Proyecto Oro Viejo 2010 Los hermanos estrella (Leyenda amazónica de Ecuador) Responsable del proyecto en Ecuador: Leonor Bravo Velásquez Cátedra Telémaco (Fundación SM / UCM) 2 Proyecto Oro Viejo 2010 LOS HERMANOS ESTRELLA Todas las noches la madre Puma salía a recorrer la selva en busca de alimento. Una noche, cuando la luna llena iluminaba hasta los más pequeños brotes y las últimas arenas del río, encontró dos huevos parecidos a los de las aves pero de mayor tamaño, de los cuales salía un leve resplandor. La madre Puma se los llevó a su casa para calentarlos y, para que el padre Puma no se los comiera, los guardó en una gran olla de barro. La madre Puma cuidó durante mucho tiempo los huevos hasta que de ellos salieron dos pajaritos que al crecer tomaron la forma de dos niños a los que ella llamó Cuillur y Docero. Como todavía eran pequeños la madre Puma los cuidaba y los alimentaba dentro de la olla para que el Puma Padre, que siempre estaba con hambre, no supiera que vivían en su casa y los devorara. Los niños eran curiosos y querían saber cómo era el mundo fuera de la olla, por eso la madre Puma les contaba muchas historias sobre la selva, les hablaba del color y la forma de los árboles, cada uno diferente del otro; del frescor de las aguas de los ríos, de los lejanos montes detrás de los cuales se dormía el sol, del perfume de las frutas, del color de la flores; de los animales de plumas, de los de garras, de los de escamas; y les contaba sobre la gente. Y mientras el puma devoraba a sus presas en la profundidad de la selva, los niños soñaban con la selva en la oscuridad de la olla y trataban de imaginarse todo lo que su madre les contaba. Cuando Cuillur y Docero se convirtieron en dos jóvenes fuertes la madre Puma consideró que ya era hora de que salieran de la olla y conocieran el mundo. Los hermanos, que habían soñado con todas las historias que les había narrado su madre, querían saber si las cosas eran como ellos se las habían imaginado o eran diferentes y decidieron recorrer la selva. Lo primero que vieron fue al enorme Puma y lo siguieron con sigilo al recordar que su madre les había pedido que tuvieran cuidado con él. El Padre Puma, que siempre tenía hambre, devoraba, como era su costumbre, a todas las presas que encontraba a su paso dejando a los demás animales sin comer. —Los animales van a desaparecer —dijeron los hermanos— tenemos que hacer algo. Fueron después a la aldea porque querían conocer a los humanos y vieron que estaban muy asustados, tenían miedo de que el puma volviera a invadir la aldea y se comiera a todas las personas que hallara en su camino. La gente les contó que esto ocurría cada vez con mayor frecuencia y que en cada ocasión desaparecían más personas. —Los seres humanos van a desaparecer —dijeron los hermanos— tenemos que hacer algo. Los jóvenes pensaron y pensaron hasta que se les ocurrió una ingeniosa trampa para atrapar al puma. Construyeron una casa en lo alto de una loma y dentro de ella se pusieron a cantar y a formar figuras luminosas para llamar su atención. El puma, que era muy desconfiado, esperó un buen rato, miró a un lado y luego al otro, pero como también era muy curioso y quería saber quien cantaba tan bonito y mirar de cerca las brillantes figuras , terminó por entrar en la casa. 2 3 Proyecto Oro Viejo 2010 Entonces la puerta se cerró de golpe y el puma quedó atrapado para siempre. Sin embargo la gente continuaba asustada porque los niños pequeños seguían desapareciendo. Cuillur y Docero se escondieron para encontrar al responsable y vieron que una enorme águila capturaba a los niños con sus garras o su afilado pico y luego escapaba hacia el cielo para devorarlas. Los hermanos pensaron y pensaron en qué hacer para que el águila bajara hasta el suelo. Entonces se pusieron a cantar y cuando el águila se acercó a mirar de dónde salía esa música tan bella quedó apresada en una piedra en la que ellos habían untado una fuerte pega. Pasaron los días y el águila se endureció y se volvió del mismo color de la piedra y los niños pudieron volver a jugar sin temor. Pero la gente seguía desapareciendo. Los hermanos, preocupados, buscaron al causante del daño y vieron que, cuando la gente navegaba por el río, salía una enorme boa y se tragaba a las personas. Los dos hermanos luego de mucho pensar decidieron ahuyentar a la boa con unos espantosos chillidos para que creyera que allí vivía un demonio y no volviera jamás por ese lugar. Pero los hermanos seguían afligidos porque veían que la gente seguía desapareciendo y no sabían quién era el culpable. Esperaron y esperaron hasta que vieron que del cielo caía un rayo y mataba a las personas. Entonces ellos buscaron el sitio en el que había caído el rayo y lo encontraron dormido. Los hermanos lucharon contra el Rayo y no lo lograron vencer pero lo partieron por la mitad. Por eso dicen que el Rayo ya no brilla tanto como antes. Por fin Cuillur y Docero vieron que la gente estaba bien, crecía y se sentía feliz. Entonces decidieron volver de donde habían venido, treparon por un bejuco hasta el más alto de los árboles cuyo follaje llegaba hasta las nubes. Una vez en el cielo se convirtieron, el mayor en la estrella vespertina que es la más brillante y el menor en la estrella matutina que brilla menos. Y desde allí vigilan para que nadie haga daño a la gente de la Amazonía. Versión de Leonor Bravo Velásquez Ilustración de Leonor Bravo Velásquez 3