1 Diferencias en la producción oral del chino mandarín de la

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Diferencias en la producción oral del chino mandarín de la República Popular
China a partir del género de sus hablantes
Adriana Martínez González
Resumen: Breve panorama histórico de las diferencias en el habla de hombres y
mujeres en el idioma chino mandarín. Señalamiento de rasgos específicos del
variaciones de habla en función del género en el chino contemporáneo. Sugerencias
sobre adquisición de rasgos distintivos de género para estudiantes mexicanos.
Palabras clave: variaciones de habla por género, sociolingüística, pragmática.
Introducción
Un hecho ampliamente comprobado, tanto por los lingüistas como por los propios
hablantes de distintas lenguas, es que el habla de hombres y mujeres es distinta. Más
allá de las diferencias fisiológicas que provocan esta variación, existen razones
culturales que así lo determinan. Adicionalmente, los últimos estudios sobre el tema han
comprobado que “gran parte de las diferencias de tono entre los sexos son un proceso
socialmente adquirido” (Chan 1998: 36).
Entre los objetivos de los maestros de chino mandarín que enseñamos a estudiantes
mexicanos debe encontrarse el proveerles de todas las herramientas posibles para que su
habla sea lo más natural y aproximada posible a la de los hablantes nativos. Esto quiere
decir que, más allá de dotarlos con técnicas para lograr una pronunciación y unos tonos
casi indistinguibles de los de un nativo, de una sintaxis impecable y de un uso correcto
del amplísimo vocabulario del que consta este idioma, se debe incluir la enseñanza de
las costumbres y factores verbales y no verbales que les permitirán, no sólo producir
actos de habla correctos en chino mandarín, sino también adaptarlos al género al que
pertenecen para evitar cometer errores que pueden ocasionar la burla e incluso su
desprestigio ante sus interlocutores.
La enseñanza de elementos paralingüísticos, tales como, por ejemplo, las variaciones
del habla en función del género del hablante, prácticamente no son mencionadas en los
libros de texto para aprender el idioma mandarín. A lo más que llegan este tipo de
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publicaciones es a hacer un breve recuento cultural del papel de la mujer a lo largo de la
historia china, y esto, con sus bemoles, pues lo hacen de una manera tremendamente
general y centrándose en aspectos ya ampliamente estudiados y conocidos incluso por el
público general, tales como el vendaje de pies o el espacio reservado a las mujeres
dentro del hogar, pero sin mencionar las excepciones o los antecedentes del feminismo
chino, como la participación de las mujeres chinas en el movimiento Taiping, en la
rebelión de los Boxers, o sin resaltar la importancia del papel jugado por las mujeres en
el Movimiento del Cuatro de Mayo, que resulta fundamental para el posterior avance
que se dio durante el período Maoísta, durante el cual las mujeres pasaron del hogar al
área de trabajo, convirtiéndose así en “la otra mitad del cielo”. No obstante todos estos
avances y muchos más, como el surgimiento de gran número de mujeres empresarias de
las últimas décadas, existen, a la fecha, desigualdades tangibles entre hombres y
mujeres en la China continental. Prueba de ello son, por ejemplo, la reducida
participación de las mujeres dentro del ámbito político, las alarmantes cifras de
desequilibrio de géneros, o el regreso de la prostitución femenina que, sin lugar a dudas,
cosifica y mercantiliza a la mujer en función de su juventud y de sus habilidades para
insertarse dentro de un mercado de trabajo cuyo futuro siempre es incierto.
Retomando el tema del idioma chino mandarín, este ensayo tiene como fin presentar
una brevísima revisión histórica respecto a la forma en la que el idioma ha marcado las
diferencias y jerarquías entre los géneros, para posteriormente concentrarse en las
marcas que distinguen al habla contemporánea de hombres y mujeres. Más allá de los
fines descriptivos de este texto, se hará énfasis en la formulación de estrategias para
concientizar a maestros y alumnos respecto a dichas marcas de género, con el objeto de
que, incluso al iniciar las primeras clases de lengua china, éstas sean tomadas en cuenta
y formen parte del repertorio conductual y verbal del alumno de acuerdo con su género.
