¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas

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revisión
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen
drogas no inyectadas mayor probabilidad de
transmisión sexual del VIH?
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar*; Mariano Hernán García**; Andrés Cabrera León***; Nuria Romo
Avilés****; José María García Calleja*****; José Luis Gutiérrez Cuadra******.
* Técnico de Investigación del Observatorio de la Infancia en Andalucía.
** Director del Observatorio de la Infancia en Andalucía.
*** Coordinador de estudios y proyectos del Observatorio de la Infancia en Andalucía.
**** Profesora Asociada. Departamento de Antropología Social. Universidad de Granada.
***** Departamento de Medición y Sistemas de Información (EIP/MHI unit) de la Organización Mundial para la Salud (WHO), Ginebra. Epidemiólogo.
****** Servicio Andaluz de Salud. Área Sociosanitaria Norte de Córdoba. Técnico de Salud en Educación para la Salud.
Enviar correspondencia a:
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar. Observatorio de la Infancia en Andalucía. C/ Paseo de los Coches s/n (Alhambra), 18009 Granada. Tfn: 958029769/60. Fax:
95802971/5. ainhoa.rodriguez.easp@juntadeandalucia.es
Recibido: 3 de mayo de 2005.
Aceptado: 26 de septiembre de 2005.
RESUMEN
ABSTRACT
El objetivo de este artículo es analizar la relación entre el
consumo de drogas no inyectadas y las conductas sexuales
que incrementan el riesgo de infección por VIH u otras Enfermedades de Transmisión Sexual en adolescentes y jóvenes.
Para ello se ha realizado una revisión bibliográfica de investigaciones publicadas en revistas científicas entre 1998 y 2003.
Éstas han sido descritas considerando el tipo de droga consumida, el tipo de población, la posición social y el sexo/género
de las personas participantes.
The objective of this article is to analyse the relationship
between the use of non-injected drugs and the sexual risks
of HIV infection or another STD in adolescents and young
people. A bibliographical review was made of articles published
in scientific journals between 1998 and 2003. These studies
were described considering type of drug, type of population
(population minorities), social position and sex/gender of the
participants.
Algo más de la mitad de los artículos analizados asocian
el consumo de alcohol o marihuana con prácticas sexuales
de riesgo. Sobre el consumo de otras drogas no inyectadas
como cocaína, anfetaminas, etc. y su mezcla con alcohol no
hay acuerdo. No aparecen grandes diferencias entre varones y
mujeres, según pertenencia poblacional o por posición social.
La mayoría de los trabajos analizados encuentran relación
entre el consumo de algunas drogas y las prácticas sexuales
que incrementan el riesgo de infección por VIH. No obstante, la
escasa comparabilidad y otros problemas metodológicos dan
pie a la controversia. Se identificaron limitaciones en los artículos revisados y recomendaciones para futuras investigaciones.
Palabras-clave: Adolescente. Drogas. Consumo de alcohol.
Conducta sexual. Riesgo. VIH. Enfermedades de Transmisión Sexual. Preservativos. Revisión.
INTRODUCCIÓN
L
as estimaciones realizadas por el Programa
Conjunto de las Naciones Unidas para el Sida
(ONUSIDA) y la Organización Mundial para la
ADICCIONES, 2006 • Vol.18 Núm. 1 • Págs. 61-72
Slightly more than a half of the articles analysed associate
the use of alcohol or marijuana with risky sexual behaviour.
There is no agreement on the use of other non-injected drugs
such as cocaine, amphetamines, etc. or their combination with
alcohol. No major differences were found between men and
women, by population group or by social position.
Most of the studies find some relationship between the
use of certain drugs and sexual behaviours that increase
the risk of HIV infection. However, the lack of comparability
and other methodological problems are conducive to
controversy. Limitations in reviewed articles were identified and
recommendations made for future research.
Keywords: Adolescent. Drugs. Alcohol drinking. Sexual
behaviour. Risk. HIV. Sexually Transmitted Diseases. Condoms. Review.
Salud (OMS) señalan que aproximadamente la mitad
de los nuevos casos de infección por VIH se están
dando en jóvenes de entre 15 y 24 años de edad1,2.
Hasta la fecha, el uso consistente de preservativos
se presenta como la única forma de prevenir el ries-
61
go de transmisión del VIH en relaciones sexuales con
penetración3. Sin embargo, diversos estudios señalan
que la utilización de los mismos entre la juventud no
es una práctica del todo extendida. Así, en España,
entre el 27% y el 46,5% de las personas de 18 a 29
años no han utilizado preservativos en ninguna de sus
tres últimas relaciones sexuales con penetración4, el
24,6% de los varones y el 21,1% de las mujeres del
mismo rango de edad no han empleado preservativos
con una nueva pareja5, y un 14% de los y las de 16
a 20 años declaran haber tenido comportamientos
sexuales de riesgo6.
Ante esta ambivalencia el objetivo de este artículo es revisar y analizar los resultados de las investigaciones publicadas entre 1998 y 2003 que estudien la
relación entre el consumo de drogas no inyectadas y
las conductas sexuales de riesgo de infección por VIH
en jóvenes y adolescentes.
Por otro lado, de 1991 a 2001 se ha producido en
EEUU un incremento del porcentaje de jóvenes estudiantes que han mantenido su última relación sexual
bajo los efectos de alguna sustancia psicoactiva7.
A partir del año 2000 este porcentaje en jóvenes y
adolescentes oscila entre 31,3%8 y el 11%9, siendo
mayor en varones que en mujeres, y mayor en mujeres blancas que en afro americanas10. La Organización Mundial para la Salud define sustancias o drogas
psicoactivas como aquellas cuyo consumo afecta al
proceso mental11. Podría pensarse que cada sustancia tiene una influencia particular en el uso de preservativos. En el trabajo de Castilla et al. las personas
usuarias de cocaína presentan menor probabilidad
de emplear regularmente el preservativo que las que
consumen opioides12.
Se ha realizado una revisión sistemática de investigaciones publicadas en revistas científicas sobre
las conductas sexuales de riesgo de transmisión del
VIH en adolescentes y jóvenes que consumen drogas
legales y/o ilegales no inyectadas. Los resultados de
la búsqueda han sido recogidos en una base de datos
elaborada con el software Reference Manager Profesional Edition Versión 10.
