los ecoductos: elementos estructurales del paisaje

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LOS ECODUCTOS: ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL PAISAJE
CIFUENTES VEGA, P., GARCIA CAÑETE, J. y VELARDE CATOLFI-SALVONI, D.
DEPARTAMENTO DE PROYECTOS Y PLANIFICACIÓN RURAL. E.T.S. INGENIEROS DE MONTES.
CIUDAD UNIVERSITARIA S/N. MADRID 28040.
RESUMEN
El objetivo final de la Conservación de la Naturaleza, bien entendida, es conseguir una
organización espacial que garantice la integridad ecológica del sistema paisaje. Un elemento
fundamental de esta organización son los ecoductos.
La ecología del paisaje tiene por objeto analizar, independientemente del objetivo de su
aplicación, los intercambios y las transferencias; determinar su naturaleza y su volumen;
conocer su ritmo y demostrar sus consecuencias en el espacio y en el tiempo. Evidentemente,
para que estos flujos y movimientos sean posibles en un paisaje es necesaria una
infraestructura que los canalice: los ecoductos.
P.e.: ecología del paisaje, ecoductos, paisaje, estructura, conectividad.
SUMMARY
The first aim of Nature Conservation is to reach a spatial structure for getting ecological
integrity oflandscape. A basic element is the greenway. Landscape ecology has to analyze the
interchanges and transport, to define its nature and volumen, to know its ritme and to
demostrate its consequences in space and time. For these flows and movements are in the
landscape is necessary a structure to guide them and we call in spanish lenguage: ecoductos.
K.W.s: landscape ecology, structure, conectivity.
ECODUCTOS
Se quiere hacer constar que la presente Comunicación forma parte del conjunto de estudios
e investigaciones que se están llevando a cabo en el Departamento de Proyectos y
Planificación Rural en un proyecto de investigación financiado por la Comunidad de Madrid y
cuyo título es Integración Funcional y Ecológica de las Reforestaciones en el ámbito del
Programa ARBOREA.
Los ecoductos se pueden definir como:
Estructuras para la transmisión de información ecológica en un paisaje.
Para Leopold (1933) STREETS, Preston (1962) CORRIDORS, Little (1990)
GREENWAYS, Noss y Harris (1986) HABITAT NETWORK, Jensen (1954) DISPERSAL
CORRIDORS, son algunas de las acepciones más frecuentes de este concepto en las
referencias bibliográficas en lengua inglesa.
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El mantemmIento de la diversidad biológica requiere el establecimiento de medidas de
gestión más allá de la creación de reservas naturales. Estas han sido seleccionadas de acuerdo
con una serie de criterios, incluso el de Conservar la Naturaleza, como la protección de
cuencas, la defensa de valores estéticos o culturales, o por sus posibilidades recreativas.
Una visión parcial en materia de Conservación de la Naturaleza es la práctica, defendida
vehementemente por algunas organizaciones conservacionistas, que pretende asegurar la
existencia de todos los tipos de hábitats, así como la de todas las especies animales o
vegetales. La conservación de hábitats y especies no puede pretender sólo crear agujeros
verdes para satisfacer la curiosidad de científicos o el recreo de los amantes de la naturaleza.
La mayoría de los espacios amparados por figuras legales de protección son agujeros
verdes, huecos verdes en el espacio, rodeados de agricultura, explotación forestal,
urbanización y espacios abandonados, es decir, de un medio hostil. El hombre ha demostrado
su capacidad para la fragmentación del paisaje o la insularización del espacio.
Lo urgente y necesario es establecer unos instrumentos, fácilmente comprensibles por los
ciudadanos, para restaurar la naturaleza en aquellas partes en las que el medio físico y
biótico ha sido destruido. Este Renacimiento de la Naturaleza, junto al uso prudente de los
recursos, es primordial para recuperar el amplio espectro de diversidad de hábitats perdido por
el desarrollo de la habilidad técnica del hombre.
