3. CASCIA y SPOLETO 3. CASCIA y SPOLETO

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Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio
3. CASCIA y SPOLETO
Tercer día – Lunes 2 de mayo
oy hemos visitado estas ciudades medievales, de
una gran belleza; también el lugar en el que se
encuentran, al sur y al este de Asís. Cascia está a unos
85 km de Asís y de Cascia a Spoleto hay unos 45 km.
Nos acompaña también Alberto, como guía. Spoleto
nos trae algún recuerdo del Caballero de Gracia, pues
Juan Bautista Castagna fue gobernador de Perugia y
hubo de intervenir en la pacificación de Spoleto y
Terno, que estaban en guerra entre sí.
En Cascia vimos sobre todo la Basílica de Santa Rita,
que es la figura central de la historia de la ciudad. Muy
cerca de la basílica hay también una iglesia nueva, del
siglo XX. En el viaje pasamos junto al río Nera, que desemboca en el Tiber. Y dejamos muy cerca la ciudad de
Nursia, donde nació el gran San Benito. También en los
alrededores está Monteluco, donde vivieron los primeros eremitas, procedentes de Siria.
H
Camino de Cascia.
San Rita de Casia
La basílica de Santa Rita de Cascia se encuentra en
la ciudad de Cascia en la región de Umbría, en Italia,
en ella se venera el cuerpo incorrupto de Santa Rita y
es uno de los santuarios más importantes de ese
país. La primera piedra de la iglesia de Santa Rita de
Casia se puso el 20 de junio de 1937, solo diez
años más tarde, el 18 de mayo de 1947, el edificio
fue consagrado. La basílica, revestida de travertino
blanco típico de las canteras de Tivoli, presenta una
estructura en forma de cruz griega con cuatro grandes ábsides laterales y una cúpula central que domina el presbiterio. En el interior de la basílica se
encuentra el cuerpo incorrupto de Santa Rita de Casia,
de la Orden de San Agustín.
A raíz de su beatificación, a principios del siglo XX
se construyó un gran santuario de Santa Rita en Cascia,
la Basílica de Santa Rita de Casia. Éste, y una casa en
Roccaporena construida en el sitio donde se cree que
estaba su casa natal, son los dos lugares de peregrinación más activos de Umbría.
Biografía
Basílica de Santa Rita.
Rita nació en la aldea de Roccaporena, 5 km al
oeste del pueblo de Cascia (provincia de Perugia,
región de Umbría) en 1381 y falleció el 22 de mayo
En la llegada a Cascia.
de 1457. Nació de padres mayores. A pesar de que
quería ser monja, cuando tenía 14 años de edad sus
padres la casaron con un hombre del pueblo llamado
Paolo Mancini. Su esposo le causó muchos sufrimientos, pero ella se consolaba en la oración y le devolvió
su crueldad con bondad, logrando su conversión a
Cristo con el paso de los años.
Tuvieron dos hijos mellizos, Jacobo y Paolo. Un día
Mancini, que trabajaba como sereno de la aldea de
Ya estamos en Cascia.
Roccaporena y tenía muchos enemigos por sus fechorías pasadas, fue emboscado, asesinado. Una vez
viuda, pero aliviada ya que había logrado que Paolo
muriera en paz, Rita pidió la admisión al convento
agustiniano de Santa María Magdalena, en Cascia
(establecido en 1256). Pero no fue aceptada debido a
que sólo se permitían vírgenes. Un año más tarde
(1417) también murieron sus dos hijos púberes. Fallecieron ambos al mismo tiempo, de muerte natural. Rita
En la Basílica de Santa Rita.
los había preparado plenamente para encontrarse con
Cristo. Con un amor heroico por sus almas, le había
suplicado que ambos adolescentes murieran, porque
temía que estuvieran planeando vengar el asesinato de
su padre (la ley de la vendetta). Habrían cometido así
el pecado capital de la venganza, lo que hubiera condenado sus almas eternamente. Ambos se enfermaron
y murieron, también pidiendo perdón a su madre por
todos los dolores que le habían causado.
