La formación del sujeto moral Apuntes sobre filosofía y psicología Moral •- - .. YALILE SÁNCHEZ H . Introducción Frente a la necesidad de hacernos participes del diagnóstico y búsqueda de alternativas en relación con los grandes problemas y dilemas de la sociedad contemporánea, la reflexión ética se ha hecho ineludible. Reflexión ética que nos remite a interrogarnos sobre nuestra condición humana, nuestra condición de actores sociales enfrentados a enormes desafíos y grandes dilemas. Éstos nos cuestionan sobre la situación del ser humano como sujeto moral y político en el mundo actual. El recorrido de estos debates presionan cada vez más hacia una reflexión comprometida con las preocupaciones que nacen en la vida cotidiana, con las dificultades que experimentamos en el contexto de nuestros intercambios sociales, enfrentados a "la insociable sociabilidad del ser humano". En la coyuntura del país nos situamos en la necesidad de aportar elementos que ayuden en la clarificación de las prácticas sociales mediante las cuales se construye la sociedad y se constituye el sujeto. Nos queremos ubicar desde una perspectiva que considera que los estudios y discusiones que propone la psicología sobre el tema, tienen que inscribirse en el marco actual de la discusión ética; la cual convoca a seguidores del proyecto moderno en toda su heterogeneidad, antimodernos y posmodernos'. Las ciencias sociales en su conjunto están emplazadas en este proyecto de reconstrucción ética, en particular la psicología del desarrollo moral E-sfos términos requieren un análisis mas de fondo que no es posible hacer aquí 119 La formación dei sujeto moral Apuntes sobre filosofía y psicolot;ía Moral De esta manera las ciencias humanas resultan convocadas en el debate sobre el sentido de la reflexión ética en el mundo contemporáneo. Los análisis sobre la cultura, tienen así, gran importancia dentro de los estudios sobre moralidad. Aunque es necesario decir que algunas de las temáticas incluidas en los análisis que hace la filosofía moral, tienen su propio desarrollo dentro de las ciencias humanas, en particular desde la antropología, la sociología y la psicología, dentro de una dinámica un tanto difícil de aprehender. La polémica entre universalismo y contextualismo tiene sus propias resonancias dentro de las ciencias humanas, y en la psicología aunque ésta no se haya generalizado, en los últimos años ha tomado cierta relevancia con la revitalización de la psicología cultural. Otro punto para tener en cuenta es que los filósofos morales tienen un conocimiento insuficiente de los desarrollos de la psicología y de los posibles aportes que ésta puede dar al debate ético actual. Nuestro interés es poner en discusión algunos de los posibles aportes que la psicología puede hacer sobre la constitución del ser humano como sujeto moral, explicitando los vínculos que existen entre filosofía moral y psicología moral. Acerca de la polémica entre liberales y comunitaristas Lo que nos documenta la amplia bibliografía que existe sobre el tema es que los diferentes autores que trabajan la filosofía moral, hacen de forma explícita o implícita afirmaciones en uno u otro sentido sobre la naturaleza humana. Para plantearse el problema de la moralidad, las diferentes tradiciones hacen énfasis sobre diferentes hechos, rasgos y cualidades humanas, llegando a contraponer definiciones distintas de moral. Thiebaut presenta de la siguiente manera la controversia: «La modernidadfilosóficase ha definido, así, en términos de lo que se ha llamado un cambio de paradigma desde una «ética de bienes» (como sería la ética clásica) a una «ética de deberes» (como sería la moderna), y lo ha hecho al bascular sus acentos desde la idea de virtud y felicidad a la de deber y punto de vista moral». Y más adelante, «Asípues las éticas ilustradas y kantianas acentuarían los elementos de autonomía, de reflexividad del sujeto con respecto a sus fines, y de motivación racional—pues losfinesdados deben ser sometidos al tribunal de la razón práctica para ser evaluados y aceptados o criticados —, las éticas neoaristotélicas contrargumentarán que solo la consideración de esos mismosfinespuede dar sentido ético a la acción de los hombres»'*. THIEBAUT, C. «Sujeto moral y virtud en la ética discursiva» En : Guariglia, O. (1996), Cuestiones morales. Madrid : Trotta, 24. 121 CÁTEDRA MANLIFL ANClZAR ¿;ír,<^ bioética - / Semestre de 2 0 0 1 En efecto, según los liberales, los individuos en tanto sujetos morales no son definidos por sus pertenencias económicas, sociales, éticas, sexuales, culturales, políticas o religiosas. Por el contrario, eUos son considerados libres de cuestionar y rechazar cualquier forma de participación en grupos, instituciones o actividades particulares, como libres son de cuestionar sus convicciones, incluso las más profundas. En este sentido Rawls (1978) afirma la prioridad de sí sobre los fines que se defiende''. Según los comunitaristas esta concepción de sujeto no tiene en cuenta las condiciones en las cuales se da la formación de la identidad de los individuos. De forma tal, que presenta al sujeto como un ser sin raíces, no comprometido, capaz de escoger soberanamente los fines y los valores que orientan su existencia. Esta concepción le atribuiría al sujeto una facultad para actuar libre y racionalmente, que batía imposible todo razonamiento práctico, todo juicio sobre lo que puede ser y debe hacerse en unas condiciones dadas. En estos términos se trataría de una visión equivocada del sujeto, de una psicología moral simplista y se requeriría entonces de un análisis más completo de los procesos de socialización''. La libertad y la identidad del hombre no son características ontológicas innatas de la persona; al contrario, lo que le da sentido a la existencia, son los contenidos sustanciales que tejen la historia propia de cada uno y estos contenidos son culturales; ellos preceden al individuo y determinan la manera en la cual él podrá definir su identidad y ejercer su libertad. Se plantea de manera radical que es dentro de una relación hermenéutica, con su tradición que cada cual puede decir quién es y devenir el sujeto de su propia historia. El punto que se ubica como central es que no tenemos un acceso directo a algo así como un 'yo racional y autónomo', sino que necesariamente hay que pasar por la vía larga de la vuelta por la interpretación, a la luz de los rasgos culturales que le permiten a cada cual definirse. Se defiende de esta manera una concepción antropológica relacionada con la atribución de un rol fundamental a los modos de socialización. Se afirma que el yo es inseparable de la socialización. Los neoaristotélicos quieren mostrar que el individuo autónomo de los neokantianos es él mismo, el producto Como esta polémica se ha desarrollado a lo largo de varias décadas, algunos autores plantean la necesidad de tener en cuenta la cronología del débale a partir de los efectos que produjo en 1971 el libro Teoría de la justicia de Rawls y las publicaciones posteriores de otros autores. Entre los autores que más aportes han hecho sobre esta tematización del sujeto moral, están: Rawls, J., 1978y 1995,Taylor,C, 1992y 1996,Walzer,M,, 1993,Sandel,M., 1984,Thiebaut,C, 1992,Maclntyix;, A., 1988, Habermas, J., 1985. 