Los problemas ambientales que se pueden derivar del aislamiento o de la insularización
son muy diversos, y fundamentalmente afectan a la fauna. Es evidente la relación entre el
número de especies y la superficie. La presencia de grandes carnívoros e insectívoros sólo es
posible cuando disponen de territorios de gran superficie. Sin embargo, herbívoros y
omnívoros necesitan espacios menores.
No convertiremos nuestros países en jardines vacíos para beneficio de los núl millones de
habitantes que viven mejor. Delegación de Argentina en la Conferencia de Río.
La respuesta a estos problemas en sociedades desarrolladas como la nuestra, no está en la
creación de nuevas áreas protegidas, sino en el establecimiento de una red de ecoductos entre
las existentes. La heterogeneidad del espacio se incrementaría al existir zonas con diferencias
notables, donde se desarrollarían comunidades propias, distintas de las inmediatas.
Probablemente uno de los aspectos nlás importantes de la conservación es la organización
espacial del paisaje, preferiblemente en forma de retículo de sistemas más maduros,
rodeando celdillas fuertemente explotadas (Margalef, 1974).
Las redes de ecoductos serían sistemas bidireccionales que permitieran la circulación y los
intercambios entre los distintos espacios que conexionan. Para que la red funcione es
necesaria la existencia de unas condiciones iniciales de acceso y acometida. Hay accesibilidad
a una red cuando se puede utilizar directamente y provocar en ella un flujo; hay acometida
cuando existen instalaciones fijas susceptibles de dar un suministro a la red.
Su localización exige un esfuerzo de planificación y reequilibrio del territorio que se puede
resumir en el siguiente plan de trabajo:
a) Inventario de la calidad, cantidad y distribución espacial de los recursos naturales y
culturales.
b) Análisis de los procesos que afectan a los recursos.
c) Acomodación de las distintas actividades en el territorio con una mínima alteración de
los procesos naturales y con la menor reducción de los valores de los recursos.
d) Propuesta de soluciones ecológicamente buenas, cultural mente apropiadas y
estéticamente satisfactorias.
Hoy, tal como está ocupado el territorio, no es viable desarrollar un plan de ecoductos que
se justifique o esté dirigido sólo a la protección de los recursos biológicos, por la fuerte
competencia que existe por el espacio con los otros usos del suelo. La alternativa es que los
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ecoductos sean multifuncionales, es decir, que a parte de conexionar las áreas protegidas
satisfagan otras demandas sociales, como las recreativas o la conservación de recursos
culturales y visuales de los paisajes. Un ejemplo son los setos.
Seto: cercado de matas y arbustos vivos.
Diccionario de la Lengua Española.
Los setos, bardas, sebes, cercas, valladares, son partes relevantes de muchos paisajes, y
cuando forman una red enriquecen su estructura y funciones. Unas veces se han formado
cuando la fauna, generalmente las aves, han depositado, a lo largo de cerramientos artificiales,
semillas. Otros han sido plantados. Pero en la mayoría de los casos son restos de la mancha
forestal inicial que fue deforestada para potenciar las actividades agrícolas o ganaderas.
Las funciones que realizan estas estructuras lineales en el paisaje son muy variadas,
separan propiedades, proporcionan combustible, limitan los procesos erosivos del agua y del
viento, sirven de guía en el movimiento de la fauna y soportan un amplio espectro de
especies. Donde permanecen, la actividad humana ha creado un paisaje que transmite al
observador dos sensaciones: belleza y riqueza. Se cumple el aforismo: Lo bien hecho bien
parece.
Sólo existen donde los propietarios han preferido soportar los inconvenientes de no
disponer de una mecanización intensiva o se han librado de la política de concentración
parcelaria. Hoy son muchos los que están convencidos de su utilidad, tanto agronómica como
ecológica.