Colegio en el Monasterio de Santa Rita.
Ya sin obligaciones familiares, Rita fue aceptada en
el convento, recibió los hábitos de monja, y más tarde
realizó su profesión de fe. Tenía 36 años. En el convento, Rita se entregó a una vida de oración y penitencia.
Estigmatizada
De acuerdo a la tradición en 1428, una madrugada
Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de
Interior de la Basílica de Santa Rita.
madera clavada en el hueso de la frente. Se trataba de
un estigma divino: la marca de la corona de espinas
que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron
la astilla y la guardaron como reliquia sagrada. Cada
madrugada el estigma se le volvía a abrir por sí mismo,
hasta que empezó a expeler un fuerte olor inmundo,
que se mantuvo milagrosamente el resto de su vida. En
1453 Rita cayó en cama gravemente enferma. Desde
ese momento, estando siempre atendida por novicias,
la herida de su frente gradualmente se cerró, pero Rita
pasó los últimos cuatro años de su vida con infecciones
en la sangre.
llo de rosa. Se lo llevó a Rita. Esa rosa representaría el
amor de Cristo hacia Rita, y la capacidad de Rita de
interceder por las causas imposibles.
Generalmente se la pinta sosteniendo rosas, o con
rosas apoyadas en el piso a sus pies. El día de su fiesta, el 22 de mayo, las iglesias de Santa Rita o las regen-
Las rosas de Rita
Uno de los símbolos de santa Rita es la rosa. En su
vejez, ella contaba que su marido le prohibía dar de
comer a los pobres. Un día en que estaba saliendo de
su casa con un pan bajo sus ropas, Mancini la confrontó y le quitó el vestido: pero el pan se había convertido
milagrosamente en rosas. Esta historia también se
cuenta que le sucedió a Santa Isabel de Portugal y a
san Diego de Alcalá.
Al final de su vida, la visitó su prima de su aldea de
Roccaporena. Le preguntó si quería algo y Rita le pidió
que le llevara una rosa del jardín del convento. En
pleno invierno, la prima creyó que no encontraría nada,
pero cuál no sería su sorpresa al encontrar un pimpo-
Una calle de Cascia.
Panorámica de los alrededores de Cascia.
tadas por la Orden de San Agustín, en todo el mundo,
distribuyen rosas a los participantes devotos y durante
la misa el sacerdote las bendice.
Las abejas de Santa Rita
Narra la leyenda que, inmediatamente después de
ser bautizada, abejas blancas entraban y salían de la
boca de Rita sin hacerle daño.
No se duda de que este episodio de las abejas pertenece a la primera tradición ritiana, pero no se lo considera necesariamente como un fenómeno sobrenatural. De todas formas el papa Urbano VIII manifestó
un gran interés y, además de llevarlas en su escudo
pontifical, se preocupó en persona de estudiar el comportamiento de esta especie de abejas que, al parecer,
son únicas en el mundo. Urbano VIII, sabiendo lo de las
misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de un cuidadoso examen, le ató
un hilo de seda y la dejó libre. Esta se descubrió más
tarde en su nido en el monasterio de Cascia, a 138 kilómetros de distancia.
Aún hoy, en el antiguo monasterio donde Rita vivió
y murió como monja agustina, se encuentran a las abejas “murarias”, llamadas así porque habitan en los
Imagen de Santa Rita.
Un rincón de Cascia.
muros. Aunque la devoción popular ha preferido llamarlas “abejas de Santa Rita” por haberlas relacionado
con aquellas misteriosas abejas que rodearon su cuna
pocos días después de su bautismo.
Pero en Casia las “abejas de santa Rita” no sólo
viven en los muros del monasterio, sino que también
junto a éste. Así lo ha querido la Beata Teresa de Casia
(Madre Teresa Fasce) que en 1938 fundó la “colmena
de Santa Rita”, una obra donde niños carenciados reci-
Margarita, Paquita, Blanca y Begoña en Cascia.
ben ayuda para crecer fuertes, y emprender luego el
vuelo de la vida.