1991. Tugendahal. E.. 1990. Kymlicka, K., 1990, Cortina, A., 1993 y 1997. Hoyos. G., 1996, y 1997. 122 La formación tlel sujero moral A p i n t e s sobre fílosolla y psicología Moral de una forma específica de socialización. De esta manera una parte de la discusión gira alrededor de la argumentación acerca de un sujeto situado, contextualizado en contra de un sujeto abstracto, desencarnado, descontextualizado. Pero hay un argumento más relacionado con la dificultad de separar totalmente descripción y prescripción, pues lo descriptivo se ubica muy relacionado con lo normativo. El describir e interpretar las significaciones de la tradición no es sólo explicitar el lugar que ocupo en un espacio social definido y de intentar dar cuenta de los determinismos sociales que me afectan, lo que principalmente se pone en cuestión y se devela es el sentido de mi existencia. No es posible separar la pregunta de ¿quién soy? de la pregunta sobre ¿qué quiero ser? y de la pregunta acerca de ¿qué debo hacer? Podemos determinar esto que somos sólo por la orientación hacia unos bienes que estimamos dignos de ser realizados por nosotros y en relación con nuestras perrenencias sociales. Los fines que orientan nuestra existencia no son el producto de una elección arbitraria y soberana, sino el producto de una interpretación contextualizada de nuestra situación, en un horizonte sociocultural que nos precede. De esta manera, se afirma la prioridad de los fines, los cuales encierran un contextualizado sentido del bien. La génesis del ser humano como sujeto moral La formación del ser humano como sujeto moral, en un enfoque ontogenético dentro de las ciencias sociales se puede abordar desde perspectivas diversas: una de ellas es al conjunto de investigaciones que diferentes disciplinas han realizado sobre el proceso de socialización; otra perspectiva tiene que ver con los diversos estudios y teorías del desarrollo moral elaborados por la psicología. De este modo, aquí también se plantean dos alternativas. Son dos caminos complementarios para teorizar sobre la formación del sujeto moral; pero pueden plantearse también como opuestos. El uno tematizando el problema desde un análisis culturalista de las condiciones que definen los procesos de socialización, subraya los contenidos afectivos, cognitivos prácticos, concretos y contextúales que permiten la constitución del sujeto en un grupo, en una comunidad dada; estas representaciones sociales, estos contenidos simbólicos serían elementos determinantes de las acciones morales y de la moralidad que construye el ser humano. De otro lado, estaría la perspectiva que busca abordar la explicación del origen y evolución del sujeto como persona capaz de acciones morales orientadas por un razonamiento moral universalista; es decir, el sujeto que dentro de un proceso de descentramiento tiene la competencia de elabotar juicios abstractos y construir criterios de moralidad racionales (normas o principios) no condicionados. • 123 CÁTEDRA MANUEL ANCfZA» Ética y bioérica - 1 Semestre tle 2 0 0 1 En las ciencias sociales la polémica se da entre socialización y desarrollo moral. Socialización y construcción de identidad En la vida cotidiana creemos que la gente tiene intenciones, que cada cual tiene opinión propia, que tenemos ciertas definiciones compartidas de lo que sienten y piensan los otros, etc. Estas definiciones se forman en nuestra convivencia con los otros en circunstancias sociales concretas; son contenidos que circulan horizontalmente en distintos espacios sociales y verticalmente de generación en generación. Los adultos como agentes socializadores, portadores de valoraciones, estamos continuamente haciendo de cierta manera un adoctrinamiento vivencial y ejercemos como educadores morales por diversos caminos en la cotidianidad de la vida familiar, escolar y social en general. Los procesos de globalización a partir de las nuevas tecnologías que permiten un cierto tipo de relaciones directas e indirectas, con un círculo más amplio de individuos, están produciendo cambios en los procesos de socialización. A las agencias socializadoras como la familia, la escuela, los grupos de pares, se han integrado otros socializadores. Lo que trae como consecuencia que se multipliquen Y desconecten las voces que participan y aportan en la construcción de sentido y de los significados acerca de lo que se considera 'valioso' en la vida de un ser humano. Los cambios en los procesos de construcción de identidad son evidentes, ante el cambio que ha ocurrido, en relación con las funciones y los roles que en el plano de la socialización cumplen la familia, la escuela, los grupos de pares, los medios de comunicación, la calle, el centro comercial, etc. Se evidencian hoy problemáticas totalmente nuevas; casos como el de los niños o jóvenes que sin tener unos vínculos fuertes, significativos con los otros de su contexto cultural, entran en un mundo de relaciones virtuales que los absotben y les dificultan inclusive el mantenimiento de unas relaciones personales. Si bien estos casos pueden ser excepcionales, nos hacen ver la necesidad de repensar los problemas de la socialización y la construcción de identidad. Las circunstancias socioculturales en las cuales están instalados los jóvenes, plantean tin reto enorme a los investigadores que intentan dar cuenta de las prácticas de socialización, ' ' Identidad, subjetividad