Asimismo, aparecen diferencias en función del
género, la orientación sexual o el tipo de población
estudiada. En la investigación de Ford y Norris realizada con jóvenes de poblaciones minoritarias en ámbitos urbanos se asoció el menor uso consistente de
preservativos con el consumo de alcohol en hombres
hispanos, mientras que, en mujeres afro americanas,
se relacionaba con el consumo de marihuana13. Tras
una revisión bibliográfica, Donovan y McEwan llegaron
a la conclusión que, si bien en jóvenes heterosexuales
aparece alguna evidencia de asociación entre el consumo de alcohol y las prácticas sexuales de riesgo, no
puede decirse lo mismo en varones homosexuales14.
Hoy en día los hallazgos no parecen concluyentes.
A pesar de que existen investigaciones que asocian
el consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas con las conductas sexuales de riesgo, también las
hay que no encuentran tal asociación. La relación no
es simple ni causal. Diversos estudios han destacado
la importancia de las expectativas individuales sobre
los efectos del alcohol en el comportamiento sexual,
y los efectos diferenciales en función de distintos grupos sociales y situaciones contextuales. Consideran
que la psicoactividad de una sustancia no determina
la desinhibición o el control del comportamiento, simplemente proporciona una conciencia alterada sobre
la cultura, circunstancias y personalidad, cargada de
significados y explicaciones15.
62
MATERIAL Y MÉTODOS
La edad de la población estudiada varía entre los
10 y los 25 años, habiéndose seleccionado aquellos
artículos que consideran adolescentes o jóvenes a
sus participantes .
La franja temporal de búsqueda utilizada ha sido
de 1998 a 2003 para los artículos revisados, si bien
se han citado en la introducción y discusión investigaciones publicadas en años anteriores, consideradas
fundamentales para comprender la problemática en
cuestión.
La búsqueda bibliográfica se ha ejecutado en
Medline, ProQuest, ISI Web of Knowledge, Cochrane,
Scielo, Mediclatina, y a través de buscadores en Internet, en base a diferentes combinaciones de al menos
dos de los siguientes descriptores; alcohol, adolescent, youth, Focus group, gender, HIV, sex risks, illicit
drugs, no injectable drugs, risky sex, sexual behavior,
substance use, substance abuse, Substance-Related
Disorders psychology drugs.
RESULTADOS
A continuación se describen los resultados obtenidos en función de los criterios; metodología empleada,
tipo de droga consumida, diferencias por sexo/género
encontradas, tipo de población o minoría poblacional
estudiada y posición social de la población observada.
Seguidamente se incorpora una tabla resumen con
las características de cada estudio y su muestra, y los
principales resultados hallados.
Se han localizado veinte artículos, publicados en
revistas científicas, que analicen la relación entre el
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
consumo de drogas no inyectadas y las conductas
sexuales que incrementan el riesgo de infección por
VIH en jóvenes y/o adolescentes. Once presentan
en sus resultados algún tipo de asociación entre el
consumo de ciertas sustancias y las prácticas sexuales de riesgo19-25,30-32,34, cinco no encuentran asociación16,17,26,27,29 y cuatro no hallan este tipo de asociación,
sino que estudian expectativas18, o relacionan el consumo de crack y ser VIH(+)28, o encuentran un incremento en el consumo de drogas, pero también en el
uso de preservativos entre 1991 y 20017 o la asociación desaparece tras un análisis multivariante33.
Cada investigación establece criterios diferentes
para cuantificar lo que considera “comportamientos
sexuales de riesgo”. Por ello es importante no confundir los conjuntos de variables utilizados para definir
comportamientos sexuales de riesgo en los artículos21,22,24,29,31-33 con el no uso o con el uso inconsistente de preservativos. Asimismo, algunos trabajos
agrupan el consumo de diferentes drogas ilegales en
una única variable23,24,26,27,31,32. Por último, ha de tenerse en cuenta que unos artículos 20,21,23,32 se preguntan por la posible influencia del consumo de drogas
a edades tempranas sobre las conductas sexuales
años más tarde, mientras que otros lo hacen en relación al consumo reciente, antes o durante la relación
sexual16,17,19,22,24-27,29-31,33,34.
Resultados obtenidos en función de la metodología
empleada:
Aparecen tres investigaciones con metodología
cualitativa que estudian la relación entre el consumo
de drogas no inyectadas y las conductas sexuales de
riesgo de infección por VIH en jóvenes y adolescentes. Morrison et al. y Fortenberry et al. utilizan diarios
para la recogida de información y no encuentran asociación entre ambas variables17,26. El trabajo de Friedman et al. emplea entrevistas, hallando mayor uso de
preservativos en jóvenes que no tienen problemas
con el alcohol25.
Los estudios cuantitativos pueden agruparse en
aquellos que analizan el consumo de sustancias en la
adolescencia y su relación con las conductas sexuales
en la juventud y aquellos que observan la influencia en
las prácticas sexuales del consumo de drogas antes o
durante el encuentro sexual. Éstos últimos muestran
resultados a menudo contradictorios. En el primer
grupo la mayoría de las investigaciones relacionan
ambos comportamientos. Así, en las de Brook JS et
al. y Guo et al. el consumo de marihuana en la adolescencia se asocia con el riesgo de no utilizar preservativos siempre o consistentemente20,23. En el trabajo de
Stanton et al. las consumidoras precoces de marihuana o alcohol presentan mayor probabilidad de utilizar
preservativos que los varones de las mismas carac-
terísticas21. Brook DW et al. hallan una relación bidireccional entre el consumo de drogas y las conductas
sexuales de riesgo, es decir, las conductas sexuales
de riesgo se asocian con el consumo de drogas ilegales dos años después y viceversa32. Por último, en el
estudio de Santelli et al. aparece una asociación fuerte entre el número de sustancias utilizadas en la vida
y el no uso de preservativos en el último coito27.
Resultados obtenidos en función del “tipo de
droga”:
En síntesis, se puede afirmar que no hay acuerdo
en los resultados de las dos investigaciones encontradas que analizan la posible influencia del consumo de
tabaco en las conductas sexuales de riesgo. Tampoco
lo hay en relación al alcohol, inclinándose la balanza
hacia las que consideran que su consumo se asocia al
no uso de preservativos o a la realización de prácticas
sexuales de riesgo de infección por VIH. En cuanto al
consumo de marihuana siete estudios lo asocian con
comportamientos sexuales de riesgo de transmisión
del VIH, si bien en dos de éstos la asociación desaparece tras un análisis multivariante, y cinco trabajos no
encuentran tal asociación. Si se trata de investigaciones que estudian en conjunto alcohol y/o otras drogas
ilegales, o que analizan el consumo de drogas ilegales
excluida la marihuana, el número de investigaciones
que asocian estos dos comportamientos y el de las
que los consideran independientes son semejantes.
