virtud de la norma Autoridad no vale (o sólo vale por la fuerza. No ideologías) Autoridad II Superioridad de la autoridad (la autoridad es la ley) Superioridad de Pérdida de fe en el la ley (la ley es la poder público (la autoridad) autoridad y la ley tienen un déficit de legitimidad) Obligación Disciplina (sujeción al grupo) Carácter (sujeción a la norma internalizada) Representación Lo que le ocurre a cualquiera afecta a todos Lo que ocurre a Lo que ocurre a uno sólo a ese le afecta algunos determinados afecta a todos (representación) Revolución Guerra contra los diferentes Revolución por la igualdad ante la ley Licuefacción de la disciplina y del carácter Revolución interior 56 Participación y Abstencionismo Electoral en México Tolerancia Intolerancia a los diferentes Tolerancia basada en igualdad jurídica Tolerancia porque todo es válido Tiempo Pasado Futuro Presente Sacralidad La costumbre es sagrada Laicismo (o ganar es sagrado) Marketing. La imagen es sagrada Ética Ética comunitaria Ética personal Ética indolora Reforma No hay innovación, sólo reconocimiento de costumbres de antaño Innovación según reglas propias, más o menos complicadas (vgr., reforma constitucional) Innovación constante, más o menos sin reglas. Estructura orgánica Son asociaciones, i. e. tienen dirigente y cuadro administrativo Son asociaciones, i. e. tienen dirigente y cuadro administrativo Comunidades líquidas (como las electrónicas) Administración No hay un cuadro administrativo profesional formal Burocracia profesional No hay jefes (legítimos) Cálculo En tanto no hay disposiciones legales racionales, no hay previsibilidad ni cálculo Cálculo y previsión Escaso valor del futuro [OJO: el peso del futuro en la cooperación de Axelrod] Competencia No hay concepto de competencia Competencia es central Individualismo competitivo convive con “jugar a ser masa” 57 Participación y Abstencionismo Electoral en México Economía Economía de subsistencia Producción mercantil Consumo (hedonismo) Trabajo Trabajo vale si es para el grupo Trabajo vale en sí mismo Trabajo vale si me da resultados Éxito Por privilegios o fatalidad Por el esfuerzo Hacer lo que uno quiera Progreso Importancia de la superación del grupo (el espíritu de la colmena) Superación personal (arquitectos de su propio destino) Pérdida de la ambición de superación Verdad Verdad revelada Verdad probada Verdad televisada Maximización Maximizadores de renta Maximizadores de utilidad Minimizadores de gasto Culto Culto al Superior Culto al esfuerzo-trabajo Culto a la belleza, al cuerpo Fuente de explicación Lo mágico Lo racional Lo mágico Saber El saber revelado El saber verificado El saber aplicado (la tecnología) Ética Ética absoluta Ética inmanente Relativismo Ideologías Idealismo transmundano Idealismo mundano Fin de las utopías Religión Ética católica Ética protestante Ética “a la carta” Escatología Trascendencia Inmanencia Recurrencia (reencarnación) 58 Participación y Abstencionismo Electoral en México Señor (Padre)- Autoridad- Súbdito (Hijoshermanos) Ciudadanos (compañeros) Oposición Contra la infidelidad a la costumbre Contra la arbitrariedad en la formulación o el cumplimiento de la ley Contra el autoritarismo, pero siempre y cuando los costos sean bajos. Participación Por consigna (corporativa y personal) Estratégica (evaluativa) Afectiva (empática) Abstención Inoperancia del corporativismo. Carencia de liderazgos Falta de competencia y protesta sistémica Desencanto Relaciones Amigos (temporales) Fuente: Elaboración propia. a) Buscando a los actores Hemos aventurado la hipótesis de que en la sociedad mexicana contemporánea conviven diversos tipos de actores. ¿Cómo encontrarlos reflejados en una encuesta? Existen diversas preguntas en el cuestionario que permiten que el encuestado nos hable de sus valores, sus preferencias, sus conductas habituales, sus actitudes frente a los ítems políticos. Algunas de ellas, estarán fuertemente influenciadas por la coyuntura personal y la de la sociedad en la que vivimos, de manera que los valores personales se vean cuestionados. En otros casos, la situación puede reforzarlos. Así, por ejemplo, algún actor podría tener un talante emprendedor, pero las grandes dificultades que encuentran los que quieren iniciar una empresa en determinado medio lo pueden dirigir, a posteriori, a buscar refugio en la seguridad de un patrón o una persona con influencias, en un medio, por lo demás, muy sensible a ellas. O bien, algún actor puede tener una clara tendencia a cumplir las leyes, pero si en el medio en que vive es más costos cumplir la ley que violarla, normalmente terminará haciéndolo, violándola. Los tipos puros son abstractos. Hay un buen número de 59 Participación