moral, socialización son términos que emergen 124 í. -a,i La formación d d sujeto moral Apuntes xobrr nio.softa y psicología Moral permanentemente en el vocabulario de las ciencias sociales, como en el lenguaje corriente. Se escucha con frecuencia comentar sobre la crisis de identidad y se incluyen allí distintos hechos de muy diversa clase: se habla de la ruptura de los lazos sociales, de relaciones 'abandónicas', de que las instancias socializadoras primarias no cumplen su función, se habla incluso de desocialización. Diferentes 'eorizaciones se refieren a los procesos de identificación primaria, de identidad , icial e individual, de identidad de sexo, identidad de clase social, de identidad i lica, de identidad masculina y femenina, de identidad profesional, de identidad virtual e identidad real, de identidad relacional o biográfica, etc. La identidad de f Iguien es, sin embargo, aquello que la persona tiene como más precioso: la pérdida de identidad es sinónimo de alienación, de sufrimiento, de angustia y de muerte. La identidad no le es dada al ser humano de una vez por todas en el nacimiento, ella es construida en la infancia y de ahí en adelante se reconstruye a lo largo de toda la vida. El individuo no la construye jamás en solitario; ella depende fundamentalmente de los juicios del otro, de las interacciones con los otros y de las propias orientaciones y definiciones de sí que cada uno vaya elaborando. La identidad es un producto de socializaciones sucesivas, es el producto de un proceso interactivo y comunicativo complejo, resultante de un proceso de construcción y negociación conjunta entre el individuo y los otros de su cultura. La identidad de cada individuo se construye dentro de una intrincada trama de interacciones e identificaciones. La complejidad de esta construcción tiene que ver con el hecho de que los grupos de referencia son múltiples, y con la ambivalencia de las identificaciones de las cuales se participa. Entre el deseo de ser como los otros y el aprendizaje de la diferencia, el niño, el joven, deben construir su propia identidad, a partir de una integración progresiva de sus diferentes identificaciones positivas y negativas. La aprehensión desde un punto de vista empírico de la identidad es particularmente compleja, pues no hay una identificación única sino un proceso con referentes plurales, diversos, ambivalentes e incluso contradictorios. Diferentes identidades pueden convivir sin ser exduyentes, pues se trata de un sentido de pertenencia que tiene múltiples coordenadas; pertenencia a una familia, a un grupo o grupos, a una comunidad, a una región, a un país. Inclusive cabe preguntarse sobre una "comunidad" muy particidar como es la humanidad. Lo anterior nos permitiría preguntarnos si a propósito del concepto de identidad, universalismo y contextualismo coexisten, o son exduyentes. Comprender cómo se reproducen y se transforman las identidades sociales implica 125 CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR Ética y bioética I Semestre de 2 0 0 1 aclarar el papel específico que cumplen las distintas agencias socializadoras, a partir de las cuales ellas se construyen y se reconstruyen a lo largo de la vida. En efecto, es en los distintos espacios de socialización donde las mediaciones culturales y nuestros encuentros con los otros se realizan, donde comienza la constitución del sujeto moral. Pero el término socialización exige ser redefinido ante el abuso que se hace de este concepto. Dentro de la historia de las ciencias sociales el término "socialización" ha sido utilizado en sentidos muy diversos, algunas veces con connotaciones negativas o un tanto simplistas: inculcación, imposición o adoctrinamiento; al punto que algunos autores han propuesto suprimir su uso dentro del vocabulario científico. Pero suprimir la palabra no elimina el problema. Y es en la vía de un análisis crítico de las diferentes teorías que con frecuencia, separando individuo y sociedad, separan socialización e individuación y que sólo consideran acciones unidireccionales de la sociedad sobre el individuo o del individuo hacia la sociedad. Es frecuente encontrar que los enfoques sociológicos y psicológicos de la socialización se plantean como opuestos en lugar de ser complementarios. Una gran diversidad de autores nos aportan distintas conceptualizaciones sobre el tema, entre otros: Durkheim, Parsons, Kardiner, Benedict, Geertz, Berger y Luckmann, Mead, Bourdieu, Elias, Piaget, Vygotski^. La socialización es un proceso interactivo y multidireccional; supone una transacción entre el socializado y los socializadores y ésta implica procesos de renegociación permanentes; implica un punto de reencuentro y acuerdo entre las necesidades y deseos del individuo y los valores de los diferentes grupos con los cuales él entra en relación; no es sólo transmisión de normas y de reglas, es el desarrollo de una cierta representación del mundo. Cada individuo compone lentamente ésta representación, tomando imágenes de las diversas representaciones existentes y reinterpretándolas para construir un todo original y nuevo. Socializarse es aprender a representar un significado con la ayuda de uno de los múltiples significantes que sirven para su representación. En este proceso complejo de socialización e individuación se realiza la apropiación, elaboración y negociación de unas u otras normas, unos u otros valores. Resulta daro entonces, que la reflexión sobre la persona moral nos conduce a un análisis ^ 126 has leonas del desarrollo de estos dos líltimos autores son al mismo tiempo consideradas como teorías de la socialización con ciertos rasgos particulares, más adelante volveremos sobre el lema. La formadón d d sujeto moral Apuntes .sobre lilosofía y psicología Moral más amplio del proceso de socialización en el cual se inscribe el sujeto en su desarrollo como sujeto cultural. Son unos procesos de interacción social específicos los que posibilitan y dan cuenta de la constitución del sujeto humano. Hecho que ha permanecido un poco oscurecido, ante las investigaciones que, en particular en la psicología, hablaban fundamentalmente del desarrollo de un individuo solipsista. En los últimos tiempos el análisis de las mediaciones sociales y culturales en los procesos de desarrollo humano ha recobrado su vigencia. E l desarrollo moral Las discusiones a