CELEBRANDO, EN CARACAS, LA FIDELIDAD DE DIOS 50 AÑOS SIENDO TESTIGOS DE LA COMPASIÓN DE DIOS. El día 29 de setiembre celebrábamos en Caracas los 50 años de vida en La Congregación de 4 hermanas: Mari Carmen Durana, Josefina Roiz, Trini Simal y Mary Zurita, rodeadas de algunos familiares y amigos, más bien “hermanos y hermanas” con los que hemos compartido trabajos, proyectos, VIDA, a lo largo de los años que llevamos en Venezuela, y acompañadas por los mensajes y llamadas de tantas Hermanas de la Compasión La celebración fue precedida de cuatro días de Retiro, a lo larg o de los cuales fuimos haciendo memoria del paso de Dios por nuestras vidas y compartiendo esa experiencia al terminar cada jornada. Ha sido hermoso poder recordar juntas el camino que juntas comenzamos en Ciordia… y agradecer al Señor cómo ha ido conduciendo la vida de cada una de nosotras. Agradecerle, llenas de alegría, todo lo que nos ha permitido vivir el ser “Hermanas de la Compasión”, así como las hermanas y hermanos que fue poniendo en nuestro camino. En nuestra experiencia había elementos comunes: Una llamada del Señor a seguirle, familias cristianas que comprendieron nuestra decisión y no pusieron obstáculo. La sencillez de las Hermanas Compasionistas que conocimos…, y sobre todo el carisma de la Congregación que nos cautivó. Congregación que se hacía presente en lugares donde no existía la presencia de Vida Consagrada…, en pueblos pequeños y barrios obreros; siempre entre los pobres y necesitados, sin protagonismos, “como espigadoras en los campos del Padre de Familia” como dice nuestro Fundador. Los años de Formación Inicial los vivimos juntas. Luego nuestras vidas trascurrieron por distintas comunidades y lugares: España, Francia, Alemania, Venezuela, Camerún, Perú…, pero para todas ha habido dos elementos que nos han marcado: El Concilio Vaticano II y todo el proceso de renovación que a partir de ahí se da en la Vida Religiosa, y por supuesto, también en la Compasión. Se abren puertas y ventanas… Nacen y proliferan las pequeñas comunidades de Religiosas insertas en los barrios periféricos de las ciudades, en el mundo rural... como contrapunto a las Comunidades más numerosas de los Colegios, las Residencias de Ancianos, de Obras Sociales, de colaboración con otras Congregaciones… Comunidades de “inserción”, las llamábamos, con más posibilidades de vivir la fraternidad, con su propio Proyecto Comunitario, en el que priorizábamos las relaciones entre nosotras y con el entorno, como manera de ir haciendo presente el Reino. Fue aquella una privilegiada época que nos permitió crecer en responsabilidad personal y comunitaria. El otro elemento: el envío misionero a otro país. Las cuatro que celebramos los 50 años de Profesión en la Compasión, actualmente vivimos fuera de nuestro país de origen desde hace mucho tiempo: Josefina varios años en Alemania con emigrantes españoles, 34 años en África, más tarde en Francia y desde hace dos años en Venezuela. Trini 41años en Venezuela. Mari Carmen 17 años en Venezuela donde llegó a punto de su jubilación Mª Justa 37 años en América Latina, entre Perú y Venezuela. El estar en estos países para nosotras ha sido una gran riqueza, nos ha abierto horizontes y nos ha enriquecido, de manera especial, el conocer y compartir con otras culturas. La presencia de la Congregación no ha sido numerosa y es por eso que nos hemos sentido apoyadas, acogidas y acompañadas por la gente de nuestros barrios y por hermanos y hermanas de otras Congregaciones. Podemos decir que hemos vivido y vivimos una relación fraterna y de mutuo apoyo, compartiendo proyectos y búsquedas. Personalmente, Venezuela ha sido para mí el lugar en el que he visto realizada mi llamada a trabajar en el mundo obrero. De “manos” de la JOC, de sus militantes y exmilitantes, he compartido la vida obrera, sus luchas, esperanzas y valores, descubriendo juntos la presencia del Señor en ella, y he arrimado mi granito de arena para que sea una realidad el deseo de Jesús: “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Juan 10,10 Mi tiempo de trabajo con la JOC me permitió compartir la vida de muchas familias venezolanas y así conocer mejor a este pueblo con el que hoy comparto feliz mi vida, y experimento que es una realidad lo que nos dice Jesús: “… Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno…” Mc 10,28-31 No hay duda de que nuestros corazones están llenos de rostros y nombres de hermanas y hermanos importantes en nuestro caminar… y hoy podemos, en verdad, seguir cantando: Y aún seguimos enamoradas de tu persona y de tu proyecto y aún reímos y aún cantamos tan obstinados de un mundo nuevo. Y no puede quedar duda de qué persona y de qué proyecto: JESUS. Mª Justa Zurita cc