Existen ecoductos naturales, como el sistema de drenaje de una cuenca o las rutas de
migración de las aves, cuya conservación es prioritaria. Muchos de ellos han sido destruidos,
mejor dicho interrumpidos y, por tanto, sus utilidades han quedado reducidas. El impacto del
hombre sobre el sistema natural no sólo es consecuencia de la explotación, sino también del
entorpecimiento o ruptura del equilibrio necesario para el flujo de los materiales y la energía.
El hombre juega el principal papel en la formación del paisaje a través de sus actividades.
Los ecoductos deben ser considerados como elementos estructurales del paisaje y no como
ecosistemas, y por tanto como tales han de ser gestionados. La Planificación y gestión de los
ecoductos tiene como objetivo garantizar, al menos mantener, la conexión entre los distintos
elementos del paisaje y las características que lo estructuran, es decir:
El flujo de energía
El movimiento de los materiales
La circulación de las especies
El paisaje está formado por una serie de cajas negras o compartimentos que, cuanto más
interconectados estén, mejor será el movimiento y el aprovechamiento de los distintos
materiales a través de la cadena alimentaria. En él existen dos tipos de movimientos , uno
continuo y otro discontinuo. El primero lo protagonizan los materiales y la energía, el
segundo los animales y las plantas.
La fragmentación del paisaje disminuye las posibilidades de circulación, acumulación o
enriquecimiento de los distintos niveles tróficos, al retardar las transferencias a lugares
inaccesibles para los seres vivos y romper el ciclo continuo de la materia.
El flujo de energía, el ciclo de los nutrientes y la autorregulación son propiedades
esenciales de los ecoductos, y ninguno de estos procesos se presenta aisladamente.
Un ecoducto será eficaz si es eficiente energéticamente. De la misma manera que en los
ecosistemas, la componente visible de la energía radiante que llega a la tierra es la que pone
en marcha el proceso fotosintético de los componentes autótrofos, productores primarios, del
ecoducto. El destino de la energía incorporada por el nivel trófico inicial queda disponible
para los sucesivos niveles tróficos, herbívoros, carnívoros y descomponedores. Los
herbívoros, productores secundarios, son capaces de organizar el espacio, es decir de alcanzar
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formas de gran tamaño y de crear sistemas capaces de autorregularse. Los descomponedores,
al contrario, promueven la rápida degradación de la energía y mantienen una biomasa
relativamente pequeña.
En las sucesivas transferencias aparecen fuerzas de selección que frenan o retardan, de
manera no uniforme, el flujo de energía que circula a través del ecoducto, o pasa a las otras
entidades del paisaje, complicando su estructura y la de los organismos que lo ocupan.
Los ecoductos no facilitan la circulación de la energía sino que la retardan. Así, no
contribuyen a aumentar la fluidez del flujo de energía y la producción, sino que siguen la
tendencia general de la naturaleza, la reducción efectiva del flujo de energía relativo y de la
tasa de renovación en general.
El ciclo de la materia en un paisaje es más o menos cerrado. El complejo nutritivo no
mengua; de hecho, los nutrientes son concentrados en alguna etapa de la cadena y son
liberados al medio por los descomponedores, donde quedan disponibles para volver a usarse,
para reciclarse.
En los aninwles la movilidad modifica la probabilidad de interacción con individuos de la
misma especie o de otras especies y cambia las condiciones de competencia. Los animales
capaces de migrar sobre largas distancias pueden explotar sucesiva o alternativamente áreas
distintas y no comprometer su existencia como especie a la estabilidad de ninguna de ellas.
Semejante comportamiento amplía las posibilidades de vida de las especies. (Margalef, 1974)
La velocidad y aún la decisión para moverse de una especie guarda estrecha relación con
su capacidad real de movimiento o de transporte. Las aves migratorias se mueven por
ecoductos naturales, las rutas migratorias, que les dan una enorme capacidad de expansión.
Las posibilidades de expansión no hay que confundirlas con el aumento de área de
distribución. La capacidad de expansión de una especie está íntimamente relacionada con su
significado dentro de la estructura del ecosistema y, en particular, con su posición en la
sucesión ecológica.