Una vez más, antes de dar inicio a este trabajo académico, deseo resaltar la importancia
que tiene la concientización de éste y los demás fenómenos paralingüísticos que
caracterizan al mandarín. A lo largo de mis intercambios con los alumnos que han
estado en China continental, he notado que muchos de ellos se dan cuenta de ésta y
otras deficiencias en su formación, y les genera frustración o molestia que, siendo
hombres, los tachen de afeminados, o que, en el caso contrario, siendo mujeres, las
califiquen de varoniles. Es por ello que hacia el final de la exposición haré una serie de
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sugerencias que pueden ser puestas en práctica en el salón de clases, además de otras
que invitarían a la revisión de los textos utilizados para impartirlas. Por último, deseo
resaltar el fenómeno de 娘娘腔, que se presenta con relativa frecuencia entre los
mexicanos que aprenden mandarín, pues la mayor parte de la planta docente está
constituida por mujeres, aunque no así los grupos de alumnos, que son heterogéneos.
Considero entonces pertinente enfrentar y proponer soluciones para evitar que los
alumnos cometan faux pas que les hagan perder cara ante sus interlocutores.
Estudio
Según el recuento de Marjorie Chan (1998), desde la década de los setentas se han
producido una gran cantidad de estudios respecto a las categorías de género y lengua en
idiomas indoeuropeos. Sin embargo, los ensayos sobre el mismo tema en chino
mandarín han tardado más en aparecer, y aunque su número aumenta día con día, son
pocos aún los que se publican en español y menos todavía los que tienen objetivos de
aplicación para la enseñanza dentro de las aulas.
El idioma es el espejo de la sociedad, y el chino mandarín no es la excepción. A simple
vista, la conformación de las palabras es un reflejo fiel de la organización social que
rigió a la China dinástica. En primera instancia, el dominio del género masculino está
claramente marcado por constituir siempre la sílaba inicial, mientras que el femenino se
encuentra invariablemente colocado en la sílaba final. Fan reitera que “un análisis de las
particularidades de las formas lingüísticas (del mandarín) señala que los rasgos del
patriarcado se encuentran integrados dentro de la propia estructura física del idioma”
(1996: 95). Algunos ejemplos claros de esta subordinación de lo femenino a lo
masculino se encuentran en palabras tales como 父母,夫妻, 兄弟姐妹,儿女, etc.
Incluso en frases supuestamente neutras, como 男女平等, el masculino precede siempre
a lo femenino, lo que indica que, ya sea por costumbre, o bien de manera inconsciente,
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los hablantes toman como “natural”1 que el género masculino preceda, por regla, al
femenino.
Por otra parte, son incontables el gran número de frases respecto al rol de las mujeres
dentro del hogar, como apoyo al esposo, y el papel del hombre fuera del ámbito
doméstico. Puesto que éste no es el tema central de este breve ensayo, será la memoria
del receptor quien recopile en su mente el gran número de ejemplos que ilustran este
hecho.
Una frase cuatrisílaba resume tanto las virtudes como los deberes de las mujeres según
el sistema confuciano: 三从四德. Las tres obediencias son las que la mujer debe tener
hacia su padre, esposo e hijos a lo largo de su infancia, matrimonio y viudez. Las cuatro
virtudes incluyen la moral, el habla correcta, una actitud modesta y la diligencia en el
trabajo. Deseo concentrarme en el término 妇言, pues trae consigo la idea de la pureza
al hablar, el evitar a toda costa el uso de palabras disonantes (incluyendo cualquiera que
pudiera contradecir el discurso de un varón) y la búsqueda de la convivencia harmónica,
particularmente importante en hogares en los que no se practicaba la monogamia, por lo
que los chismes y las envidias entre las mujeres podían poner en peligro la paz
doméstica. Era tal la importancia del 妇言 que su violación (al adoptar un tono
desafiante hacia los suegros o hacia las órdenes del marido) era incluso causal de
divorcio durante el período dinástico. Como resume Pan: “Sometidas a gran cantidad de
restricciones, es indudable que las mujeres chinas de la antigüedad no podían hablar
libremente” (2005: 387).
Entre las tres obediencias y las cuatro virtudes a la vida de las mujeres chinas actuales
media, al parecer, un abismo de distancia. No obstante, a pesar de los grandes cambios
“todavía hay diferencias entre la forma de hablar de las mujeres y de los hombres” (Pan
2005: 388).
Antes de describir los rasgos distintivos del habla de hombres y mujeres en China, me
permitiré mencionar las principales variantes que existen en el habla de ambos géneros
1
Las comillas son mías, pues considero pertinente que los lectores reflexionen sobre
esta categoría de pensamiento.
