Academia Nacional de Historia Militar A sabiendas del inmenso poder de Atahualpa, Pizarro escaló temerariamente la cordillera, recibiendo a cada trecho a afrentosos emisarios del Inca que le hacía saber el buen ánimo con que se les esperaba. La historia tradicional nos refiere que Atahualpa, habiendo aceptado gustoso la invitación de Pizarro para una entrevista, vino de los baños, donde estaba descansando de la guerra, acompañado de su guardia y de los escuadrones de danzantes y cantantes, a la ciudad de Cajamarca (16 de noviembre de 1532), habiendo dejado el grueso de su ejército en el campamento de Conoc. Atahualpa (décimo tercer Inca) es tomado prisionero tras una emboscada que sorprendió a todos los indios que se encontraban acompañando al emperador. Vale mencionar en este punto la obra de Luis Andrade Reimers, cuando se pregunta: ¿Cómo explicar satisfactoriamente el brusco derrumbe del Imperio Incásico en Cajamarca ante un reducido grupo de españoles más bien temerosos, cuando Atahualpa se hallaba en el cenit de su gloria y poderío, recién conquistado el Cuzco y vencido Huáscar? ¿Por qué no se defendió el Inca? ¿Por qué se dejaron matar inermes los miembros de su guardia? ¿A qué razones se debió la no participación en la contienda de Cajamarca del núcleo mayoritario del ejército imperial, sito en el campamento cerca? ¿Por qué la tropa de Rumiñahui, mantenida en otro lugar próximo como refuerzo y retaguardia, no reaccionó para recapturar al Inca? ¿Qué ocurrió con Quisquis y Calicuchima, que tampoco contramarcharon desde el Cuzco para salvar al soberano quiteño y reducir a los intrusos? ¿Cómo explicar que Atahualpa se haya abstenido de ordenar el aniquilamiento de sus captores? ¿De qué modo interpretar el ofrecimiento de rescate?...” 1 El Tahuantinsuyo no era un estado unificado, sino una serie de cacicazgos uncidos a la fuerza al carro de los incas que en cualquier momento se alzarían contra los tiranos. Los orejones habían sido pospuestos por el inca-cañari Huayna Cápac y prácticamente sustituidos por los nobles de Tomebamba; la nación cañari había jurado vengarse de la sangrienta represión de Atahualpa y de 1. Andrade Reimers Luis : “La verdadera Historia de Atahualpa”. 162 Segundo semestre •