1. Tabaco:
Pocos trabajos se han encontrado que estudien la
relación entre tabaco y conductas sexuales de riesgo.
Guo et al. encuentran una asociación directa entre el
consumo moderado o experimental de tabaco en la
adolescencia y el uso consistente de preservativos a
los 21 años23. En el artículo de Duncan et al. parece
que la escalada en el consumo de tabaco está correlacionada significativamente con un crecimiento de los
comportamientos sexuales de riesgo de infección por
VIH u otras enfermedades de transmisión sexual22.
2. Alcohol:
Seis estudios presentan resultados donde no se
halla asociación significativa entre el consumo de alcohol y el no uso de preservativos16,17,23,26,27,29 y uno más
que no encuentra asociación con tener VIH28. La mayoría de estas investigaciones estudian el consumo de
alcohol antes o durante la relación sexual, excepto la
de Guo et al. que analiza el consumo en la adolescencia y su posible asociación con los comportamientos
sexuales de riesgo a los 21 años23. En el trabajo de
Malow et al., aunque no aparezca una asociación significativa, las personas con comportamiento de alto
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, Mariano Hernán García, Andrés Cabrera León, Nuria Romo Avilés, José Mª García Calleja, José Luis Gutiérrez Cuadra
63
riesgo frente al VIH declararon consumir alcohol más
frecuentemente que el resto29. Por el contrario, otras
seis investigaciones presentan algún tipo de relación
entre el consumo de alcohol y los comportamientos
sexuales de riesgo21,22,24,31, o con el sexo anal sin protección30 o con el no uso de preservativos en jóvenes
que presentan un consumo problemático de la sustancia25. Si bien, el trabajo de Staton et al.21 halla diferencias por sexo/género en el consumo de alcohol o
marihuana y los comportamientos sexuales de riesgo. Además, en la investigación de Fromme et al. se
concluye que, entre personas jóvenes que usan frecuentemente el preservativo, aquellas que han consumido alcohol presentan una percepción más baja
de los riesgos asociados a las conductas sexuales, y
que quienes tienen asociadas al alcohol expectativas
de desinhibición sexual parecen presentar mayor probabilidad de llevar a cabo comportamientos sexuales
de riesgo, independientemente de haber consumido
alcohol, un placebo o agua18.
za31. Por el contrario, la investigación de Fortenberry
et al. realizada con mujeres jóvenes,26 no halla asociación significativa entre el uso o no de preservativos y el consumo de alcohol o/y otras drogas antes o
durante el encuentro sexual. El trabajo de Santelli et
al. tampoco asocia el consumo de sustancias reciente o inmediato al último encuentro sexual y el uso de
preservativos en este encuentro. Pese a ello, aparece
en dicha investigación una asociación entre el número
de sustancias psicoactivas utilizadas en la vida y el no
uso de preservativos en el último coito27.
3. Marihuana:
5. Drogas ilegales no agrupadas en una o dos variables:
Se han localizado siete investigaciones19-23,30,33
que hallan asociación entre el consumo de marihuana a edades tempranas 20-23 o antes/durante la
relación sexual,30,33 con el riesgo de no usar preservativos19,20,30,33, o no usarlos consistentemente19,23, o con
un comportamiento sexual definido de riesgo21,22,33. Si
bien, en los trabajos de McNall et al.30 y Bailey et al.33
la asociación desaparece en los análisis multivariantes
realizados, en el segundo caso al relacionar las variables independientes año de la primera relación, hablar
sobre el VIH y motivación para usar el preservativo,
entre otras, con la variable dependiente no uso de
preservativos. Por otro lado, se han identificado cinco
estudios en los que no se refleja asociación entre
el consumo de cannabis antes o durante la relación
sexual25-29 con el no uso de preservativos25-27,29 o con el
hecho de ser VIH(+)28.
4. Alcohol y otras drogas ilegales, incluida la marihuana, agrupadas en una o dos variables:
Este apartado recoge aquellos artículos que definen “otras drogas ilegales” como una única variable,
o que funden alcohol con otras drogas en una misma
variable, de modo que, en sus resultados, se habla de
la relación entre el uso de preservativos o la realización de conductas sexuales de riesgo y “el consumo
de alcohol y/u otras drogas”.
En la encuesta a adolescentes de Boyer et al. aparece asociación significativa entre el consumo de alcohol o/y otras drogas ilegales y las conductas sexuales
de riesgo de infección por VIH24. El trabajo de O’Hara
et al. considera que el uso de alcohol o drogas en el
último encuentro sexual predice una puntuación alta
en la escala de riesgos sexuales que el mismo utili-
64
En cuanto a las tendencias observadas en estudiantes de secundaria estadounidenses, parece haber
aumentado de 1991 a 2001 el consumo de drogas y
alcohol antes del último encuentro sexual, al igual que
el uso de preservativos (esto último hasta 1999) y, por
el contrario, ha disminuido la prevalencia de relaciones
sexuales en jóvenes7.
La investigación de McNall et al. con varones jóvenes que tienen relaciones sexuales con varones halla
asociación significativa en el análisis bivariante entre
el sexo anal sin preservativo y el consumo de; cocaína,
anfetaminas, barbitúricos, heroína, LDS, nitritos volátiles ó poppers, tranquilizantes y metacualona antes
o durante la relación sexual. Aunque, tras un análisis
multivariante, es la cocaína la única que resulta asociada con significación estadística30. En la misma línea, el
trabajo de Krantz et al. asocia el consumo de crack con
el hecho de ser VIH(+), aunque para los varones es
más probable haber consumido crack entre los no portadores28. Sin embargo, la investigación de Bailey et al.
muestra una asociación significativa y directa entre el
consumo de crack y el uso de preservativos en el último encuentro sexual, si bien estos resultados están
basados en las respuestas de sólo 19 participantes33.
Por último, el estudio de Friedman et al. encuentra que
cuanto más estigmatizada esté la droga mayor probabilidad de comportamientos sexuales de riesgo en las
personas jóvenes que la consumen34.