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en diversos idiomas, pues deseo establecer una correlación entre otras lenguas y el
mandarín. A grandes rasgos, se ha comprobado que en los idiomas hasta ahora
estudiados, el habla masculina se distingue por ser directa y asertiva, mientras que su
contraparte se caracteriza por ser indirecta y solidaria (Hudson 1996).
En chino mandarín, las diferencias de habla entre los géneros han sido descritas de la
siguiente manera: “El lenguaje de los hombres se caracteriza por ser directo, poco
emocional; educado y elegante en ocasiones formales, pero en situaciones informales se
vale del uso de una pronunciación no estandarizada, expresiones vulgares y populares
que se asocian con el tipo de lenguaje de la clase trabajadora y que tienen connotaciones
rudas y masculinas. En contraste, el habla de las mujeres se caracteriza por ser indirecta,
emocional, llena de circunloquios, locuaz y suave” (Pan 2005: 388).
Un rasgo que se repite en distintas lenguas -entre ellas el mandarín- es la preferencia de
las mujeres por el uso de formas de prestigio al hablar. Este hallazgo ha sido tan notorio
que después de los estudios de Labov (que analizaba idiomas como inglés, español y
mandarín), se le ha llegado a considerar como una regla, hasta llegar al punto de
contemplar su inclusión entre los universales del lenguaje de Greenberg. Dicha norma
ha sido descrita del siguiente modo: “Patrón de género/prestigio.- en una sociedad en la
que hombres y mujeres tengan igual acceso a una forma estándar, las mujeres utilizarán
las variantes estándares por encima de cualquier otro elemento estable, esta regla
aplicará sin importar el estrato social al que pertenezcan los hablantes. Las mujeres
utilizan con mayor frecuencia las formas de prestigio que los hombres” (Hudson 1996:
195).
Se han realizado diversos estudios para explicar la existencia del patrón de
género/prestigio. En lo personal, abogo por la explicación de estatus, en la que el
lenguaje de prestigio y el estatus social se vinculan. Dicha teoría afirma que: “Las
mujeres pasan, por lo general, su vida dentro del ámbito familiar, y tienen menos
oportunidades de “obtener2” un estatus social a través de su trabajo. En lugar de esto,
ellas reivindican su estatus con la ayuda de símbolos que están arbitrariamente
relacionados con el estatus masculino, por ejemplo, a través de variables lingüísticas. El
2
Las comillas no son mías, son del autor.
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habla de prestigio es entonces el sustituto femenino de un trabajo prestigioso, una forma
de establecer su posición dentro de la sociedad y la razón por la que existe una forma
lingüística de prestigio es porque es la utilizada por los hombres de estatus elevado”
(Hudson 1996: 196).
Si se toma en cuenta que a lo largo de la historia china el número de escritoras es más
que escaso, y que reglas tales como 三从四德 fueron pergeñadas por hombres, además
de que entre las cuatro virtudes se incluye la del 妇言,es comprensible que, hasta el
día de hoy, las mujeres chinas sigan adhiriéndose a esta regla confuciana, pues a pesar
de los grandes cambios presentados durante el Maoísmo y el período de Reforma y
Apertura, lo cierto es que la influencia confuciana continúa siendo una realidad
innegable dentro de la sociedad china. En otras palabras, la adopción de formas de
prestigio entre las hablantes chinas respondería a un pasado que sigue teniendo un gran
peso sobre el presente.
Recapitulando los párrafos anteriores, podemos decir que actualmente existen dos
razones por las que las hablantes de chino mandarín dan preferencia a las formas de
prestigio sobre sus variantes dialectales, regionalismos, giros y variantes tonales que las
vinculan con su hogar de origen. La primera, 妇言, es una adhesión a un cierto
estándar dictado por el patriarcado que sigue vigente a la fecha. La segunda es un
esfuerzo, consciente o inconsciente, de elevar su estatus social y sus ingresos, pues es
bien sabido que los establecimientos con personal de servicio se niegan a contratar a
personas que tengan lenguaje o actitudes que podrían ser calificados por los clientes
como 土.