Según una tradición, desde que era bebé, mientras
dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban
sobre su boca, depositando en ella la dulce miel sin
hacerle daño y sin que la niña llorara para alertar a sus
padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría
trató de dispersar las abejas con su brazo herido. Su
brazo se sanó inmediatamente.
tradicionalmente permanecen hasta el siguiente año,
pueden ser vistos claramente por los peregrinos que
llegan hoy al monasterio.
Murió en el convento agustiniano el 22 de mayo
de 1457 a la edad de 76 años. La gente se agrupó en
el lugar para mostrar los últimos respetos a su cadáver,
que emitía una intensa fragancia dulce (como si hubiera sido embalsamado). Su cuerpo se conserva hasta la
actualidad (aunque muy deshidratado). Empezaron a
correr rumores de que por intercesión de la monja,
sucedían curaciones milagrosas. Así la devoción hacia
Rita se extendió por toda Italia.
Cuerpo incorrupto de Santa Rita.
Después de 200 años de la muerte de Santa Rita,
algo extraño ocurrió en el monasterio de Cascia. Las
abejas blancas surgían de las paredes del monasterio
durante Semana Santa de cada año y permanecían
hasta la fiesta de Santa Rita, el 22 de mayo, cuando
retornaban a la inactividad hasta la Semana Santa del
próximo año. Los huecos en la pared, donde las abejas
Frente a la Abadía de San Felice.
Canonización
Rita fue beatificada por el papa Urbano VIII en
1627, cuyo secretario privado Fausto Cardinal Poli
había nacido a 15 km de Roccaporena, que había sido
el lugar de nacimiento de Rita. El 24 de mayo de
1900 fue canonizada por el papa León XIII. La fiesta
de Santa Rita es el 22 de mayo.
En San Felice.
Abadía de San Felice.
Patronazgos. Santa Rita es patrona de: Las enfermedades; Las heridas; Los problemas maritales; Las causas imposibles; Las pérdidas; El abuso; Las madres;
Los matrimonios; La familia; La paz; De los casos difíciles y desesperados; Las causas perdidas. En España se
la llama la santa de los imposibles y abogada de sus
causas.
Al término de nuestra visita comimos en el Hotel
delle Rose, con unas vistas estupendas sobre la falda
de la montaña. Y por la tarde nos dirigimos hacia Spoleto.
Por el camino paramos para ver la Abadía de San
Felice, pero estaba cerrada y nos tuvimos que limitar a
ver el exterior y el paisaje tan bello en el que está situada. Y llegamos a Spoleto, tras atravesar el Puente de las
Torres, del siglo XIV, que une dos fortalezas, con una
acueducto de 230 metros de largo y 80 de alto, también del siglo XIV (lo veremos luego). Por abajo, el río
Tessino.
Dentro de la belleza de esta ciudad, con sus murallas ciclópeas, y sus muchos edificios históricos, destaca la catedral de Santa María, románica con fachada
renacentista, y la torre (con una torre mayor, que cubre
otra torre interna, menor).
Panorámica de Spoleto.
Spoleto
Spoleto (antigua Spoletium) es una antigua ciudad
de Italia central, en la provincia de Perugia (región
de Umbría), a 385 m sobre el nivel del mar en las estribaciones de los Apeninos. Su población, de acuerdo
con el censo de 2003 es de 38.000 habitantes. La ciudad es un centro turístico y la sede anual del Festival
Castillo de Spoleto.
de los Dos Mundos (Festival dei Due Mondi), organizado desde 1958 por el compositor italo-estadounidense Gian Carlo Menotti.
La iglesia de San Salvatore es parte de un grupo de
siete sitios conocidos como «Centros de poder de los
longobardos en Italia (568–774 d.C.)», declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 25
de junio de 2011.
Por las calles de Spoleto.
