La guerra del Estado contra las comunidades zapatistas Agustín R. Vázquez García Al fin de que en estos sexenios del mal gobierno, hemos estado dispuestos a todo, por eso no descansaremos de seguir luchando, aunque los poderosos nos estén obstaculizando, sabremos salir adelante ya que la razón es lo que nos da fuerza y nos ilumina el camino. Porque de costumbre los gobiernos de arriba no cambian su actitud… te desalojan, te condenan al olvido y al desprecio, te matan, te violan, te encarcelan… no se dejen engañar, estamos bien claro en todo esto no van a cambiar si nosotros como pueblo no los obligamos a cambiar, lo que exigimos siempre es la libertad, la justicia, y la democracia de este país México y del mundo. (Comandante Omar, primero de enero de 2008) partir del mes de mayo, y a principios de junio de este año, dichas agresiones se han acompañado del brazo militar del Estado, el ejército federal, el cual, en conjunto con cuerpos policíacos del gobierno estatal de Chiapas y de la policía municipal de los municipios oficiales de Zinacantán y Ocosingo, utiliza la violencia contra la economía, la organización política, y el tejido social desarrollados desde la autonomía que ejercen las comunidades zapatistas. Se trata de una guerra que se orienta hacia todos los ámbitos de la reproducción de las comunidades. Una guerra total, escalada con la incursión militar del 4 de junio del año 2008 en las comunidades Hermenegildo Galeana y San Alejandro, del Caracol de La Garrucha. Este acto representa la declaración de guerra lanzada por el gobierno de Felipe Calderón, con la fiel colaboración del gobernador de Chiapas, del PRD, y de los caciques locales, repartidos en los principales partidos políticos. Los hechos: la guerra en todos los frentes En los últimos meses, las Juntas de Buen Gobierno (JBG) han denunciado los actos de violencia que han sufrido por parte de la organización paramilitar denominada Organización Para la Defensa de los Derechos de Indígenas y Campesinos (OPDDIC). A En un comunicado del día 6 de mayo1, el Caracol de Oventic señala que el gobierno de Juan Sabines, junto con el presidente municipal de San Cristóbal de Las Casas, el coleto Mariano Díaz Ochoa, tiene por objetivo convertir la reserva ecológica denominada El Huitepec en un centro de generación de ganancias. Esto lo están tratando de hacer decretando la reserva como “área natural protegida”, a pesar de que las comunidades zapatistas administran dicho territorio, y difundiendo mentiras a la sociedad de que el agua está contaminada. Con estos actos, el gobierno estatal pretende despojar del territorio a las comunidades zapatistas para entregarlo a la iniciativa privada. En este mismo territorio, el día 13 de junio, la JBG ha emitido un comunicado en el cual expresa que por medio del agente municipal de la ranchería Los Alcanfores, el gobierno estatal prepara un escenario de confrontación entre comunidades, ya que trata de manipular a la gente sencilla para que entre a la reserva, porque de no hacerlo, entonces les van a suspender los apoyos económicos de Procampo, Diconsa y les van a cortar el servicio de agua. La JBG “Corazón Céntrico de los Zapatistas Delante del Mundo” señala que el día 22 de mayo, en la comunidad Sok´on, caciques del PRD realizaron el robo de equipo para instalar un sistema de agua para la comunidad. Además que estos caciques mantienen sin agua a familias que son bases de apoyo zapatistas, ya que por la fuerza les cortaron los servicios. La JBG “Corazón del Arcoiris de la Esperanza”, del Caracol 4 “Torbellino de nuestras palabras”, señala que el día lunes 2 de junio de 2008, en el ejido Huaquitepec, municipio de Chilón, “como a las 4:30 horas de la tarde, un grupo de priístas coordinados con el partido de la Convergencia que se suman a 800 personas se unieron para provocar un problema coordinados con dos miembros de la Comisión Federal de Electricidad de Ocosingo, Chiapas; con el fin de actuar en contra de nuestros compañeros