nivel ético nos han permitido diferenciar sobre todo dos compresiones de la moral: una, la moral concreta que se forma en la vida cotidiana dentro de los contextos culturales de los diferentes grupos sociales y donde se validan unos u otros valores; y otra, la moral comprendida como la posibilidad de formular juicios morales a partir del ejercicio de la propia conciencia moral, cuando el hombre se libera de la tutela moral y ejerce su autonomía. En la teoría del desarrollo moral, —concretamente el enfoque cognitivo— se plantea estrechamente vinculado a esta segunda concepción de moral. Si bien, cuando hablamos de moral no hacemos referencia sólo a los aspectos cognitivos y reconocemos la presencia de otros componentes, resulta demasiado complejo hacer un seguimiento a estos aspectos de forma integrada. Cada uno de los autores se centra en uno u otro contenido. En psicología se podría hablar (sintetizando) de tres teorías explicativas del desarrollo moral: la teoría psicoanalítica, la del aprendizaje social y la cognitivoevolutiva' desarroUada por Piaget y Kohlberg. También sería necesario tener en cuenta el trabajo de C. Gilligan sobre la psicología del desarrollo femenino, donde retoma elementos del psicoanálisis y de la teoría kohlbergiana, al tiempo que les hace serias críticas. Esta investigadora elabora una teoría dicotómica sobre la moralidad basada en las diferencias de género. En contraste con los sistemas teóricos unitarios como los de Freud, Piaget y Kohlberg, distingue la moralidad centrada en el concepto de justicia de la moralidad basada en el cuidado. Convendría tener presente otras teorizaciones vinculadas con el enfoque kohlbergiano, que Turiel y Selman, entre otros, han desarrollado. •I , .í Aunque a la vez es necesario tener en cuenta que cada uno de estos paradigmas a su vez tiene desarrollos múltiples dentro de diversas teorías. , ,..,-- 127 CATÍDRA MANUEL ANCfZAR Ética y bioérica • I Semestre de 2 0 0 1 Los teóricos del aprendizaje hacen énfasis en el papel que tiene el refuerzo en el moldeamiento del comportamiento moral. Los niños imitan los modelos que tienen a su alcance: los padres, otros niños, los personajes de la televisión, etc. A partir de distintos tipos de refuerzo social aprenden nuevos comportamientos y una variedad amplia de conductas morales. Desde esta perspectiva no se utilizan categorías como interiorización o conciencia. Se supone que el comportamiento moral se adquiere de la misma manera como cualquier otro comportamiento, por asociación estímulo-respuesta. Según Skinner la conducta humana no depende de mecanismos innatos, ni de principios normativos independientes de las contingencias sociales que actúan como reforzadores. Conductas como la agresión, el altruismo, manifestar culpabilidad se consideran producidas por estímulos ambientales, mediante el mecanismo de aprendizaje por asociación y no requieren en su explicación conceptos tales como la autonomía, o la libertad ' . ,. El enfoque psicoanalitico sobre la moral se interesa sobre cómo un conjunto de normas interiorizadas que provienen del exterior se constituyen en la génesis de la conciencia moral y le permiten al niño constituirse como sujeto social y cultural. La teoría freudiana, además, de tener una significación clínica o psicoterapéutica aporta una interpretación de la cultura y del proceso de constitución del sujeto y es este el marco en el que Freud habla de moral. La moral se conquista según Freud en contra de la pulsión y a favor de la cultura. La sexualidad infantil es bisexual, indeterminada, polimorfa y puede proyectarse en cualquier dirección; su finalidad esencial es el placer. Pero esta libido amoral y asocial evoluciona y en esta transformación es crucial el conflicto edípico. La evolución hacia una sexualidad adulta significa hablar del ingreso del individuo al orden social, al orden de la cultura, al orden de una moral concreta. Hay un antagonismo entre pulsión y cultura, la moralidad es extrínseca a la pulsión. La pulsión sexual se reprime a favor de la cultura y la moralidad. Desde esta perspectiva la vivencia del complejo de Edipo (como deseo sexual por la madre, odio al padre e identificación con él, sentimiento de ciüpabüidad, miedo a la castración) es lo que permite la instauración de la instancia psíquica de la moralidad, el superyó. El conflicto edípico simboliza el momento por el cual el psiquismo (individual o colectivo) «pasa» del estado presocial y premoral al estado social y moral, el nacimiento de la ley. La renuncia al deseo de incesto y parricidio, da lugar al nacimiento del superyó. El superyó consiste no sólo en la conciencia moral sino también en un ideal del yo. La «internalización» o introyección de la ' 128 En este punto es posible remitirse al texto Más allá de la libertad y la dignidad, de Skiner B, * La formacifín dd sujeto moral .^puntes sobre filosofía y psicología Mora! • . — • ' , , * . • • instancia paterna prohibitiva se funda en la identificación del hijo con el padre. Identificación que posibilita la adopción de las normas mediante las que opera el padre. Desde este momento el principio de autoridad moral deja de estar fuera del sujeto y pasa a formar parte de su propia estructuta interna. Freud aboga por una moral del yo; junto a la moral del superyó está la moral de la conciencia y la razón. Se argumenta así el valor de la conciencia como esperanza de salud y racionalidad, dado que la moral del superyó es psicopatologizante. Freud hace un amplio análisis de la dinámica y los conflictos que surgen entre el yo consciente y la fuerza y crueldad que a veces adquiere la conciencia moral superyoica'". El interés fundamental del enfoque cognitivo-evolutivo al abordar el estudio del desarrollo moral se orienta hacia los aspectos cognitivos, la conciencia moral en términos de juicios morales. Aunque no niega la existencia e importancia de otros aspectos, como podrían ser los sentimientos morales. Se aplica al estudio de la moral la noción de etapas del desarrollo. Desde este enfoque se piensa el desarrollo moral como un proceso ordenado que no se puede explicar totalmente por la experiencia particular de cada individuo, considerada desde fuera. El desarrollo moral implica una construcción activa del individuo considerado al interior de las interacciones sociales y a través de procesos de