6. Drogas ilegales en una única variable, excluida la
marihuana:
En el estudio longitudinal de Brook et al.32 aparece
una relación recíproca entre el consumo de drogas ilegales y las conductas sexuales de riesgo de infección
por VIH. En cambio, el trabajo de Guo et al. no encuentra asociación significativa entre el consumo de “otras
drogas ilegales” en la adolescencia y el uso inconsistente de preservativos a los 21 años23.
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
Resultados obtenidos en función de las “diferencias por sexo/género”:
Resultados obtenidos en función de las “poblaciones estudiadas”:
En cuatro trabajos se observan diferencias entre
varones y mujeres en cuanto al uso de preservativos,
o en relación a prácticas sexuales consideradas de
riesgo, o en conocimiento de los riesgos que puede
conllevar una relación sexual con penetración y sin
preservativo. En dos de ellos aparecen los jóvenes
con prácticas sexuales más seguras bajo los efectos
de diferentes sustancias, y en los otros dos son ellas
las que presentan mayor conocimiento de los riesgos
sexuales o mayor probabilidad de usar preservativos.
En relación a las poblaciones estudiadas se han hallado 5 artículos que no especifican con precisión la procedencia étnica de la población investigada7,23,27,29,33.
Se ha localizado un artículo, Staton et al., donde
es mayor la probabilidad de uso de preservativos en
mujeres de 19 a 21 años consumidoras en la adolescencia de alcohol o marihuana que en varones de las
mismas características21. Asimismo, en el experimento
de Fromme et al. las mujeres jóvenes presentaron una
mayor enumeración de las consecuencias de tener
relaciones sexuales sin preservativo18. Sin embargo,
la investigación de Friedman et al.25 encuentra mayor
probabilidad declarada de uso de preservativos si el
sujeto es varón. Un cuarto trabajo del mismo equipo
investigador obtiene mayor porcentaje de mujeres
usuarias de crack que tienen relaciones sexuales sin
preservativo, u otros comportamientos sexuales considerados de riesgo, que de varones consumidores34.
En un estudio realizado con jóvenes en programas de
prevención de abandono escolar, aparece una mayor
probabilidad para los chicos de consumir alcohol y
otras drogas antes de relacionarse sexualmente, así
como de utilizar preservativos en su último encuentro
sexual, aunque la diferencia con respecto a las chicas
no fue significativa31.
Se han encontrado dos trabajos con mujeres
exclusivamente y uno con varones. La investigación
de Fortenberry con mujeres de 18 a 21 años señala
que las jóvenes que tienen el hábito de usar preservativos lo mantienen aunque hayan consumido alcohol o drogas26. En cambio, el trabajo de Liau et al. con
chicas de 14 a 18 asocia el consumo de marihuana
con el incremento del riesgo de no usar preservativos o no hacerlo consistentemente19. La investigación de McNall et al. con varones homo o bisexuales
encuentra una asociación significativa, en el análisis
multivariante realizado, entre el sexo anal sin protección y el consumo antes o durante la relación sexual
de cocaína30.
En los resultados de los demás artículos no aparecen diferencias por sexo/género en la relación entre
el consumo de drogas y el uso o no de preservativos
o las conductas sexuales consideradas de riesgo de
infección por VIH7,16,17,20,22-24,27-29,32,33.
Cuatro estudios presentan al menos 3/4 partes de
la muestra compuesta por personas blancas ó caucásicas16,21,22,30, otro donde son más de 2/3 partes18 y otros
dos donde comprenden el 54% y el 46% de la muestra respectivamente17,23. En los artículos de Duncan et
al. y Guo et al. aparece una asociación entre consumo
de alcohol, tabaco y/o marihuana en la adolescencia
y los comportamientos sexuales de riesgo definidos
en ellos22,23, en McNall et al. se muestra además una
asociación significativa entre el consumo de cocaína
y el sexo anal sin protección en hombres30. En el trabajo de Fromme et al.18 se halla mayor probabilidad
declarada de realizar prácticas sexuales de riesgo de
infección por VIH entre las personas con expectativas
de desinhibición sexual con el alcohol. La investigación de Staton et al. encuentra mayor probabilidad de
uso de preservativos en mujeres que en varones jóvenes, consumidores ambos de alcohol y marihuana en
la adolescencia21. En los demás artículos no se halla
asociación entre el consumo de alcohol previo a la relación sexual y el uso de preservativos16,17.
La investigación de Liau et al. realizada con mujeres
afro americanas asocia el consumo de marihuana con
el uso no consistente o el no uso de preservativos19.
El trabajo de Santelli et al., donde 3/4 de la muestra
son jóvenes afro americanas, señala la importancia
del hábito en el uso de preservativos, por encima del
consumo de alcohol u otras drogas26. En el resto de
los artículos donde se especifica la proporción de población afro americana, ésta oscila entre algo más de
1/3 de la muestra y el 4%. De éstos, los que tienen
un porcentaje mayor asocian el consumo temprano de
marihuana con el no uso de preservativos 5 años después20,23, asocian el consumo de alcohol con las conductas sexuales de riesgo24,31 y encuentran mayor probabilidad de uso de preservativos en aquellas personas jóvenes que no tienen problemas con el alcohol25.
No aparece asociación entre el consumo de drogas
ilegales en la adolescencia, aparte de la marihuana, y
el uso consistente de preservativos23.
En cuanto a la población latina o hispana, el trabajo
de Brook DW et al. realizado en Colombia relaciona
bidireccionalmente el consumo de drogas ilegales y
las conductas sexuales de riesgo32. La investigación
de Friedman et al., con un 78% de personas latinas,
asocia el grado de estigmatización de la droga consumida con las conductas sexuales de riesgo, asociación
mayor en mujeres consumidoras de crack34. En una
tercera investigación, con el 74% de población latina,
la asociación con el no uso de preservativos se da so-
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, Mariano Hernán García, Andrés Cabrera León, Nuria Romo Avilés, José Mª García Calleja, José Luis Gutiérrez Cuadra
65
lamente en personas bebedoras problemáticas25. Un
cuarto trabajo, donde casi 1/4 de la muestra es latina,
que halla asociación entre el consumo de alcohol o/y
otras drogas y las conductas sexuales de riesgo24. Por
último, la investigación de Brook JS et al. realizada con
población portorriqueña y afro americana, cuyo resultado ha sido citado en el párrafo anterior20.
de riesgo en chicas consumidoras de crack y de aquellas drogas más estigmatizadas34.
