Música para la mente

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8 // CULTURAS // Del 30 de marzo al 11 de abril de 2006
(30)
FUERA DE LUGAR
SPOKEN WORD 2006. Dos imágenes del espectáculo de Justo Bagüeste.
PALABRA Y MÚSICA: FESTIVAL INTERNACIONAL DE SPOKEN WORD
Música para la mente
J
ESTEBAN HERNÁNDEZ
ello Biafra fue candidato a la
alcaldía de San Francisco
con propuestas electorales
tales como la ineludible obligación de que los hombres de negocios de la ciudad vistieran de payaso. También fue el líder de una
influyente banda punk, Dead
Kennedys, cuyas letras imaginativas, llenas de sarcasmo y fuego, de
inequívoco contenido social, retrataban los Estados Unidos post
Reagan. Lo que ahora hace sobre
un escenario pudo verse en Sevilla,
del 3 al 5 de marzo, dentro del festival internacional de Spoken
Word, celebrado en el teatro Lope
de Vega. Y se trata de una continuación lógica de aquel espíritu
irreverente, sólo que alterando el
orden de los factores: mientras
que en el rock la palabra queda
subordinada a la música, en el
Spoken Word es la música la que
se supedita a los textos.
El cartel del certamen incluía a
otros malditos de la música popular, como Richard Hell o Jarboe,
quienes también encontraron en el
género una salida a sus inquietudes
artísticas, ya fuera desde una vertiente más literaria (Hell leyó fragmentos de sus dos novelas) o desde
una orientación más gótica, con la
ex Swans narrando oscuras historias sobre cuerpos mutilados. Para
Silvia Grijalba, organizadora del
Festival junto a Javier Colis y
Antonio Álamo “muchos de los ar-
tistas que nos gustaban y que concedían importancia a las letras han
encontrado un nuevo camino en el
Spoken Word”. Asimismo, se sumaron a la experiencia voces nacionales, como Pablo Cobollo –“el descubrimiento del festival”, según
Grijalba–, Dogo y De la Rosa, Bruno
Galindo respaldado por Strand o El
Circo de la Palabra Itinerante.
La segunda edición del certamen
ha vivido un avance en cuanto a interés social en el género y, en consecuencia, en lo referido a afluencia de público, que en esta ocasión
“El Spoken se aleja
de los festivales de
poesía porque hay
prosa: suele centrarse
en contar historias”
llegó desde diferentes puntos de
la geografía española e incluso
desde Portugal. Posiblemente
porque el cartel poseía un doble
atractivo. Por una parte “había un
segmento de público, de 30 a 45
años, que acudió por la experiencia de ver a sus ídolos de juventud; pero hubo otro sector específicamente interesado en el
Spoken Word”, asegura Grijalba.
Han existido dos formas de enfrentarse al género. Mientras que
algunos trovadores rock, como
Patti Smith o Lou Reed, utilizaron
el recitado de textos poéticos sin
perder de vista el sonido, notablemente eléctrico, escritores como
Allen Ginsberg o William Burroughs se hicieron acompañar por
un fondo sonoro cuya simple función era acompañar las lecturas públicas de sus textos. El Spoken
Word suele estar más cerca de esta
segunda versión. Pero no descuida
la primera. Todos los participantes
(excepto Richard Hell, cuyo acompañamiento estaba pregrabado) sumaron a sus voces instrumentos en
vivo, diferenciando definitivamente
el género de las simples lecturas
poéticas. A lo que se sumaría, según la organizadora, el carácter
eminentemente narrativo de los textos: “El Spoken se aleja de los festivales de poesía porque hay prosa;
suele centrarse en contar historias”.
La novedad de esta edición fue la
traducción simultánea, a través de
una pantalla, de los textos que se
recitaban en escena, lo que permitió disfrutar en toda su extensión de
un género que supone una nueva
forma de acercar la creación literaria al público de masas, que ha sido
aprovechada por el lado más arty
del rock para abrir nuevos espacios.
O para continuar con lo de siempre
desde una nueva perspectiva. Bastaba con ver a Jello Biafra ataviado
de predicador o a Julián Cope revolcando su humanidad por las tablas mientras recitaba un poema
sobre los enterramientos megalíticos de Antequera para saber que
hay cosas que no cambian.
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