descentración. Piaget desde una cierta óptica kantiana intenta clarificar cómo la anomia inicial se transforma en heteronomía y autonomía en el niño, podríamos decir que se interesa en la génesis y evolución de los juicios morales. Piaget partió de una definición muy sencüla de moral, recogiendo la definición hecha por Durkheim, como sistema de reglas y de moralidad, como el respeto hacia esas reglas. El respeto hacia la regla resulta entonces fundamental para entender el proceso de constitución del sujeto moral dentro de este enfoque. En El criterio moral en el niño (1984), Piaget le da un tratamiento central al problema del sentimiento de respeto. El motor inicial de este proceso es este sentimiento y la relación social significativa, insustituible, en la cual aparece. Las diferentes investigaciones que realizó Piaget lo llevaron a diferenciar dos tipos de moral y la caracterización que hace de cada una constituye uno de sus principales aportes. La elaboración teórica que hace a partir de esta diferenciación le permitió construir las bases del andamiaje conceptual que hoy denominamos enfoque cognitivo-evolutivo del desarrollo moral. FREUD, S, El "yo" y el "ello". En: Obras Completas, Vol 11, Madrid. 1968. 129 (HIEDRA MANUEL WfCfeAR Erica y bioérica - I Semestre de 2 0 0 1 Una es la moral que se deriva de la autoridad y la costumbre y otra la verdadera moral, la moral racional que el individuo se da autónomamente. El acatamiento, la obediencia del niño pequeño frente a las reglas que vienen del exterior, que se transmiten de generación en generación y de las cuales es portador el adulto, genera en él un sentido de obligación hetetónomo. Y se habla de obligación porque la regla, a diferencia de otras regularidades, implica un sentimiento de obligación. El sentimiento de respeto que el niño siente hacia sus padres, lo extiende hacia las reglas que él le impone. Así la regla tiene un doble origen: las múltiples regularidades que la crianza del niño implica y este sentimiento de respeto originado en la relación filial. Este tipo de moral está ligado a un sentimiento de respeto místico, frente a unas reglas que vienen del exterior, que le parecen "de origen trascendente" y que adquieren para el niño un carácter sagrado. Igualmente esta moral se caracteriza por ser desarrollada en el marco de unas relaciones sociales de presión, de coacción, asimétricas, características de las colectividades jerarquizadas; relaciones que generan sumisión y obediencia. En términos de Piaget esta es una moral heterónoma. La verdadera moralidad se elabora progresivamente en el marco de otras relaciones sociales, como son las relaciones de colaboración y cooperación que los niños tienen entre sí, en ciertas simaciones, particularmente dentro de los juegos reglados. Este segundo tipo de relación social tiende hacia la simetría y la equidad. Allí descubre el niño la reciprocidad, el respeto mutuo. La regla deja de ser exterior, para depender ahora de su libre voluntad colectiva. Piaget define la cooperación como el intercambio entre iguales, sólo en y a través de la cooperación puede haber autonomía moral total. Según Piaget "lo propio de la cooperación es precisamente llevar al niño a la práctica de la reciprocidad o sea de la universalidad moraD'. En definitiva ya no priman los valores y reglas impuestos por la costumbre y la autoridad desde fuera de la conciencia del niño; ahora priman los valores y reglas argumentadas racionalmente y construidas en forma colectiva. La regla de cooperación se convierte en una ley moral efectiva y el niño al modificar las reglas se convierte en legislador y adquiere así conciencia de la razón de ser de las normas. Descubre que las normas pueden ser el resultado de un acuerdo entre iguales. Según Piaget de esta forma descubre la democracia. Una muestra de lo que representa para el niño la autonomía adquirida es según Piaget "e/ sentido realmente político y democrático que los niños le dan a sus vivencias dentro de estos PIAGET, J. El criterio moral en el niño. Barcelona ; Fontanella, 1984. 130 La formación d d sujeto motal Apuntes sobre filosofía y psicología Moral • - * . . . . . . colectivos infantiles. Todo está permitido, toda proposición individual es, en derecho, digna de examen. Ya no hay delitos de opinión, en el sentido de que desear cambiar las leyes deja de ser contrario a las leyes. Así pues, puede haber delitos de procedimiento, pero sólo de procedimiento. Sólo los procedimientos son obligatorios, las opiniones están sujetas a discusión"^^. "De ahora en adelante, por el contrario, por el simple hecho de limitarse a ciertas reglas de discusión y colaboración, o sea a cooperar con sus semejantes en total reciprocidad (sin falso respeto por la tradición ni por la voluntad singular de tal o cual individuo), disociará la costumbre del ideal racional... ideal de derecho implicado en el mecanismo de la discusión y la reciprocidad ...la cooperación no impone más que los procedimientos del intercambio intelectual o moral... "'^. A partir del momento en que existe cooperación, las nociones racionales de lo justo y lo injusto se convierten en regulativas de las costumbres, porque están implicadas en el propio funcionamiento de la vida social entre iguales. Como hemos visto, en el campo del desarrollo moral para Piaget a diferencia de lo que ocurre dentro de sus estudios sobre el desarrollo cognitivo, las interacciones sociales juegan un papel esencial y lo interindividual es genéticamente anterior a lo intraindividual. En resumen, junto al paso de la anomia a la heteronomía, el paso de una moral heterónoma a una moral autónoma, son los dos puntos nodales del desarrollo moral, según Piaget. Los criterios que le permiten al niño emitir juicios'" sobre las cuestiones morales, son entonces inicialmente heterónomos, le vienen del exterior, le son impuestos o le son dados por las figuras parentales de la socialización primaria. Pero esta moral heterónoma, que se basa en la costumbre y en la autoridad, que sigue a la anomia, también evoluciona y se transforma mediante un largo y complejo proceso en una moral racional. Para ampliar la comprensión de esta perspectiva evolutiva-cognitiva es necesario acudir a Kohlberg quien radicaliza este enfoque, aunque también mantiene ciertas PIAGET, J. Ob. cit., 58 PIAGET, J. Ob. cit., 59 Para