El resto de las poblaciones, básicamente de procedencia asiática e indo americana, no alcanzan en su
conjunto el 4% en ninguno de los artículos estudiados,
salvo en la investigación de Guo et al., donde la proporción de personas asiático americanas es del 21%
y la de personas de otras procedencias étnicas es del
9%, la mayoría indígenas de Norteamérica. En ésta, la
marihuana consumida en la adolescencia tardía supone un riesgo de uso no consistente de preservativos
a los 21 años, al contrario que el tabaco consumido
de manera experimental o el alcohol y otras drogas
ilegales, donde no se halla asociación significativa con
el uso inconsistente de preservativos23.
Otros seis trabajos estudian jóvenes urbanos, de
barrios populares, de bajos ingresos y/o estudiando en
escuelas públicas19,20,22-24,29. Los cuatro primeros asocian el consumo de marihuana, ya sea uso actual o en
la vida, con los comportamientos sexuales de riesgo o
el uso no consistente de preservativos. El penúltimo
encuentra asociación con el consumo de alcohol o/y
otras sustancias, mientras que el último no la halla.
Resultados obtenidos en función de la posición social de la población estudiada:
Seis investigaciones se realizan sobre personas
jóvenes y/o adolescentes que se consideran a sí mismas en alto riesgo, o jóvenes sin hogar, o provenientes de programas de prevención de abandono escolar, o sometidas a tratamiento por abuso de sustancias, o habitantes de barrios con alta proporción de
VIH25,28,29,31,33,34. De estas seis, dos encuentran asociación y dos no entre el uso de preservativos, el ser
VIH(+) o los comportamientos sexuales de riesgo con
el hecho de consumir alcohol. Los dos últimos artículos señalados hallan asociación con el consumo de
marihuana y de crack. El de Bailey et al. encuentra mayor probabilidad de uso de preservativos en personas
consumidoras de crack33, mientras que en el de Friedman es mayor la probabilidad de conductas sexuales
66
Un séptimo estudio, con una muestra de mujeres
jóvenes sometidas a tratamiento por alguna enfermedad de transmisión sexual, no encuentra asociación
significativa entre el consumo de alguna sustancia y el
uso de preservativos26.
La investigación de Brener et al. utiliza una muestra
grande que incluye varios ámbitos, no sólo urbano7,
hallando una tendencia al aumento del uso de preservativos entre las y los estudiantes estadounidenses,
así como un incremento en el consumo de drogas
antes o durante el encuentro sexual. Otro trabajo explora diversas clases sociales32 descubriendo una asociación recíproca entre el consumo de drogas ilegales
y las conductas sexuales de riesgo. El de McNall et al.,
realizado con varones que se relacionan sexualmente
con hombres, donde no se especifica claramente el
status económico de la población30, asocia en el análisis bivariante el consumo de sustancias diversas y el
sexo anal sin protección, aunque la cocaína es la única
que se mantiene asociada en el multivariante.
Finalmente, encontramos cuatro estudios que trabajan con una población aparentemente normalizada,
estudiantes16-18,21. Los dos primeros no hallan asociación entre el consumo de alcohol y el uso de preservativos, el tercero asocia el consumo de alcohol con
la reducción de la percepción de riesgos sexuales y el
último encuentra mayor probabilidad de uso de preservativos en chicas consumidoras de alcohol o marihuana que en chicos de las mismas características.
(Ver tabla).
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
Tabla. Investigaciones publicadas entre 1998 y 2003 en revistas científicas
sobre consumo de drogas no inyectadas y conductas sexuales de riesgo
en jóvenes y adolescentes.
Droga/s
Instrumentalización
Alcohol y marihuana
Alcohol y marihuana
Marihuana
Marihuana
Alcohol,
(placebo y agua)
Alcohol
Alcohol
Test-Retest a las dos semanas.
Alcohol, tabaco y
marihuana
EEUU, 1999.
EEUU, 1999.
EEUU, 1999.
EEUU,
1999.
EEUU, 2002.
EEUU, 1999.
EEUU, 2003.
EEUU, 2002.
Lugar
y fecha
Seguimiento prospectivo.
Diarios personales durante 8
meses.
2 Experimentos en laboratorio,
utilizando película sobre una
relación sexual.
Cuestionarios.
Características de la muestra
· N = 532.
· Estudiantes en vacaciones en primavera.
· 83% personas blancas.
· 96% entre 18 y 25 años.
Resultados principales
Ref.*
1. No asociación entre consumo de alcohol previo a la relación sexual y el uso de
preservativos.
16
· N = 122.
1. No asociación entre consumo de alco· Estudiantes de 14 a 19 años, sin relaciones hol previo a la relación sexual y el uso de
monógamas de más de 6 meses.
preservativos.
· 70% chicas.
· 54% Personas blancas, 16% negras, 10%
hispanas.
17
1º Experimento: N = 161.
· 75% personas blancas, 14% hispanas.
· 82% universitarias.
· Edad media 23 años.
1. De las personas que usan casi siempre
preservativos, aquellas que han consumido alcohol presentan puntuación más
baja en la percepción de riesgos asociados a conductas sexuales sin protección
con nuevas parejas sexuales.
2. Quienes tienen mayores expectativas
de desinhibición sexual con el alcohol
presentan mayor probabilidad de realizar
prácticas sexuales de riesgo independientemente de si han consumido alcohol, placebo o agua.
18
2º Experimento: N = 135.
· 71% personas blancas, 15% hispanas.
· 68% universitarias.
· Edad media 23,7 años.
Estudio transversal. Cuestionario
autoadministrado y entrevista
personal (entrevistadoras
afromericanas). Controles de
laboratorio para uso de drogas
y ETSs.
· N = 522.
· Mujeres afro americanas.
· Barrios con altos índices de desempleo,
abuso de sustancias, violencia, embarazos
adolescentes y ETS.
· Edad entre 14 y 18 años.
· 5,4% consumidoras.
1. Aproximadamente 2 veces más riesgo
de no usar preservativos o no consistentemente en consumidoras de marihuana.
2. Asociación consumo marihuana con
mayor riesgo de Neisseria Gonorrhoeae o
Chlamydia trachomatis.
19
Estudio longitudinal.
Cuestionarios y entrevistas
individuales (5 años después).
· N = 1332 al inicio y N = 1182 a los 5 años.
· Personas de minorías poblacionales afro
americana y portorriqueña.
· Edad media al inicio 14 años.
1. El consumo de marihuana al principio
de la adolescencia aumenta el riesgo de
no utilizar siempre preservativos 5 años
después.