Historia
La primera mención histórica de Spoleto es la noticia
sobre la fundación de una colonia allí en 240 a.C. y
aún era, según Cicerón colonia latina in primis firma et
illustris, una colonia latina en 95 a.C. Tras la batalla de
Trasimenus (217 a.C.) fue atacada por Aníbal, quien
fue repelido por los habitantes. Durante la segunda
Guerra Púnica, Spoleto fue un provechoso aliado de
Roma. Sufrió considerablemente durante las guerras
civiles de Cayo Mario y Sila. Éste último, tras su victoria sobre Craso, confiscó el territorio de Spoletium
(82 a.C.). Desde ese momento en adelante se convertiría en municipio.
Bajo los lombardos, Spoleto se convirtió en la capital de un ducado independiente, el Ducado de Spoleto (a partir de 570), y sus duques gobernaron una considerable parte de Italia central. En 774, conquistado
por Carlomagno se convirtió en parte del Sacro Imperio Carolingio. Junto con otros feudos, fue legado al
papa Gregorio VII por la gran condesa Matilde de
Toscana, pero su testamento no fue respetado y Spole-
to luchó durante algún tiempo para mantener su independencia en el seno de las luchas entre el Sacro
Imperio Romano Germánico y el Papado. En 1155 la
ciudad fue destruida por Federico I Barbarroja. En
1213 fue el ducado fue cedido definitivamente al papa
Gregorio IX. Durante la ausencia de la corte papal en
Aviñón, fue presa de luchas entre güelfos y gibelinos,
hasta que en 1354 el cardenal Gil de Albornoz lo trajo
una vez más bajo autoridad de los Estados Pontificios.
Spoleto es una ciudad cuya historia milenaria atrae
irresistiblemente. Una historia hecha de momentos de
paz y de otros muchos de turbulencias cuyas huellas
permanecen indelebles en sus magníficos monumentos y museos.
Es la ciudad a la que San Francisco de Asís cantó en
alabanza; la que causó la admiración de Miguel Ángel;
la que fue motivo de éxtasis para Goethe, tal y como
dejó señalado, a los 37 años, en su libro “Viaje por Italia” y la que arrancó del talento de Carducci una oda
espléndida que incluyó en su poemario titulado “Odas
Bárbaras” y también es la ciudad en la que el afamado
compositor lombardo Giancarlo Menotti, afincado en
Contemplando la fachada de la Catedral.
Estados Unidos, decidió fundar, en 1958, uno de los
mejores festivales de música culta, ballet y teatro de
Europa, el celebérrimo “Festival dei due Mondi”,que,
desde entonces, se celebra todos los años entre finales de Junio y mediados de Julio, y al que acuden melómanos de todos los lugares del mundo con una expectación anímica que podría tildarse de sacramental.
Spoleto se alza en el cerro de San Elías, en las faldas
de Monteluco, a orillas del río Tessino, en el márgen
inferior del Valle de Umbría.
Su tejido urbano está impregnado de influencias
de la civilización romana, y sus características arquitectónicas son fundamentalmente de la Alta Edad
Media y del Renacimiento, además de los muchos e
importantes vestigios arqueológicos que conserva,
tales como el espléndido Arco de Druso, que data
del año 23 d.C., el impresionante Teatro Romano,
cuya construcción se estima que fue realizada en los
primeros años del Imperio, la delicada Basílica de
San Salvador, paleocristiana, del siglo IV d.C., así
como el Puente Romano, formado por una línea con
tres inmensos arcos consecutivos de travertino o la
bellísima villa romana de Vespasia, la madre del
Emperador Vespasiano, cuyos pavimentos y paredes
recubiertas de mosaicos siguen, hoy en día, en perfecto estado. Cerca del Puente Romano —también
El acueducto de Spoleto.
conocido como Ponte Sanguinario, sin duda por las
terribles batallas que se libraron sobre él y en sus
inmediaciones— se encuentra la Iglesia de San Pietro
cuya fachada, del siglo XIII, está ornamentada por
espléndidos bajorelieves. Detrás de esa iglesia, surge
un panorama maravilloso que abarca toda la ciudad
de Spoleto, incluído el descomunal Puente delle
Torri, de la Edad Media tardía, formado por 10 gigantescos arcos, que le confieren unas dimensiones de
230 metros de longitud por 80 de altura. Este puente
conecta la Roccaporena Albornoziana una fortaleza
impresionante, construida en la segunda mitad del
siglo XIV, a instancias del Cardenal español Egidio
Álvarez de Albornoz, hombre más de armas que de
fe, quien recondujo a Spoleto al poder de los Estados
Pontificios, con una ladera de Monteluco, la montaña
que domina la ciudad de Spoleto.