Piaget estos juicios se relacionan siempre con la acción, aunque pueden ser de primero o de segundo grado. Los primeros son juicios hipotéticos y están relacionados con la acción, pero menos directamente; en cambio hay unos juicios que se plantean más cercanos a lo que el individuo hace. 131 CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR Erica y bioérica • I Semestre de 2 0 0 1 diferencias con Piaget''. Kohlberg asume la perspectiva iniciada por Piaget en el estudio de la moral y le da un sello propio. Concibe el desarrollo moral como una evolución hacia la adhesión personal, racional a principios éticos. Se plantea la importancia y relevancia de unos principios éticos que guían y que permitirían hablar de una «ética en situación», o sea la adaptación de estos principios a la situación concreta teniendo en cuenta a las personas y a las circunstancias. Las investigaciones de Kohlberg como las de Piaget suponen una relación entre razonamiento moral y acción moral. Una actuación moralmente elevada exige un estadio elevado de razonamiento moral. Para Kohlberg la autonomía moral hace referencia al último estadio en la evolución del juicio moral, en el cual el individuo juzga según unos principios éticos universales, autoescogidos. Es necesario entonces distinguir la autonomía piagetiana conceptualizada en relación con las reglas y la autonomía de principios de Kohlberg. La dirección del desarrollo moral está enmarcada por el paso de la heteronomía, imposición desde afuera a la autonomía convicción personal guiada por unos principios. El desarrollo lleva consigo transformaciones básicas de la estructura cognitiva. Las estructuras que definen los estadios morales son específicamente estructuras de interacción entre el sujeto y los demás. "Los estadios morales no se definen por reglas interiorizadas, sino por estructuras de interacción entre el yo y los otros". Los distintos estadios representan una secuencia, un orden o una sucesión invariable, universal. Los factores culturales pueden acelerar, retardar o detener el desarrollo, pero no cambian la secuencia. El peso de la influencia de los aspectos socio-culturales.diminuye progresivamente a medida que se avanza en los estadios. Los principales aspectos del desarrollo moral son universales, debido a que todas las culturas tienen unas fuentes comunes de interacción social, adopción de roles y conflicto social que exigen una integración moral. El desarrollo moral está influenciado por "la extensión y calidadgeneral de los estímulos cognitivos del desarrollo moral están definidas por la calidady extensión general del estímulo cognitivo y social a través del desarrollo del niño, más que por las experiencias específicas con los padres o las experiencias de disciplina, castigo y premio»^^. RAWLS (1980) en Constructivismo kantiano en la teoría moral, y HABERMAS (1982) relacionan al mismo tiempo "la reconstrucción racional ontogenética piagetiana" con la ética kantiana y con sus propias elaboraciones teóricas, planteando que aunque existen algunas diferencias no son leonas radicalmente diferentes. De otra parte Habermas y Rawls en diferentes textos hacen referencia a las investigaciones de Kohlberg. Particularmente Habermas hace un análisis critico sobre el estadio seis kohlbergriano en Apel y otros (eds). Etica comunicativa y demcKracia. Barcelona, Crítica, 1990 KOHLBERG, L. Essays cm Moral Development. The psychology of moral development. V. 11. San Francisco: Harper tS: Row, 1984, \25. (Psicología del desarrollo moral. Desc\éeácBTO\lv/er, 1992). 132 La formación del sujeto moral Apiinies .sobre filosofía y psicología Moral Dentro de los estadios hay una jerarquía de valores. El valor moral de la justicia es el que diferencia e integra mejor a todos los valores. Para Kohlberg sólo la orientación en torno al principio de justicia es la más estrictamente moral de todas las orientaciones. Kohlberg se dice en completo acuerdo con Sócrates quien destaca la justicia como la máxima virtud y como la virtud básica de la sociedad. La justicia es el núcleo del desarroUo moral. Kohlberg postula tres niveles con dos estadios cada u n o " . Un nivel preconvencional en el cual las normas y expectativas sociales son algo externo al yo. Un nivel convencional en el cual el yo se identifica con la sociedad y se considera valio.so responder a las expectativas de la familia, el grupo o el país. Un nivel posconvencional, autónomo o de principios en el cual el yo se diferencia de los roles sociales y define valores según unos principios éticos autoelegidos donde juegan un papel fundamental los principios universales de justicia, reciprocidad e igualdad. El sexto estadio kohlbergiano, «cumbre» del desarrollo moral, implica: diálogo o comunicación completa, toma reversible de roles, responsabilidad ante otros seres humanos como seres morales autónomos que poseen dignidad e integridad. Kohlberg define «el criterio formal de la etapa seis como: principios generales reversibles y universales»'*. La reversibilidad en la que tanto insiste Kohlberg es, según él, un concepto piagetiano. Y para Piaget desde un punto de vista lógico la reversibilidad significa reciprocidad, reversibilidad simétrica. Cada estadio representa una filosofía moral: «Estos niveles y estadios pueden considerarse como distintas filosofías morales, visiones diferentes del mundo socio-moral" '''. En síntesis, la psicología caracteriza al niño como un ser amoral, en el sentido de que inicialmente no posee criterios para hacer evaluaciones morales. Anomia o amoralidad son los conceptos que utilizan las teorías psicológicas para referirse al niño no socializado, que no se ha apropiado aún de los valores de su cultura, permitiendo mostrar que no es posible calificar al niño como bueno o malo. En la ontogénesis un problema central tiene que ver, entonces, con el interrogante sobre cómo se constituye en el ser humano el sentimiento de respeto, el sentido de obligación, es decir cómo se deviene sujeto sujetado. KOHLBERG, L. en cuanto a la elaboración de su teoría de los estadios se declara deudor no sólo de Piaget sino también de Baldwin, Kant y Haré. KOHLBERG, L. «La Comunidad justa en el desarrollo moral. Teoría y práctica.» En : Cañónetal.£/ sentido de lo humano. Bogotá, 1985. pp.29. Ob., cit., 27. 