20
Estudio longitudinal,
3 cortes transversales.
Cuestionarios.
· N = 952.
· Población urbana.
· 76% personas blancas.
· 84% solteras.
· Edad entre 19 y 21 años.
1. Consumo temprano de marihuana o
alcohol asociado a un comportamiento
sexual más arriesgado en chicos que en
chicas y que en chicos abstinentes o de
consumo experimental.
2. Mayor probabilidad de usar preservativos en consumidoras precoces de alcohol
o marihuana que en varones.
21
Estudio longitudinal,
3 cortes transversales.
Cuestionarios.
· N = 952.
· Población urbana.
· 76% personas blancas.
· 84% solteras.
· Edad entre 19 y 21 años.
1. Consumo temprano de marihuana o
alcohol asociado a un comportamiento
sexual más arriesgado en chicos que en
chicas y que en chicos abstinentes o de
consumo experimental.
2. Mayor probabilidad de usar preservativos en consumidoras precoces de alcohol
o marihuana que en varones.
21
· N = 257.
· Población urbana.
· Hijos/as de miembros de la “Kaiser
Permanent Health Maintenance
Orgatization”.
· 88,8% personas caucásicas, 4% afro
americanas, 2,2% hispanas, 1,8% indias
americanas, 2,2% asiáticas.
· Edad media 15,96 años.
1. Correlación significativa (de signo positivo) entre el consumo de marihuana, tabaco y alcohol y comportamiento sexual de
riesgo de infección por VIH.
2. Correlación positiva significativa entre el
crecimiento en el consumo de tabaco y el
desarrollo creciente de comportamientos
sexuales de riesgo.
22
Estudio longitudinal, 3 cortes
transversales durante 18 meses.
Cuestionarios.
* Referencia bibliográfica, en referencias del artículo
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, Mariano Hernán García, Andrés Cabrera León, Nuria Romo Avilés, José Mª García Calleja, José Luis Gutiérrez Cuadra
67
Estudio longitudinal, 3 cortes
transversales desde 1985 hasta
1996.
Cuestionarios.
· N = 808.
· Ámbito urbano.
· Jóvenes que participaban en el “Proyecto
de Desarrollo Social de Seattle” (SSDP).
· 46% personas europeo americanas, 24%
afro americanas, 21% asiático americanas,
9% otras etnias.
· 10 años de edad al inicio del estudio.
1. Aquellas personas que empezaron a
fumar marihuana tardíamente en la adolescencia tienen más riesgo de no usar
consistentemente el preservativo a los 21
años que quienes no fumaban marihuana.
2. Aquellas personas que en la adolescencia fueron fumadoras experimentales de
tabaco, tienen más probabilidad de usar
preservativos consistentemente a los 21
que las que no fumaban o las que fumaban mucho.
3. No asociación significativa entre el consumo de alcohol y otras drogas ilegales en
la adolescencia y el uso inconsistente de
preservativos a los 21 años.
23
Estudio transversal.
Cuestionarios.
· N = 985.
· Alumnado de centros educativos urbanos.
· 37% personas asiático americanas, 23%
latinas, 18% afro americanas, 10% blancas.
· Edad media de 14,7. Rango de 14 a 17
años.
1. El uso de alcohol y/o otras drogas explica significativamente el 10% de la variación en los comportamientos sexuales
relacionados con la adquisición de VIH y
otras ETS.
24
· N = 279.
1. Mayor probabilidad significativa de uso
· Barrio de alto riesgo de infección por VIH.
de preservativos en jóvenes que no tienen
· 74% personas latinas, 21% afro america- problemas con el alcohol.
nas.
· Edad entre 18 y 24 años.
25
· N = 82.
· Mujeres en tratamiento por gonorrea, clamidia o tricomonas.
· 75% afro americanas.
· Edad entre 14 y 21 años.
1. El consumo de alcohol u otras drogas no
predice el uso o no uso de preservativo.
2. Las chicas que tienen el hábito de usar
preservativos lo mantienen aunque hayan
consumido alcohol o drogas.
26
1. Asociación fuerte entre el no uso de
preservativos en el último coito y el nº de
substancias utilizadas en la vida.
2. No asociación entre el uso de sustancias en el último encuentro sexual, o su
uso reciente, con utilizar preservativos en
el último coito.
27
Estudio retrospectivo, 2
cohortes; una de jóvenes con
alto riesgo VIH(-)s y otra de
VIH(+)s.
· N = 61 VIH(-)s jóvenes que se autodefinen 1. Asociación significativa entre el consucon alto riesgo.
mo de crack y ser persona VIH(+).
· N = 124 VIH(+)s.
2. Para varones mayor probabilidad signifi· Población urbana.
cativa de haber consumido crack o cocaí· Edad entre 20 y 25 años.
na en los VIH(-).
28
Estudio de tendencias.
Seis encuestas “Youth Risk
Behavior Surveys”
(EEUU, 1991-2001).
· N entre 10.904 y 16.296 participantes según 1. Disminución de la prevalencia de relacioaño.
nes sexuales en jóvenes.
· Estudiantes de 9º a 12º de “High School”.
2. Aumento del uso de preservativos (hasta 1999).
3. Aumento del consumo de drogas y
alcohol antes del último encuentro sexual.
7
. N = 169.
. Población urbana de bajos ingresos.
. 60% personas hispanas, 15,7% afro americanas, 15,7% blancas, 7,9% otras minorías
poblacionales.
. 33% mujeres.
. Personas adolescentes sometidas a tratamiento por abuso de sustancias.
. Edad media: 15,53 años. Rango de 13 a 18
años.
29
Seguimiento prospectivo.
Calendarios-diarios recogiendo
actividad sexual y consumo de
sustancias.
Alcohol y otras
drogas
Alcohol y
otras drogas
Alcohol y otras
drogas
Alcohol y
drogas, salvo
heroína, crack
o cocaína
Características de la muestra
Estudio transversal.
Entrevistas personales.
Análisis de orina.
Estudio transversal.
· N = 7441.
“1992 Youth risk Behavior
· Personas solteras entre 14 y 22 años.
Survey (household supplement)”. · Diversidad poblacional.
Estudio transversal.
Cuestionarios.
Resultados principales
Ref.*
Instrumentalización
Alcohol y otras
drogas
Alcohol y otras
drogas
Marihuana, alcohol, tabaco, otras drogas
ilegales
Droga/s
Alcohol y otras drogas
EEUU, 2001.