Ahora, os voy a aconsejar un recorrido para que
empecéis a recorrer la ciudad el primer día que lleguéis
a ella. Podéis empezar por la Piazza della Libertá,
desde la que podréis contemplar el Teatro Romano. A
continuación, bajad por el Corso Mazzini, a cuya derecha se encuentra el interesantísismo Museo Municipal
de Arte Moderno. Si, sin embargo, os situáis a la
izquierda y luego subís por la Via dello Sdrucciolo, cruzáis la Piazza della Genga, llegaréis a la Piazza del Mer-
Vista desde Spoleto.
cato. Desde ahí continuad en dirección a la Roccaporena Alborniziana.
A la izquierda, os encontraréis con la Via di Visale.
En la esquina de esa calle con la Piazza del Municipio
está la espléndida villa romana que os comentaba más
arriba. Cruzando la Piazza del Municipio y, después, la
Piazza Campello, donde está la preciosa Iglesia de
San Simeone, del siglo XIII, se llega a los pies de la
fortaleza del Cardenal Álvarez de Albornoz. De regreso a Piazza Campello, se baja por la Via Aurelio Saffi
hasta toparse, a la derecha, con la escalinata que conduce a la Piazza del Duomo, donde se halla la fantástica Catedral (Duomo) de Spoleto, iniciada a construir, sobre las ruinas de una iglesia del siglo IX, en la
segunda mitad del siglo XI y reestructurada y ampliada, primero a inicios del XVI y, después, en el XVII. La
bellísima Catedral, con un interior de una hermosura
apabullante, alberga un número notable de obras de
arte y de obras maestras, de artistas de la talla del
Pinturicchio, de Bernini, así como el sepulcro donde
descansa en paz el gran Filippo Lippi. En la misma
plaza se encuentran la elegante Iglesia de Santa
Maria della Manna d’Oro, de planta octogonal, que
data de entre los siglos XVI y XVII, y el Teatro Caio
Melisso, el más antiguo de la ciudad, del siglo XVII, si
bien fue reconstruido en el XIX y reestructurado a
mediados del XX.
Una calle de Spoleto.
Fachada de la catedral de Spoleto.
Escalinata y plaza de la Catedral de Spoleto.
Torre de la catedral de Spoleto.
Otra perspectiva de la fachada de la catedral de Spoleto.
Después, volvéis por la Via Aurelio Saffi, y antes de
continuar por la Via dei Duchi, llegaréis al Palacio Episcopal, en cuyo recinto se encuentra la encantadora
Iglesia de Santa Eufemia, del siglo XII, cuyo bellísimo
interior os aconsejo encarecidamente que no dejéis de
visitar.
Ciudad de estupenda gastronomía y la simpatía de la
gente constituyen otro de sus grandes encantos. Se
recomienda el Ristorante-Taverna dei Duchi, situado
en Via Aurelio Saffi, 1, muy cerquita de la Piazza del
Duomo. Es un local espacioso y precioso, albergado en
un edificio del siglo XIII. Preparan una genuina cocina
lugareña, utilizando los productos mejores y más
característicos de esta tierra fertilísima, como su célebre aceite de oliva virgen extra y las trufas frescas de
bosque, blancas y negras, los sabrosísimos embutidos
de Valnerina, además de las célebres carnes de vacuno
chianino, una raza especialmente tierna y sabrosa procedente de Val di Chiana, de la cercana Toscana. La
pasta hecha a mano, es capítulo a parte. l
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