133 CÁTEDRA MANUEL ANCfZAR É t i c a y bioética • I Setaestre de 2 0 0 1 La reflexión sobre el desarroUo moral nos conduce a un análisis más amplio del proceso de socialización en el cual se inscribe el sujeto en su desarrollo como sujeto cultural, en particular al estudio de los mecanismos y formas que toman los procesos de transmisión, apropiación e interiorización de normas. La consideración de que el ser humano se forma como sujeto moral en el proceso de socialización que se inicia en la familia, aunque es un punto en común dentro de las investigaciones de Freud, Piaget, Vygotski, cada uno le da interpretaciones distintas. Piaget y Freud de diferente forma enfatizan el papel que juegan las figuras parentales, aportando los primeros criterios morales que interiorizará el niño. Vygotski subraya el papel del adulto como un mediador en este proceso de socialización y coloca el concepto de mediación semiótica como eje de una explicación del proceso de formación del sujeto. Con la intención de reconstruir una comprensión más holística del proceso de formación del agente moral es posible hacer una lectura contrastante de algunas de las elaboraciones teóricas de Freud, Piaget y Vygotski, esta lectura permite encontrar ciertas conexiones dentro de sus disímiles aproximaciones. Los conceptos de moral heterónoma y autónoma de Piaget, de moral superyoica y de moral del yo de Freud y de regulación externa y autorregulación de Vygotski son algunos de los conceptos que permiten este análisis comparativo. Pero antes es necesario hacer algunas precisiones respecto al planteamiento vygotskiano y su enfoque histórico cultural, enriquecido por los avances reahzados por nuevos autores. Vygotski sin haber trabajado concretamente en el campo de la psicología moral, asume una posición en cuanto al origen y desarrollo de los procesos psicológicos superiores que facilita el acercamiento con desarrollos particulares en el campo de la moral. Su perspectiva ayuda a clarificar los contenidos específicos que orientan el desarrollo ontogenético humano, la mediación que ejercen las herramientas psicológicas como herramientas semióticas y el papel importante que tiene el adulto como un interactuante facilitador del proceso que posibilita el cambio desde la regulación externa hacia la autorregulación ^^. ,,i . Sobre la autorregulación, que no ha sido muy estudiada, encontramos cierta bibliografía que la relaciona tanto con el desarrollo cognitivo como con el desarrollo social. Esto ha hecho que algunos autores planteen que la "transformación de las =" 134 VYGOTSKI, Ea : Schneuwly, B. y Bronckart, J.R N^gotsky aujourd'hui. Paris, 1985. La formatHón del sujeto moral Apuntes sobre filosofía y pNtcolo¡;fa .Motal funciones básicas en funciones superiores consiste principalmente en una autorregulación creciente de procesos y capacidades que originariamente se hallan ligados al campo inmediato de estímulos y determinados por él""'. De esta manera, la autorregulación desde la perspectiva vygotskiana, hace referencia a todas las funciones denominadas como superiores o específicamente humanas: la memoria voluntaria, la atención, la imaginación, el lenguaje, etc. Vygotski diferencia las funciones psicológicas elementales y las funciones superiores; y expone cuatro criterios para hacer caracterizar estas últimas: " 1) el paso del control del entorno al individuo, es decir, la emergencia de la regulación voluntaria (o autorregulación); 2) el surgimiento de la realización consciente de los procesos psicológicos; 3) los orígenes sociales y la naturaleza social de las funciones psicológicas superiores y 4) el uso de signos como mediadores de las funciones psicológicas superiores. La primera característica que diferencia los procesos psicológicos elementales de los superiores, es que los primeros se hallan sujetos al control del entorno, mientras que los segundos obedecen a una autorregulación... El segundo criterio, estrechamente relacionado al anterior es su 'intelectualización' o realización consciente. Vygotski escribió acerca de las funciones psicológicas superiores cuyas características básicas diferenciales son la intelectualización y el dominio, es decir, la realización consciente y la voluntariedad"-'. Para Vygotski el origen de la autorregulación está en las interacciones sociales que el niño establece con los adultos de su entorno y está relacionada igualmente con la función que asume el lenguaje durante el desarrollo en la planificación de las propias acciones, como "forma autorreguladora de mediación semiótica". En términos de Wertsch: "Vygotski afirmó que el habla interna permite a los humanos planificar y regular su actividad y deriva de su previa participación en la interacción social verbal"^'. Dentro del contexto de las interacciones sociales el niño aprende a regular su comportamiento, siendo entonces primero una función interpsíquica, interpersonal para luego desarrollarse como autorregulación; dependiendo en primera instancia de los contenidos de la relación y comunicación con el adulto, para luego transformarse en un proceso autorreferido; así el paso de una regulación externa a una autorregulación, se relacionaría directamente con la transición del funcionamiento interpsicológico al intrapsicológico. Transición que implica DÍAZ, R., Neal, C. y AMAYA-WILLIAMS. M. Origenes .sociales de la autorregulación, 1990. WERTSCH. J. Vygoisky y la formación social de la mente, Barcelona, 1988, 43. WERTSCH. Ob, Cit.. 124. 