EEUU, 2002.
EEUU, 2002.
EEUU, 2001.
EEUU, 1998.
EEUU, 2001.
EEUU, 1999.
EEUU, 2002.
Lugar
y fecha
1. No asociación entre el consumo de
alguna sustancia y el no uso de preservativos.
2. Aquellas personas que presentaban
un comportamiento de alto riesgo frente
al VIH consumían alcohol más frecuentemente que el resto de participantes.
* Referencia bibliográfica, en referencias del artículo
68
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
Drogas ilegales,
incluida heroína
inyectada
Drogas
ilegales
Alcohol y otras
drogas
Alcohol y otras drogas
Droga/s
Marihuana, cocaína, crack,
heroína y usuarios/as de
drogas inyectadas
EEUU, 2001.
EEUU, 1998.
Colombia,
2002.
EEUU, 1998.
EEUU, 1999.
Lugar
y fecha
Características de la muestra
Estudio transversal.
Entrevistas estructuradas y
cuestionarios autoadministrados.
· N = 877 de 9 cohortes anuales, entre 1987
y 1997.
· Hombres homosexuales o bisexuales.
· 79% blancos, 7.9% afro americanos, 3.4%
hispanos, 3,1% asiáticos.
· Edad entre 13 y 21 años.
· Edad media 19,23.
1. Asociación significativa cruda entre
sexo anal sin protección y consumo antes
o durante la relación de alcohol, marihuana, cocaína, anfetaminas, barbitúricos,
heroína, LSD, nitritos volátiles ó poppers,
tranquilizantes y metacualona.
2. Asociación significativa ajustada entre
consumo de cocaína antes o durante la
relación sexual y sexo anal sin preservativos.
30
Estudio transversal.
Cuestionarios.
· N = 212.
· Jóvenes en programas de prevención de
abandono escolar.
· 37,7% personas afro americanas, 33,5%
hispanas, 18,9% blancas.
· Edad media 16,5 años.
1. Jóvenes que consumen alcohol de 20
a 30 días al mes tienen un 60% más de
puntuación en una gradación de riesgos
de infección por VIH, que aquellas que
consumen de 0 a 5 días.
31
· N = 2226.
1. Relación recíproca entre el consumo de
· Población urbana colombiana entre 12 y 17 drogas ilegales y las conductas sexuales
años de edad.
de riesgo.
2. Un comportamiento sexual de riesgo
temprano se relaciona con posterior consumo de drogas ilegales y viceversa.
32
· N = 321.
· Jóvenes de la calle.
· Más del 80% personas afro americanas.
· Edad entre 14 y 21 años.
1. Uso de marihuana en el último encuentro sexual asociado a conductas sexuales
de riesgo y al no uso de preservativos. (La
asociación desaparece en el modelo multivariante).
2. Uso de crack asociado (positivamente) al uso de preservativos en el último
encuentro sexual (n:19).
33
· N =528.
· Población urbana, de barriada de alto riesgo.
· 78% personas latinas, 16% afro americanas.
· Edad entre 18 y 24 años.
1. La probabilidad de no utilizar preservativos aumenta a medida que lo hace la
estigmatización de las drogas; marihuana,
cocaína, heroína no inyectada, crack, drogas inyectadas.
2. El uso de crack está asociado, con más
fuerza en mujeres que en varones, a la
asunción de mayores riesgos sexuales.
34
Estudio longitudinal (2 cortes
transversales en 2 años).
Entrevistas cara a cara con
cuestionarios.
Estudio transversal.
Cuestionarios.
Estudio transversal. Entrevistas
estructuradas con cuestionarios.
Análisis de sangre y orina.
Resultados principales
Ref.*
Instrumentalización
* Referencia bibliográfica, en referencias del artículo
DISCUSIÓN
Si bien en la mayoría de los estudios revisados se
encuentra relación entre el consumo de drogas y las
prácticas sexuales de riesgo no es posible concluir
este artículo sin dar lugar a la controversia. A pesar
de haberse localizado un escaso número de artículos
para la franja temporal elegida, la relación entre el consumo de drogas no inyectadas y las prácticas sexuales
de riesgo de infección por VIH ha sido estudiada de
diferentes maneras y en poblaciones de adolescentes
y jóvenes muy diversas.
Los resultados de los trabajos llevados a cabo han
de interpretarse con prudencia, teniendo en cuenta
las limitaciones que han ido apareciendo.
Así, las investigaciones que utilizan gradación o
escalas de riesgo de infección por VIH22,24,29,31-33 difie-
ren en las dimensiones utilizadas para considerar
el grado de riesgo, y no siempre se justifica en los
artículos publicados por qué han utilizado éstas y no
otras. Tampoco especifican algunos de ellos la distancia entre grados de riesgo. Asimismo, muchos de
los items que componen las escalas de riesgo son
susceptibles de un análisis más riguroso, de cara a
determinar ideologías subyacentes. Por ejemplo, en
la gradación de riesgos del trabajo de O’Hara et al. se
considera un comportamiento sexual con mayor riesgo de infección por VIH “tener relaciones sexuales
con varias parejas, utilizando consistentemente el preservativo y consumiendo drogas ilegales” que “tener
relaciones sexuales con varias parejas, sin utilizar consistentemente el preservativo y sin consumir drogas
ilegales”31. También, Boyer et al.24 incluyen en su gradación de riesgos sexuales el haber mantenido alguna
vez relaciones sexuales con un hombre homosexual
o bisexual, sin especificar -al menos en el artículo- si
Ainhoa Rodríguez García de Cortázar, Mariano Hernán García, Andrés Cabrera León, Nuria Romo Avilés, José Mª García Calleja, José Luis Gutiérrez Cuadra
69
ha habido penetración vaginal o anal en dicha relación.
Igualmente le da mayor puntuación a aquellas personas que hayan tenido relaciones con 4 o más parejas
sexuales, sin preguntar si se ha utilizado preservativos en dichos encuentros. Por otro lado, en el trabajo
de Bailey et al.33 con jóvenes sin hogar, de todas las
variables que conforman su definición de conductas
sexuales de riesgo, entre las que incluye mantener
relaciones sexuales con una pareja seropositiva o con
personas poco conocidas, la “frecuencia en el uso de
preservativos” es la que presenta una asociación más
débil, y a veces no significativa, con el consumo de
sustancias.