bases de apoyo zapatista cortándoles sus tomas de luz a decenas de compañeros y otras decenas de hermanos que también les cortaron la luz”. Además, la JBG señala que: “La comisión de electricidad se robaron todo los cables de los bajantes de nuestros compañeros llevando una totalidad de 970 metros que tenían instalado en sus casas que fue comprado de su propio dinero y de su trabajo”. La JBG “Corazón Céntrico de los Zapatistas Delante del Mundo” ha denunciado que el día 27 de abril, en la comunidad Cruztón, del municipio Venustiano Carranza, un grupo de policías ingresaron a la comunidad de manera violenta, destruyendo viviendas y golpeando a los habitantes de la comunidad. La JBG explica que la causa de esa violencia es que se les acusa a las bases zapatistas de invadir tierras. Dicho problema se estaba resolviendo entre la gente, sin embargo, el gobierno, con estos hechos de agresión e intimidación, trata de romper la resolución del problema. La JBG del Caracol de Oventic también señala que, el día 17 de mayo, un compañero base zapatista fue secuestrado por parte de autoridades del municipio de Zinacantán, gobernado por el PRD. El compañero secuestrado se dedica a la ampliación de la educación autónoma en su comunidad. La JBG señala que los autores materiales de dicha acción son los caciques de la comunidad Chactoj, del mencionado municipio. Ese mismo día, en el ejido San Jerónimo Tuliljá, del Municipio Autónomo Rebelde Ricardo Flores Magón, se realizó la primera incursión abierta por parte de miembros del ejército federal —de los últimos años—, que, junto con elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) y agentes policíacos del gobierno del estado de Chiapas, allanaron la casa de dos familias. También, “el 22 de mayo pasado, dos o tres días después del operativo en San Jerónimo Tulijá contra bases de apoyo zapatista, se sucedió otro hecho no menos alarmante. Agresiones y enfrentamientos en la comunidad de Morelia, poblado sede del Caracol de Morelia. Personajes de filiación priísta, algunos miembros de la OPDDIC, que se articulan con el Campo militar de Altamirano, Cuartel General de la 11ª Compañía de Infantería no Encuadrada (11ª CINE) eran los agresores. Por increíble que parezca, los priístas exigían el terreno que ocupa la sede del Caracol de Morelia”. La franca declaración de guerra se da el día 4 de junio, ese mismo día, la Junta de Buen Gobierno “El Camino del Futuro”, del Caracol de Resistencia Hacia un Nuevo Amanecer, informa que 200 miembros del ejército federal, acompañados de elementos de la PGR, policías y judiciales del gobierno estatal de Chiapas y municipal de Ocosingo, incursionaron en los poblados Hermenegildo Galeana y San Alejandro, del Caracol de La Garrucha, territorio zapatista ubicado a la entrada de la Selva Lacandona. Las bases de apoyo se encontraban realizando sus labores de trabajo en la tierra que recuperaron de los finqueros, al ver la incursión militar mencionan que “en el medio del camino se encuentran y comienza el alboroto, llenos de coraje, las zapatistas mujeres y hombres, niños, niñas, diciéndoles a los soldados que regresen, y diciéndoles que no los necesitan aquí, queremos libertad, justicia y democracia, no soldados”. Los responsables de estos actos han sido señalados de manera contundente por la JBG: “Pueblo de México y al mundo queremos decirles que no será tan tarde habrá enfrentamiento y eso si es provocado por Calderón y Juan Sabines y Carlos Leonel Solórzano, presidente municipal de Ocosingo. Mandando a sus perros de represores de cualquier corporación”. Estos son los acontecimientos de violencia generados en el mes de mayo y lo que va del mes de junio en el territorio zapatista, conocidos a través de la palabra de las Juntas de Buen Gobierno. Implicaciones de la guerra Además de la amenaza y hostigamiento permanentes que significan los cerca de 70 mil soldados destacados en Chiapas —ocupando las más de las veces ejidos y tierras comunales—, la