135 CÁTEDRA MANUELANClZAR É t i c a y bioética - / .Semestre de 2 0 0 1 diferentes niveles de intersubjetividad. La comunicación que se da entre el adulto y el niño en la zona de desarrollo próximo, como forma privilegiada de funcionamiento interpsicológico y que se realiza con un mínimo de definición compartida de la situación (o sea de intersubjetividad) es la base para el paso al funcionamiento intrapsicológico. Diferentes investigaciones se han realizado sobre la distribución de la responsabilidad en la diada en la interacción tutor - tutelado y la transferencia de la responsabilidad al niño; reconociendo una secuencia evolutiva que partiendo de la directividad del adulto puede avanzar hacia la autorregulación^"*. Moral del yo, autonomía y autorregulación En términos de Jean Piaget, el niño atiende primero a una moral externa, a una disciplina exterior impuesta, a una responsabilidad objetiva, colectiva. Luego podrá responder según una moral racional, a una disciplina interior, a una responsabilidad subjetiva e individual. La cooperación, la reciprocidad, es decir la interacción entre iguales con otros en términos de cierta simetría, son la puerta de acceso a la autonomía. Para Freud la intensidad del complejo de Edipo y luego su represión (debido, entre otros hechos, a la influencia de la autoridad), trae como consecuencia, entre otras, una moral del superyó que dominará severamente como conciencia moral, sobre un yo débil y dependiente. El giro lingüístico introducido por Vygotski^^ en la psicología le da gran peso a las condiciones culturales y a las interacciones sociales, las cuales posibilitan la formación de la psiquis humana, haciendo factible la transformación de los procesos elementales determinados por factores biológicos en procesos psicológicos superiores. Esta transformación se da dentro de los procesos de socialización, en la práctica de apropiación y re-creación de los contenidos de la propia ctiltura, en particular a través de la apropiación y construcción de las herramientas semióticas. Este cambio a nivel de las funciones mentales del hombre, además de tener un origen sociocultural, de estar orientado en dirección de lo interpsicológico hacia lo intrapsicológico, donde las formas específicas de relación con los otros de su cultura son elementos claves, se orienta también desde una regulación externa hacia una autorregulación. Igualmente, este autor destaca que el ser humano tiene la capacidad de un funcionamiento descontextualizado, que se da a partir de un WERTSCH. Ob. cit. Sobre el tema ver SÁNCHEZ, Y. "Vygotski: el giro lingüístico en psicología" En: Revista Colombiana de Psicología Nos 5-6. 1997. 66-76: igualmente. VYGOTSKI HOY. Cuadernos de trabajo No 21. Facultad de Ciencias Humanas, Univcisidad Nacional de Colombia. Bogotá., 2000. 136 La í'otmación del sujeto ntoral Apuntes subte filosofía y psti..l..[;i,i .Moral funcionamiento psicológico contextualizado. Por último, cabe subrayar aquí, lo que Wertsch, J. denomina "intelectualización" (voluntariedad y realización consciente), como una de las características de los procesos psíquicos superiores, según Vygotski. Después de esta síntesis apretada, es posible analizar las afinidades que estas tres conceptualizaciones presentan según nuestro análisis. Los puntos de acuerdo los entendemos de la siguiente manera: en primer lugar, la distinción de dos tipos de procesos contrastantes: regulación externa-heteronomía, y moral superyoica de un lado y del otro autorregulación, autonomía y moral del yo; en segundo lugar, estaría la direccionalidad que le plantean a los procesos evolutivos implicados, desde una regulación externa hacia una autorregulación que se interioriza y desde unas normas externas hacia unas normas autoimpuestas; en tercer lugar, el papel fundamental que se le da dentro de estos procesos a las interacciones sociales. Ahora es posible subrayar que el hombre no se conforma con dejar transcurrir su existencia y satisfacer apaciblemente sus necesidades, no se limita al contacto meramente empírico con el mundo y con las teorías psicológicas se busca explicar las particularidades de las formas de actuar y habitar el ser humano el mundo. A diferencia de las reacciones instintivas, la experiencia humana es intencional, sus vivencias están referidas a una voluntad que se propone algo. El actuar no es simplemente un actuar subjetivo arbitrario, o el producto de unas determinaciones externas, es consecuencia también de poner en práctica un discernimiento, unos juicios. El ser humano interviene en el mundo con una u otra intención, su ser y su hacer están marcados por esta intencionalidad que no se agota en las razones y explicaciones que él da de sus acciones; es decir, todo el sentido de las acciones no es racional, pero la justificación que él da de sus propias actuaciones, cumple un cierto papel. Sujeto heterónomo si, dependiente de las relaciones con el otro, dependiente de su reconocimiento, atado a la cultura, inserto irremediablemente en una urdimbre de significados, pero al mismo tiempo con la particular posibilidad de ejercer una cierta autonomía. Autonomía que se construye de diferente manera en uno u otro contexto cultural. Discutir entonces sobre los procesos de formación del sujeto humano es al mismo tiempo tener en cuenta esta doble condición, de forma tal que sin renunciar a inscribirlo en una cultura, con todo lo que esto significa como proceso de integración a una normatividad, a un universo simbólico, se le reconozcan sus posibilidades para la autorregulación. Sujeto en tanto sujetado por la cultura, pero también en tanto sujeto autorreflexivo, capaz de una cierta •' •.. '''• • ' . -. ' ' 137 CÁTEDRA MANlJtl ANClZAR Élicay bioética - 1 Sementé de 2 0 0 1 conciencia de sí. Es en este estrecho, pero ineludible espacio donde el hombre se ubica para proponerse una acción intencional, a la luz de la cual orienta, reorienta y evalúa permanentemente su actividad y se hace responsable de sus actos. . Los procesos que intervienen en la constitución del agente moral no hacen referencia únicamente a la transmisión de generación en generación, se realiza a través de distintos medios dentro de la cotidianidad y la convivencia. La formación moral incluye no sólo el proceso de socialización en términos de inscribir al ser humano en una normatividad y la adopción de unos determinados valores morales, que se expresan en unos sentimientos, juicios y comportamientos, no solo incluye • la capacidad de explicar y sustentar con juicios racionales sus acciones. Incluye también de manera muy importante la posibilidad del ser humano de erigirse y reconocerse como constructor de valores morales en toda la singularidad que le permite ser único, que, sin embargo, nos hace tan iguales. La constitución del hombre como sujeto moral no se define en términos simplemente de responder a unas exigencias que le plantea la sociedad (padtes, maestros y otras autoridades) de una moralidad externa, se define también en términos del desarrollo de las posibilidades de un cierto gobierno de sí mismo, llámese autonomía o autorregulación o moral yoica; en distintos contextos teóricos encontramos que la psicología ha teorizado sobre esta dimensión específicamente humana. 138