A continuación analizaremos el efecto que ha tenido la adopción de las variantes de
prestigio por parte de las hablantes contemporáneas de chino mandarín. La flexibilidad
lingüística exhibida por las mujeres ha tenido como consecuencia resultados específicos
en el aspecto laboral. Tanto en China continental como en Taiwan prevalecen las
presentadoras de noticias, pues la facilidad que ellas tienen para adoptar las formas
estandarizadas del idioma las convierte en instrumentos de difusión del proceso de
unificación y estandarización del idioma llevado a cabo por el gobierno con el fin de
mantener la unidad nacional a través de la lengua. Esto contrasta enormemente con las
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sociedades anglosajonas y mexicana, en las que los presentadores de noticias suelen ser
varones a los que se asocia con figuras de autoridad. Vemos entonces que la adopción
de este patrón de prestigio abre el campo laboral de las mujeres hacia las áreas de
comunicación e interpretación, es decir, a convertirse en voceras de la autoridad (Chan
1998).
Por otro lado, la historia china abunda en ejemplos de líderes regionales, siendo entre
ellos el más destacado Mao Zedong, quien nunca abandonó su marcado acento hunanés.
Además de haber constatado más arriba la negativa de los hombres a abandonar el
acento de su terruño, pues no lo necesitan para obtener el prestigio que les viene dado
por su propio género, es importante mencionar que el pueblo identifica a sus líderes
como sus representantes regionales, por lo que aprecia y apoya a aquellos cuya voz,
acento, entonación, giros y regionalismos corresponden a los de su tierra. Chan
confirma que: “el poder y el prestigio de los líderes nacionales chinos jamás ha
disminuido por un putonghua con un acento regional muy marcado” (1998: 37). Un
derivado lógico de esto es que las mujeres que hayan adoptado formas estandarizadas y
de prestigio en su habla dejen de ser consideradas como representantes populares,
además de que la tradición confuciana prohíbe la participación de la mujer en la
política, pues considera que su intromisión en este campo provoca caos. En suma, desde
el punto de vista lingüístico, las mujeres chinas aún no han encontrado mecanismos que
les permitan ascender a la escena política, aunque sin duda su voz forma y educa dentro del discurso oficial- a las siguientes generaciones.
Otra de las diferencias entre el habla de hombres y mujeres sinoparlantes es el tono de
voz. La de los hombres “se asocia con la fuerza y los tonos bajos, mientras que la de las
mujeres tiende hacia la juventud y la inmadurez, la calidez, el respeto y, en ocasiones,
hacia la timidez o incluso hacia la petulancia. Más aún, mientras la voz femenina
enfatice más su artificialidad, dará una sensación de ternura y calidez, lo que la hará
perder autoridad. Por el contrario, si la voz de un hombre es profunda, templada y
calmada, dará la impresión de poseer autoridad” (Chan 1998: 39).
Si bien encontramos similitudes entre las expectativas respecto a las cualidades de las
voces masculinas entre los hablantes chinos y los mexicanos, también encontramos
diferencias, pues lo que es deseable para las mujeres mexicanas que desean parecer
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atractivas para sus parejas (que es hablar en voz baja), es muy distinto de las estrategias
adoptadas por las mujeres chinas, quienes optan, ya sea por sonar 温柔, ya sea por hacer
uso del 撒娇.
Es importante mencionar aquí que una de las mayores dificultades que enfrentan los
hispanohablantes al estudiar chino es el dominio de los tonos. Muchos de los
estudiantes principiantes optan por falsearlos, esperando así obtener el resultado
deseado, sin embargo, lo que logran es sonar tremendamente afeminados (娘娘腔). Este
fenómeno es más notorio aún entre los estudiantes varones, quienes al hacer un gran
esfuerzo por mejorar sus tonos terminan cometiendo un error que los pone en ridículo.
Ante esto sugiero que se haga una revisión de las grabaciones y se hagan a dos voces,
una masculina y una femenina y que de ahora en adelante los libros de enseñanza sean
grabados de la misma manera, pues muchas veces los estudiantes varones carecen de un
ejemplo claro a seguir, pues tanto su maestra como la voz de la grabación son
femeninas.
Por su parte, las mujeres no están exentas de cometer errores en cuanto a tonos ni
pronunciación, pero tienen mayor número de oportunidades, tanto en clase como a
través de los libros de texto, de escuchar voces femeninas que les pueden servir de
modelo.
Evidentemente, ambos géneros mejorarían su chino si se expusieran con cierta
frecuencia a la escucha pasiva de algún programa de radio o televisión de su interés,
narrado por una voz que corresponda a su género.