Por otro lado, el hecho de que se agrupen los
consumos de distintas drogas en una o dos variables23,24,26,27,31,32 impide diferenciar la relación de cada
sustancia en particular, o la de dos sustancias concretas, con los comportamientos sexuales de riesgo,
conllevando una pérdida de precisión en la investigación. En ningún artículo se ha observado una clasificación por los efectos psicodélicos, depresores o
estimulantes del sistema nervioso. Del mismo modo,
sólo una investigación18 tiene en cuenta la disposición
o expectativas asociadas al consumo de una sustancia psicoactiva.
En cuanto a la dirección de la asociación entre consumo de drogas y las conductas sexuales de riesgo, a
menudo las investigaciones utilizan estudios transversales, o presuponen que es el consumo de drogas el
que puede conllevar una conducta sexual de riesgo, y
no a la inversa. La posible reciprocidad de la relación
consumo de drogas ilegales y conductas sexuales de
riesgo apenas se plantea, siendo el trabajo de Brook
et al.32 el único que la revela en sus resultados. Por
ello se ha decidido incluir en el presente trabajo, a
pesar de que no especifique la vía de uso de la heroína. Igualmente se han analizado dos investigaciones
donde algunas personas participantes son usuarias de
heroína inyectada33,34 y otra donde no se especifica la
vía de uso30. No se han excluido de esta revisión debido a que obtienen resultados sobre consumo de sustancias no inyectadas y prácticas sexuales de riesgo
en personas no usuarias de drogas por vía parenteral.
De hecho, sólo el 7% de la muestra de Bailey et al.33
ha consumido heroína alguna vez en la vida, y únicamente el 5,4% de la muestra de Friedman et al.34 ha
utilizado drogas inyectadas en los últimos 12 meses.
Algunos artículos generan dudas sobre su calidad.
Es el caso del trabajo de Krantz et al.28, donde en el
resumen se muestra un dato que no se describe en
resultados, además de presentarse en este último
apartado unos porcentajes aparentemente contradictorios. Por último, hay resultados que deben tomarse
con mucho cuidado, dado que el número de casos es
muy bajo. Nos referimos al artículo de Liau et al.19 en
el cual, de su muestra inicial de 522 jóvenes, sólo el
70
5,4%, han demostrado consumir marihuana. O el de
Bailey et al.33 donde el uso de crack presenta una asociación significativa directa con uso de preservativos
en un análisis multivariante, resultado basado en 19
consumidores de dicha sustancia.
De los resultados obtenidos se pueden derivar varias hipótesis, partiendo de la propuesta de N. Zinberg;
un análisis tridimensional que tenga en cuenta tanto a
la persona, como al contexto y a la sustancia35.
Así, prácticamente todos los trabajos revisados encuentran algún tipo de asociación entre las prácticas
sexuales de riesgo en adolescentes y el consumo de
drogas años atrás. Esto da pie a preguntarse sobre si,
al tratarse de personas o grupos que se salen de la
norma a cortas edades (por drogarse), se está hablando de un racimo o “cluster” de comportamientos de
riesgo o transgresores, puesto que también aparece
relacionado el consumo con un mayor número de parejas sexuales, quizás pueda pensarse que “el que es
arriesgado se arriesga en más cosas”36. O bien, puede
tratarse de una merma de su percepción del riesgo en
las prácticas sexuales debido al consumo habitual de
drogas en un momento pasado de su vida. O tal vez
siguen consumiendo actualmente y esto no ha sido
suficientemente controlado.
Asimismo, en relación a la posición social de la
población estudiada, es posible imaginar que determinados comportamientos de riesgo, incluidos los
sexuales, se den en menor grado en poblaciones más
normalizadas y especialmente en las mujeres.
A la par, se puede pensar que, en trabajos como el
de Fortenberry et al.26, las jóvenes, por la experiencia
vital de haber contraído una enfermedad de transmisión sexual, sean más conscientes de las consecuencias negativas de no usar preservativos, y por ello no
aparezca asociado el consumo de sustancias psicoactivas con las prácticas sexuales de riesgo37.
Por otro lado, el hecho de que en trabajos como el
de Friedman et al.34 con jóvenes que consumen crack,
la probabilidad de uso de preservativos es mayor en
varones, puede deberse a la, probablemente más común entre mujeres, venta de servicios sexuales para
conseguir la sustancia, o al intercambio sexo-droga.
En conclusión, puede decirse que en ocasiones
existe una relación entre el consumo de drogas y las
conductas sexuales de riesgo. ¿Cuáles son tales ocasiones?. En general aquellas donde hay un uso habitual de drogas durante la adolescencia, un consumo
problemático y/o una utilización de aquellas drogas
más estigmatizadas.
Las diferencias encontradas en los trabajos revisados, ya sean de diseño, de indicadores, del tipo de
población estudiada o de resultados complican esta
afirmación. Igualmente, la frecuente no inclusión de
variables como expectativas asociadas al uso de cada
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
droga y otras deficiencias metodológicas señaladas
matizan las interpretaciones de los hallazgos de esta
revisión.
Como se recordó en Bangkok 2004, el VIH/SIDA en
menores y jóvenes está creciendo de modo alarmante.
Para poder avanzar en la prevención de la transmisión
sexual en la juventud, y en grupos especialmente vulnerables como las adolescentes, sigue siendo necesario esclarecer la relación entre las prácticas sexuales
que incrementan el riesgo de infección por VIH y el
consumo de drogas. Se recomienda, por tanto, tener
en cuenta en futuras investigaciones las disposiciones
personales sobre cada sustancia, el historial de consumo, las disposiciones sexuales, el aprendizaje de
la sexualidad y las relaciones de poder en las que se
ven inmersas estas prácticas en adolescentes y jóvenes. La utilización de métodos y técnicas cualitativas
puede ayudar a profundizar en la comprensión y en el
significado que a estas vivencias les dan los distintos
grupos. También la estandarización de indicadores, la
aplicación de diseños epidemiológicos longitudinales,
el cálculo del tamaño muestral suficiente y la correcta
utilización de técnicas estadísticas multivariantes permitirían mejorar el conocimiento de estos fenómenos.
Agradecemos la colaboración de la Escuela Andaluza de Salud Pública y el Observatorio de la Infancia
en Andalucía, así como la importante labor financiera
de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y la
Fundació Barcelona SIDA 2002.
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Andalucía y por la Fundació Barcelona SIDA 2002”.
¿Tienen adolescentes y jóvenes que consumen drogas no inyectadas mayor probabilidad de transmisión sexual del VIH?
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