y Abstencionismo Electoral en México preguntas en la encuesta levantada que nos hablan acerca de cómo ven el mundo los encuestados, los actores reales. Veamos algunos ejemplos: Un actor premoderno pensaría que los gobiernos del pasado eran mejores y que la situación actual es peor de lo que hubo esperado (Pregunta 12), ya que en general piensa que “todo tiempo pasado fue mejor”; un posmoderno, sin expectativas hacia el futuro, ni referencias al pasado, respondería “No sabe” (le da un tanto igual); un moderno tendería a creer que el México post alternancia es mejor que lo anterior o que lo imaginó. Sobre la situación personal (Pregunta 13), un premoderno diría que la suya es peor de lo que esperaba; un moderno que es como lo esperaba –aunque cabría la opción ”peor”– y un posmoderno diría que no sabe. Un par de preguntas (14 y 15) le demandan al encuestado su preferencia por una serie de opciones y la razón de su selección. La preferencia por un empleo seguro será propia de los premodernos; trabajar por cuenta propia, de los modernos y una actividad que nos permita descansar medio tiempo, de los posmodernos. Las razones coherentes con esa elección sería, en el mismo orden: “con el futuro de la familia no se juega”, “el que no arriesga no gana” y “se trabaja para vivir, no se vive para trabajar”. La Pregunta 19, que pone al encuestado en una situación hipotética que le otorga más libertad de elección nos habla de las aspiraciones más típicamente premodernas (un buen empleo; un buen pedazo de tierra en su comunidad; un puesto político por un tiempo), la moderna (una cantidad de dinero para poner un buen negocio) y la posmoderna (trabajar para una ONG de servicio). Por sobre las demás, la pregunta 18 nos pareció muy reveladora, pues inquiere sobre lo que puede llevar a una persona a lograr sus metas en nuestra sociedad actual. Se le solicitó a los encuestados que ordenaran una lista de razones para alcanzar el éxito. Estas fueron: la suerte, el trabajo; las buenas amistades; la situación económica de la familia en la que uno nace; el estudio; hacer lo que a uno le gusta, aunque no se gane mucho dinero; y el conocimiento de uno mismo. 60 Participación y Abstencionismo Electoral en México Consideramos que la jerarquización realizada por el entrevistado refleja suficientemente su concepción acerca de la relación entre los sujetos y el mundo específico en el que viven. Los actores se explicarían el éxito de las personas por diferentes causas: los modernos lo atribuirían, típicamente, al esfuerzo personal; los premodernos, al privilegio, pero entre ellos distinguimos dos subtipos. Por un lado, tenemos a los que conciben los privilegios con base en redes de relaciones que obtienen y distribuyen beneficios, con un formato análogo a la renta. Las causas de pertenencia a esas redes estarían ligadas a una condición originaria y más bien estática; por el otro, los que consideran que los privilegios son debidos a una fatalidad de origen que nadie puede modificar, salvo excepcionalmente. En realidad, para estos actores, los “privilegios” pueden no serlo, es decir significar, más bien, pesadas desventajas de las que no se pueden desprender. Finalmente, los actores posmodernos hacen equivaler el éxito al gusto, al placer; consideran que el éxito de una persona reside en su interior y en el autoconocimiento; y valoran el estudio, no como un factor de progreso personal, sino como fuente de autorrealización gustosa. Además, este subtipo consideraría que también la fatalidad, lo sobrenatural, define el destino. Por tanto, efectuamos los siguientes promedios para tipificar a los encuestados: Cuadro 2 Factores de Éxito por Tipos de Actores TIPOS FACTORES DE ÉXITO Moderno Trabajo, estudio Premoderno” Rentista” Nacimiento, buenas amistades Premoderno “Tradicional” Nacimiento, suerte Posmoderno Gusto, autoconocimiento, estudio, suerte. Fuente: Elaboración propia Un problema para identificar el tipo de cada actor es el papel indiscutible de la ideología moderna, liberal y democrática, como fuente de legitimidad general o, al menos, más extendida. Ello quiere decir que este tipo de valores son los “políticamente correctos” y, por tanto, los más confesables ante las preguntas. Esta es seguramente la razón de que en esta y en todas las encuestas, la confesión de haberse abstenido es más o menos la mitad de la contabilizada realmente en las elecciones. Aún así, debemos de localizar el tipo dominante 61 Participación y Abstencionismo Electoral en México en cada encuestado y comprobar si, al seno de su tipo, hay regularidades en sus conductas políticas y si éstas le distinguen de actores de los otros tipos. Es lo que haremos en el análisis de la encuesta. 62