Dr. HEBER JOSÉ RODRÍGUEZ SILVA (1933-2010) El jueves 5 de agosto de 2010 falleció el Prof. Dr. Heber José Rodríguez Silva. Había nacido en Tacuarembó el 11 de setiembre de 1933, ingresando al SMU en enero de 1960, y graduándose luego en agosto de 1963 como médico. Recorrió numerosos cargos asistenciales y docentes, destacándose su presencia durante largos años en el Servicio de Puerta del Centro de Asistencia del SMU, en la Clínica Médica y Semiológica, en el Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas, desde lejanos tiempos, y en la Sociedad Uruguaya de Cardiología. Hermano menor de Héctor Rodríguez, un destacado militante sindical, que supo ser obrero textil y dirigente de su gremio y de todos los trabajadores, además de periodista y sólido conductor en tiempos difíciles, fue también Heber Rodríguez un militante sindical entre los médicos, de bajo perfil. Enseñó con generosidad, pero sobre todo con su ejemplo. De ánimo fraterno y afectuoso, su amplia sonrisa y paso rápido eran los que le permitían abrir puertas y corazones. Fue un referente para muchos cardiólogos jóvenes, porque trasmitía la esencia de las viejas enseñanzas que venían de los grandes maestros junto a quienes se formó, como Pablo Purriel y Jorge Dighiero. Nada mejor para recordarlo que transcribir el homenaje que la Sociedad Uruguaya de Cardiología le tributó en el 2006 para celebrar una feliz iniciativa suya, la creación del Día del Cardiólogo, que se recuerda cada 8 de setiembre, desde el 2006. Que sin duda será un motivo más para perpetuar su memoria. He aquí las palabras pronunciadas por el Dr. Gerard Burdiat, en esa ocasión, publicadas en Rev Urug Cardiol 2006; 21: "El presagio feliz de un hombre majestuoso y soñador que recogiera de inmediato una idea inconclusa, la de la creación del Día del Cardiólogo, está aquí vivo y presente, y ojalá eterno como le auguramos.Este Día del Cardiólogo podemos hoy festejarlo gracias al empeño de un colega a quien la Sociedad Uruguaya de Cardiología quiere brindarle su reconocimiento. Nacido de cuna humilde, lejos de la capital y en el seno de una familia muy numerosa, creció y realizó sus primeros estudios en su terruño natal, Tacuarembó, donde fue forjando su personalidad. De allí y en una época en que no era fácil bajar a Montevideo, llegó un joven entusiasta, pujante, lleno de esperanzas, decidido a cumplir su propósito de convertirse en médico, logro que obtiene en la década de 1960. Excelente alumno, culmina sus estudios de cardiólogo y forja una brillante carrera docente, primero en la Clínica Semiológica, alcanzando el grado de Profesor Adjunto, e incursionando luego en dos especialidades simultáneamente, la cardiología y la emergencia, llegando a ser Profesor Agregado de ambas. Treinta y tres años de docencia y unos cuantos más en su carrera profesional, testimonian una gran vocación de servicio y su comunión con la medicina. El último cargo docente lo mantuvo en el Departamento de Cardiología y fue allí donde lo conocimos, con su característica bonhomía, sencillo, práctico, sin esconder nada, dispuesto a brindar a sus alumnos todos sus conocimientos. Es así que siempre estaba rodeado de jóvenes seguidores, voraces de aprendizaje. Luchó para que la cardiología tuviera un lugar destacado y reconocido dentro de la medicina, tratando de ponerla en el sitial que merecía, integrando comisiones directivas de nuestra Sociedad primero y luego presidente de la misma en dos períodos, en los años 1980 y 1984, y siguió luchando siempre, dispuesto en todo momento a dar una mano a quien la necesitara. A este hombre sencillo pero virtuoso, conocedor del espíritu humano, sabedor de la importancia de la camaradería entre sus pares, gestor de este día, que con su magnífica idea nos ha permitido a los cardiólogos confraternizar con los profesionales de ramas afines a nuestra especialidad, con la industria farmacéutica y empresas vinculadas a nuestro quehacer cotidiano, es a quien hoy la Sociedad Uruguaya de Cardiología y todos los presentes queremos rendirle un cálido homenaje y un eterno agradecimiento a través de un también sencillo reconocimiento. Este colega es el Dr. Heber Rodríguez Silva y, en primer lugar, la Sociedad Uruguaya de Cardiología lo nombra socio honorario. En segundo lugar queremos hacerle entrega de una plaqueta que testimonia este acontecimiento, para lo cual invitamos a todos aquellos colegas que fueron sus alumnos a estrecharlo en un fraternal abrazo". Llegue a sus familiares, colegas, compañeros y amigos, el sentimiento de solidaridad por esta lamentable pérdida. Sin duda, él fue uno de los grandes médicos uruguayos entre los dos siglos. Que descanse en paz. Dr. Antonio L. Turnes 15 de agosto de 2010