Más arriba se ha mencionado que, según aseveran los lingüistas, las hablantes de
distintos idiomas tienden a usar un lenguaje emotivo, indirecto e incluyente. Las chinas
no son la excepción, y para ello recurren a una serie de recursos que se enumerarán a
continuación:
1. Expresiones que limitan su responsabilidad: 我看, 好像, 可能。
2. Mayor uso de superlativos que los hombres: 看到你真是太高兴了。
3. Mayor uso de interjecciones que los hombres: 哎呀, 疼死我啦!
4. Mayor uso de partículas auxiliares: 他吧,身体不太好.
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5. Mayor uso de estrategias de sugerencia: 这本书真好看, 不是吗?
6. Uso del pronombre 人家, que actualmente es frase de prestigio del habla de las
mujeres.
7. Uso de ciertos vocablos “típicamente femeninos”: 可爱, 讨厌!
Los hablantes varones nativos de chino mandarín evitan a toda costa el uso continuo de
los recursos que se acaban de mencionar arriba, pues se les considera típicamente
femeninos. Por supuesto, no están exentos de utilizarlos ocasionalmente, pero el exceso
haría que fueran tachados de 娘娘腔。
Como ya se ha mencionado, el principio de 妇言 continúa estando presente. A la fecha
es mucho más común escuchar a los varones chinos diciendo procacidades, o utilizando
un mayor número de términos de slang que las mujeres. Esto contrasta con los hablantes
mexicanos, especialmente los más jóvenes, para quienes el uso de palabras altisonantes
es casi sinónimo de expresión verbal, incluso entre las mujeres jóvenes y jovencitas, que
no tienen ningún inconveniente en usarlas, ni en que se les llame con apelativos
malsonantes. Es entonces pertinente señalarles a los alumnos ávidos de aprender slang
que su uso no es correcto en situaciones formales, como en el ámbito laboral, y que
deben dejar ese campo semántico para la convivencia con sus amigos chinos más
íntimos, especialmente en el caso de las mujeres, pues el simple hecho de ser
extranjeras y utilizar términos del bajo mundo pone en entredicho sus intenciones.
Por lo que respecta a la adquisición de las estrategias y variantes de género arriba
mencionadas, recomiendo a los docentes explicar de manera detallada o bien pedir a los
alumnos que investiguen términos con un uso muy marcado por cierto género, como
讨厌. Asimismo, les sugiero insistir a los estudiantes cuáles son los términos del
vocabulario
más utilizados por uno u otro género. Por supuesto, no está de más
complementar la clase con vídeos breves y contemporáneos que ilustren mejor el uso
del léxico y los gestos y las actitudes que los acompañan.
Conclusiones
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A lo largo de este texto se ha presentado un breve panorama diacrónico del idioma
chino mandarín desde el punto de vista de género. También se han enumerado y
ejemplificado algunas de las diferencias entre el habla de los hombres y la de las
mujeres chinas. Se ha puesto énfasis en el hecho de que el patrón género-prestigio se
presenta en chino mandarín, y en las implicaciones que esto ha tenido en el ámbito
laboral para las mujeres chinas. Por último, se han propuesto algunos mecanismos
sencillos para evitar que, en la adquisición del mandarín como lengua extranjera, los
alumnos cometan errores que son evitables siempre y cuando se cree una conciencia
lingüística respecto a estos fenómenos desde los primeros niveles de estudio. Más aún,
deseo enfatizar que éste no es, en absoluto, un estudio completo sobre este fenómeno
tan vasto, y que aún hay mucho que decir al respecto.
Estoy firmemente convencida de que el desempeño del alumno es producto de su
esfuerzo personal y del de sus maestros, y que mientras más capacitados estemos como
docentes y más dispuestos estemos a difundir nuestros conocimientos, lograremos
mejores resultados en nuestros estudiantes. Temas como el de este ensayo no tienen por
qué quedarse restringidos a las conferencias, sino que deben impactar directamente
sobre la reedición o redacción de nuevos libros de texto y en el mejoramiento continuo
de nuestra propia conciencia del idioma como hablantes no nativos que somos. Gracias.
Bibliografía
Chan, M., Gender Differences in the Chinese Language, Proceedings of the Ninth North
American Conference on Chinese Linguistics, 2, 1998, 35-52.
Fan, C., Language: Gender and Chinese Culture, International Journal of Politics,
Culture and Society, 10,1, 1996, 95-114.
Pan, L.T., Estatus social, papel y lenguaje de las mujeres chinas, Estudios de Asia y
África, XL, 002, 2005, 379-394.
Hudson, R., Sociolinguistics, Beijing, Foreign Language and Teaching Press, 1996,
284.
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