violencia ejercida por el Estado mexicano en contra de las comunidades zapatistas se realiza a través de crear escenarios de confrontación entre bases de apoyo zapatista y familias no zapatistas, secuestros de compañeros, robo de materiales, y ahora con la incursión de militares en las comunidades zapatistas. Es una guerra económica, política, y militar. En cuanto a la guerra económica, la violencia se ha utilizado para impedir mejorar las condiciones de reproducción material de la vida de las comunidades. Si el agua en las comunidades zapatistas se concibe como un derecho para todos y todas, las acciones del Estado se orientan al rompimiento de esa concepción. El Estado pretende con sus acciones instaurar que el agua sea una mercancía, con un valor de cambio, o sea, que su derecho esté constreñido a quienes puedan pagarla. Cuando no se tiene acceso al agua, las comunidades zapatistas, por medio de su trabajo colectivo, han logrado la compra de materiales para la instalación de sistemas de distribución de agua. Los actos de violencia ejercidos por el Estado se han caracterizado por el robo de esos materiales, así como por el robo del dinero de las familias que se organizan para adquirir ese servicio. Se trata de ejercer la violencia para impedir el mejoramiento de la vida material de las comunidades y del desarrollo de la infraestructura como comunidad. Otra orientación de los usos de la violencia del Estado mexicano contra las comunidades zapatistas ha sido por medio de la confrontación entre comunidades. El gobierno de Juan Sabines ha creado un escenario de supuesta “reforma agraria”, en la cual reparte tierras. El punto a destacar es que las tierras que pretende repartir no son tierras de finqueros o caciques, sino que es la tierra que, en 1994, las comunidades recuperaron con el alzamiento armado del EZLN. A través de artificios legales y engañando a la gente, este gobierno trata de llevar una confrontación violenta entre las comunidades. Recurre a los archivos agrarios que, antes de 1994, nunca sirvieron de nada. Se trata de una guerra contra la forma de hacer política de las comunidades zapatistas, ya que ellos han declarado que: “Nosotros y nosotras, la Junta de Buen Gobierno, volvemos a manifestar como hemos hecho siempre, que nunca hemos considerado enemigo a nuestros propios hermanos indígenas, sino que al contrario, buscamos la unidad entre pueblos pobres, marginados y explotados del mundo”. Con la incursión militar del 4 de junio, el mensaje que la clase política y el Estado mexicano mandan es que están buscando la confrontación directa, porque han fracasado sus “estrategias” de llevar a cabo una confrontación entre hermanos indígenas. La estrategia militar y paramilitar que ha empleado el gobierno en estas dos guerras: la regular y la irregular, tiene como lógica la contención del crecimiento y expansión del proyecto autónomo de los pueblos que son la base del EZLN, ya que la autonomía zapatista se ha confrontado de manera directa a los caprichos y exigencias de las élites, las cuales, bajo la lógica del capitalismo, “no tienen, para la cuestión, más solución que la violencia, que constituye un método constante de acumulación de capital en el proceso histórico, no sólo en su génesis, sino en todo tiempo, hasta el día de hoy”2. Ante la respuesta de las bases zapatistas el día 4 de junio, los militares, policías y judiciales decidieron replegarse, sin embargo, la amenaza de la incursión está latente, ya que el responsable del operativo declaró lo siguiente: “esta vez no vamos a pasar, pero regresamos en 15 días y eso sí a huevos vamos a pasar”. Se espera que el día 19 de junio del año 2008, los soldados regresen para violentar el trabajo colectivo y la vida en autonomía que las bases zapatistas han edificado en 14 años de lucha pública. La fecha que han marcado los miembros del ejército federal para su regreso, es la fecha en que el EZLN, hace tres años, dio a conocer la iniciativa pacífica y civil de