El trazado de pistas es un problema de organización espacial de la comunidad (animal)
que ha sido poco estudiado, a pesar de su interés. (Margalef, 1974)
El movimiento de los animales sigue querencias, lugares o caminos preferidos, en las que
satisfacen sus necesidades alimentarias, y suelen deslindar un territorio que en la mayoría de
los casos es convexo: con una mayor frecuentación de la superficie alrededor de la guarida o
lugar de residencia habitual y menor de la de los bordes o extremos. Cuando aumenta la
densidad de población, los contactos aumentan en las fronteras y el territorio se comprime,
tiende a formas poliédricas, pero a la vez es más estable. Cada individuo necesita de un
espacio mínimo que guarda relación con el tamaño del animal y, en las aves, con la densidad
y el grado de estructuración de la vegetación. Pero, de la misma manera que sucede en la
sociedad humana, existen individuos que no tienen residencia fija, que deambulan y sólo fijan
el territorio cuando quedan huecos libres que ocupaban otros de la misma especie.
Es necesario aumentar diez veces la superficie para aumentar al doble el número de
especies. Darlington (1957).
Los ecoductos son importantes no sólo por la oferta de nuevos territorios para algunas
especies, sino por aumentar la superficie apta para las actividades de los individuos,
especialmente de los grandes vertebrados. Los animales, gracias a su movilidad, colaboran en
el sistema de transporte y de control global del paisaje.
Los ecoductos son una respuesta a la línea maestra de la intervención humana en el paisaje
que simplifica los ecosistemas, reduce el número de especies allí donde actúa, y confina a otro
gran número de especies a unas pocas áreas de supervivencia, eso sí, amparado por las leyes
de una mal entendida Conservación de la Naturaleza.
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Además, los ecoductos tienen gran capacidad de absorber alteraciones al actuar como
sumideros.Reestructuran el equilibrio perdido favoreciendo el concepto positivo de expansión
frente al negativo de extinción, siempre que los cambios ambientales no hayan sido tan
rápidos que hayan impedido la facilidad de migración y la posibilidad de encontrar refugios.
Los ecoductos pueden satisfacer las necesidades de expansión y movimiento de las
especies y mantener el flujo genético ante distintas poblaciones de una unidad de paisaje, al
ofrecer un nuevo tipo de ambiente que las ayuda a salvar las barreras que en otro caos serían
infranqueables. Añaden mayor independencia a las poblaciones, especialmente a los grandes
vertebrados, de los recursos que existen en las islas que conectan.
Los ecoductos son una forma muy elegante para abordar los problemas que se derivan de la
falta de organización en un paisaje, porque la reunión y composición de entidades diferentes y
separadas constituye un elemento de estabilización del conjunto del sistema.
Resumiendo, los ecoductos son adaptables, multifuncionales, y su aplicación es posible a
diferentes escalas. No son una panacea para las políticas de conservación de la naturaleza pero
representan un concepto de fácil comprensión y utilización.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
JENSEN, M., 1954. Shelter Effect: Investigations into the Aerodynamics of Shelter and its
Effect on Clima te and Crops. Danish Technical Press. Copenhagen
DARLINGTON, P.J., Jr., 1957. Zoogeography: The Geographical Distribution of
Animals. John Wiley and Sons, New York.
LEOPOLD, A., 1933. The Conservation Ethic. In Joumal ofForestry 31.
LITTLE, C.E., 1990. Greenways for America. Johns Hopkins University Press. Baltimore.
MARGALEF, R., 1974. Ecología. Ediciones Omega. Barcelona
NOSS, R.F., and HARRIS, L.D., 1986. Nodes, Networks and MUMs: Preserving diversity
at all scales. Environmental Management 10: 299-309.
PRESTON, F.W., 1962. The Canonical Distribution of Commonness and Rarity. Ecology
43: 185-215.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 1992. Diccionario de la Lengua Española. Madrid.
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