transformar este país a través del movimiento nacional anticapitalista cuya convocatoria es la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. “Como Ejército Zapatista aceptamos el diálogo porque la gente así nos lo pidió. Pero ahora eso ya es historia, ahora el pueblo de México, indígenas y no indígenas, ya se dio cuenta de que con el gobierno no se puede. El gobierno y los ricos no van a renunciar a dejar de explotar, ellos van a defenderse. Ellos encarcelan, matan, torturan, desaparecen, así es su modo. Con nosotros que somos un Ejército también lo intentaron”3. Los principales partidos políticos de México se han unificado con acciones de violencia para atacar la independencia política que mantienen individuos, colectivos y organizaciones políticas que trabajan en la demolición de los pilares de este sistema: la relación mando-obediencia y la subordinación del trabajo al capital. De esta manera, los de arriba ofrecen lo mismo de siempre: ya sean “la nobleza, las altas finanzas, la pequeña burguesía, la amplia capa de la burguesía media fueron sucediéndose en el poder. Pero en medio de todos estos cambios, la política… giraba en torno al mismo interés fundamental: en torno al dominio de la burguesía capitalista y su forma de propiedad”4. Forma de propiedad que los zapatistas han destruido cuando la tierra pasó a ser propiedad de los que la trabajan, y que en el caso de la zona Selva Tzeltal, Tzotz Choj y Selva Fronteriza —en la primera tuvo lugar la incursión militar del 4 de junio—, se ha ido extendiendo el proceso de aplicación de la ley agraria revolucionaria5. Así, la guerra pretende contener la expansión del ejemplo de la autonomía zapatista hacia más territorios. Respuestas a la Guerra Al cierre de esta edición, las y los adherentes de La Otra Campaña de la región centro del país (del Distrito Federal, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala) han llevado a cabo brigadas de información en barrios, colonias, comunidades y escuelas, denunciando la guerra que lleva a cabo el gobierno de Felipe Calderón. También los medios de comunicación alternativos trabajan diariamente en la denuncia. En otras regiones del país, los miembros de La Otra Campaña de las entidades de Michoacán y Oaxaca han manifestado su rechazo a la incursión militar en territorio zapatista. En Oaxaca, se prepara una gran marcha de protesta. En Europa se han realizado movilizaciones y cartas de apoyo a las comunidades zapatistas. Durante la actual visita a España del autor intelectual de la represión que anda vendiendo a pedazos el patrimonio del país, Felipe Calderón, fue repudiado por organizaciones prozapatistas de las ciudades de Madrid y Barcelona. Al grito de “Chiapas, no es cuartel, fuera ejército de él”, y “como en la dictadura, en México se tortura”, se ha hecho manifiesto el repudio al Estado mexicano desde la Zezta Internazional. Ahora, La Otra Campaña nacional e internacional prepara la respuesta unificada en contra de la guerra del Estado mexicano declarada contra todo el movimiento anticapitalista. Mientras la JBG ya ha dado una respuesta ante la amenaza del retorno de los militares a la comunidad: “está claro que vienen por nosotros los y las zapatistas, y vienen los tres niveles de malos gobiernos encima de nosotros, y nosotros estamos dispuestos de resistir y si es necesario cumplir nuestro lema, que es: vivir por la patria o morir por la libertad”. Notas: 1. Los comunicados y denuncias de las Juntas de Buen Gobierno se encuentran en la página electrónica de Enlace Zapatista, www.enlacezapatista.ezln.org.mx 2. Rosa Luxemburgo (1933), La acumulación del capital, Editorial CENIT, p, 351. 3. Mayor Insurgente de Infantería Moisés (2005), en 20 y 10 El fuego y la palabra, Gloria Muñoz Ramírez, Ediciones Rebeldía y La Jornada, p. 59. 4. Rosa Luxemburgo, Ibid, p. 361. 5. Subcomandante Insurgente Marcos (2007), “Ni el centro, ni la periferia”, Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry, 13-17 de diciembre.